Simón Bolívar y La Federación de los Andes: El Proyecto Político y el Intento de Construcción de Estado en el Perú, 1823 a 1826

Simón Bolívar and the Federation of the Andes: The Political Project and Intent of Building of a State in Peru, 1823-1826

Simón Bolívar ea Federação dos Andes: A Intenção Projeto Político e Construção do Estado no Peru, 1823-1826

Josue Centella Paucar Limaylla [1]

RECIBIDO: 12-12-2013 ACEPTADO: 26-12-2013

 

Introducción

El siglo XIX fue una época en la cual se desarrollaron hechos que configurarán a la sociedad hispanoamericana en general. Estos hechos se evidencian a nivel político: la caída de la Monarquía española, la consiguiente invasión napoleónica que sufriera España en el año de 1808. Este hecho recrudeció la crisis entre España y sus colonias. En América, estos acontecimientos propiciaron nuevos espacios de debates e ideas, que permitieron el surgimiento de una cultura política nunca antes vista. Por un lado, aparecen los Fidelistas a la corona y los Reformistas. Y por el otro, los Separatistas. Esto trayendo como consecuencia la pérdida de la figura real, y el advenimiento del periodo republicano. Este es el siglo de los surgimientos de repúblicas por todo Hispanoamérica, el periodo en que se echan las raíces de las futuras naciones. El antecedente principal es las Cortes de Cádiz, es decir, la Constitución que estas Cortes propiciaron y promulgaron por espacio de dos años entre 1812 y 1814. Los conceptos de representatividad, soberanía popular, autonomía, ciudadanía y nación, dan origen a imaginarios políticos de “comunidades imaginadas”. En estos acontecimientos, la idea de nación es importante, la búsqueda de un origen en común, una identidad.

Pero por otro lado, también aparece una problemática en esta área hispanoamericana. La preocupación central gira en torno al tipo de gobierno que van adoptar estas nuevas emergentes naciones. Nuestro trabajo se ubica en este contexto específicamente, en el periodo comprendido entre 1823 por ser la llegada de Simón Bolívar al espacio peruano  a 1826 el año de su retiro. Nuestro objetivo es analizar el impacto de su presencia en el Perú, la propuesta política que intenta construir una vez acabado el proceso de luchas de independencia. Todo lo que se inscribe dentro de esa transición, de ese paso de la colonia al primigenio Estado republicano. Nuestro trabajo se centra en el tipo de Estado que diseñó Bolívar, el régimen que desarrolló políticamente; la importancia del Congreso de Panamá, la Constitución Vitalicia en fin, la Federación de los Andes como propuesta política teórica en el Perú e Hispanoamérica.

El trabajo contiene los aspectos teóricos que refuerzan la tentativa de la hipótesis. El texto se divide en cinco partes y una conclusión. A partir del subtítulo, Virajes y permanencias del pensamiento político de Simón Bolívar: entre Angostura y el Alto Perú y el asunto de la dictadura que ejerce en el Perú, se da inicio al ensayo. Luego se aborda el Congreso de Panamá como primer intento de construcción de un Estado Panamericano. En esa línea, se continúa con el análisis de la Constitución Vitalicia, que resume la propuesta política de Simón Bolívar para Hispanoamérica y el Perú, y que es la base para realizar la famosa Federación de los Andes. Finalmente, se desarrolla la conclusión basada en la importancia de la propuesta política de Simón Bolívar y cómo fue entendida en el espacio peruano.


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Virajes y permanencias del pensamiento político de Simón Bolívar: entre Angostura y el Alto Perú

Se ha escrito muchas cosas respecto al pensamiento político de Simón Bolívar. En muchos casos se le ha mitificado enormemente; en otros, Bolívar, encarna al republicano ávido de poder, y al Leviatán Autoritario[2]. ¿Fue lo uno o lo otro? se ensaya una respuesta en este trabajo a través de sus escritos, y la revisión de sus ideas políticas. Por otra parte, también es vital analizar los cambios y permanencias, los paralelismos, las semejanzas y diferencias que experimenta políticamente entre 1819 y 1826. Los momentos importantes de tribuno legislador que asume tanto en el Congreso de Angostura como en el Alto Perú al realizar su Constitución Vitalicia. En Angostura, Bolívar tiene como modelo de legislación política primordial a la Constitución inglesa. En el discurso que brinda ante el Congreso de Angostura, Bolívar pone en evidencia su conocimiento y admiración por la Constitución inglesa, incluso exhortará a los legisladores por su estudio y su análisis de esta manera: “así, os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitución Británica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los que la adoptan”[3]. No obstante, hace esta observación: “pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su imitación servil”[4]. Se observa a través de este discurso, que Bolívar no era un calcador de sistemas ni transportador de ello, ni implantador en nuestro medio de sistemas políticos sin un estudio previo[5]. Para él era muy importante analizar el medio, el entorno, el contexto en el cual operarían estos sistemas políticos (constituciones) para el real beneficio de su población antes de ser promulgada por los legisladores.

Otra cuestión tratada en Angostura es sobre el tipo de gobierno que deberá tener este cuerpo político recién creado. En el discurso de Angostura, Bolívar expone a los legisladores su explicita opinión sobre el “Centralismo” como forma de gobierno en estos términos:

Horrorizado ante la divergencia que ha reinado y debe reinar por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno Federativo, he sido arrastrado a rogaros para que adoptéis el Centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración será la muerte[6].

Para Bolívar el centralismo es la alternativa eficaz frente al gobierno federal que ha traído muchos males consigo. En Angostura dirá: “abandonemos las formas federales que no nos convienen; abandonemos el triunvirato del poder ejecutivo; y concentrándolo en un presidente, confiémosle la autoridad suficiente […]”[7]. No obstante, Bolívar desde la Carta de Jamaica ya expresaba su rechazo al Sistema Federal:

No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia que tanta fortuna y esplendor ha procurado a Inglaterra. No siéndonos posible lograr entre las repúblicas y monarquías los más perfecto y acabado, evitemos caer en anarquías demagógicas, o en tiranías monócratas[8].

La razón de los debates entre federalistas y centralistas es la búsqueda de un sistema de gobierno adecuado al medio hispanoamericano que sea una guía para el correcto encaminamiento de los nuevos estados. Frente a este dilema, Bolívar se plantea buscar una fórmula apropiada para el medio hispanoamericano. Dirá entonces “Busquemos un medio entre extremos opuestos que no nos conducirán a los mismos escollos, a la infelicidad y al deshonor. Voy a arriesgar el resultado de mis civilizaciones sobre la suerte futura de la América; no la mejor, sino la que sea más asequible”[9].

Como podemos observar, Bolívar en Angostura propone explícitamente -como sistema de gobierno adecuado- el sistema centralista como la más acorde para el contexto.

