Tiwanaku. La vida en torno al Takhi CACOT, lecherías y turismo. “Todos somos la cara de Tiwanaku”. Takhi CACOT, lecherías y arqueología en la cotidianeidad del valle

Tiwanaku. Life around Takhi CACOT, dairies and tourism. “We are all the face of Tiwanaku”. Takhi CACOT, dairies and archeology in the daily life of the valley

Tiwanaku. Vida em torno de Takhi CACOT, laticínios e turismo. "Somos todos o rosto de Tiwanaku." Takhi CACOT, laticínios e arqueologia no cotidiano do vale

Lidia Iris Rodríguez Rodríguez

Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

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Recibido: 15-01-2020
Aceptado: 30-03-2020

 

 

El valle de Tiwanaku comprende un territorio de 314 833 km², forma parte de la provincia Ingavi, departamento de La Paz. Juan Albarracín (1996, pág. 49) señala que el sector campesino del valle de Tiwanaku –aymaras principalmente y en menor parte por urus y quechuas- se conforma por comunidades organizadas en un sistema sindicalista, enlazadas con autoridades e instituciones gubernamentales a través de las autoridades sindicales. Como en tiempos prehispánicos, la población aymara constituye la mayor población y en nuestros días representa un fuerte bastión histórico de la organización social originaria de las comunidades tiwanakotas. El autor referido previamente (pág. XI) ha documentado la forma en cómo la continuidad de sus estructuras política, económica e ideológica ha permitido la reproducción social y cultural de la población originaria del valle de Tiwanaku. La organización basada en los ayllus y la marka, constituyen los elementos organizativos más importantes, que tienen “sus raíces en un proceso milenario de desarrollo” (pág. 72). El ayllu se caracteriza por ser una jerarquía al servicio colectivo y la marka: “constituye el elemento más elocuente de este principio, no solamente porque en ella convergen varios ayllus, sino porque en su estructura se integran varias identidades étnicas” (pág. 70). En la actualidad, el Estado Plurinacional de Bolivia se legitima históricamente en la conformación social del Qullasuyo Marka.

En recuento histórico de la región durante el período colonial, Choque y Mamani plantean que Tiwanaku formaba aparte de la provincia de Pakajaqi (Pacajes), compartiendo con “Qallapa, Qaqinkura, Axawiri (Caquiaviri), Machaqa la Chica, Machaqa la Grande”, además de Waqi y Wiyacha”, la última incorporada de Umasuyu. En el mismo período refiere Susana Mejillones (2012, pág. 233) “algunos pobladores conservaron sus sistemas de copropiedad comunal”, por lo cual no fueron propiedad de una hacienda o de propiedad individual. Mejillones retoma los estudios de Villamor en 1990, quien analiza los registros históricos de 1658 y 1693, de los cuales destaca que:

En Tiwanaku existían los ayllus Kala Oka, Chambi, Achuta, Kasa, Wankollu, Achaca y Waraya”. A principios del siglo XVIII, se consolidaron las estancias con la población procedente de otras provincias y en desmedro de los habitantes originales. Como resultado, surgieron nueve comunidades que sobreviven hasta el día de hoy: Chusekani, Pillapi, Kaluyo, Suriri, Kapiri, Wakullani, Kausaya, Yanarico y Korpa. En 1773 había diez ayllus con población originaria y nueve estancias con población forastera; además de una nueva comunidad denominada Yanamani (Mejillones, Tinta, & Nina, 2012, pág. 232).

Asamblea Ordinaria de la CACOT
Imagen 1. Asamblea Ordinaria de la CACOT. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

Más adelante habremos de retomar dicha información para identificar la continuidad de algunos de estos ayllus en el valle de Tiwanaku. en un registro territorial provincial se ha identificado el registro de 1909, en donde se refiere que Ingavi se constituía por “Jesús de Machaca, Viacha, Tiwanaku, Guaqui, San Andrés de Machaca, Taraco y Desaguadero (Chaka Marka)” (Choque & Mamani, 2003, pág. 154). Es entonces que dicha información se recupera para la constitución oficial del municipio de Tiwanaku bajo la Ley del 22 de noviembre de 1947 (pág. 232) y desde entonces se le conoce con la denominación política contemporánea.

En torno a la conformación política originaria actual provincial resalta la organización “Suyu Ingavi de Markas, Ayllus y Comunidades Originarias” (SIMACO), el cual fue reconocido por el FJRR núm. 0203/2000, la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz-Tupaj Katari (FDUTCLP-TK) y la Confederación Sindical Única de. Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). La SIMACO fue reconstituida el 16 de septiembre de 1993, consagrada el 20 de septiembre de 1999, y reconocida con la Ley 151 del 11 de julio de 2011 de Símbolos e Identidad de Autoridad Originario. La reconstitución fue elemento relevante en la década de los años noventa: 

Este proceso fue iniciado en el año 1993, por las comunidades de la provincia Ingavi (departamento de La Paz), que el 16 de enero decidieron volver a organizarse en ayllus y comunidades originarias, bajo el gobierno de sus autoridades propias jilaqatas y mallkus, retomando así el camino de la autonomía y libertad indígena. Ingavi dio comienzo a un proceso de regreso a lo propio y el abandono, casi vertiginoso, de una forma de organización impuesta por el Estado reformista de 1952, el sindicato campesino (Choque & Mamani, 2003, pág. 147).

En la práctica encontramos que ha existido una recuperación de la organización originaria, pero en alta coordinación con la estructura de sindicalismo campesino establecida desde la etapa de Revolución Nacional. Ahora bien, habrá que referir que lo anterior se suman los matices contemporáneos, con la ejecución de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia. Ahora se reconocen cuatro niveles de gobierno en donde la autonomía está presente e inicia con el Estado, a través del Órgano Ejecutivo, el Gobierno Autónomo Departamental, los Gobiernos Autónomos Municipales, y culmina con los Gobiernos Autónomos Indígenas Originarios Campesinos, lo cual se ha establecido como vía de relación directa entre gobiernos, dejando como intermediarios a los órganos sindicales. Las formas internas de organización social en la provincia Ingavi se dividen en cuatro niveles: a) las comunidades; b) las subcentrales; c) los cantones, y d) la Federación de Campesinos de la Provincial. Mamani comenta que:

En la vida cotidiana estos niveles de organización se manejan de forma autónoma porque cada comunidad, subcentral, cantón tiene sus propias estructuras internas referidas a las decisiones que se toman, sus sistemas de legitimación, rotación de cargos y actividades deportivas. Pero en momentos extraordinarios […] se articulan estos rápidamente para constituirse como unidades complejas y diversas con gran capacidad para movilizar sus fuerzas internas (Mamani Ramírez, 2005, pág. 60).

