Homenajes a Jorge Semprún y a Alain Resnais: constructores del cine de la modernidad

Tributes to Jorge Semprún and Alain Resnais: builders of cinema of the modernity

Homenagens a George Semprun e Alain Resnais: construtores de cinema moderno

Atilio Bonilla Carlos [1]

RECIBIDO: 10-05-2014 ACEPTADO: 22-06-2014

 

Semprún, Resnais y el Cine Club Arte de San Marcos

No obstante que en el Perú el cineclubismo se inicia en los albores de la década de los 50 del siglo pasado, será recién a mediados de la década de los 60 en que adquiere mayor resonancia y se convierte en una actividad cultural y artística de asistencia masiva. Estos cineclubes organizaron proyecciones de películas seleccionadas con criterios artísticos y no comerciales, y fueron presentados con la intención de promover el debate entre los espectadores, de esta forma el público pudo ver filmes que las distribuidoras no tomaban en cuenta por no ser rentables, o porque incluso estaban bajo la censura oficial del Estado.

Gracias a los cineclubes no solo se lograron rescatar grandes filmes del olvido y la censura, sino que también se convirtieron en depositarios y difusores de un arte que se constituyó en un ingrediente en la formación humanística y estética en muchas generaciones.

Una de las instituciones de mayor significación fue Cine Club Arte de San Marcos, que desarrolló sus funciones cinematográficas dentro y fuera del campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, como parte de sus funciones de extensión universitaria y proyección social. Es así como que el público, principalmente estudiantil e intelectual, toma contacto con un cine de culto, producciones fuera del circuito comercial de aquel entonces, en esta Edad de Oro del Cine Club se conoció a Jorge Semprún y a Alain Resnais, entre otros [2].

 

Jorge Semprún

La muerte de Jorge Semprún Maura (n. 1923), una de las grandes figuras de la cultura y la política españolas, fallecido en junio del 2011, nos lleva a reflexionar sobre uno de los militantes progresistas más importantes del siglo XX; un intelectual comprometido con su sociedad y el tiempo en la que vivió, conocido más como artífice de guiones propios o adaptados, en proyectos cinematográficos importantes, del que surgiera luego el Género de Cine Político, y que en el público peruano tuvo resonancia y acogida masiva en las programaciones  del histórico Cine Arte de San Marcos, en las famosas décadas politizadas de auge popular de los años  60 y 70 del siglo pasado.


Imagen 1. Jorge Semprún, cuando era militante clandestino
www.ivandelanuez.org

Nacido en Madrid, escritor español en lengua francesa, Semprún tiene una vasta producción literaria cuyo rasgo más notable es el componente autobiográfico, a través del cual recuerda y reflexiona sobre los hechos más important es del siglo XX que le tocó vivir: la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Por eso conoció el exilio desde niño, en La Haya, Bélgica, en 1939. Al perder la República la Guerra Civil Española, decide exiliarse en Francia. En 1942 se afilia al Partido Comunista Español y luego se incorpora a los partisanos de la Resistencia Francesa, siendo luego tomado prisionero por los nazis, torturado y luego trasladado al campo de concentración nazi de Buchenwald (ubicado en la colina de Ettersberg, cerca de la ciudad de Weimar, Alemania), marcado con el número 4904. Últimamente, llegó a ser Ministro de Cultura en el Gobierno de izquierda de Felipe González entre 1988 y 1991.

Imagen 2. Jorge Semprún en 1969. Photo AFP
Imagen 2. Jorge Semprún en 1969. Photo AFP

Semprún vivió uno de los episodios más terribles de la historia europea y de la lucha antifascista,  llegando a ser uno de los sobrevivientes de las barbaries del siglo veinte, de vivencias de hechos y sueños esenciales que construyeron  nuestro mundo. Su experiencia la plasmó en diferentes publicaciones, en total 17 títulos de ensayos, biografías, conferencias, recopilación de artículos periodísticos, que editó entre 1963 y 2006. Entre los que destacan los libros: La escritura y la vida (1994)y Viviré con su nombre, morirá con el mío (2001), que narran estéticamente el significado que adquieren el recuerdo y la memoria,  en momentos que existen cada vez  más  partidarios del olvido.



