Educación y desarrollo humano de los pobladores del recinto Puerto el Morro: Hacia una educación con proyección en el desarrollo socioeconómico comunitario local o territorial

Education and human development of the inhabitants of the Puerto el Morro campus: Towards an education with a projection in the local or territorial community socioeconomic development

Educação e desenvolvimento humano dos habitantes do campus de Puerto el Morro: Para uma educação com uma projeção no desenvolvimento socioeconômico da comunidade local ou territorial

Alex Tapia Ubillús

 

Introducción

El Ecuador no es ajeno a los cambios que ocurren en el contexto internacional por lo que busca promover el desarrollo humano de sus pobladores mediante la implementación de una política económica, social y educativa que dé respuestas efectivas a las necesidades de su población y que asegure el logro del modelo social escogido.

En este contexto, el proceso educativo desarrollado en las comunidades rurales tiene especial importancia  para el Estado Ecuatoriano por cuanto en ellas reside un importante número de personas que se dedican a la explotación de especies endémicas (cangrejos y conchas), actividades que se realizan la mayor parte del tiempo sin el empleo de adecuadas herramientas y con una clara afectación del hábitat.   En el Ecuador, la protección del medio ambiente y la concepción del desarrollo humano sostenible son dos asuntos complementarios, lo que implica un tipo de desarrollo en el que se aspira al crecimiento armónico de la actividad productiva y social, sin poner en peligro las posibilidades de supervivencia de las generaciones venideras, lo que requiere de la puesta en común de voluntades tanto en el sector público como en el privado, y de acciones políticas económicas científicas y educativas rigurosamente alineadas.   

La investigación realizada por Montesdeoca (2017) señala que entre los problemas fundamentales del área protegida Recinto Puerto el Morro están: las limitadas oportunidades de trabajo para la población que allí reside, el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del ambiente. Estas condiciones se repiten en otras zonas protegidas tales como la reserva Península de Santa Elena y la de Churute.  

Si revisamos las prácticas de conservación de nuestros vecinos Perú y Colombia (García, 2010);  Gálvez (2015) rápidamente advertiremos los continuos y profundos cambios que han tenido lugar en estas naciones en materia de protección de las zonas marinas protegidas y sobre todo por la atención al desarrollo humano de las personas residentes en dichos sitios, por lo que es imperativo que el Ecuador adopte en el medio rural y de manera particular en las zonas marinas protegidas una nueva visión pedagógica que no se limite a enseñar lo concerniente a la naturaleza, sino enseñar desde la naturaleza, lo que implica que se debe educar utilizando la naturaleza como recurso educativo; en otras palabras se debe de educar para el medio ambiente.

Imagen 1. Foto del autor
Imagen 1. Foto del autor

La concepción de la naturaleza como una fuente inagotable de recursos a nuestro servicio debe dar paso a la concepción de un ecosistema frágil que tiene sus propias exigencias que hay que respetar en nuestro propio interés; se trata entonces de un nuevo entendimiento de las relaciones del ser humano con el entorno.

La formación de las comunidades rurales posee carácter estratégico para el Estado cuando es aplicada de manera organizada y sistémica, mediante la cual las personas adquieren y desarrollan conocimientos y habilidades específicas, pero también aprenden a valorar su entorno físico y humano y como consecuencia deciden protegerlo.  

Durante los últimos años, la experiencia formativa en las asociaciones y operadoras  turísticas del Recinto Puerto el Morro ha recibido un importante respaldo por parte del Ministerio del Ambiente y otras instituciones públicas, lo que ha permitido el logro de algunos resultados positivos reflejados en el cuidado del ecosistema y en la regulación de las actividades de explotación de los recursos faunísticos de la zona; no obstante ello, la mayoría de veces la formación continua sigue siendo concebida más como una alternativa para suplir deficiencias o vacíos que como una herramienta de transformación social encaminada a la formación integral del ser humano con proyección visible en el desarrollo socioeconómico comunitario local o territorial y por ende, como factor generador de una mejor calidad de vida de la población.

A pesar de los logros alcanzados en esta materia, la crítica generalizada en torno a la formación de la población rural plantea entre otras, las siguientes cuestiones:

La calidad de la educación rural sigue siendo deficitaria y es poco atendida por el Estado.

La educación rural no ha logrado articular funcionalmente la comu­nidad con la educación.

Las condiciones físicas para la formación rural son muy precarias.

Las propuestas educativas en el sector rural se desarrollan sin tener en cuenta las realidades contex­tuales y, por ende, las expectativas de formación de las comuni­dades y demás actores del sector, por ello, la educación rural no ha dado muestras de ser un factor importante de desarrollo local o regional, mucho menos nacional.