Lo central en este discurso que          Bolívar brinda al Congreso de Angostura, gira en dos propuestas importantes: un gobierno centralista, que ya examinamos, y la creación de un Senado hereditario. Sobre este ultimo, Bolívar hará hincapié en estos términos:

Si el senado, en lugar de ser electivo, fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra república. Este cuerpo en las tempestades políticas pararía los rayos del gobierno, rechazaría las olas populares […] este cuerpo neutro, para que pueda ser tal, no ha de deber su origen a la elección del gobierno, ni a la del pueblo; de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema, ni espere nada de estas dos fuentes de autoridad.  

[…] Un senado hereditario, repito, será la base fundamental del poder legislativo, y por consiguiente será la base de el todo gobierno. Igualmente servirá de contrapeso para el gobierno y para el pueblo: será una potestad intermedia que embote los tiros que recíprocamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas la clama de un tercero viene a ser el órgano de la reconciliación, así el senado de Venezuela será la traba de este edificio delicado y harto susceptible de impresiones violentas; será el iris que clamará las tempestades y mantendrá la armonía entre los miembros y la cabeza de este cuerpo político[10].

Ahora pasaremos a revisar las ideas que Simón Bolívar evidencia en su obra y pensamiento político en el periodo de 1825 y 1826 en que redactó su Constitución Vitalicia[11]. En el discurso con que acompañó el Proyecto de Constitución que redactó para la república de Bolivia se encuentran algunas propuestas ya enunciadas en Angostura. Para el poder Legislativo propone tres cámaras: Tribunos, Senadores y Censores siendo esta última de carácter vitalicio. Crea un cuerpo legislativo de más. Así como en Angostura, vuelve a proponer la idea de un cuerpo vitalicio y un poder moral que estaría representada por los Censores. La concepción de un poder moral que regule las funciones de gobierno es reiterativa en Bolívar.

Sobre la forma mas adecuada de gobierno no hay cambios. La idea de un gobierno unitario centralista de carácter vitalicio va ser reafirmada en esta Constitución Vitalicia[12].

Teniendo en cuenta el contexto sociopolítico, es vital analizar el tipo de Estado que Simón Bolívar se propone crear. Es el análisis de la coyuntura de ese entonces Bolívar dirá en Angostura:

La libertad dice Rousseau es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la libertad. Entumecidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles, ¿eran capaces de marchar con pasos firmas hacia el augusto templo de la libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus esplendidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí reina?[13]

Se vale del mito del hombre de la caverna de Platón para explicar lo que ocasionaría las amplias ideas de libertad en los hombres si no se adecuasen a las leyes sin la guía del Congreso; en un periodo tan inestable, de faccionalismos si no se recurre a la unidad. Siete años después en el discurso que envía junto a la Constitución boliviana vuelve a reflexionar sobre el contexto de entonces y la importancia de las leyes para los hombres como mediadores de la sociedad en estos términos:

He recogido todas mis fuerzas para exponeros mis opiniones sobre el modo de manejar hombres libres, por los principios adoptados entre los pueblos cultos, aunque las lecciones de la experiencia sólo muestran largos periodos de desastres, ininterrumpidos por relámpagos de ventura. ¿Qué guías podremos seguir a la sombra de tan tenebrosos ejemplos?

Para este periodo, Bolívar se muestra contrario a las ideas ilimitadas de libertad y democracia. Piensa que estas ideas fomentan revoluciones acaudilladas por gentes (civiles, sobre todo militares) que buscan la división para poder tener poder y mandar. Debido a ello, busca un régimen de gobierno de transición que reforme gradualmente a través de las leyes a la sociedad y que tenga como finalidad el bienestar general.

Los rasgos de estos cambios lo hallamos en los años de 1825-26. Ya las instituciones inglesas pasan a segundo plano en la mente de Bolívar. Un motivo para el cambio, lo podemos explicar por la decepción que le produce el Congreso de Panamá; la idea de unión entre todas las nacientes repúblicas se volverá una utopía. Al punto que Víctor A. Belaúnde dirá: “Sin exageración podía decirse que en el año 26 el ambiente estaba preparado en América del Sur para la constitución de un régimen autoritario”.

Sobre Bolívar, Pedro Planas refiere:

El “Federacionismo” autoritario de Bolívar llegó a su máxima expresión cuando elaboró y proyectó su Constitución Vitalicia como núcleo para una Federación entre Perú, Bolivia y Colombia, que fue denominada por el mismo como “Federación Boliviana” […] Como podemos ver, la Constitución Bolivariana envolvía un centralismo, que podía ser tan absoluto o rígido como el napoleónico[14].

Vemos que el centralismo era una cuestión latente en Bolívar como forma de construcción de Estado en América como muro infranqueable ante la anarquía y el caos. Podemos observar, que Bolívar experimenta cambios en su concepción política y la prueba más clara es la Constitución Vitalicia, documento que resume su doctrina de cómo políticamente Hispanoamérica debería ser gobernada y la importancia de su presencia en ese gobierno como conductor y Presidente Vitalicio.

Ahora, veremos lo que sucedió en el Perú, el papel de dictador que le dio el Congreso debido a la coyuntura de la guerra civil contra Riva Agüero y, por otro lado, la guerra contra los realistas por la independencia.


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Simón Bolívar y la Dictadura en el Perú       

Simón Bolívar arribó al Perú el primero de septiembre de 1823, a bordo del navío “Chimborazo” desembarcando en el puerto del Callao. Así, después de tanta impaciencia por venir al Perú, el Libertador al fin, lograba su cometido. La demora de la invitación del Congreso peruano, por un lado; y por el otro, la lentitud del Congreso de La Gran Colombia con la licencia para autorizar la salida de su territorio (Guayaquil), hizo que su llegada estuviera precedida de muchos contratiempos. Sin embargo, esta tuvo un cierto cariz providencial. La aclamación fue en gran mayoría unánime. Ya sea porque era el más indicado para realizar esta empresa libertadora, ya sea porque no había otra alternativa, se tuvo que aceptar su presencia con cierto disgusto y pesar. Una vez acabada la euforia de su llegada y recibimiento, había que afrontar el cuadro caótico, inestable y precario del contexto político y económico cuya imagen habría de acompañar gran parte de la campaña bélica. Un cuadro más exacto nos ofrecen Carlos Contreras y Marco Cueto (2007) sobre las dificultades que afloraban en este periodo:

Bolívar  no podía llegar en medio de situación más dramática. El ejército, apenas si se podía decir que existía. El del sur, que era el propiamente peruano, había desaparecido con el desastre de intermedios; el chileno había decidido volver a su país; el rioplatense se sublevó por falta de pagos de sus haberes y entregó el puerto del Callao otra vez a los peninsulares. La escuadra se hizo humo el día que el almirante ingles Lord Cochrane, cansado de no cobrar su mesada, se hizo a la mar  cargando con el último real que halló en el tesoro fiscal. El único cuerpo militar organizado era el que Sucre había traído de Colombia. La anarquía política era tremenda […][15].