A la marka también se le llama cantón. Tiwanaku es Marka por su condición originaria, municipio, políticamente, y cantón desde la estructura sindical. La correspondencia originaria es: sayana,[1] ayllu, marka y suyu, y la política: municipio, provincia y departamento. En el valle de Tiwanaku como en otros espacios con estructuras político-sindicales similares, es habitual escuchar o leer el empleo intercalado de conceptos con origen que fluctúa entre lo originario, político moderno y sindical. Así, es habitual también referir a la central agraria, la cual corresponde al total de la estructura política municipal, de marka o cantón, de la cual Mamani refiere que:

El nivel cantonal se convierte en la antesala de lo que se va a decidir a nivel provincial además, de ser un potencial espacio para las movilizaciones sociales. El nivel cantonal es el espacio de las decisiones para arriba (provincial) y hacia abajo (las comunidades). Es el espacio para el flujo de las decisiones y contra decisiones. Aquí se articula la expresión mayor de la jerarquía horizontal de las organizaciones sociales indígenas en la región (Mamani Ramírez, 2005, pág. 72).

Al nivel de organización cantonal y su coordinación provincial y comunitario encontramos que la estructura sindical sigue siendo la forma de representación política ante el Estado. La CSUTCB es una de las mayores fuerzas políticas que subordina lo originario al sindicalismo. La estructura agraria establecida por la Revolución Nacional en 1952 sigue primando; en torno a la relación ayllu-sindicato, Esteban Ticona señala:

La complementación unitaria parece el camino más viable y quizás una de las salidas más claras a la intención de injerto entre ayllu y sindicato […]. Esta doble estructura, a la vez tradicional y sindical, en su nivel local no representa mayor problema para los comunarios. Por una parte les permite legalizarse como organización campesina fuera de la comunidad; pero por la otra, les permite legitimarse al interior de la propia comuna (Ticona, Rojas, & Albó, 1995, pág. 105).

 

El Proceso de cambio del Estado Plurinacional ha mantenido esta relación agraria-sindical sin mayor interés en cambiar su jerarquía organizativa, aunque si ha planteado matices en el campo político y administrativo con la garantía del cuarto orden de gobierno (comunitario) y las autonomías comunitarias y municipales. En el caso de la provincia Ingavi, el Suyu Ingavi de Markas, Ayllus y Comunidades Originarias (SIMACO) a nivel provincial tiene el tercer nivel de representación política, dependiente directo de la FDUCLP-TK (Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupaj Katari). Luego de reconocer la estructura política regional habremos de entrar en la organización política al interior de la Marka Tiwanaku.

Subcentral zona Norte, 2013
Imagen 2. Subcentral zona Norte, 2013. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

 

La cotidianeidad en el valle de Tiwanaku

De acuerdo a los datos recuperados por Susana Mejillones para lo proyectado en 2012 por el INE, Tiwanaku tendría un total poblacional de “14,913 pobladores” (Mejillones, Tinta, & Nina, 2012, pág. 237), quienes se distribuyen en 23 comunidades y tres centros poblados, en los cuales la actividad productiva principal es la “producción, transformación y comercialización de la leche”  (pág. 231). La autora señala que la zona norte y zona centro son las más pobladas, de las cuales, Pillapi es el centro poblado al norte de Tiwanaku y cuenta con la carrera en Ciencias de la Educación por la UMSA. Achaca y Guaraya tienen 400 parcelas, y son las más grandes de la zona centro.

La organización principal se consagra en el Consejo de Ayllus y Comunidades Originarias de Tiwanaku (CACOT), el cual sesiona en reunión ampliada con las 23 comunidades y tres centros poblados, los días 30 de cada mes, con alrededor de 350 autoridades que conforman el chacha-warmi (dualidad andina) de cada comunidad, la junta de vecinos, el comité de vigilancia y el gobierno municipal (alcalde y concejales). Las comunidades, a la vez, tienen sus asambleas mensuales, generalmente los días 1 y 15 del mes -depende de las necesidades de la comunidad, pueden coordinarse reuniones extraordinarias- y cada subcentral o zona tiene su asamblea los mismos días por la mañana.

De acuerdo a los datos del PDM Tiwanaku (2007) y de la Fundación Tierra  (Mejillones, Tinta, & Nina, 2012, pág. 237), el total de familias en Tiwanaku es de 3002, distribuidas de la siguiente forma:

Zona Este

Asamblea: 15 c/mes. Familias:613

Zona Centro

Asamblea: 15 c/mes Familias:869

Zona Oeste

Asamblea: 15 c/mes Familias:715

Zona Norte

Asamblea: 30 c/mes Familias: 1009

Comunidad Calullyo (409)

Pueblo Tiwanaku (184)

Comunidad Achuta Grande (99)

Pueblo Huacullani (241)

Ayllu Originario San Antonio de Chusicani (88)

Ayllu Yanamani (86)

Ayllu Originario Chambi Grande (44)

Ayllu Originario Queruni (127)

Ayllu Originario Pircuta (36)

Ayllu Guaraya Originario (162)

Ayllu Originario Yanarico (209)

Comunidad Huancuyo (214)

Ayllu originario Corpa (80)

Ayllu Originario Achaca (222)

Comunidad Rosa Pata (43)

Comunidad Centro Huacullani (114)

Comunidad Causaya (76:86)

Ayllu Originario Huancollo (118)

Ayllu Originario Suriri (37)

Comunidad Capiri (78)

 

Ayllu Kasa Achuta (57)

Ayllu Originario Umamarca (45)

Comunidad Huari Chico (235)

 

Ayllu Originario Chambi Chico (40)

Pillapi San Agustin (197)

 

 

 

Consejo de Ayllus y C.O. Pillapi (41)

 

 

Los mallkus y mama´tallas, representantes de zona junto con el mallku Jilliri, asisten a cuatro asambleas ampliadas provinciales cada tres meses en las oficinas del SIMACO. Mejillones dice que “en este nivel participan todas las autoridades originarias de Tiwanaku y el resto de dirigentes de las markas de la provincia, en total hay unos 3 500 miembros” (Mejillones, Tinta, & Nina, 2012, pág. 239). Las reuniones ordinarias de SIMACO se realizan los días 13 de cada mes, con las nueve markas del Suyu Ingavi. Se convoca a los mallkus principales del cantonal y subcentrales de Taraco, Tiwanaku, Desaguadero, Jesús de Machaca, San Andrés de Machaca, Urinsaya y Aransaya, Achailata, Guaqui y Araksota;[2] por número poblacional, una de las markas principales es la del valle de Tiwanaku.