 

Marco Teórico

La discusión sobre la calidad educativa en el contexto de la formación para el traba­jo rural se ha vuelto sugestivamente interesante en tanto se está referenciando a un espacio de desarrollo humano estrechamente vinculado al bienestar de las personas que desarrollan actividades productivas  en condiciones de precariedad, por lo que no se puede pasar por alto la necesidad de concretar nuevas estrategias útiles para asegurar el logro de lo que en la educación moderna se ha denominado formación integral de las personas.

Gimeno Sacristán et al (1995)  plantean que la educación actual puede ser entendida desde diversos paradigmas, así desde la perspectiva del «producto», la educación es concebida como un proceso para formar las competencias fundamentales -básicas y laborales- para situarse racional, consciente, pragmática y proactivamente en su medio, con sentido de perte­nencia y con un proyecto básico de vida tanto personal como colectivo, en el orden de una vida digna con responsabilidad social.

Otro modelo pedagógico es el paradigma holístico de Jan Christian Smuts (1870) Citado por López (2013) que propone que vivimos en un "cosmos ético" en evolución permanente, regida por principios y valores universales y transculturales, que provoca en quienes lo viven, la plena autorrealización. Según expresión de Smuts, vivimos en un cosmos holárquico, esto significa que la evolución procede por etapas o estadios de desarrollo, el cosmos está conformado por hoiones, totalidades/partes que plantea que todo es parte de algo mayor y a la vez es totalidad de algo menor.    

Imagen 2. Foto del autor
Imagen 2. Foto del autor

Dentro de este paradigma, la idea principal es que no existe ninguna separación entre aprender y vivir pues aprendemos a media que tenemos un contacto con el medio que nos rodea y establecemos relaciones con el entorno. El ser humano entonces es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico, por lo que es necesario que cada persona tome conciencia al mismo tiempo de su identidad personal compleja y a la vez de su identidad común como miembros de una colectividad.

Roger (1980) por su parte plantea desde el paradigma humanístico de la educación  que todo individuo es capaz de promover su propio aprendizaje en cuanto éste llegue a ser significativo para el mismo, esto sucede cuando en la experiencia se involucra a la persona como totalidad, cuando se incluyen sus procesos afectivos y cognitivos y además cuando el aprendizaje tiene lugar de forma experiencial en relación con otros.

En el escenario teórico de hoy, también se presenta de la mano de Morín (2009) un paradigma que funda­menta nuevas lógicas y revela otros elementos en la organización del pensa­miento educativo, se trata del pensamiento complejo de Morín (2000) que aporta esa mirada que integra, que da ca­bida a la creatividad, al descubrimiento, a la construcción de la convivencia, a la aceptación de la diferencia, al diálogo creativo y propositivo, a la concien­cia, a todas las dimensiones humanas, entre muchos aspectos.

Para este autor, cualquier sociedad o cultura deberá tratar de desarrollar en sus miembros los siguientes aprendizajes:

Aprender a vivir

Morín plantea que la educación debe preparar a las personas para vivir en relación con otros y aportar a la construcción de su mundo.

Aprender a ser ciudadano

Aprender a ser ciudadano en el marco de la democracia, significa aprender lo que son las libertades individuales y colectivas en el marco de la solidaridad y la responsabilidad respecto a la patria en donde se actúa.

Aprender a enfrentar la incertidumbre: Desde su perspectiva significa esforzarse, esto es practicar un pensamien­to que se desvele sin cesar por contextualizar y totalizar las informaciones y conocimientos, que se aplique a luchar contra el error y la mentira y que nos lleven a tener la «cabeza bien puesta», en este caso con respecto al entorno y el desarrollo rural.

Asumir la estrategia: la cual se construye con el fin de establecer guiones para la acción y elegir uno en función de lo que se conoce de un entorno y devenir incierto.

Asumir la apuesta: consecuentemente con lo anterior, se trata de optar por la alternativa que logra reducir hasta donde sea posible la incertidumbre, sin pasar por alto, como lo afirma Bauman (2008) que «una estrategia lleva en sí misma la conciencia de la incertidumbre que va a enfrentar» razón por la cual, de todas formas, implica una apuesta.

Así pues, se encuentra en el pensamiento complejo una fuente muy importan­te para la tarea de formar personas en un mundo que cambia ante un conocimiento que genera permanentemente la pregunta y la incertidumbre en una sociedad cada vez más compleja.