El 2010, ya enfermo pero teniendo plena conciencia, volvió por última vez a  Buchenwald para pronunciar un discurso, con motivo de los sesenta y cinco años de la liberación de los prisioneros de ese campo de concentración.  Fue allí donde recordó a unos niños judíos que conoció en 1945,  llevados de Polonia a Weimar;  entre ellos a Imre Kertész y ElieWiesel, que años después ganarían el Premio Nobel de Literatura. En aquella oportunidad expresó:

"Están desapareciendo los testigos del exterminio. Bueno, cada generación tiene un crepúsculo de esas características. Los testigos desaparecen, pero ahora me está tocando vivirlo a mí. Aún hay más viejos que yo que han pasado por la experiencia de los campos, pero no todos son escritores... ¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo? ¿Sabe usted que eso, lo más importante y terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. ¿Pero cómo hablas de eso? Yo tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puedo explicarlo. Y ese olor se va ir conmigo como se ha ido con otros"[3].

¿Y cuándo conocimos la obra de Jorge Semprún? Gracias a la Editorial Ruedo Ibérico, que se publicaba en Francia, porque en la España franquista la censura no permitía publicar algo que pueda estar referida a la Guerra Civil Española y la realidad española de la postguerra. Ruedo Ibérico nació en 1961 y en 1982 se traslada por fin a Barcelona. Al cerrar su casa en París vende como papel viejo 70 toneladas de libros, pues las ventas no alcanzaban ni para pagar el almacén.


Semprún vivió 87 años, al fallecer en París el 7 de junio de 2011[4], recibió un excepcional homenaje público, al que acudieron grandes personalidades francesas y españolas: el ex Presidente del Gobierno Español Felipe González, el ex Primer Ministro francés Dominique de Villepin, el Ministro de Cultura francés Frédéric Mitterrand, la Ministra de Cultura Española Ángeles González-Sinde, los ex Ministros Bernard Kouchner y Carlos Solchaga; y los filósofos y políticos Bernard-Henri Lévy y Regis Débray[5]. En el homenaje, quien sube primero al estrado es su nieto Thomas Landmann, que recordó cómo su abuelo estuvo presente en 1940 en la primera manifestación antinazi en París y manifestó:

“Mi abuelo era un joven estudiante de 16 años, y decidió acudir. Estaba preparado para morir. Nunca he visto alguien tan preparado, con todas las cuentas saldadas con la comunidad de los hombres"[6].

Además de español republicano del siglo XX, militante escritor e  intelectual, Semprún, estuvo vinculado a la revista El viejo topo, donde coincidió con pensadores como Fernando Savater, Juan Goytisolo, Eugenio Trías y con otros muchos intelectuales europeos; derivando al renovado y creativo Cine Francés que surgía en aquellos años 60, de la Nueva Ola Francesa.


Semprún fue un destacado guionista de cine (de textos originales y adaptaciones); entre 1966 y 1997 escribió 15 guiones cinematográficos, por los cuales estuvo en dos oportunidades nominado al premio Oscar al mejor guión: por La guerra ha terminado (1967) y por Z(1969). Su filmografía más representativa está conformada por lo que se llamó luego Cine Político, estructurados en forma de dossier representados por personajes de ficción; sobre todo los guiones de las famosas películas de denuncias, agitación y rebeldías, como la militante Z dirigida por conocido cineasta franco-griego Costa-Gavras (n. 1933), pero sobre todo a la obra maestra del cine de la modernidad, La guerra ha terminado (1966) dirigida por Alain Resnais, film fundamental, verdadero inicio del cine político, años antes de Z , film que es el inicio del cine de la modernidad.

En su momento Costa-Gavras, con el que Jorge Semprún colaboró en otras películas de ese tipo, recordaba con afecto y cariño a su guionista exitoso, describiéndolo como: “el callado colega que mantenía una jubilosa relación de trabajo, en fin, al hombre que deja un ejemplo perfecto de intelectual honesto y definitivo"[7].