En Tiwanaku se cuenta con tres sistemas de producción en la ganadería lechera. Mejillones refiere la “1) Producción especializada en la lechería, para el mercado; 2) diversificada agropecuaria a secano para consumo familiar, y 3) siembra de hortalizas con riego, venta y consumo interno”. Se cuenta con dos actores económicos productivos: “1) familiar y de reciprocidad comunitaria, y 2) pequeños y medianos productores” (Mejillones, Tinta, & Nina, 2012, pág. 240); así, también la relación de mercado se tiene con las empresas de lácteos con Pil, Delizia Ilpas. En las comunidades se tiene la figura de las asociaciones familiares que compran leche a sus vecinos y elaboran productos para el mercado.

El 12 de junio de 2013 pude presenciar el juramento de los representantes de la asociación civil de 25 lecheros de la comunidad de Kasachuta. Se le tomó juramento con la whipala por un año con el presidente, vicepresidente, secretario de actas y tesorero. Se realizó la cha´lla por la cooperativa y al final convidaron un apthapi para todos los asistentes. La ritualidad originaria se permeó de un sentido cívico por la constitución de una figura colectiva de producción de leche, lo cual se reflejó en la toma de juramento portando la bandera originaria y haciendo la señal de honor dependiendo de la formación política o religiosa de cada uno de los fundadores. En los espacios rurales bolivianos es común ver juramentar con la señal de la cruz a los católicos y cristianos, y con el puño en alto o la mano en el pecho a los de corte más sindicalista. La matriz agraria y la reproducción ritual originaria se hicieron presentes en la combinación cívico-religiosa andina.   

Actualmente, la producción de leche es la actividad económica más redituable y, en consecuencia, es prioritaria para los pobladores de Tiwanaku, como lo refiriera Alberto Cruz, ingeniero zootecnista de Kasachuta “antes trabajaba afuera y pagaban 6 000 BOB al mes, eso mismo gano en la producción de leche sin alejarme de mi familia” (Comunicación personal, junio de 2013). Un 10% de la gente de su comunidad se dedica a las artesanías y surten los kioskos del sitio arqueológico, por lo cual en 2010 se formó una asociación de productores lecheros para ganar proyectos. 

La ganadería vacuna y la producción de leche, junto con el turismo en el sitio arqueológico, son las actividades de mayor relevancia. Aun así, la segunda no supera en importancia a la primera. Se podría decir que existe el consenso de dar prioridad a los proyectos productivos. Se sabe que algunos lecheros producen diariamente hasta 600 litros por comunidad, como en Achaca, Yanarico, Pillali y Huancoyo, las comunidades más grandes y principales lecheras de Tiwanaku; la feria de ganado los domingos contiene importancia en el mismo sentido. La cercanía con el núcleo familiar y la posibilidad de coordinar un circuito económico regional a partir de la producción lechera son algunas de las razones para entender por qué razón el área de venta de ganado vacuno cercana al centro de salud de la cabecera municipal de Tiwanaku se ha extendido en los últimos años, “el litro se lo venden a PIL a 3.5 BOB y la empresa les paga por quincena. Toda la comunidad trabaja para la empresa” (Roberto Choque, 16 años, de Achaca, comunicación personal, junio de 2013).

Consejo de asesores de CACOT, 2013
Imagen 3. Consejo de asesores de CACOT, 2013. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

 

Junta de vecinos. La oposición de lo compartido

A la par de la estructura de gobierno originario se ubica la Junta de Vecinos de Pueblos de Tiwanaku y la alcaldía, ambos coordinados por el Ministerio de Culturas y Turismo, y entre dichos niveles de gobierno, más el departamental de La Paz y el estatal, conforman un núcleo en la toma de decisiones con respecto al sitio arqueológico más importante de Bolivia. “La marka o pueblo central es parte de la democracia y lógica andina, pero su monopolio sobre el contorno rural es una violación de esta democracia” (Ticona, 2003, pág. 143). Lo anterior se ve plasmado en la diferenciación que tanto vecinos como comunarios hacen entre el centro poblado y las comunidades de Tiwanaku, una relación de discrepancia cultural, que no tiene sustento histórico real. Sobre el tema Esteban Ticona reflexiona:

La oposición comunario-persona y no-comunario-q’ara tiene su expresión más crítica en la relación entre los comunarios y los vecinos antiguos de los pueblos tradicionales, aun cuando los vecinos compartan muchos rasgos culturales y hasta lingüísticos con los comunarios a los que rechazan (Ticona, Rojas, & Albó, 1995, pág. 109).

 

En el Valle de Tiwanaku se presenta la relación que Esteban Ticona refiere, es habitual escuchar a la gente del pueblo referirse a la gente de las comunidades como “campesinos”, lo cual toma una connotación de diferenciación de quienes habitan el pueblo y quienes viven alrededor y acuden al pueblo por actividades escolares, comerciales, de organización regional (CACOT), actividades administrativas, deportivas, etc. La relación se polarizó entre ambas partes después de la toma del sitio arqueológico en el año 2000 y el vuelco de toma de poder de las naciones originarias en el país. Aunque también el conflicto tomó tintes de dialogo en 2013, en donde se percibió una posibilidad más permisiva en el espacio de la junta de vecinos.

La junta de vecinos de junio del año referido, fue presidida por César Callisaya, dicha reunión se realiza en español y termina a las 5 pm “para que los residentes puedan regresar a La Paz”, ambos elementos reiteran el deslinde con la población de los ayllus, quienes en sus reuniones de CACOT hablan el mayor tiempo en aymara, los vecinos hablan en español porque viven en el pueblo y varios de ellos sólo acuden desde la ciudad de La Paz, en lo cual se hace énfasis como una forma colectiva de diferenciar su sentido urbano en oposición al rural de los habitantes de los ayllus.