Cada día más, en los modelos educativos de las personas se pondera el desarrollo humano en todas las dimensiones posibles tales como: el desarrollo de las destrezas físicas, los procesos cognitivos, el cultivo de valores, el desarrollo de la afectividad, la sensibilidad, la convivencia y, de manera especial, la promoción de la autonomía.

Imagen 3. Foto del autor
Imagen 3. Foto del autor

Delors (1996) propone que la educación humana del siglo XXI debe orientarse al logro de cuatro aprendizajes básicos que son: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.

Así mismo, en diferentes foros internacionales se considera que la educación tendrá sentido cuando logre:

Ser contextualizada, es decir, partir de la comprensión consensuada de la realidad, de tal manera que se forme a las personas en un diálogo fundamentado y productivo entre escuela y el mundo de la vida.

Implementación concertada de políticas locales, regionales nacionales.

Sinergia entre los saberes universales, locales, ancestrales y el contexto.

Desarrollar prácticas pedagógicas seleccionadas de forma conse­cuente con las realidades culturales del medio.

Incorporar saberes populares articulados a los contenidos y com­petencias generales que están previstos en los lineamientos gene­rales y estándares de calidad.

Ser flexible, tanto en el diseño como en la implementación, de tal forma que permita desarrollar todos los procesos pedagógicos que sean necesarios para responder a los distintos ritmos, circuns­tancias y estilos de aprendizaje.

Adecuación de los recursos, medios, procesos y estrategias en función de los propósitos de formación y desarrollo integral de las personas y sus comunidades.

Ser integral y, por tanto, permitir realizar proyectos comunitarios que propicien la participación, la organización, el reconocimien­to de edades, género, raza, religión, culturas y el ejercicio de la ciudadanía para tener una perspectiva de derecho.

Articulación de lo teórico y lo práctico con relación al desarrollo rural.

Discursos y prácticas pedagógicas contextualizadas.

La interacción de la comunidad con los agentes educativos.

Desarrollo de procesos comunitarios de participación, autogestión y autono­mía.

Organización e implementación de currículos pertinentes.

Desarrollo de aprendizajes y competencias fundamentales para la vida en general y la producción en particular.              

Participación de los diferentes actores que directa o indirectamente tienen que ver con el proceso educativo.

La educación rural demanda también la incorporación de nuevas visiones que replanteen la concepción del ser humano e incorporen las ideas del pensamiento complejo, el paradigma holístico, la teoría de los sistemas entre otros.

Tedesco (2003) propone que la finalidad de la educación no consiste solo en formar trabajadores, sino también en formar ciudadanos con la capacidad de analizar sus problemas, de distinguir hechos de consecuencias, con la capacidad de adaptarse a condiciones nuevas y de trabajar en equipo con sentido de servicio a la comunidad y de civismo.

Trasladando estas nociones teóricas a nuestro trabajo, se reconoce el papel estratégico de la formación como factor potenciador de crecimiento económico y coadyuvante generador de bienestar en la comunidad, por ello, se considera que la preparación de las personas en el recinto Puerto el Morro demanda de un enfoque complejo, sistémico y humanista y que estas deban conocer y dominar los procesos de trabajo que realizan, pero también implica ayudarlos a que desarrollen criterios para actuar con decisión y responsabilidad, con menor dependencia a la supervisión y con mayor disponibilidad para ejecutar y corregir para ser más activos y creativos en la búsqueda del bienestar económico y social.  

 

La capacitación de los pobladores del Recinto Puerto el Morro

En el recinto Puerto el Morro la tarea de formar a los miembros de las asociaciones y operadores turísticos ha avanzado muy lentamente debido a múltiples factores entre los que se cuentan las limitaciones económicas del gobierno central y del gobierno autónomo descentralizado (GAD)  y porque no decirlo, la escasa disposición a aprender de los habitantes del sector.

Estas dificultades se han visto agravadas debido al individualismo reinante en la población que apoya toda medida gubernamental que atienda sus necesidades de supervivencia pero que asume una actitud pasiva y resignada cuando se trata de su desarrollo personal y colectivo.

Influye también en ese estado de cosas la realización de diversos eventos de capacitación que no toman en cuenta las necesidades concretas de trabajo de la población, lo que no deja de representar esfuerzos aislados que no agregan valor y que no generan a continuación en la población iniciativa de nuevos emprendimientos, prueba de ello es la migración cada año de muchos jóvenes residentes en este sector a ciudades de la costa y de la sierra ecuatoriana en busca de mejores oportunidades de empleo.