A pesar de este escenario tan dramático, la confianza y el optimismo de los sectores políticos en Bolívar eran bastante explicitas. Tanto es así que en una carta a Santander dirá: “El Congreso y el pueblo peruano han creído que yo tengo el hilo del laberinto de Creta y que como Teseo saldré de él. La confianza es universal y absoluta según parece; la prevención es inmensa: todos esperan la libertad del Perú de mis manos, pero amigo, ¡Cuánto se engañan estos señores!”[16]. Simón Bolívar será declarado dictador del Perú. El 10 de febrero de 1824 el Congreso le delega poderes dictatoriales debido a la coyuntura bélica contra España y contra Riva Agüero. En una carta a Santander, hace mención a este suceso, “El Congreso me ha autorizado dictatorialmente para que salve el país […]”[17]. Debido a esta designación como dictador las preguntas que planteamos son las siguientes: ¿Qué tipo de dictador fue Simón Bolívar?, ¿qué características tuvo esa dictadura?, ¿se puede considerar a Bolívar un caudillo? Primero, Simón Bolívar no es un caudillo, es claramente un dictador. La diferencia la describe John Lynch (1993): “El caudillo ejercía su dominio en un marco económico, social y político, cuyas estructuras eran de carácter simple, por no decir primitivas. El dictador presidía una economía más desarrollada, una alianza de intereses más compleja y una administración que poseía grandes recursos.”[18]. Otra diferencia primordial entre un caudillo y un dictador es un proyecto político. En el caso de Simón Bolívar concibe un notable proyecto político denominado: “La Federación de los Andes”.

Ahora, es conveniente referir qué tipo de dictador fue Simón Bolívar. Para este punto, es preciso entender cómo se desarrolló el concepto de Dictadura, y asociarlo a nuestro personaje. Por consiguiente, es necesario definirla. Para Norberto Bobbio (1989), el concepto de dictadura proviene del imperio romano. Al respecto, dice:

La Dictadura romana fue instaurada de modo extraordinario alrededor de 500 a.C. y sobrevivió hasta finales el tercer siglo de nuestra era. El senado daba el título de Dictador a un general con el fin de que salvara la república en un momento de emergencia. El senado cedía su poder y se retiraba de la arena política por un lapso determinado, para que el dictador reinstaurara el orden; después de ello éste tenía que devolver su poder absoluto al senado. Su misión consistía en salvar la república, la cual no podría ser efectivamente salvada si no se sujetaba a la “constitución romana”. En resumen, las características de la dictadura romana eran: un estado de emergencia, poderes plenos a un hombre, un liderazgo específico y una corta duración. Sin embargo el dictador no contaba con el derecho a cambiar el Estado romano[19].

Aljovín (2000) dice que los legisladores peruanos utilizaron el concepto de dictador, que provenía de la legislación republicana romana[20]. Al respecto, Mc Evoy (2007) expone la opinión de Vidaurre, respecto a la idea de dictadura dentro del concepto de republicanismo:

Una república que no recurría a un dictador, señalaba Vidaurre, estaba condenada a perecer en medio de los “terribles terremotos políticos” causados en el proceso de su misma creación. Dentro de esta línea argumentativa, el dictador era “un ciudadano” a quien se le habilitaba para que procediera “sin formula, dilaciones y aparatos” a conseguir el bien publico. Cuando un país, como fue el caso del Perú en vísperas de la llegada de Bolívar, se encontraba reducido “al miserable estado de un gran cuerpo” que se precipitaba en actitud suicida” desde lo alto de una montaña” era imprescindible contar “con un genio activo,  veloz y vigilante” capaz de imponer el orden. La dictadura, una suerte de medicina transitoria para una república […][21].

La noción de dictador ganó adeptos, aunque en muchas ocasiones el poder dictatorial perdió su connotación romana clásica y se tornó en el moderno concepto del dictador revolucionario[22]. A diferencia del dictador clásico, su contraparte moderna usaba el poder para cambiar el Estado y la sociedad, aunque muchas veces aseverase que su poder era del dictador clásico[23]. El caso de Bolívar es interesante porque fue, a la vez un dictador clásico y moderno[24]. Recordemos que Bolívar, invitado por el Congreso peruano en su periodo inicial que va de septiembre 1823 a febrero 1824, tenía poderes específicos en el ámbito militar para derrotar a los realistas. Bolívar, recibe amplios poderes dictatoriales a partir de la caída de Lima en manos realistas y la aparición de un Congreso paralelo al limeño en Trujillo con el apoyo de un sector del ejército hacia Riva Agüero, en claro desafío al Congreso de Lima.

Aljovín (2000) refiere que: “Cuando recibió los poderes en 1824, buena parte de sus energías se consumieron en poner fin a la anarquía, terminar la guerra de independencia y reordenar la sociedad y el Estado. En cambio, en su nuevo mandato de 1825, Bolívar usó sus poderes dictatoriales para imponer una nueva constitución y reformar a la sociedad”[25]. Vemos, que, la concepción sobre la dictadura era permitida en circunstancias especiales (guerras, anarquías, caos etc.). Y sirvió de medio inicial a Bolívar, para buscar implantar su proyecto político en el Perú.

A continuación se desarrollará los puntos vitales que hicieron posible, las ideas políticas de Bolívar: el Congreso de Panamá, la Constitución Vitalicia y la Federación de los Andes que serán los pilares del proyecto político de Simón Bolívar en el Perú y el ámbito andino americano.

 

El Congreso De Panamá

Normalmente, la idea de un gran Congreso americano es atribuida como obra exclusiva del pensamiento de Simón Bolívar, dándole un marco extraordinario a su figura política y militar. Existen antecedentes claros que son anteriores a Bolívar sobre la conformación de un imperio americano. Grandes personalidades de la talla del precursor Francisco Miranda, Pablo de Olavide, y otros intelectuales, serán los abanderados y pioneros de esta idea americana. Ellos ya hablaban de la gran unión americana, incluso desarrollaron proyectos para independizar la América española, fundando la gran Logia Americana, que se encargó de encender los espíritus de libertad. Como señala Porras Barrenechea (1974), “pero si no es una iniciativa bolivariana la intención de Congreso de Panamá, si lo es la gestión decidida y tenaz para hacer de ella una realidad duradera y estable”.  


Local del Congreso de Panamá. www.lascarta.wix.com

Desde Jamaica, en su carta profética de 6 de septiembre de 1815, universalizó aquel pensamiento confederativo y pacifista, en frases que se han copiado en todos los libros:

Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vehículo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, deberían por consiguiente tener un mismo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan formarla; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas, interese opuestos, caracteres desemejantes dividen la América. ¡Qué bello seria que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el Corinto para los griegos¡ ¡ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes de la repúblicas , reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración […][26].

El Congreso de Panamá, el ideal americano de Bolívar de poder conformar un cuerpo político enorme que represente al conjunto de las antiguas colonias españolas, ahora naciones republicanas, no hubiera sido siquiera un intento de lo posible sin el escenario peruano y sin los hechos decisivos que se dieron en el espacio peruano, y sin el apoyo tenaz y comprometido de nuestro importante político liberal de este periodo: José Faustino Sánchez Carrión.