A pesar de la connotación referida, en ese año se trató de impulsar la integración al escenario político de Tiwanaku, en el cual la CACOT tiene el papel principal. Esa forma de empoderamiento, muy alentado por la estructura de gobierno, vía Ministerio de Culturas y Turismo, ha generado un conflicto velado entre los comunarios y el centro poblado. En la junta de vecinos del 14 de junio de 2013 se señaló: “Tiwanaku es la capital de la tercera sección de Ingavi, no centro poblado”. Las comunidades tienen diferentes necesidades: “Nos hemos sentido discriminados, ambos convivimos y nos beneficiamos de los proyectos”; “El inquilino nos está mangueando”; “Tiwanaku es la cara de Bolivia”; “Hay que darle vida al pueblo”; “No nos toman en cuenta por igual”; “En tres años de administración del alcalde no se ha inaugurado ninguna obra, todo se va a las comunidades”; “Somos la cara, necesitamos más recursos”. Sin embargo, al no ser un conflicto radical, se perciben también las posibilidades de conjunción de fuerzas en momentos coyunturales en los cuales el centro poblado es la fuerza menor. En la reunión el presidente dijo: “Quisiera que no hubiera rencillas entre vecinos y mallkus porque todos somos la cara de Tiwanaku”; “Sí tenemos que asistir a las reuniones de CACOT, porque nosotros somos los culpables por no posicionarnos activos”; Un representante de la elaboración de la Carta Orgánica, miembro de las comunidades, les dijo: “Cómo quieren espacio en CACOT si ya con la toma de lista se están aburriendo. Ustedes son los culpables de que no los tomen en cuenta los mallkus; miren cómo están entre ustedes”.

La estructura de gobierno local (alcaldía, autoridades originarias, y junta de vecinos) logra unirse en coyunturas políticas para conformar un bloque, en ocasiones frente a la estructura misma de gobierno estatal. La muestra de mayor fuerza política se realizó el 6 de agosto de 2000 con la toma del sitio arqueológico. El panorama indicaba visos de reconciliación, conjunción de fuerzas y superación de las contradicciones que se tuvieron años atrás en la relación del pueblo con las comunidades; los habitantes del valle de Tiwanaku darán cuenta de la solución, aunque existe la posibilidad de lograr relaciones más cordiales y de conjunción de fuerzas entre los habitantes comunarios y vecinos.

 

Takhi en el comunitarismo aymara. CACOT, mallku cantonal, subcentrales y los 23 ayllus de Tiwanaku

El Consejo de Ayllus y Comunidades Originarias de Tiwanaku (CACOT) es el órgano que coordina las 23 comunidades del municipio de Tiwanaku; los cargos son asignados por usos y costumbres y consiste en una estructura de cinco mallkus principales; el primero, llamado mallku jilliri (máximo) y cuatro más representantes de las cuatro subcentrales de las zonas Norte, Este, Oeste y Centro del municipio. Cada comunidad asigna ocho mallkus que son votados por el número de parcelas de la comunidad; a la vez, ellos se integran a la estructura subcantonal y de ahí al mallku Cantonal. La estructura territorial empieza con el tupu (parcela), la sayaña (tierras familiares), el ayllu (comunidad), la marka (municipio) y el suyu (provincia).

Celebración de toma de posesión de Evo Morales en el sitio arqueológico de Tiwanaku en 2010
Imagen 4. Celebración de toma de posesión de Evo Morales en el sitio arqueológico de Tiwanaku en 2010.  Foto de Lidia Iris Rodríguez.

Para conocer el camino o takhi que los habitantes de las comunidades de Tiwanaku realizan a lo largo de su vida como servicio a su colectividad primaria, zonal, central agraria y suyu, resulta necesario retomar los conceptos ayllu y marka. Con ello se puede reconocer la singularidad del cargo como parte de la universalidad andina en torno al sistema de cargos aymara. El Taller de Historia Oral Andina (THOA) (1995, pág. 11) afirmaba que el ayllu es “un modelo social originario, contrario y en resistencia a la dominación colonial”; con éste sobreviven los cargos y sus autoridades originarias. Esteban Ticona (2003, págs. 139-143) dice que el ayllu es un conjunto de dos parcialidades, conformadas a la vez por ayllus menores o pachaka[3] “arriba/abajo (araxa/manqha o alasaya/Masaya); considera que es el origen del sistema rotativo andino que se caracteriza por el permanente juego dialéctico “entre solidaridad y faccionalismo”, en donde los ayllus se agrupan en torno a una marka con una cabeza para cada mitad.

El ayllu forma parte de “un conjunto de interayllus de niveles superiores”, los cuales histórica y regionalmente tienen su origen en las markas, que a la vez formaban parte de los señoríos. En dicha geografía social, las actividades públicas de sus habitantes son de “carácter social, político, territorial, religioso o económico”, las cuales le confieren un sentido de identidad a través de su territorialidad. Como menciona Mazurek: “del sentido de pertenencia a un lugar y a un comportamiento social especifico ligado a este lugar” (Mazurek en Andia, 2012, pág. 293). Así, el hombre y la mujer andina viven su comunitarismo, el cual ha tenido diversas lecturas en la literatura antropológica.

Xavier Albó (1989) plantea que la idealización de la armonía comunitaria y la igualdad al interior de la comunidad andina se explica por sus mecanismos que evitan la diferenciación “hasta niveles peligrosos”, para lo cual el individualismo y comunitarismo se resuelve con el “individualismo de grupo”, que se refleja en las instituciones de trabajo colectivo. Lo cual, Albó (1985, págs. 16-21) define y describe como Faena o phayna como trabajo conjunto; jayma o ayma como el trabajo del terreno de uso colectivo, cooperativa, comuna, colectivo, junta; el chuqu como el trabajo colectivo para beneficio de un individuo; la umarqa como el trabajo agrícola colectivo en rotativo; la achuqalla como el trabajo colectivo de techado de casa; la wayka como el trabajo extra; la uñaqa o uñaxa cuando se toma de ejemplo el trabajo de otra comunidad y la uñasi como la faena para ayudar a las autoridades.

