José Matos Mar: Perú. Estado desbordado y sociedad nacional emergente[1]

Leif Korsbaek

 

 

Cuando el libro Perú. Estado desbordado y sociedad nacional emergente apareció en 1984 causó furor. La popularidad del libro queda confirmada por el hecho de que todo el tiraje fue vendido en cinco meses y que el ejemplar que yo tengo pertenece a la tercera edición del libro: la primera edición fue en 1984, la segunda ligeramente modificada en 2004, con el título de Desborde popular y crisis del estado, veinte años después, fue publicado por el Congreso del Perú, mientras que la tercera edición, de 2012, se debe a la universidad privada Ricardo Palma.

José Matos Mar es peruano, pero no es desconocido en México, donde ha trabajado en varios periodos: de 1995 a 1997 fue asesor de la UNESCO en México, en la campaña de la lucha contra la pobreza, de 1999 a 2003 fue asesor del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, y en el periodo de los noventas fue director general del Instituto Indigenista Interamericano, un organismo de la Organización de Estados Americanos. Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari dicen las malas lenguas que el final del Instituto Indigenista Interamericano, fue cuando José Matos Mar le ofreció a Carlos Salinas de Gortari consejos para dirigir el indigenismo en México. Ya que Carlos Salinas de Gortari era de la opinión que el indigenismo mexicano se encontraba en la élite indigenista mundial, la oferta de José Matos Mar no fue bien recibida. En efecto, Carlos Salinas de Gortari le quitó al Instituto su edificio de ocho pisos en Insurgentes, en el centro de la Ciudad de México, y se tuvieron que refugiar en un pequeño edificio en San Jerónimo, donde luego agonizó el Instituto.

Diferente ha sido el destino de José Matos Mar en su natal Perú, donde su historia era larga. Habiendo nacido en un pequeño pueblo en la región de Ayacucho, como joven se fue a Lima a estudiar antropología en la Universidad Mayor de San Marcos, la UNAM del Perú. En 1946 fue uno de los tres primeros estudiantes en la carrera de antropología en San Marcos, siendo alumno de uno de los fundadores de la arqueología peruana, el doctor Julio César Tello. Después fue a Paris, donde hizo su doctorado en la Sorbona, pero regresó a Lima para impartir clases en la Universidad de San Marcos, donde ha sido maestro de la crema y la nata de la antropología peruana: Julio Cotler, Hugo Neira, Ruth Shady, Carlos Ivan de Gregori y Fernando Fuenzalida, sin olvidar a Román Robles, que es hoy el decano de la antropología peruana. Sin embrago, la contribución más importante de José Matos Mar a la antropología peruana –y a las ciencias sociales en general– podría ser su papel de fundador y primer director del Instituto de Estudios Peruanos, una institución que hasta la fecha ha publicado literalmente cientos de libros y artículos acerca de asuntos sociales y culturales en el Perú. La obra antropológica de José Matos Mar no ha pasado desapercibida en el Perú, y antes de su fallecimiento en agosto de 2015 había ya sido galardonado con el Sol del Perú, la condecoración más prestigiosa que un ciudadano peruano puede recibir. Según el mismo José Matos Mar, autor de unos setenta publicaciones y amigo y conocido de la élite académica y política del Perú, su obra más importante fue haberle enseñado a su madre a leer y escribir.

El libro se divide en cuatro capítulos temáticos pero, antes de abordar los capítulos en su orden, podemos sacar algo de orientación de la introducción, pues las primeras palabras de José Matos Mar se adelantan a presentar la lógica del libro: “el drama histórico del Perú es no haber podido constituir una sociedad nacional” (p. 25), lo que me recuerda que los peruanos siempre miran con ojos llenos de envidia al caso mexicano, pues ellos, los peruanos, piensan que nosotros, los mexicanos, sí hemos logrado convertir nuestra herencia colonial en una sociedad nación. Le dejo al lector mexicano decidir si piensa que así está el asunto.

En la misma introducción discute brevemente los tres grandes periodos históricos por los que ha pasado la sociedad peruana desde la llegada de los europeos: la conquista, la colonia y la independencia, para luego formular el propósito del libro: “bosquejarle y analizarlo proponiendo que la otra cara del desborde del Estado que ya se ha convertido en permanente, es el surgimiento por vez primera en el proceso histórico peruano de una emergente sociedad nacional. Sociedad de rostro plural, urbano, migrante, provinciano, policlasista, emprendedor, multilingüe, multiétnico, que se autoidentifica como peruana y que ha sido posible solamente por la presencia masiva del Perú discriminado y olvidado en el mundo urbano” (p. 25). Este fenómeno, que cubre los últimos siete décadas, pertenece a lo que Matos Mar llama “la historia corta del Perú”.