Si bien, desde sus anteriores escritos políticos, ya Bolívar proponía esta conformación congresal anfictiónica, será apenas entre finales de 1824 y principios de 1825 que se hará en cierta manera posible, debido a la finalización de las guerras de independencia y el apoyo brindado por su ministro de relaciones exteriores. El Perú viene así a ocupar el centro de emisiones circulares pidiendo la conformación, sin pérdida de tiempo, de este “Augusto Congreso”, en palabras de Bolívar. Por ello, la circular del 7 de diciembre de 1824, mandada desde el Perú, con la rúbrica de José Faustino Sánchez Carrión hacia las nuevas naciones independientes[27], es un hito en la historia diplomática americana.

El Congreso de Panamá fue el antecedente de lo que después se conocerá como: La Federación de los Andes. Bolívar buscará cumplir este ideal. Aún con sus dudas, quiso realizar en gran parte la unión de las nuevas repúblicas liberadas del yugo español. En la circular del 7 de diciembre de 1824, expondrá claramente el objetivo de este Congreso:

Después de quince años de sacrificio consagrados a la libertad de América, por obtener un sistema de garantías que en paz y en guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino; es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos. Entablar aquel sistema, y consolidar el poder de este gran cuerpo político pertenece al ejército de una autoridad sublime que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español. Profundamente penetrados de estas ideas invité en ochocientos veintidós, como presidente de la República de Colombia, a los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para que formásemos una confederación, y reuniésemos, en el Istmo de Panamá, u otro punto elegido a pluralidad, una Asamblea de Plenipotenciarios de cada Estado “que nos sirva de concejo en los grandes “conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel “interprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades y “de conciliador, en fin, de nuestras diferencias[28].

Como refiere Jorge Guillermo Llosa (1974), “La confederación en el pensamiento de Bolívar, estaba llamado a crear un corpus juriscomunis hispanoamericano, tanto para regular sus relaciones con el resto del mundo, como para fijar los criterios que permitieran resolver los problemas suscitados […]”[29]. Sin embargo, pronto se dio cuenta que este proyecto político ambicioso no sería posible. Tal como lo mencionó en su Carta de Jamaica, “mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen la América”. A pesar de ello, y con el fervor del triunfo sobre los reductos realistas, en esta circular puso su dedicación en lograr forjar el Congreso anfictiónico que haga temblar a la Santa Alianza.

Pero esa idea de fraternidad americana desaparecerá de la mente de Bolívar. Y la prueba, es, una carta que Bolívar escribirá exponiendo lo que piensa de aquella idea primaria que poseía: “El congreso de Panamá (dijo entonces en una carta famosa a Páez) no es otra cosa que aquel loco griego que pretendía dirigir desde una roca los buques que navegaban. Su poder será una sombra y sus decretos meros concejos”[30].

Otros planes atraían al Libertador. La Confederación de los Andes reemplazaba en su imaginación al Congreso de Panamá. Desde 1825-1826, Bolívar hará el viraje ideológico sobre sus proyectos políticos. Cecilia Bákula (1975) refiere que, “A partir de 1825, Bolívar comprende que su destino no está en la América entera, sino en la América Andina. Por esta razón, resulta del mayor interés observar el desarrollo del Congreso para entender por qué el Libertador le niega posteriormente su apoyo y pasa de los planes panamericanos a los planes andinos”[31]. Unir a las repúblicas bolivarianas parecía más factible que unir a todas las repúblicas hispanoamericanas[32]. En tal sentido, era utópica la propuesta del Congreso de Panamá.


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Porras Barrenechea (1974) describe el final de esta aventura de unión americana: “Al convocarse el Congreso de Panamá se hallaban planteadas ya muchas causas de desacuerdo entre los pueblos hispanoamericanos, y empezaba a enfriarse la emoción solidaria de la época bélica de la independencia”[33]. Se observa, que, este Congreso es un antecedente claro de su proyecto federativo de los Andes, que realizará, aunque por muy corto tiempo, teniendo como base jurídica la Constitución Vitalicia. 

 

La Constitución Vitalicia

Dentro del análisis del proyecto de Simón Bolívar es de vital importancia conocer el significado de la Constitución Vitalicia. La importancia de este documento constitucional está en que resume el pensamiento de Bolívar con respecto al tipo de gobierno adecuado para  Hispanoamérica. Partiendo de la pregunta ¿Cómo gobernar América? Es que Bolívar responde a través de esta Carta Magna. Elaborando como propuesta un sistema de gobierno novedoso para los países libres del yugo español y donde Bolívar ha sido partícipe.

La inquietud sobre cómo gobernar América fue una constante en la mente de Bolívar. Bolívar no deseaba una fiel copia de los sistemas republicanos europeos, sino buscaba un sistema de gobierno acorde con las necesidades de Hispanoamérica. Por eso, su preocupación central será, ¿Qué tipos de gobierno deben adoptar las repúblicas libres? Frente a esta interrogante, la propuesta “novedosa” de Bolívar, va ser: La Federación de los Andes, basada en la Constitución Vitalicia. Y ¿Qué es la Constitución Vitalicia? Basadre (1970), describe al respecto:

La Constitución Vitalicia era, pues un intento de adaptación del principio de autoridad (representado por la perpetuidad del presidente y de los censores) y el principio de la democracia (a través del sufragio, como fuente de los nombramientos). Pretendía, por eso, un ensamble entre la igualdad civil y la soberanía popular con el gobierno centralizado; y como el mismo Bolívar dijo una transacción entre América y Europa, el ejército y el pueblo, la democracia y la aristocracia[34].

En carta a Páez afirmó: “Los principios federales se han adaptado hasta cierto punto y los del gobierno monárquico también. Esta Constitución es un término medio entre el federalismo y la monarquía”[35]. A Santander se dirigió en forma parecida: “Mi proyecto concilia los extremos: los federalistas encontraran allí sus deseos realizados en gran parte y los aristócratas hallarán un gobierno permanente, sólido y fuerte; los demócratas verán conservada la igualdad sobre toda cosa”[36].