En el mismo sentido el autor refiere la funcionalidad de las instituciones de propiedad compartida, con lo cual Albó (1985, págs. 24-30) define las actividades en torno a la tierra y los tipos de propiedad. Así refiere a la tenencia de la tierra como la “base económica que explica en parte la prevalencia de la solidaridad al nivel comunitario”; la Aynuqa refiere a las tierras de comunidad para cultivo rotativo; la laki o uraq t’aqa es la actividad de distribución de terrenos; la jayma es la parcela colectiva con mayordomo responsable de la relación religiosa con los santos; la rama como la actividad de recaudación para fines comunitarios; el arka es la actividad de puesta en común de dinero. Albó (1985, págs. 30-31) también refiere la Mit’a o turno, actividad bajo la cual se da servicio a la comunidad, lo cual es posible a través de las instituciones y relaciones de reciprocidad, entre las cuales Albó (págs. 31-38) refiere como el intercambio de bienes o energía entre unidades individuales, entre estas la Yanapa o ayuda, a nivel más íntimo; el ayni, presente  en todo el mundo aymara, el cual refiere el intercambio que exige reciprocidad estricta, en el mismo tipo de trabajo o bien recibido. El Chari, ch’arta’a, que es la actividad de dar en calidad de préstamo a alguien un producto agrícola o elementos domesticos; la Mink’a o pago al servicio inmediatamente, con lo que se tiene a la mano; la Sataqa o sathaqa, actividad en la cual el propietario de un terreno entrega algún surco a otro individuo. Es una forma de dar acceso a algo de tierra a los que no tienen. El Chiki, que es como la Sataqa pero implica más tierras y arreglos más estables; el Qhatichi, uñaqa, es parecido al Waki, y refiere al intercambio de tierra y semilla en pequeñas cantidades y entre iguales. Los medieros, actividad que refiere al arreglo análogo entre ganaderos y viajeros; la Manqharuña, Manq’ayaña, es en donde un ganadero asume la muerte o un animal del que menos tiene, quien después se lo regresará. El Awatir jaytata, es cuando se deja encargado a alguien de sus terrenos. Finalmente, el Turki o Trueque y el Kala, o trueque entre miembro de la misma comunidad.

Albó señala que el fuerte sentido comunitario de los aymara se manifiesta en tanto los intercambios ayudan a crear comunidad, razón por la cual estas formas de reciprocidad no se caracterizan por la retribución monetaria, sino en especie, con trabajo o productos: “el ideal de la reciprocidad es que el don devuelto exceda en generosidad al don recibido” (1989, pág. 56); el autor apunta una interpretación que integre la armonía en la vida comunitaria y los conflictos internos en la que se vea “la solidaridad y el conflicto comunitario como los dos polos de una realidad dialéctica” (pág. 57) del comunitarismo andino. Agrega:

Otras manifestaciones son las fiestas y ceremonias religiosas, a todo nivel; el sentido de lealtad a los grupos a los que está adscrito un individuo por nacimiento; el papel de la comunidad y sus autoridades en la redistribución de recursos vacantes y en la ayuda a los miembros más necesitados; la organización residencial, con centros construidos casi exclusivamente para la interacción comunitaria (Albó, 1985, págs. 39-40).

Wajta por el inicio de los trabajos arqueológicos en Tiwanaku, 2014
Imagen 5. Wajta por el inicio de los trabajos arqueológicos en Tiwanaku, 2014. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

En la comunidad andina “las celebraciones constituyen un elemento central de la vida y uno de los momentos en que el comunitarismo alcanza su mejor expresión. Las fiestas y los ritos ocupan todos los aspectos de la vida familiar y comunal” (Albó, 1989, pág. 58). Dicha característica es compartida con los pueblos originarios que se rigen por sistema de cargos, los cuales se identifican por el rito, la asamblea y el trabajo colectivo. El comunitarismo andino, específicamente aymara, es compartido en el valle de Tiwanaku en lo general, en tanto se reconoce el rito, la asamblea, el trabajo colectivo y la reciprocidad en la constitución de las comunidades y su relación a nivel de la marka.[4] La propiedad de la tierra es el criterio principal para ser miembro de una comunidad y delega las obligaciones de “prestar sus servicios en los trabajos comunales, aportar regularmente con cuotas, asistir a las asambleas, ´pasar´ los cargos públicos –políticos y religiosos- que el ayllu o la comunidad tienen establecidos, entre otros” (Ticona, 2003, pág. 128). El servicio que el individuo presta se llama “thakhi o thakhicha en aimara, o en quechua ñan o ñana significa ´camino´ ” (Idem: 128), trayectoria de trabajo y responsabilidades por el bien de la comunidad.[5] Tiene como base el concepto chacha-warmi (Mamani Ramírez, 2012, pág. 87; Ticona, 2003, pág. 130): hombre y mujer como unidad básica andina. La elección de las autoridades se hace con el nombramiento de mallku y mama t’alla o mama mallku.

El cargo es familiar, aunque generalmente es el hombre el representante público; las mujeres viudas o de esposo migrante pueden cumplir el cargo con algún miembro de la familia, como el hijo. Años atrás la organización política del ayllu era muy estricta, sin embargo ahora hombres y mujeres jóvenes, profesionistas o estudiantes universitarios, cumplen con el cargo: “ser autoridad para los jóvenes implica dejar de ser lluqalla[6] (Quisbert, Callisaya, & Velasco, 2006, pág. 35), a ellos se les delegan funciones como secretario de actas o de deportes, lo cual permite optimizar la organización originaria al aprovechar su formación académica. Mario Pachaguaya (comunicación personal, mayo de 2013) comentó que antes la única forma de cumplir con un cargo era cuando las personas estaban casadas. Ahora, jóvenes solteros pueden cumplir con cargos y escalar en la posición política de su comunidad, subcentral y a nivel cantonal. La formación profesional se ha tomado como una posibilidad de compensar el estatus social, quienes aunque no están casados, se les considera “personas responsables”.[7]

El sistema andino para la asignación de cargos en el ayllu es rotativo (Albarracín-Jordán, 1996, pág. 69; Mamani Ramírez, 2005, pág. 61; 2012, pág. 87; Quisbert, Callisaya, & Velasco, 2006, pág. 28; Ticona, 2003, pág. 139; 1995, pág. 90). La democracia rotativa del ayllu garantiza que cada comunidad tenga la oportunidad de cumplir con todos los cargos al interior del sistema, lo que a la vez garantiza igualdad de oportunidades y responsabilidades comunitarias en el ayllu y la marka (Mamani Ramírez, 2005, pág. 61). De esta manera, cada familia sabe con anticipación la responsabilidad de cumplir con el cargo que le sea asignado por rotación. El sistema de rotación de cargos o muyta se realiza en todos los niveles, ayllu, marka y suyu, o bien comunidad, subcentral, central agraria, provincial y departamental. En la marka Tiwanaku, la división binaria se puede entender con las subcentrales, las cuales retoman la estructura sindical en nombre, pero a la vez retoman la estructura política originaria con los binarios Este-Centro y Norte-Oeste. Lo que se ha llamado confederaciones, son ahora el conjunto de dos subcentrales o zonas, en donde cada subdivisión tiene un jacha mallku por zona, al igual que cada ayllu; todos son regidos por el jacha jilliri mallku cantonal. La máxima autoridad en el ayllu es el jilliri mallku y la jilliri malku tayka; en la marka, el jach’a mallku y la jach’a mallku tayka.[8]