Semprún, el año 2008.
http://biblioteca-paris.blogs.cervantes.es/tag/jorge-semprun/

 

Alain Resnais

De igual modo, la muerte de Alain Resnais (1922-2014), ocurrida el 1 de marzo de 2014, nos exige reflexionar sobre este fundamental artista que utilizó el guión de Semprún para el filme La guerra ha terminado (1966), obra maestra del Cine de la Modernidad. A este filme queremos referirnos, porque fue presentada de manera apoteósica Cine Club que dirigíamos,  en una función de pre-estreno, en Lima, el 18 de julio de 1969 a las 11 de la mañana en el Cine Colmena. Aquel día, cuando en todo el planeta se miraba por televisión el primer alunizaje de los astronautas norteamericanos, los limeños asistieron en masa a ver este filme francés. Y, posteriormente los otros filmes de Resnais o Semprún, Z (1968), La Confesión (1969), El Atentado (1972), Stavisky (1973) y Sección Especial (1974); también tuvieron asistencia masiva en el Cine Club que organizamos utilizando el Auditorio del Ministerio de Trabajo, en Lima.

Resnais fue el artífice de una revolución dentro de estructura cinematográfica, a través de un montaje visual y sonoro de sus obras, innovando la narrativa tradicional, que llevó los problemas de la memoria y del recuerdo, a límites metafísicos.


Alain Resnais. www.cinematradicional.com

Resnais destacó desde muy joven, en 1948, a los 26 años, dirigió un film documental de 18 minutos sobre Vincent Van Gogh, con el que ganó el Oscar al mejor corto documental de aquel año.

Veamos sus dos primeras películas, Hiroshima mi amor (1959) sólido film pacifista, lleno de momentos dramáticos, sobre todo cuando el protagonista se atreve a decir en voz en off que una clase social domina a otra clase social. El año pasado en Marienbad (1961) pese que había un manejo muy especial del montaje, no se entendía muy bien, pues el guionista de Alain Robbe-Grillet (1922-2008) elaboró en abstracto, porque no se podía racionalizar por ningún lado: "se entiende pero de manera frustrante”[8].

Resnais dio un paso más con Muriel (1963), rompiendo la linealidad por el intersticio, entre un plano y el siguiente, así que cuando dos planos son consecutivos en imagen, ya no lo son en sonido, y cuando el sonido es continuo hay elipsis en la imagen; es decir se recompone la continuidad de la imagen y el sonido[9]. Cuando emplea este montaje en el protagonista, éste cruza tres calles, en la primera es de noche y las otras dos de día. Resnais solo engarzó la elipsis, pero la continuidad desapareció[10].

 Por supuesto su cuarto film, La guerra ha terminado (1966) se prohibió en España y en algunos países de América Latina. En cambio su quinta película Te amo, te amo (1968)  llegó  a través de exhibición comercial, filme desaparecido por treinta años, hasta que la revista Positif, partidario de Resnais, la repuso restaurada al celebrarse sus cincuenta años. En resumen, un cine de la memoria y la reconstrucción cultural del pasado. Por lo que muchos espectadores han sido “tocados” por la cámara y el punto de vista de Resnais. Anteriormente, realizó dos documentales importantísimos: Noche y Niebla (1956) de 20 minutos, que mostraba el horror de las cámaras de gas y los hornos crematorios de los campos de concentración, con trágicos comentarios en off, donde los oficiales nazis declaraban ante un tribunal "Yo no soy responsable"[11].


El Cine Arte de San Marcos presentaba este mediometraje documental antes de los largometrajes, y siempre producía un rotundo impacto y comprometidas reacciones posteriores.

El sobrio cartel francés de La guerra ha terminado.
El sobrio cartel francés de La guerra ha terminado.

Resnais quiso basarse para La Guerra ha Terminado en las experiencias personales de Semprún, cuyo guión narra la historia de un destacado miembro del Partido Comunista Español, durante la dictadura de Francisco Franco, que vive en París y viaja de forma clandestina continuamente para organizar y apoyar la resistencia contra la dictadura. Fue un guionista de lujo, porque nadie conocía mejor que Semprún la fisonomía española en su condición de cuadro clandestino del PCE, enlace entre la dirección de París y la militancia del interior.


 

La acción de la película se desarrolla entre el 14 y el 16 de abril de 1965, poco después de la ejecución del prestigioso comunista Julián Grimau, y la conmemoración franquista de los “veintidós años de paz”. Diego (Yves Montand) que también usa los alias de Carlos y Domingo, es uno de los dirigentes del ilegal Partido Comunista español, viaja a París para advertir de no enviar ningún cuadro a Madrid, porque ha sucedido una redada policial, y los cuadros del exterior corren peligro; la dirección exterior del PC considera que son tonterías y lo vuelve a enviar a Madrid. De paso, se encuentra en Paris con un grupo de simpatizantes del ultraizquierdista FRAP (el denominado “PC marxista leninista”) que están disfrazados.   