Con este proyecto de constitución, lo que Bolívar se proponía era crear un tipo de gobierno de carácter centralista, fuerte, que tenga en cuenta la peculiaridad, el ambiente en que Hispanoamérica, en ese momento, iba experimentando, en escenarios que oscilaban entre la dispersión, el distanciamiento, la anarquía y el desgobierno. Es por ello, que la preocupación central y el motivo de sus inquietudes y desvelos, es el temor dantesco al incendio de las tablas de la unidad, representadas en la desunión, y rivalidades entre las provincias (los futuros países), pero sobre todo, al germen y proliferación de la anarquía como una constante en estos territorios. En el discurso que Bolívar brinda al Congreso Constituyente de Bolivia, reflexiona una vez más sobre estas cuestiones, exhortando al Congreso, dirá:

¡Legisladores! Vuestro deber os llama a resistir el choque de dos monstruosos enemigos que recíprocamente se combaten, y ambos os atacarán a la vez: … la tiranía y la anarquía forman un inmenso océano de opresión, que rodea a una pequeña isla de libertad, embatida perpetuamente por la violencia de las olas y de los huracanes, que la arrastran sin cesar a sumergirla. Mirad el mar que vais a surcar con una frágil barca, cuyo piloto es tan inexperto[37]

¿En qué consistía ésta Constitución Vitalicia? Bolívar explica que “El proyecto de Constitución para Bolivia está dividido en cuatro poderes políticos, habiendo añadido uno más, sin complicar por esto la división clásica de cada uno de los otros. El electoral ha recibido facultades que no le estaban señaladas en otros gobiernos que se estiman entre los más liberales. […] ningún objeto es más importante para los ciudadanos que la elección de los legisladores, magistrados, jueces y pastores. Los colegios electorales de cada provincia representan las necesidades y los intereses de ellas”[38].

¿Quiénes pasan a conformar este poder electoral? Según la Constitución Vitalicia, el Poder Electoral estaba conformado por los ciudadanos en ejercicio que nombran un elector por cada diez para constituir el cuerpo electoral de la provincia (arts. 10 y 20). Para ser ciudadano sólo se exige los requisitos de la nacionalidad, el saber leer escribir y el tener un empleo. Decía Bolívar en su exposición al Congreso de Bolivia: “Cada diez ciudadanos nombran un elector, con lo que se encuentra la nación representada por el décimo de sus ciudadanos. No se exigen sino capacidades ni se necesita tener bienes para representar la augusta función del soberano; […] saber y honradez, no dinero, requiere el ejercicio del poder público”[39].

Sobre el Poder Legislativo, Bolívar expone que:

El Cuerpo legislativo tiene una composición que lo hace necesariamente armoniosos entre sus partes: no se hallará siempre dividido por falta de un juez árbitro, como sucede donde no hay más que dos Cámaras. Habiendo aquí tres, la discordia entre dos queda resuelta por la tercera, y la cuestión examinada por dos partes contendientes y un imparcial que la juzga; de este modo ninguna ley útil queda sin efecto, ò por lo menos habrá sido vista una, dos y tres veces antes de sufrir la negativa. En todos los negocios entre dos contrarios se nombra un tercero para decidir, y ¿no seria absurdo que en los intereses mas arduos de la sociedad se desdeñara esta providencia dictada por una necesidad imperiosa? Así las Cámaras guardaran entre sí aquellas consideraciones que son indispensables para conservar la unión del todo, que debe deliberar en el silencio de las pasiones y con la calma de la sabiduría[40].

Sobre el Poder Ejecutivo, describe: Reside en un presidente y tres Secretarios de Estado (art. 76). Dice Bolívar en su exposición:

El presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución como el Sol, que, firme en su centro, da vida al universo. Esta suprema autoridad debe ser perpetua porque en los sistemas sin jerarquías se necesita más que en otros un punto alrededor del cual giren los magistrados y ciudadanos, los hombres y las cosas”. Y luego agrega: “Que un presidente vitalicio con derecho a elegir un sucesor es la inspiración más sublime del orden republicano[41].

¿Cuál era la diferencia entre la monarquía que Bolívar rechazaba y la presidencia vitalicia que proponía? Una diferencia según Bolívar, esta en la designación del sucesor del presidente, de esta manera, “se evita las elecciones que producen el gran azote de las repúblicas; la anarquía que es el lujo de la tiranía y el peligro, más inmediato y más terrible de los gobiernos populares”[42], y pone en manos seguras la marcha del gobierno al elegir el sucesor, ya que esta designación no es por herencia natural ni por “suerte” sino por meritos y por conocimientos previos de la administración del Estado al ser parte del mismo. Se puede observar que estas ideas aparecen en un contexto de inestabilidad y situación de caos[43].

Con respecto al último poder, Bolívar expresa lo siguiente:

El poder judicial que propongo goza de una independencia absoluta: en ninguna parte tiene tanta. El pueblo presenta los candidatos y el Legislativo escoge los individuos que han de componer los tribunales. Si el poder judicial no emana de este origen es imposible que conserve en toda sus pureza la salvaguardia de los derechos individuales. Estos derechos, legisladores son los que constituyen la libertad, la igualdad, la seguridad, todas las garantías del orden social[44].

La libertad y la seguridad civil, la propiedad y la igualdad ante la ley estaban garantizadas. Por ello Bolívar exclama: “La libertad civil es la verdadera libertad; las demás son nominales o de poca influencia con respecto a los ciudadanos”[45].

Al recomendar a Páez su proyecto, decía: “En él se encuentran unidas las garantías de la permanencia y de la libertad, de la igualdad y el orden”. Luego, agregaba estas palabras aún más significativas: “La Constitución boliviana reúne todos los extremos y todos los bienes, pues hasta los federalistas hallan en ello sus deseos y en gran parte”[46]. Bolívar intentó formular un tipo de gobierno capaz de mantener el orden y evitar el paso abrupto de colonia a república. Es en ese sentido que se debe analizar su propuesta política. Hasta aquí hemos descrito la importancia, y el desarrollo de la máxima expresión constitucional propuesta por Bolívar para Hispanoamérica, siendo la base central del proyecto político denominado: la Federación de los Andes, que pasaremos a explicar.


http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/tesis/human/mondo%C3%B1edo_m_p/cap2_1.htm

 

La Federación (Confederación[47]) de los Andes

El año de 1825, es de vital importancia para Simón Bolívar: se consolida la independencia en gran parte del territorio. También, en el mes de febrero de ese año, se cumplía el aniversario de asunción de la dictadura que el Congreso le confirió en 1824 a causa de la guerra frente a los realistas. Ahora que ya había acabado la coyuntura bélica, era el momento de hacer posible los proyectos que tenía en mente. Su primera tarea ya estaba cumplida. La estabilidad ya estaba empezando a asentarse. Le tocaba realizar en adelante la fase de construcción del Estado. Para ello, Bolívar contaba favorablemente con el Congreso, que no quería quitarle el mando dictatorial. Prueba de ello, es la comisión que le envía el Congreso a cargo del Dr. Carlos Pedemonte, quien le pide que no se aleje del mando, pues según él, los atisbos de anarquía y los males que aún existían por la presencia realista en el Callao y el Alto Perú, podían nuevamente encender la hoguera de la guerra. Pedemonte le expresa su desilusión de que Bolívar se marchara en esta forma:

Vuestra excelencia ha sabido corresponder con una clase de heroísmo desconocido en la historia […] ¡no permita el cielo que, habiéndose cubierto de gloria el Congreso peruano en el día 10 del pasado febrero con sólo el decreto de la dictadura pase hoy por la debilidad de aceptar la dimisión de su poder al que su ejemplo debemos leyes, patria, libertad y existencia![48]

Una vez que le es extendida la dictadura, este Congreso se auto clausura el 10 de marzo de 1825. Quedando listo el terreno para los planes de Bolívar para parte del continente.