Esteban Ticona señala que los ayllus “siempre intentan combinar dos criterios, formulados idealmente como máxima participación y eficiencia. El primero, se asegura más por el camino de la rotación. El segundo, por la elección del más apto” (2003, pág. 137). En el equilibro se garantiza una buena gestión de los asignados para el cargo comunal. Máximo Quisbert y coautores (2006, pág. 28) afirman que la legitimidad de la autoridad se logra por su actitud generosa al repartir coca, refresco y alcohol, su poder de mando y de convocatoria en las asambleas y las actividades comunales, y el actuar de acuerdo a los usos y costumbres, lo cual inicia con el Uyu o recorrido que los mallkus hacen por el ayllu buscando garantizar el bienestar del ayllu cuando se tome el cargo.[9]

Para la asignación del jilliri mallku de la central agraria se toman en cuenta varios candidatos propuestos por el ayllu o un grupo de comunarios; cuando no se tiene consenso se hace la votación por filas y se asigna al candidato que más gente agrupe detrás de él. Ticona (2003, págs. 136-137) señala que en el nombramiento también puede existir manipulación política y personas que aprovechan el cargo para beneficio propio o que asumen cargos mayores sin el consentimiento de su ayllu. Mario Pachaguaya comentó que antes la votación se daba por el prestigio y respeto que la gente le tenía al postulante a mallku; ahora, existe corrupción: antes de la votación se puede ver a compañeros del postulante en las calles de Tiwanaku repartiendo Coca-cola a las personas y aconsejando por quién votar. Esta práctica puede llegar a cambiar las tendencias en la votación del mallku cantonal (comunicación personal, mayo de 2013).

En las últimas tres décadas el sistema electoral constituye una alternativa. En todos los niveles de asamblea se habla en aymara. La excepción se hace cuando se tiene la visita de algún funcionario hablante de castellano; entonces se emplean ambos idiomas para que éste se entere de la discusión, la forma más cordial para referirse a los presentes es a través del concepto de hermanos(as). Cuando se generan conflictos al interior de la asamblea se opta por darle la palabra a la mayor parte de oradores posibles, de manera que, mediante la votación y el diálogo, la discusión llegue a un consenso. Locual fue observado en asambleas de ayllus, subcentrales, CACOT (Valle de Tiwanaku) y SIMACO (Departamental de La Paz).

Mamani (2012, pág. 82) menciona los tipos de asamblea o tantachawis por jerarquía: Jach’a Tantachawi, Taypi Tantachawi y Taypi Tantawachi. La última es la asamblea ordinaria, y el Jisk’a Tantawachi la asamblea extraordinaria de los ayllus. Cuando los mallkus dejan el cargo se les retiran los símbolos de autoridad, reciben el apxata (Quisbert, Callisaya, & Velasco, 2006, pág. 42) y son celebrados con pan, fruta y cerveza por reconocimiento a su labor. Los salientes son nombrados como pasados pas’aru (Mamani Ramírez, 2012, pág. 79; Quisbert, Callisaya, & Velasco, 2006, pág. 42; Ticona, 2003, págs. 129-130); cuando han ocupado todos los cargos asignados se les trata como un mayor o anciano, y se convierten en consejeros o amawta,[10] y por su experiencia son personas muy respetadas.[11] En la asamblea tienen su lugar junto a los mallkus.

Jalljas (guardias) en la celebración del Willkakuti (regreso del Sol) en el sitio arqueológico de Tiwanaku, 2014
Imagen 6. Jalljas (guardias) en la celebración del Willkakuti (regreso del Sol) en el sitio arqueológico de Tiwanaku, 2014. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

En Tiwanaku, el cambio de mallku cantonal se hace cada 20 de enero; la designación es en noviembre. Se eligen tres candidatos que tengan reconocimiento en la comunidad. Después se convoca a una asamblea y por lista se hace la votación; a los tres candidatos se les coloca al frente de la sala de juntas, donde se nombran los comunarios por lista y se colocan detrás de su candidato preferido. Al final de la lista se cuentan las personas en cada fila de los candidatos se levanta un acta con las preferencias y se lleva a la asamblea cantonal para las reuniones de los días 30 de cada mes. En la asamblea cantonal se vuelve a hacer la votación con los Mallkus de cada comunidad y su comitiva. Aunque al inicio se respeta la decisión de la comunidad, al ser un representante cantonal se tiene que volver a hacer la votación, lo que no pasa con la asignación de Mallkus de comunidad, al final la decisión comunitaria extensa es respetada.

En 2012, el cargo de Mallku jilliri le tocó a la zona Este y en 2013 a la zona norte. Toda la estructura de gobierno originaria se reúne el día 30 de cada mes para tomar decisiones y articularse con las otras estructuras de gobierno. Fidel Choque, del ayllu Kasachuta,[12] refirió que para ser elegido como Mallku subcentral, las comunidades hacen una terna en donde evalúan la capacidad, experiencia y responsabilidad de los candidatos; “todo se consta a las comunidades, se les consulta”[13] (Comunicación personal, 8 de junio de 2013). La designación de cargos tiene variantes de acuerdo al número poblacional.