El cartel para Italia de La guerra ha terminado
El cartel para Italia de La guerra ha terminado

Por lo tanto, abarca un periplo representado por el viaje entre el universo congelado del exilio y un país transformado, pero distante, un viaje a la realidad. Resnais narra las vacilaciones ideológicas de un militante antifranquista, el progresivo vacío existencial que pesa sobre él, su intensa actividad en la resistencia; empleando las técnicas de montaje no lineal, por las que es muy conocido; sin embargo, la obra tiene un cariz más realista que las otras, con un ritmo de thriller, con él filme volvió a obtener numerosos galardones, y fue uno de sus mayores triunfos comerciales, en buena parte por la presencia en el reparto del famoso actor y cantante francés Yves Montand,  al lado de Ingrid Thulin una de las musas de Ingmar Bergman (1918-2007).

Indudablemente Semprún le puso al guión un título irónico, pues la guerra a la que se refiere la película empezó en 1936 y no terminó hasta octubre de 1982, cuando el Partido Socialista Obrero Español llegó al gobierno, no al poder; como dijo el actor español Manuel Sacristán, pues fue una ‘transición a ninguna parte’, tal como estuvo luego el Reino de España.

La guerra ha terminado parte del mismo principio que Muriel: un guión sencillo basado en un testimonio personal, y unos toques magistrales que lo han conducido a la cima del cine; como bien lo confirma el teórico inglés Bordwell. Desde la originalidad en los títulos de los créditos, que parecen desordenados: primero los actores, luego el director, después el músico Renato Fusco. Resnais explicaba el propósito de esto: Sin Renato Fusco Hiroshima mi amor habría sido un fiasco. No solo es un homenaje: “El cine es algo que hacemos muchos, es un arte de taller”. El no repetía una toma, solo buscaba “mejorar” lo hecho. Y en el cine de Resnais nada es casual.

La versión comercial en español, con años de retraso por la censura.
La versión comercial en español, con años de retraso por la censura.

Luego de los créditos empieza la película, y surge una innovación en la relación de las dos primeras imágenes. La primera es un travelling sobre la baranda de un puente. Y el segundo plano es el frontal de un auto donde el hombre que no conduce mira por la ventana. Y lo que ve por la ventana es el plano precedente. Si se capta esta invención, nos preguntamos, ¿por qué empieza el film con un plano subjetivo?

Nunca antes se había visto esta narración. Solo Resnais, Antonioni y Godard lo hicieron. Las películas generalmente empiezan con un plano entero, o un plano general; y solo después se arriesgaban a insertar planos más cercanos. Por ejemplo, Godard abre el filme Al final de la escapada (1959) con Belmondo pasándose el pulgar por los labios, y cincuenta años de tradición se esfumaron. Porque Al final de la escapada, La aventura e Hiroshima mi amor, abren el campo del cine a la modernidad. ¿Resnais adelantado de la Nueva Ola Francesa y padre de la Modernidad?

Más aún, tras este raccord de aprehensión retardada, pero en plan subjetivo[12], que abre el filme, puede decirse que el resto es eminentemente subjetivo; y concluyamos que esa es la verdadera novedad del filme. Otro ejemplo es el uso de la voz fuera de campo, que suena desde la primera secuencia. Es normal, pero es en segunda persona, y no en primera. Con ello vemos lo distinto del procedimiento, y buscamos al tercer viajero pero no lo encontramos; y aún no ha terminado la primera secuencia. Y la exploración que hace Resnais con esta secuencia no ha terminado aún.


Yves Montand (Diego-Carlos-Domingo) www.textosred.blogspot.com

Tras los automóviles que han pasado  la frontera, vemos una secuela de imágenes, mientras el conductor habla de Diego (o Carlos, o Domingo). Diego sale corriendo de la estación del tren, coge un taxi, llama a una puerta, le abre Juan. Diego coge un ascensor y por otra puerta sale Juan (por lo que no se encuentran). Diego hace cola para un taxi, busca asiento en el tren, coge el tren a último minuto, Diego saliendo de un tren subterráneo ve partir el tren al que ya no puede subir. Diego saliendo de un auto y corriendo hacia una casa. Juan y Diego se encuentran por el pasillo, se sonríen, se abrazan. Y de nuevo, el conductor del inicio hablando de Diego.