El proceso que estudia José Matos Mar tiene su inicio en 1940, cuando inició un cambio que convirtió un mundo rural en un mundo citadino, en el sentido que la única manera decente y razonable de vivir es como en la ciudad, y no en el campo.

Pero el punto desde el cual Perú participa en este proceso es una situación que rige desde 1535, “hasta este momento, el Perú era un país escindido entre la longitudinal y pequeña zona costeña y las dos macro-regiones andina y amazónica. La costa, desde 1535, era la zona moderna y desarrollada. Sierra y Amazonía eran el Otro Perú”, y este Otro Perú no participó más que marginalmente en el proceso que había asegurado el progreso, pero no la democracia, y esos peruanos que habitaban al mundo serrano y amazónico ni eran ciudadanos peruanos, una situación que Jorge Basadre ha bautizado “la república aristocrática”.

 Lo imaginario de la urbanización fue acompañado por un proceso de migración, en el cual el Otro Perú invadió al Perú oficial en Lima, una migración que alteró yy cambió los patrones y sociales, y este proceso es singular y único: “La singularidad del proceso peruano radica en que la barriada creada por el poblador migrante en su acomodo tuvo el sello de una Patria antigua y fue el símbolo de una gesta mayor, como no lo fueron las favelas en Río de Janeiro, las callampas en Santiago de Chile, las villas miseria en Buenos Aires, los ranchos en Caracas, los cantagriles en Montevideo, los barrios proletarios en México D. F., los barrios brujas en Panamá, etc.”, pues “las masas migrantes contestatariamente dieron origen a una nueva comunidad urbana que, en pocas décadas, fue pluricultural, preponderante y estimulante, originando un proceso de unificación nacional y de modernización de la vasta población que no participaba en el quehacer nacional” (p. 27-28).

José Matos Mar había estudiado este proceso desde 1947, sin embargo, “lo que no imaginábamos en aquel momento era el alcance que tendría este desborde, así como las transformaciones que ocurrirían desde entonces”

Capítulo 1: Derrumbe del orden tradicional sin modernización (41-65), empieza en 1940: “quien hubieses recorrido el Perú en 1940 se habrían encontrado con un país agrario y rural, de yanaconos y colonos, donde tan pronto se cambiaba de piso ecológico desaparecía el castellano y se imponía el quechua, en el que no abundaban escuelas ni maestros, fraccionado más en castas que en clases, propiedad de uno o más poderosos locales que no admitía sindicatos ni derechos personales y que a medida que se alejaba de Lima era más despótico y pobre. El Estado casi no existía y la precariedad aparecía insalvable” (p. 41). Aquí se aprecia subliminalmente el anhelo de los que tienen el poder en el Perú: un país de habla civilizada, del español y no de alguna lengua indígena como el quechua, donde el Estado (siempre con E mayúscula) tenga presencia, donde los derechos personales (garantizados en la Constitución) sean una realidad, y donde la primacía de la capital se extienda al territorio entero. Como se señala en el capítulo, las promesas de la Constitución quedan limitadas a ser promesas, no resulta la tan anhelada modernidad. Lo preocupante es probablemente que la situación peruana se asemeja tanto a la mexicana.

El capítulo 2: De migrantes a ciudadanos: 1940-1990 (69-252) es en cierto sentido el capítulo teórico medular, pues muestra como “en medio siglo, entre 190 y 1990, la barriada se convierte en el componente mayoritario de las ciudades” (p. 69), cómo el campo invadió la ciudad, y cómo la ciudad convirtió a los campesinos en ciudadanos. Es interesante comparar la situación dibujada por Matos Mar con el destino de una revolución campesina como la cubana, que desembocó en una ideología anti-campesina comparable al neoliberalismo (al respecto véase Korsbaek & Neira, … y la tesis doctoral de Vladimir Mompellier Prado).

En el capítulo 3: Lima, la plural, 1990-2010 (333-505) se limita la óptica a la ciudad de Lima y se someten a una prueba empírica y etnográfica los postulados de Matos Mar. Aquí se comprueba que las nuevas marometas no lograron convertir las promesas de la Constitución en realidades, al contrario, en un escenario político donde el paladín del neoliberalismo, Alberto Fujimori, ya ha sido condenado a veintiséis años de prisión. Luego sería liberada por su hija, Keiko Fujimori, que ahora está con una condena de tres años de prisión, y el presidente Pedro Pablo Kuczynski (nombrado PPK por una pistola alemana), que recientemente ha sido destituido como presidente, y Fujimori está de vuelta en la cárcel.

