En 1909, nueve años antes del Grito de Córdoba de Argentina, en la Universidad San Antonio Abada del Cusco, se daba inicio a una huelga que desencadenaría la primera reforma universitaria de América Latina. En ella, una generación de vanguardia –la Generación La Sierra, conformada por alumnos, profesores y egresados de dicha universidad- se convirtió en el epicentro de un conjunto de cambios que renovaron profundamente la educación universitaria. Con ellos, se buscó trascender la monotonía de las aulas y convertir a la universidad en protagonista del desarrollo social de la población. De esta manera, la vida académica y cultural adquirió una nueva dinámica: la de aterrizar el conocimiento en los problemas y posibilidades del medio con el que convive una comunidad universitaria.

A través del laborioso recuento de los sucesos alrededor de la Generación La Sierra, el destacado historiador Manuel Jesús Aparicio Vega se encarga de aquilatar la importancia que esta generación posee en el complejo proceso de reforma universitaria de Latinoamérica de principios del siglo XX, cuyos ecos y demandas tienen, incluso en la actualidad, una vigencia inusitada.