Yves Montand (Diego-Carlos-Domingo) y Michel Piccoli (Juan)
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La voz se ha mantenido dentro del coche, pero ¿y la imagen? ¿Qué son esas nuevas imágenes? Antes, los teóricos y profesores de cine que pasaban esta secuencia solo decían que eran flashback, retornos al pasado. Pues no son recuerdos. Son imaginaciones, premoniciones del futuro, previsiones de lo que puede pasar. De retorno al pasado, nada. Son saltos al futuro, y como todo futuro, hipotético. Son flash forward[13].

Lo que pasa es que esto, además de un procedimiento cinematográfico, es un rasgo psicológico del personaje. Según Diego, la paciencia y la ironía son las principales virtudes del revolucionario. Pero para el revolucionario clandestino, lo principal, su segunda naturaleza, es prever lo que pasará. Aquellos nueve planos son eso: qué pasará si lo encuentra o ha salido, si coge el tren o ha partido, etcétera.

En realidad es fácil seguir con el resto de la película, porque los planos que confunden no son del gran Resnais sino de Diego (Semprún, que usaba el alias clandestino de Federico Sánchez). Resnais solo avisó que era un filme subjetivo. Como en Muriel, el procedimiento se repite: vemos a ocho chicas, pero ninguna es Nadine Salanches, por el simple hecho que nunca la ha visto. ¿Cómo recordar el futuro? Imaginándolo, por supuesto. ¿Resnais cineasta de la memoria? Él decía que no.

Siempre he protestado contra la noción de ‘memoria’, pero nunca contra la noción de ‘imaginario’, ni contra la noción de ‘consciencia’. El imaginario juega un papel grande en nuestra vida. En cualquier caso, es un tema ideal para el cine”[14].


Un plano picado sugestivo, de Yves Montand (Diego-Carlos-Domingo) e Ingrid Thulin (Marianne)
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O sea: cineasta de la consciencia y del imaginario: “agrimensor de lo imaginario”, como el crítico Robert Benayoun llamó al maestro en un texto de 1980.

Lo del salto hacia adelante trajo mucha teorización. No fue lo único. Era la primera vez que se veía a un militante comunista clandestino en una película europea comercial, algunos equivocados creían que era una película norteamericana. Lo que era muy raro era ver a un militante comunista que, por serlo, descubre que la policía está vigilando a otro grupo armado español. Por lo demás, ironizaron mucho los camaradas de la revista Positif que quienes acusaban a Resnais de “poco comprometido” tuvieran que ver dos horas de correrías de un militante en lucha clandestina contra el franquismo. Sobre  todo, el cine político europeo, desde La chinoise hasta Elio Petri, nació en 1966 con La guerra ha terminado, no con Z.

El metódico Resnais, que planificaba sus películas desde el desglose por planos del guión, no iba a dejar de experimentar con la música. Puso en marcha el mecanismo de relojería que compone sus películas, y encontró la forma de colocar dos lagunas musicales deliciosas. Resnais insiste en que la música permite distinguir la realidad del imaginario.

En el film, para un mismo tipo de secuencia, las escenas de amor, suena dos veces una música lo más dispar posible: la primera, Diego tiene relaciones con Nadine (Genevieve Bujold). La segunda, Diego tiene  relaciones con Marianne (Ingrid Thulin). Pero son distintas por la música y por la imagen, porque son distintas en el cerebro de Diego: una es el deseo, la otra es el amor. Es decir: música, sexo y pensamiento andan absolutamente ligados. Y eso no es todo. Hay música cuando va a un barrio obrero. Y vuelve a sonar en la reunión del Partido, y sobre todo en el entierro de Ramón (el tema principal). Es decir: el amor privado y el amor a la causa[15].


Yves Montand (Diego-Carlos-Domingo) y Geneviève Bujold (Nadine)
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Por otra parte, el experimentado Resnais le saca partido político a esos recursos del lenguaje cinematográfico que son el picado y el contrapicado. Todas las reuniones políticas están filmadas en picado. Pero la cámara suele estar a la altura de los ojos en las secuencias de Marianne o de Nadine. Y esto es para dar sentido al final. Cuando Diego sale a Barcelona para encontrar a Juan y marchar a Madrid, donde la policía los espera, llegan a la dirección del partido datos de que a Diego le identificaron en la frontera como al principio. ¿A quién enviar a Barcelona para hacer volver a los dos militantes? Marianne, que no es del partido, se ofrece.