En este contexto cobra vigencia la Federación de los Andes. La Federación de los Andes fue la obra política culminante que Simón Bolívar pudo elaborar. Si el Congreso de Panamá fue la obra utópica, irrealizable, inviable, será esta Federación su anhelo más cercano a la realidad que él veía desde el Perú. Una vez conformado el Congreso de Panamá Bolívar ya iba planeando la idea de unir los países hispanoamericanos que él pudo liberar. Once años después, Bolívar intenta la Federación de los Andes, compuesta por la Gran Colombia, Perú y Bolivia. La Constitución Vitalicia es la esencia del proyecto bolivariano y por ende de la Federación. En una carta al general La Fuente, decía: “yo concibo que el proyecto de Constitución que presenté a Bolivia puede ser el signo de unión y de firmeza para estos gobiernos”[49]. ¿Qué importante es la Constitución vitalicia para realizar la Federación de los Andes? El mismo Bolívar le explica al General La Fuente en los siguientes términos:

Después de haber pensado infinito, hemos convenido entre las personas de mejor juicio y yo, que el único remedio que podemos aplicar a tan tremendo mal es una Federación general entre Bolivia, el Perú y Colombia, más estrecha que la de los Estados Unidos, mandada por un presidente y un vicepresidente y regida por la constitución boliviana que podrá servir para los Estados en particular y para la Federación en general, haciéndose aquellas modificaciones del caso[50].

Este proyecto político tuvo alcances concretos en el Perú como Carta Magna, (aunque de corto tiempo). En el Perú, la Constitución Vitalicia jurada el 9 de diciembre de 1826, va ser derogada, repudiada en el cabildo abierto de Lima el 27 de enero de 1827. Su periodo de vigencia apenas duró 50 días. El concejo de gobierno que es el defensor de esta carta constitucional en este breve lapso de duración, buscará darle legitimidad ante la opinión pública a través de las difusiones sobre lo importante que es un régimen de carácter vitalicio, siendo el sistema de gobierno más adecuado a nuestras característica y peculiaridades. Un periódico importante en este lapso, no obstante, ser el diario oficial del gobierno, de tendencia pro bolivariana, reproduce las ideas y objetivos que se proponen los defensores de este régimen vitalicio de Bolívar. En el diario “El Peruano” del día miércoles 3 de enero de 1827, en pleno régimen vitalicio, en la sección legislación constitucional[51], respecto a los tribunos y senadores, se escribe:

Los tribunos son los llamados a versarse principalmente sobre cosas y los senadores a sostener los principios y las instituciones. El carácter que marque sus deliberaciones debe ser la esactitud [sic] y consecuencia de las partes de un sistema de lejislacion [sic], que si bien ecsije [sic]  alguna vez variedad o alteraciones, no corra el peligro de contradecirse a cada paso, reformando lo que antes había propuesto o sancionado. Necesario era dar duración a sus individuos de modo que su cese y renovación no trajese consigo los males de la inexperiencia […][52].

El régimen que intenta establecer Simón Bolívar no trascenderá más allá de su influencia. Una vez que se retira del Perú, los opositores se harán visibles cada vez más, como indica José Gálvez (2001): “Al concluir el régimen bolivariano, la carta fundamental corrió la misma suerte. La ausencia del Libertador preparó el camino para la protesta. Los ciudadanos prominentes de la sociedad limeña, en nombre de los vecinos hicieron saber que los colegios electorales carecían de facultades para la aprobación de la ley fundamental”[53]

¿Qué tipo de Estado quiso crear Bolívar? Tengamos en cuenta que Bolívar no fue una mera criatura de su época, ni un esclavo de los modelos franceses o norteamericanos. Su propia revolución fue única y, al desarrollar sus ideas y su política, no siguió los modelos del mundo occidental, sino las necesidades de su propia América[54].

Escultura <em>Simón Bolívar-El Genio</em>, de Victorio Machado
Escultura Simón Bolívar-El Genio, de Victorio Machado:
www.estatuasdecaracas.blogspot.com

Esto es clave para entender lo que Bolívar se propuso realizar en América. En los últimos años de su vida, estaba obsesionado con la idea de que América necesitaba un gobierno fuerte y fue en ese estado de espíritu como redactó, en 1826, la Constitución boliviana. Su búsqueda de toda la vida de un equilibrio entre la tiranía y la anarquía avanzaba ahora inexorablemente hacia el autoritarismo. Como explicó O´Leary, buscaba “un sistema capaz de dominar las revoluciones y no teorías que las fomentasen; pues el espíritu fatal de una malentendida democracia, que había producido ya tantos males en América, debía refrenarse para impedir sus efectos”[55]. En efecto, la presidencia de por vida era para él fuente de especial orgullo, pues la consideraba superior a la monarquía hereditaria, porque el presidente nombraba a su sucesor (el vicepresidente), quien se convertía así en un gobernante por mérito, en vez de por derecho hereditario[56].

Es en ese sentido que debe entenderse su proyecto político, y la Constitución Vitalicia, como una alternativa de solución, una ruta de guía propia para el Perú e Hispanoamérica.

 

Conclusión

Por todo lo descrito se puede deducir que el programa, que Simón Bolívar trató de implantar en Hispanoamérica, presentaba claramente una tendencia hacia el centralismo total. Buscó fundar un régimen análogo al Cesarismo Democrático con la única finalidad de evitar la anarquía, el desorden y la dispersión que ya se experimentaba entre las nuevos Estados. La unidad, el orden y la centralización del poder, era la “receta de vida”, para la existencia de los nuevos Estados republicanos y para el Perú. Esta será su razón de ser como conductor y diseñador de una ruta republicana con características propias y a su vez, el epílogo de su pensamiento. La Constitución Vitalicia, será el respaldo de su propuesta política centralista. Por ello, la pregunta: ¿Qué relación guarda su propuesta política con la creación de un tipo de Estado en el Perú? Una respuesta tentativa, es que guarda relación con la creación de un Estado moderno, liberal, entendido éste en el contexto del libre comercio, pero con rasgos autocráticos. A pesar de su propuesta, liberal en sentido político y económico, no logró implantar su proyecto en el Perú. En parte, debido a los rezagos coloniales que en lo ideológico, político, económico, y social aún subsistieron más allá del umbral de su influencia en el Perú e Hispanoamérica.

 



Notas:

[1] Bachiller en Historia por la Universidad Nacional Federico Villarreal. Actualmente cursa estudios de Antropología en la UNMSM. Sus publicaciones ha sido recogidas en las revistas: HISTORIA Y CULTURA TIEMPOSN°6, octubre 2011, y Revista UKUPACHA, julio 2012. Ha sido Ponente en diversos eventos académicos. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[2]  Esta idea del Leviatán Autoritario, lo extraemos de Antonio  Zapata, “San Martin y Bolívar”. En: diario la República. Lima: 15/09/10. Para Pedro Planas, “Bolívar no fue federalista ni descentralista, sino un riguroso centralista […] pero no un federalista” En El Descentralismo en el Perú Republicano (1821-1998). Lima: Fondo de la Municipalidad de Lima, 1998, Pp. 44-45.

