Herencias y exigencias. Usos de la memoria en los proyectos políticos de América Latina y el Caribe (1959-2010)
La conflictiva y nunca acabada disputa por las memorias en América Latina
os números previos de esta serie de dossiers fueron dedicados en mayor medida al abordaje de algunos de los temas que han copado con recurrencia el trabajo en torno a la(s) memoria(s) en América Latina y el Caribe: movimientos armados, luchas populares y represión estatal. El título seleccionado para este último número de la serie hace alusión a una de las aproximaciones propuestas por el pensador germano-chileno Norbert Lechner sobre la política: la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado. Aun cuando el propio Lechner dedicó parte de sus reflexiones a la memoria, especialmente en el ocaso de su vida, en este caso retomamos uno de sus asedios teóricos sobre la política (y lo político) porque nos parece que la construcción de la(s) memoria(s) en el ámbito más cotidiano y de carácter más procesual no es menos política e importante, y hemos considerado que resulta el elemento común a los textos seleccionados para esta última entrega. En efecto, la disputa por la(s) memoria(s) tiene como campo de batalla de largo aliento, espacios habitualmente institucionalizados como el patrimonio cultural (museos o monumentos), el ámbito educativo, los relatos mediáticos; pero también el espacio vivido, como los lugares de memoria (o de olvido), el habla, la cultura misma. Se trata entonces de una disputa que puede ser capturada en el pasado reciente, pero que nos atraviesa en el presente mientras es reelaborada y que está vinculada con el devenir social de nuestra región marcado por distintas y en ocasiones extremas expresiones de violencias visibles, o soterradas.
El texto que abre el presente número lleva por título “Hacer visible, hacer legible: Consideraciones sobre la memoria de la dictadura en el marco de un espacio institucional” de Maira Mora, quien lleva a cabo una reflexión sobre el debate social y político en torno a la construcción de memoria en el Chile Post-dictatorial. Este ejercicio es realizado a propósito de la experiencia del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, instaurado a finales del primer mandato de Michelle Bachelet (2010) y en el que se aborda el periodo que inicia con el golpe militar al gobierno de la Unidad Popular en septiembre de 1973 y que continúa con la Dictadura que se prolongará hasta 1990. La autora, nos remite a la controversia que se dio en el país andino por el significado atribuido a este periodo con la instalación del museo y que señalaba la posibilidad de edificar una memoria oficial que lo caracterizaría como una ruptura institucional histórica dentro de Chile, responsable de un periodo de violencia de Estado innecesaria e injustificable. El intento de construir una versión oficial sobre un episodio que polarizó de tal manera a la sociedad chilena, sirve para adentrarnos a la discusión sobre los conflictos inherentes que conlleva la tarea de construir memoria(s), de manera especial cuando se establece la tensión entre la(s) memoria(s) colectiva(s) y aquellas institucionalizadas.
Profundizando con esto último que señalamos, el dossier continúa con el artículo de Donovan Hernández “Actos de la nación. Conmemoración, identidad y representación: análisis del Bicentenario mexicano”. En este se aborda la reelaboración contemporánea y desde el poder en México, en torno a nociones como soberanía, independencia, unidad nacional o identidad, a propósito de la rememoración de doscientos años de la Independencia de México y cien de la gesta revolucionaria, en el año 2010. Partiendo de una elaborada apuesta teórica, analiza la conmemoración del Bicentenario mexicano, en particular del desfile alegórico que representó distintos momentos de la historia de México y del mapping que tuvo lugar en la fachada de la Catedral Metropolitana. De esta manera Donovan Hernández problematiza la exaltación y glorificación de un pasado que se presenta conflictivo y que intenta ser reorganizado/resignificado para aparentar ser armonioso. En esta clase de ritos el autor vislumbra una producción de sentidos que definen a la nación y a sus sujetos en la actualidad, pero a partir de la negación de porciones clave de su población: de las mujeres por la implementación de lo que denomina un “masculinismo soberanista” y de sus pueblos indígenas quienes resisten en el presente pero son traídos a cuenta como un resabio del pasado y de las gestas de lucha que conformaron a la nación.