Perú se encuentra involucrado en el proceso de globalización: “con la globalización, por vez primera en la historia de la humanidad, los países se interrelacionan e inter cambian conocimientos y productos. La población mundial sobrepasa los siete mil millones de habitantes y la mayoría de ellos participa cada vez más en la vida y destinos de las naciones y regiones del mundo, en una escala jamás sospechada. Mientras la ciencia y la tecnología evolucionan aceleradamente apoyadas por el poder de las nuevas tecnologías del conocimiento y comunicación” (p. 333).

El producto de este proceso es la nueva Lima: “el Área Metropolitana de Lima tiene, según estimaciones, una superficie física que sobrepasa los 2,819 km2, de los cuales casi 800 corresponden al área urbanizada. Es la única gran urbe capital de América del Sur frente al mar” (p. 348).

No obstante su tamaño y su carácter compacto, esta urbe capital se divide en “Las Tres Nuevas Lima”, que Matos Mar nos presenta en una serie de estadísticas (p. 349-355), el relato del “Redescubrimiento de Lima” y “la nueva identidad y dinámica de los distritos limeños” (p. 358-362).

En el capítulo 4 nos presenta Matos Mar su sueño, que es el sueño de todos los peruanos, gobierno y pueblo: La emergente sociedad nacional, un proceso de marcha (p. 517-550). “Favorecido en sus inicios por el proceso de urbanización y a partir de la última década del siglo XX, por la globalización, por el proceso de descentralización y regionalización que comenzó como reforma del Estado peruano el 2002, y por el notable crecimiento económico que vive el país desde hace más de una década, millones de hombres y mujeres del Otro Perú y sus descendientes de más de cuatro generaciones, lograron en setenta años la caída y desquiciamiento de la estructura social. Un verdadero cambio estructural que como una revolución silenciosa socavó el existente orden y sistema, contribuyendo sustantivamente al fortalecimiento del emergente Perú moderno del siglo XXI y, por primera vez en la historia republicana, a un hecho histórico: la forja de una sociedad nacional, como no lo logró el Tahuantinsuyo ni la República hasta fines del siglo XX. Es por ello que el desborde popular del Otro Perú no fue únicamente un fenómeno de trasvase poblacional a las ciudades desarrolladas, como ocurrió en otras sociedades en desarrollo, sino que tuvo connotaciones más profundas porque estimuló, favoreció y propició con éxito lo que no pudo hacer el Perú Oficial desde que surgió como República” (p. 519).

Hasta aquí habla José Matos Mar antropólogo, pero en las Reflexiones finales (p. 551-569) formulará algunas preguntas José Matos Mar ciudadano, después de recomendar “un abordaje desde las ciencias sociales, la economía, la política, la sociología y otras disciplinas para llegar a buen puerto”: “¿puede darse un desarrollo nacional en el marco de la globalización o estamos condenados a una función dependiente?, ¿cómo democratizar el estado para que no sea una mera correa de transmisión y acoja los intereses comunes, 1absorbiendo e integrando a sus actuales impugnadores?, ¿cómo acabar con los rezagos y las nuevas formas de exclusión social? Son algunos interrogantes cuyas respuestas deberían darnos los especialistas en esas materias, teniendo en cuenta la gesta de los nuevos ciudadanos peruanos” (p. 553).

Es un libro escrito en nombre del Otro Perú, pero en un lenguaje oraculoso y ampuloso, que normalmente evitamos en la antropología. Sin embargo, quisiera subrayar que José Matos Mar ha creado una antropología que, en una medida considerable, llega a remediar una ausencia estratégica en la antropología peruana, así como también en la mexicana, que los antropólogos, que cobran su sueldo del estado, nunca mencionan al estado, un rasgo que comparten con los antropólogos británicos que, no obstante que fueron empleados del imperio, nunca mencionaban al imperio.

La persona principal en el libro de José Matos Mar es la sociedad nacional en su devenir sobre las ruinas de la sociedad colonial, incluyendo el neocolonialismo. Lo que ha creado José Matos Mar es al mismo tiempo la historia de México de Clavijero, y el México profundo de Guillermo Bonfil, ambas trasladadas al Perú. Pienso que se puede comparar la situación del Perú, según Matos Mar, con la situación de México y la gesta de López Obrador.

 

[1] Lima: Universidad Ricardo Palma, 2012.

 

Cómo citar este artículo:

KORSBAEK, Leif , (2020) “José Matos Mar: Perú. Estado desbordado y sociedad nacional emergente”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 43, abril-junio, 2020. ISSN: 2007-2309. Dossier 23: Etnografías andinas.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1873&catid=68