En las comunidades grandes se pasa la lista por sector y después la general, mientras que, en comunidades más pequeñas, sólo se toma la lista general. Al igual que los subcentrales, don Braulio Amaru Mamani, de la comunidad de Yanamani, mallku Jilliri de la CACOT zona Centro, en 2012 fue asignado por su comunidad y después aceptado por todas las comunidades (Amaru, comunicación personal, abril de 2012). En 2013 dicho cargo le correspondió a la zona Norte, presidida por el Jilliri mallku Benigno Rodríguez.[14] En las asambleas ordinarias del CACOT, los días 30 de cada mes se discuten los temas generales que competen a todas las comunidades del valle de Tiwanaku en su estructura interna como Marka, y los concernientes a la estructura de SIMACO y estatales, luego estos se llevan a las bases en las asambleas de cada ayllu.[15]

El cambio de cargos varía por ayllu o subcentral. La zona Norte desde hace 15 años, cambia cargos en julio pasando el año nuevo aymara. El resto de las zonas lo hacen en enero. La estructura política de los ayllus del valle de Tiwanaku, agrupados en el CACOT, es actualmente una fuerza política sumamente importante en la región y conforma la estructura política originaria que toma decisiones entre otras cosas, en torno al sitio arqueológico de Tiwanaku, el principal de Bolivia. La responsabilidad del CACOT con el patrimonio arqueológico se garantiza en la articulación de los Mallkus subcentrales en turno con los ex mallkus, trabajadores de la CIAAAT, quienes se distribuyen en 10 trabajadores de mantenimiento y 16 vigilantes del sitio arqueológico.

El boleto de ingreso que incluye el complejo principal Puma Punku, Museo Cerámico y Lítico, tiene un costo de $11 USD para extranjeros, $10 BOB para nacionales, y $2 BOB para estudiantes. Se entiende la importancia y constante disputa por su administración, que al año genera un monto de $4 000 000 BOB. Las ganancias del Willakakuti le corresponden a todos los sectores del municipio de Tiwanaku, y se divide entre 26 partes para los ayllus y una más para la Junta de Vecinos. Mario Pachaguaya comentó que en algunas ocasiones “las personas peleaban fuerte el cargo de mallku cantonal o de subcentral como plataforma al año siguiente para ser guardarruinas” (Comunicación personal, mayo de 2012).

Así como algunos de los guardarruinas son asignados por reconocimiento de su comunidad, otros cumplen el cargo por la responsabilidad de su ayllu con el CACOT. En 2012, el guardarruinas del ayllu Achuta comentaba que al él lo habían asignado porque nadie de su comunidad quería el cargo y alguien tenía que cumplirlo. Achuta es una de las comunidades productoras de leche más grandes del valle de Tiwanaku; trabajan para la empresa PIL; el guardarruinas decía que la gente de Achuta prefería trabajar en la producción de leche, pero en otros ayllus que no tienen la posibilidad de vivir como abastecedores de leche o algún otro producto redituable, el cargo de guardarruinas es bastante cotizado. Víctor Quispe Akarapi, del ayllu Corpa, comentó: “a partir de la toma del sitio, en la CIAAAT se integra a un trabajador por comunidad; antes todo era por parte del sitio y los arqueólogos eran quienes elegían a los trabajadores” (Comunicación personal, abril de 2012). Como factor común se puede referir que los asignados que obtienen el cargo de guardarruinas por el reconocimiento de su ayllu o que han cumplido como Mallkus muestran interés en la protección del patrimonio. Lo cual se matiza con la producción de leche como actividad económica principal de los ayllus mayores, como sucede en el ayllu Achaka, el más grande la zona Centro, quienes trabajan con la PIL (empresa boliviana) y otras comunidades trabajan con Gloria (empresa lechara peruana).

Evo Morales y Álvaro García Linera en la celebración del Willkakuti en el sitio arqueológico de Tiwanaku, 2014
Imagen 7. Evo Morales y Álvaro García Linera en la celebración del Willkakuti en el sitio arqueológico de Tiwanaku, 2014. Foto de Lidia Iris Rodríguez.

En Tiwanaku, ayllus y markas han sido atravesadas en su dinámica cotidiana por el patrimonio arqueológico. La relación del takhi con el patrimonio le asigna particularidades al sistema de cargos aymara. En otros lugares generalmente los cargueros desembolsan de su presupuesto familiar para cumplir con el cargo asignado, mientras que en Tiwanaku existen mayores posibilidades de recuperar lo invertido por tomar el cargo de guardarruinas. En la estructura del sistema de cargos existen cargos religiosos y civiles; los últimos, sobre todo en cargos altos, pueden ser remunerados. Sin embargo, éstos son asignados de manera obligatoria por el prestigio que genera el cumplimiento de cargos anteriores en la comunidad. En Tiwanaku no se presenta necesariamente el mismo esquema. La producción de leche y la relación con el mercado en gran escala con algunas empresas de lácteos, es el otro elemento que permite conocer la dinámica de su sistema de cargos.

El mayor cargo cívico, después de Mallku jilliri cantonal, subcentral, y Mallku jilliri de ayllu, es el de guardarruinas, pero el último, es el único que recibe pago monetario y no necesariamente tiene que contar con una trascendencia en el Takhi, lo cual se entiende por la relevancia que la producción lechera tiene en los ayllus más grandes, en donde a pesar de que el cargo de guardarruinas es pagado, se considera que no compensa las ganancias que se pueden obtener con la actividad lechera. Lo anterior permite entender la razón por la cual la fuerte actividad económica de la región en torno a la producción de leche ha transformado la dinámica del prestigio que se da con el cargo de guardarruinas.

Así entonces, el valle de Tiwanaku presenta particularidades en el sistema de cargos aymara, la dinámica del Takhi es atravesada por una relación económica que rebasa la escala comunitaria a través del cargo de guardarruinas y las cooperativas lecheras. El patrimonio arqueológico en torno al cargo atribuye reconocimiento y obligación, según sea el caso, mientras que el circuito de producción de leche obliga a las personas de los ayllus a cumplir con el cargo, separando al jefe del núcleo familiar de la actividad con mayor derrama económica, lo cual en algún momento es compensada por el prestigio y reconocimiento del cumplimiento del Takhi a través de la CACOT y la relación que se establezca con la junta de vecinos.

Es entonces que en la dinámica cotidiana del Valle de Tiwanaku se reconocen diferentes momentos de relaciones socioculturales, las cuales se pueden definir en local, al interior del ayllu, la relación interayllu, a través de la CACOT, la relación entre las personas de los ayllus y los habitantes del pueblo. Lo regional, en la relación de CACOT con SIMACO, lo municipal con lo departamental, y lo estatal, en torno a las instituciones de los cuatro órdenes de gobierno en torno al sitio arqueológico de Tiwanaku, y con el vínculo con PIL, la empresa productora de leche más grande de Bolivia. Lo cual permite entender que el comunitarismo aymara no se produce de forma aislada, ni se produce únicamente en lo local, sino que es atravesado por la dinámica de las asambleas ordinarias de ayllu hasta la articulación política y económica con el sector empresarial y por la relación con la agenda política del Estado Plurinacional de Bolivia. Por tanto, el Valle de Tiwanaku se entiende en un marco en los cuatro órdenes políticos reconocidos en Bolivia, con lo cual se inserta en un proceso histórico que se desarrolla entre la disputa por el reconocimiento, reconstitución y autonomía de las nacionalidades originarias y el proyecto desarrollista en el que se encuentre inmerso el Estado Plurinacional de Bolivia. A lo cual, el camino que los sujetos históricos de Tiwanaku y Bolivia transiten habrán de dar respuesta.