Por su parte Alejandro López de Lara Marín en el texto “La construcción de lo nacional en la escuela: Espacio en disputa” examina desde una perspectiva histórica latinoamericana, el proyecto nacionalista que se establece en los espacios educativos, especialmente en los de enseñanza básica y que también es objeto de disputas. A partir de ello, señala tres elementos para la conformación de una identidad nacional hegemónica: edificación de sistemas educativos, los himnos nacionales y la bandera. De esta forma, el himno nacional constituyó un recurso importante de construcción de la identidad colectiva al remitir a valores históricamente determinados como la heroicidad, la propia idea de la unidad nacional, o bien, en lo que se refiere a aquellos compuestos a fines del siglo XIX bajo la égida del positivismo, al inocular en la población nociones como orden y progreso. A continuación, dedica una parte del artículo a las disputas internas que tuvieron lugar en México entre sectores conservadores y aquellos afines al proyecto pos revolucionario (en especial durante el régimen de Lázaro Cárdenas), hasta el agotamiento de este en la década de los años cuarenta. A partir de ese momento y con el inicio de la Guerra Fría, los sentidos en torno al nacionalismo tendrán que ser adecuados para resultar afines al bando anticomunista. El artículo cierra señalando el carácter de historia y memoria como disputa y actualización de la lucha de las y los oprimidos, incluso si esto implica resignificar algunos de estos símbolos de la nación.
Un contrapunto interesante en este dossier está plasmado en el artículo de Juan Ernesto Moreno Soto que lleva por título: El poder de la memoria. Elaboración y uso del testimonio para la resistencia en América Latina. En este, además de una necesaria especificación del testimonio como forma narrativa particular, desarrolla el carácter que adquiere dicho género en América Latina con posterioridad al triunfo de la Revolución Cubana y del papel que adquiere en ese sentido, el Premio Casa de las Américas de la misma institución cultural. El texto plantea que a partir de esta peculiar “institucionalización” del testimonio, este se convertirá en un recurso de la izquierda latinoamericana para dar a conocer ideas, planteamientos y contenidos ideológicos en toda la región.
El texto que cierra este último dossier Herencias y exigencias. Usos de la memoria en los proyectos políticos de América Latina y el Caribe (1959-2010) corre por cuenta de Rigoberto Reyes Sánchez y tiene por título: “Pol Pot camina por los Andes. Sobre la construcción periodística de la masacre de Lucanamarca y sus efectos en los usos políticos del pasado”. En el artículo se lleva a cabo una reflexión sobre los usos públicos del pasado que son establecidos a través de una pedagogía de la memoria fundamentalmente basada en acontecimientos como golpes militares, asesinatos políticos o masacres. Cuando estos se convierten en actos “hegemónicos y ejemplarizantes” tienden a ocultar procesos y a conformar versiones simplificadoras y polarizadas. A contramano de ello el texto establece de manera genealógica, cómo es que se disputa la construcción del relato en el momento que tienen lugar los acontecimientos, a partir de la elaboración cotidiana de los sucesos considerados noticiosos. En este caso, a partir del intrincado proceso de elaboración de memoria en un lugar específico, el epicentro de la lucha del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL): Ayacucho; en un momento de definición histórica para aquel país y en el marco de una violencia atroz. De esta forma, Rigoberto Reyes nos muestra cómo se produce una cierta versión oficial de un acontecimiento, al aislarla del contexto previo y posterior, a través de una construcción periodística que tiene su propia marca ideológica y que puede ser incluso “petrificada” si se incorpora a los museos y a los dispositivos de memoria institucionalizada.
Es así que invitamos a leer los artículos de este número poniendo énfasis en el carácter procesual de la disputa por la(s) memoria(s), así como en el sentido político que tienen y que redefinen en el día a día, nuestro presente. Y porque pueden ser todavía, una herramienta de lucha para detener la catástrofe.
Coordinadores: Rigoberto Reyes Sánchez, Yllich Escamilla Santiago y David Barrios Rodríguez
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