Conocí a Ricardo un mediodía del año sesenta y siete en la ciudad de Huánuco. Fue Carmelo Trujillo quien nos presentó, estaban conversando en la puerta de la Universidad cuando llegué.
Tuvimos un intercambio breve pero muy confiado y abierto, que sirvió para identificar nuestras coincidencias políticas. La primera impresión que dejaba era la de ser una persona extrovertida, cultivada y amante de las letras.
Así, desde el momento nos hicimos amigos con la sola credencial de la idealidad común. Nos habíamos identificado en nuestras concepciones, se integró a nuestro núcleo en la universidad y también con nuestros amigos de la ciudad, donde alternábamos la canción y la poesía. Con gran parte de ellos Ricardo formaría la agrupación literaria “Javier Heraud”.
Imagen 1. Edmundo Panay Lazo, Huampani, Perú, 1971.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.
De esta manera Ricardo se integró al ambiente universitario huanuqueño y a la vida de la ciudad, muy receptiva y afectuosa con el viajero.
A todo esto se vendría a sumar su participación en los primeros juegos florales universitarios, que fueron jubilosamente ganados por él, con el seudónimo de “Crislú el esperpento trovador”.
Después escribiría una crónica titulada “Huánuco visto desde el fondo de mis ojos” (Melgar Bao, 2018),[1] hecho que sirvió para consolidar su presencia intelectual e identificarse con la colectividad huanuqueña que lo miraba con aprecio y simpatía, y lo conocía como “El poeta”.
Imágenes 2 y 3. Ricardo Melgar Bao, 1967.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.
Entonces ya se sabía de su cercanía al núcleo dirigencial de los estudiantes valdizanos Pedro Lovatón y Julio Soto. Tendría una activa participación en las medidas de lucha y movilizaciones al lado de la dirigencia estudiantil del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) cuando tomamos la Carretera Central. Lo recuerdo gigante en la barricada, junto a dirigentes estudiantiles y campesinos que apoyaban la acción de masas.
Desde ahí era fácil verlo como un huanuqueño más en diferentes lugares; si no en el local central, era posible encontrarlo en el café Medrano, donde solía reunirse con los docentes universitarios Luis Millones, Véder Rétiz, Manuel Velásquez Rojas, entre otros.
Ricardo viajaba cada cierto período a Lima hasta cuando se graduó de Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales con la tesis sobre la angustia.[2] Luego tendría lugar su retorno definitivo a la ciudad capital.
Con él, de ruta a la incontrastable ciudad de las huancas, nos encontramos en Lima después de varias décadas. La amistad se mantenía incólume. Retornábamos a nuestra relación amical y al intercambio de nuestras vivencias académicas y culturales, hasta que me invitó a incorporarme a Aclapades (Asociación Cultural Latinoamericana Pacarina del Sur).
Imágenes 4 y 5. Edmundo Panay y Ricardo Melgar, Lima, 18 de septiembre de 2013.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.
Entonces empecé a conocer su diversa y significativa producción investigativa, su aporte sociológico y antropológico, ligado a una perspectiva ideológica latinoamericana. Era notorio el prestigio que había alcanzado en el espacio intelectual del continente.
En este escenario vamos a encontrar su inquietud por el pensamiento y la acción de Esteban Pavletich, huanuqueño luchador latinoamericanista, cuya trayectoria la seguirá en diversos espacios hasta hacer realidad el ensayo Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana (2019), obra que cubre sus años de exilio, entre 1925 y 1930.[3]
Ricardo se va, amando a la humanidad para la que quería un destino nuevo, una sociedad justa y solidaria, una América libre y soberana, donde los cholos nos sintamos orgullosos de ser libres y de ser cholos.
Ricardo, gracias por tu legado de saber y humanidad, y por la defensa de la identidad de los pueblos. Te recordaremos siempre, pensador insumiso del continente, seguiremos en la lucha.
Imagen 6. Juan Maldonado, Ricardo Melgar y Edmundo Panay, Lima, 24 de noviembre de 2010.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.
Notas:
[1] [N. E.]: La primera versión de este texto fue escrita a finales de la década de 1960, y publicada en 2018 en un libro colectivo con distintos testimonios y fragmentos biográficos de exalumnos de educación de la Universidad de Huánuco generación 1968, cicuenta años después. En ese mismo libro Edmuno Panay publicó los textos “Cómo nació Huánuco” (pp. 19-25) y “Carlos Showing en Wanuko Marka y con Illa Thupa. Conversando con John Murra” (pp. 26-299).
[2] [N. E.]: La tesis, titulada “Angustia y educación” fue defendida el 21 de junio de 1971.
[3] [N. E.]: El 13 de mayo de 2021 se presentó el libro Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana por los integrantes de ACLAPADES. El primer expositor fue Edmundo Panay Lazo. El evento puede verse en la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=t36qgMLdO4k
Referencias bibliográficas:
- Melgar Bao, R. (2018). Huánuco y su Universidad: una mirada desde el fondo de mis ojos. En M. Nieves Fabián y R. Rondón Bardón (Edits.), 50 años después. Universidad “Hermilio Valdizán”. Promoción Bodas de Oro, 1968-2018 (págs. 11-18). Editorial Amaranto.
- _____ y Jaimes Navarro, P. (2019). Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana, 1925-1930. Instituto Nacional de Antropología e Historia.