Imagen 4. Foto del autor
Imagen 4. Foto del autor

Entre los objetivos de la formación a nuestro entender están: fomentar entre los participantes una clara conciencia e interés por las interrelaciones existentes, entre lo político, lo económico, lo social y lo ecológico en las áreas urbanas y rurales.

La integración de la comunidad mediante la formación constituye una herramienta importante para el conocimiento de los problemas de la comunidad y en la búsqueda de soluciones, lo que fortalece la responsabilidad ante el entorno social y natural.

Consideramos necesaria la planificación y desarrollo de programas de capacitación que, trabajadas de forma conjunta con las asociaciones y operadores turísticos, partan de las características particulares de cada grupo. Esta capacitación requerirá en primer lugar de un diagnóstico de necesidades de aprendizaje, desarrollando posteriormente el plan por las diferentes vías de educación (Capacitación y/o formación), posteriormente se verificará la conformidad con el plan a través de técnicas de evaluación como las encuestas y las entrevistas; esta verificación se llevaría a cabo con los diferentes grupos involucrados, y por último se llevaría a cabo un proceso de retroalimentación.

 

Reflexiones finales

Precisamente, como reacción a esta deficiente realidad de la formación rural en el recinto Puerto El Morro, que no se corresponde con las nuevas circunstancias históricas del Ecuador y del mundo, se requiere la incorporación de un enfoque educativo sistémico que incorpore en su pensamiento estrategias de aprendizaje conse­cuentes y pertinentes con las nuevas circunstancias de vida de sus pobladores y que den un nuevo sentido de pertenencia a los miembros de esta comunidad.

Imagen 5. Foto del autor
Imagen 5. Foto del autor

De allí que se hace necesario realizar seguimiento de las actividades de capacitación desarrolladas en el recinto Puerto el Morro, para garantizar el efecto multiplicador de la capacitación y simultáneamente obtener información de la población para efecto de posibles reajustes.

Aunque no es fácil medir con precisión los resultados de la formación, la evaluación puede conllevar dos beneficios; desde el punto de vista de la asociatividad, por una parte, en cuánto mecanismo para mejorar sus niveles de productividad y rendimiento económico, y por otra, desde el punto de vista del trabajador en cuánto le posibilite una mayor conciencia social, mejore su capacidad para resolver sus problemas e incremente sus perspectivas de desarrollo personal.

La formación así orientada contribuirá a generar nuevos patrones de conducta en los individuos, los grupos y la comunidad como un todo y proporcionará a cada persona las oportunidades para adquirir el conocimiento, los valores, las actitudes, el compromiso y las destrezas necesarias para desarrollar tareas productivas y a la vez proteger y mejorar el ecosistema.

La tarea formativa deberá ser un proceso continuo y permanente, orientada a que el proceso de adquisición de conocimientos, desarrollo de hábitos, habilidades, actitudes y formación de valores armonicen las relaciones entre las personas y entre estos con el resto de la sociedad y la naturaleza, para con ello proporcionar la reorientación de los procesos económicos, sociales y culturales hacia el desarrollo.

Por ello se plantea que toda iniciativa educativa parta del análisis de las reales necesidades formativas y educativas de este importante colectivo a la vez que se sugiere una mejor coordinación de acciones educativas entre los organismos públicos encargados de la administración de la zona protegida, unido a la iniciativa de la comunidad residente en el recinto Puerto El Morro, lo que contribuiría al desarrollo de actividades formativas con mayor impacto en la calidad de vida de los pobladores.

Finalmente, consideramos necesario la construcción de una política pública coherente con el nuevo modelo social que se quiere desarrollar, pues de lo que se trata en la perspectiva de este escrito, es hacer visible la necesidad de que todos los actores del sistema participen en el diseño de dicha política pública de modo que se pueda orientar una educación pensada no solo para preparar el talento humano que se re­quiere para alimentar el sistema productivo sino, también, para promover la formación del ser humano a plenitud, en el marco de los desafíos de vida que viene planteando la época global y digital, que llegó con el siglo XXI, para que también las personas aprendan a comportarse en el marco de la civilidad, del respeto, la solidaridad, la honestidad política y profesional; la urbanidad, atendiendo todas las normas de la sana convivencia.

 

Bibliografía:

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  •  https://issuu.com/marabiertouleam/docs/memoria_congreso_innovacion_tomo_un
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Cómo citar este artículo:

TAPIA UBILLÚS, Alex, (2018) “Educación y desarrollo humano de los pobladores del recinto Puerto el Morro: Hacia una educación con proyección en el desarrollo socioeconómico comunitario local o territorial”, Pacarina del Sur [En línea], año 9, núm. 35, abril-junio, 2018. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1615&catid=57