 

Notas:

[1] Tierra de propiedad privada, equivalente a parcela.

[2] En las dos ocasiones que pude asistir a las asambleas trimestrales de SIMACO, constaté la asistencia de los mallkus y mama´tallas subcentrales, y del mallku Jilliri de cada marka que conforma la SIMACO; aproximadamente unas 90 personas. En la asamblea de junio de 2013 me percaté de un cartel con la leyenda “Cartas orgánicas municipales, participativas y con equidad ahora”. En la misma se trató el tema del congreso del 11 y 12 de agosto del mismo en San Andrés de Machaca Urinsaya de la CSUTCB-Ingavi, del Congreso Orgánico del suyu Ingavi, los proyectos a registrar para el Fondo Indígena y el conflicto por posibilidad de autonomía de Viacha. 

[3] Tristan Platt piensa que el ayllu debe ser considerado en sus distintas dimensiones; su nivel más simple, el ayllu “mínimo” (Platt, 1982), se ha interpretado también como una estancia/comunidad (Izko, 1992) o un jisk´a ayllu (Rivera Cusicanqui en Albarracín- Jordán, 1996, pág. 52).

[4] También se puede consultar la investigación de Omar Qamasa Guzmán Boutier en Apuntes acerca del sistema de cargos en los ayllus bolivianos (2011).

[5] Esteban Ticona refiere tres caminos: el jisk’a thakhi (camino corto), el taypi thakhi (camino medio) y el jach’a thakhi (camino grande) (Ticona, 2003, pág. 129). Los dos primeros permiten el ejercicio del gobierno comunal, el tercero es para candidatear al cargo de jilaqata o mallku.

[6] Significa “persona que no sabe”.

[7] En 2012, resaltaba Julio Apaza, técnico en turismo y asesor del mallku subcentral, zona Este. En cada asamblea de la CACOT pedía la palabra y era muy valorada su opinión por ser un joven con estudios. En 2013 se identificaba un grupo de jóvenes solteros que conformaban el grupo de intelectuales de la CACOT y cumplían cargos importantes en las subcentrales y en comunidades.

[8] Los mallkus portan chicote, poncho, sombrero, chalina y ch’uspa. Las mama´tallas pollera, abarca, chicote e istalla (bolsa para la coca).

[9] En el cargo se reflejan ideologías religiosas y políticas, de católicos, cristianos, indianistas, etcétera; se denota en el consumo de alcohol o la forma de hacer el juramento al recibir el cargo.

[10] Dirigente espiritual que también puede ser consejero de la comunidad.

[11] En la asamblea del ayllu Kasachuta del 1 de junio de 2013, conocí a tío Tiburcio Márquez, mayor de Kasachuta, de 86 años, entonces. Fue cuatro veces mallku, catequista desde hace más de 30 años en su comunidad, y colaboraba en la misa dominical en el pueblo de Tiwanaku; su función como mayor era orientar a los comunitarios y mallkus de Kasachuta. (1 de junio de 2013). María Alejo, mama´talla de Kasachuta (originaria de Achaka, cumple el cargo de su esposo finado), dijo que se reconocen como mayores cuando ya pueden cobrar su bono.

[12] Fue mallku subcentral de zona Centro de CACOT en 2012 y jefe del equipo de mantenimiento del sitio arqueológico de Tiwanaku en 2013.

[13] Las reuniones de la subcentral zona Centro y Oeste son los días 15 de cada mes; Huancoyo y Guaraya son las sedes subcentrales respectivamente. Como mallku subcentral de zona Centro, representaba a seis comunidades. Entre sus funciones está apoyar en la gestión de proyectos seccionales, subcentrales, cantonales y municipales.

[14] La estructura completa del Mallku cantonal en 2013 fue: Mallku jilliri: Benigno Rodríguez (Rosapata, zona Norte); Sullka mallku: Vicente Mamani (Huacullani, zona Norte); Jalja: Víctor Quispe (Chambi chico, zona Centro); Jalja: Pablo Akayapir (Corpa, zona Centro); Golqi kamani: Domingo Flores (Achuta Grande), y Yanapiri kamani: Santiago Pati (Kasachuta, zona Centro) (Teófilo Choque, comunicación personal, 23 de julio de 2013).

[15] En la asamblea ordinaria de Kasachuta, se pudo observar que se realiza el informe de la asamblea ordinaria del CACOT y después se discuten los temas propios del ayllu, tras lo cual se establece el orden del trabajo comunitario por cuadrillas asignadas por lista y se cobra 20 BOB el retraso y 40 BOB la inasistencia a la asamblea, monto que regula la obligatoriedad de asistencia en la asamblea ordinaria.

 

Referencias bibliográficas:

  • Albarracín-Jordán, J. (1996). Tiwanaku: arqueología Regional y Dinámica Segmentaria. La Paz: COTESU/Plural editores.
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  • Ticona, E., Rojas, G., & Albó, X. (1995). Votos y Wiphalas. Campesinos y pueblos originarios en democracia. La Paz: CIPCA/Fundación Milenio.

 

Entrevistas:

  • Braulio Amaru Mamani, abril de 2012 y 12 de julio de 2013.
  • Alberto Cruz de Kasachuta, mayo de 2013.
  • Mario Pachaguaya, abril y mayo de 2012 en La Paz, Bolivia.
  • Teófilo Choque, julio de 2013.
  • Víctor Quispe Akarapi, abril de 2012

 

Cómo citar este artículo:

RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Lidia Iris, (2020) “Tiwanaku. La vida en torno al Takhi CACOT, lecherías y turismo. “Todos somos la cara de Tiwanaku”. Takhi CACOT, lecherías y arqueología en la cotidianeidad del valle”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 43, abril-junio, 2020. ISSN: 2007-2309. Dossier 23: Etnografías andinas.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1866&catid=68