[3]  Discurso pronunciado ante el Congreso en Angostura, el 15 de febrero de 1819. P. 82. En Discursos y proclamas Simón Bolívar, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007. Colección Claves de América digital, Nº 1, Caracas-Venezuela. Pp. 67-99.

[4]   Discursos y proclamas Simón Bolívar,Óp. Cit., p. 82.

[5]  Si se analiza y compara ambas constituciones, hallaremos ese pedido constante de Bolívar de tener en cuenta el medio político-social antes de aplicar cualquier código de ley foráneo. 

[6]  Tomado de: de Mier Riaño, José María (Comp.). Simón Bolívar ante el Congreso de Colombia. Año del Bicentenario del natalicio del Libertador. Presidencia de la República de Colombia, Bogotá, primera edición, 1983, pp. 97-111. En folleto de la Secretaria de la Comunidad Andina.  P. 36.

[7]   Discursos y proclamas Simón Bolívar,Óp. Cit.,  p. 89.

[8]  Tomado de Simón Bolívar, Obras Completas. Vol. I cartas del libertador comprendidas en el periodo de 20 de marzo de 1799 a 8 de mayo de 1824. Librería Piñago. Impreso por grafica moderna, caracas Venezuela. En folleto de la Secretaria de la Comunidad Andina. P. 14.

[9]   Simón Bolívar, Obras Completas. Óp. Cit.,  p. 14

[10]   Discursos y Proclamas Simón Bolívar,Óp. Cit.,  pp. 83-85.

[11] Se brindará mas detalles sobre este Proyecto de Constitución en la parte del trabajo titulada “La Constitución Vitalicia”.

[12] Detallaremos mucho más en la explicación que sede la carta constitucional vitalicia, sobre todo lo referido a las funciones, atribuciones y poderes que posee el Poder Ejecutivo en esta constitución.

[13]  Discursos y proclamas Simón Bolívar, Óp. Cit., p. 72.

[14]  Pedro Planas, El Descentralismo en el Perú Republicano (1821-1998). Lima: Fondo de la Municipalidad de Lima, 1998,  p. 46.

[15] Carlos Contreras y Marcos Cueto, Historia del Perú Contemporáneo. Desde las luchas por la independencia hasta el presente. Lima: IEP, 4ta edición, 2007.

[16]Cartas Santander – Bolívar 1823-1825. Fundación para la conmemoración del Bicentenario del natalicio y Sesquicentenario de la muerte del general Francisco de Paula Santander. Biblioteca de la presidencia de la república administración Virgilio Barco, Colombia: Bogotá 1988, tomo IV. P. 125.

[17]   Cartas Santander – Bolívar, Óp. Cit., p. 127.

[18]   John Lynch,  Caudillos en Hispanoamérica, Madrid: Fundación Mapfre, 1993,  p. 25.

[19]  Norberto Bobbio, Democracy and Dictatorship.Minneapolis: University of Minnesota press, 1989. pp. 158-66. En: Cristóbal Aljovín, Caudillos y Constituciones: Perú 1821-2845, Lima: Fondo PUCP, 2000,  p. 266.

[20]   Cristóbal Aljovín, Óp. cit., p. 267.

[21]   Carmen Mc Evoy, Homo Politicus. Manuel Pardo, la Política peruana y sus Dilemas, 1871-1878. Lima, Fondo PUCP, 2007,  p. 98.

[22]   Cristóbal Aljovín,  Óp. Cit.,  p. 268.

[23]   Ibídem,  p. 268.

[24]   Ibídem,  p. 268.

[25]   Cristóbal Aljovín, Óp. Cit., p. 268.

[26]  Raúl Porras Barrenechea, “El Congreso de Panamá”. En: Colección documental de la independencia del Perú, Tomo XIV, Vol. IV.  Lima, 1974,  Pp. 13-14.

[27]   Esta circular fue dirigida por Bolívar a S.E. el Director Supremo de la república de México, y a S.E. el Vicepresidente de la república de Colombia y por el Concejo de Gobierno del Perú a las repúblicas de Chile, Buenos Aires y Guatemala. En “EL Congreso de Panamá”. En CDIP, T XIV, vol. IV. Lima 1974. P. 81.

[28]   BOLÍVAR ENCARGADO DEL SUPREMO MANDO DEL PERÚ Y SU SECRETARIO GENERAL, EL PERUANO SANCHEZ CARRION A LAS NACIONES LIBRES DE AMERICA A UNA ASAMBLEA GENERAL EN EL ISTMO DE PANAMA.  En CDIP, T XIV, vol. IV. Lima 1974. P. 79-81.

[29]   Jorge Guillermo Llosa, “Significación histórico-política de la convocatoria al Congreso de Panamá”. En CDIP, T XIV, vol. IV. Lima 1974.  p. 509.

[30]   Jorge Basadre, Historia de la República del Perú T I. Lima  1970,  p. 120.  

[31]  Cecilia Bákula, Los ideales de Bolívar en la Integración de los Pueblos Hispanoamericanos. publicación de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú. Lima, 1975. P. 26 

[32]   Jorge  Basadre, Óp. cit.,  p. 120 

[33]   Raúl  Porras, Óp. Cit., p. 68

[34]   Jorge Basadre, Óp. cit., p. 156.

[35]   Cartas de Bolívar, Lima, 26 de mayo de 1826. En: Jorge Basadre, Historia de la República del Perú T I. Lima  1970, p. 156.

[36]   Cartas de Bolívar, Lima, 30 de mayo de 1826.  En: Jorge Basadre, Historia de la República del Perú T I. Lima  1970,  p. 157.

[37]  En Memorias del General Guillermo Miller. “Discurso de Bolívar y Constitución Boliviana. Al Congreso Constituyente de Bolivia”, Lima 25 de mayo de 1826. Aquí también se ubica el PROYECTO DE CONSTITUCION PARA LA REPUBLICA BOLIVIANA. Colección Perú Historia, Editorial Arica, 1975, Tomo II P. 342. Cursiva nuestra. El discurso refiere O`leary, lo dictó a un amanuense durante los últimos días que el Libertador permaneció en Chuquisaca; pero no lo presentó hasta el mes de mayo siguiente que le envió desde Lima con su edecán Belford Wilson, quien llevaba asimismo la Constitución, en mayo de 1826.

[38]   En Memorias del General Guillermo Miller, Óp. cit., P. 342.

[39]  En Memorias del General Guillermo Miller,  Óp. cit., P. 342. Según Víctor A. Belaúnde, en su texto: Bolívar y el Pensamiento Político de la Revolución Hispanoamericana, Madrid, Ediciones cultura hispánica, 1959, señala que respecto a las condiciones para ser ciudadanos hay diferencia apreciable entre la Constitución bolivariana y la Constitución napoleónica. Había la diferencia de los requisitos del trabajo y de la instrucción que exigía el primero. Óp. cit., p. 215.

[40]   En Memorias del General Guillermo Miller, Óp. cit.,  Pp. 342-343.

[41]   En Memorias del General Guillermo Miller, Óp. cit.,  P. 344.

[42]   Ibídem, p. 346.

[43]   Para Víctor A. Belaúnde la Constitución boliviana presenta elementos de la Constitución que coronó a Napoleón. Por ello refiere que: “Se observa, que entre el régimen napoleónico y el régimen bolivariano, existe, aunque en diverso grado, expresiones de un mismo sistema: El Cesarismo Democrático. Esta diferencia de grado estriba en que los elementos de autoridad y democracia entran en diversa proporción. En otras palabras se habla de Cesarismo Democrático cuando el elemento autoridad absorbe al elemento democracia en la realidad y en la ley; formándose así una estructura absolutamente congruente y extremada. Bolívar, también presentó elementos del Cesarismo Democrático. El régimen bolivariano pretendía hallar, por lo menos teóricamente, un equilibrio entre el elemento autoridad y el elemento democracia. Nosotros compartimos más la propuesta hecha por John Lynch, que muestra a Bolívar más conocedor de su entorno y no un mero calcador de sistemas y gobiernos.

[44]   En Memorias del  General Guillermo Miller, Óp. cit., p. 346.

[45]   En Memorias del  General Guillermo Miller, Óp. cit., p. 230.

[46]   Víctor A Belaunde, Óp. cit., p. 232.

[47]  Para esta parte del trabajo, nos parece pertinente precisar La distinción conceptual entre Federación y Confederación como hemos subtitulado esta sección del trabajo. Para ello, nos vamos a valer de las ideas que Carole Leal Curiel refiere sobre ello. Al respecto, señala que: “La distinción conceptual y política entre confederación y federación, hoy en día nítida para la historiografía y la ciencia política, no lo fue así en la primera mitad del siglo XIX. Por el contrario, la irrupción en el escenario político del concepto federación está marcada por el uso, intercambiable y simultaneo, del sintagma confederación como equivalente de federación y viceversa”. Líneas más adelante describe que: “La evolución cronológica del registro legislativo revela la permanencia de esa indistinción a través de la cual cohabitan dos sentidos distintos: el del pacto o alianza temporal para fines defensivos y ofensivos; y el de la cesión y coexistencia de soberanías compartidas”. Carole Leal Curiel “De los muchos, uno: El federalismo en el espacio iberoamericano”, Pp. 427-433. En Diccionario Político y Social del Mundo Iberoamericano, la era de las revoluciones, 1750-1850. Proyecto Iberconceptos, bajo la dirección de Javier Fernández Sebastián, Madrid, 2009

A su vez, las ideas esbozadas por Pedro Planas, ayudan a distinguir el significado de Federación y Confederación. Planas, sobre los Estados, escribe: «hubo formalmente tres grandes tipos de Estados: el Estado Unitario, el Estado Federal y la Confederación, aunque los dos primeros son los más comunes. El Estado Unitario se caracteriza por ser indivisible, en contraste con el federal, que se organiza como una suma de estados o de entidades políticas previamente existentes […]. El tercer tipo de Estado era la Confederación, que en los tiempos iníciales de la república era identificado como “federación”, y su doctrina como “Federacionismo”». Pedro Planas, El Descentralismo en el Perú Republicano (1821-1998). Lima: Fondo de la Municipalidad de Lima, 1998,  p. 19 y p. 20.  Con estas explicaciones previas es que decidimos titular esta parte del trabajo con ambos conceptos.

[48]  Herbert  Morote, Simón Bolívar, Libertador y enemigo Nº 1 del Perú. Jaime Campodónico/editor SRL, 2007,  p. 195

[49]   Víctor A. Belaunde, Óp. cit., p. 247

[50]   Víctor A. Belaunde, Óp. cit., p. 260

[51]   AGN, cuaderno Nº1, periódico El Peruano, 3 de enero de 1827, sección lejislacion [sic] constitucional (hoja 4)

[52]   AGN, Óp., Cit., (hoja 4)

[53]   José Gálvez, El Perú como Estado: Proyectos Políticos Independentistas. En Scarlet  O`phelan Godoy. La Independencia en el Perú de los Borbones a Bolívar. Lima, 2001. p. 346

[54]   John Lynch, América latina, entre Colonia y Nación, editorial crítica, 2001,  p. 213

[55]   John Lynch, Óp. cit.,  p. 230

[56]   John Lynch, Óp, cit.,  p. 232

 

Fuentes Primarias:

Periódico El Peruano, Num. 6, Semestre 1, sábado 17 de junio de 1826, pág. 2-3

Periódico El Peruano, Num. 7, Semestre 1, sábado 24 de junio de 1826, pág. 2-3

Periódico El Peruano, 3 de enero de 1827. AGN, cuaderno nº1,  sección lejislacion [sic] constitucional (hoja 4)

Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar.

Colección Documental de la Independencia del Perú, T XIV, vol. I- IV. Lima, 1974.

Cartas Santander – Bolívar 1823-1825. Fundación para la conmemoración del Bicentenario del natalicio y Sesquicentenario de la muerte del general Francisco de Paula Santander. Biblioteca de la presidencia de la república administración Virgilio Barco, Colombia: Bogotá 1988, tomo IV.

Memorias del General Guillermo Miller. “Discurso de Bolívar y Constitución Boliviana. Al Congreso Constituyente de Bolivia”. Colección Perú Historia, Editorial Arica, 1975, Tomo II

 

Bibliografía

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Leal Curiel, C. “De los muchos, uno: El federalismo en el espacio iberoamericano en Fernández, J., (director), Diccionario Político y Social del Mundo Iberoamericano. La era de las revoluciones, 1750-1850. Madrid, Fundación Carolina, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Centro de Estudio Políticos y Constitucionales

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_____. (2001). América latina, entre Colonia y Nación. Barcelona, Editorial Crítica.

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Simón Bolívar. Obras Completas. Vol. I. Cartas del libertador, comprendidas en el periodo de 20 de marzo de 1799 a 8 de mayo de 1824. Librería Piñago. Impreso por grafica moderna, Caracas Venezuela.

En folleto de la Secretaria de la Comunidad Andina. P. 14.

Zapata, A. (2010). “San Martin y Bolívar”, en el diario La República, Lima, 15 de noviembre del 2010.

 

Cómo citar este artículo:

PAUCAR LIMAYLLA, Josué Centella, (2014) “Simón Bolívar y La Federación de los Andes: El Proyecto Político y el Intento de Construcción de Estado en el Perú, 1823 a 1826”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 18, enero-marzo, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 19 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=897&catid=11