Entonces, hay un plano de Diego en el coche, en fundido encadenado con un plano de Marianne en un pasillo del aeropuerto. Y fin. ¡¡¿Se puede acabar así una película?!! La explicación vino después. El maestro siempre afirmó que su filme era positivo, que tenía un final feliz. ¿Cómo? Pues por el juego de picados y contrapicados, que sin embargo necesitaba explicaciones. Revisemos.

Hay un plano en picado de Diego, preocupado por las detenciones, ya que es el único que sabe el peligro real. Luego, fundido encadenado con un plano en contrapicado, ahí está el detalle, de Marianne corriendo a salvarlo. Es decir, el plano opuesto. No es necesario más de un plano en contrapicado para saber que la película acaba bien.

Hiroshima mi amor, El año pasado en Marienbad, Muriel y sobre todo La guerra ha terminado nos parecen por ello la suma del Cine de la Modernidad. Obras del maestro Resnais, a partir del guión del otro gran maestro Semprún, a quienes rendimos homenaje y cuyas muertes la consideramos una gran pérdida para la causa popular. Citando a la ex ministra francesa Anne Hidalgo, vicealcaldesa de París, nieta de republicanos españoles, quien dijo en el entierro de Semprún:

"Me enseñó que se pueden tener dos lenguas maternas, que se puede amar a dos países, sin que eso sea un problema o una tragedia".

No olvidemos entonces los gloriosos guiones de Semprún, "él, que tenía dos países, el más francés de los escritores españoles, el más español de los escritores franceses", envuelto su ataúd en una tercera bandera sin territorio: el de la República Española.

Tampoco los excepcionales filmes de Alain Resnais, quien vivió 92 años. Al fallecer el 1 de marzo de 2014, recibió también excepcionales honores. El presidente de la Comisión Europea, José Durao, lo lamentó en público, y el presidente François Hollande lo calificó de uno de los cineastas más grandes de Francia; el canciller Laurent Fabius homenajeó el gran, gran talento, universalmente conocido de Resnais, y la ministra de cultura Aurélie Filippetti lo definió como un artista inmenso que hizo brillar al cine francés en el mundo entero[16]. El delegado general del Festival de Cannes y gran aliado del cine de Resnais, Thierry Frémaux, deploró: No es sólo que Alain Resnais haya muerto, es que no habrá más películas de Alain Resnais. Y por último, la gran directora Agnes Varda  recordó: En 1954, Resnais aceptó editar mi primera película, La pointecourte. Nunca olvidaré su respeto por mi torpe película. Su generosidad es lo que más me impresionó. Alain significó mucho para mí a una edad en la que todavía estamos luchando por definirnos[17].


Alain Resnais www.inquisitr.com

Alain Resnais, explorador de un lenguaje revolucionario de espaldas a las convenciones narrativas, con las credenciales reconocibles de movimientos de la memoria, expresividad plástica e impronta literaria; maestro y patriarca del cine francés, luego creador personalísimo. Finalmente estilista inclasificable, su cine dejó de tener contacto con las grandes audiencias del mundo. Hace dos años había dicho en Cannes que hacía películas para sí mismo, como en un `hágalo usted mismo’, es como un laboratorio de experimentos, en el que uno mezcla cosas sin saber el resultado que va a obtener[18].

Guste o no, esas cualidades no son las que más brillan en el cine de nuestros días. Recordemos entonces las películas exhibidas por nosotros con mucho entusiasmo y compromiso en el Cine Arte de San Marcos hace muchos años, como memoria y homenaje.

Cine Arte de San Marcos
Cine Arte de San Marcos



Notas:

[1] Nacido en Lima (1940). Licenciado en Educación y Magister en Comunicación Social por la UNMSM con mención en Investigación en comunicación, con la tesis El Cineclubismo en la Universidad de San Marcos de 1966 a 1975. Gestor y promotor de todos los esfuerzos y actividades de difusión cinematográfica y cineclubística realizados en Lima en los años 60, 70 y 80. Fundador del Cine Club de San Marcos en 1965, del Cine Arte de la UNMSM en 1970 y del Cine Club de la Facultad de Letras de la UNMSM el 2001; colaborador y asesor del Consejo Nacional de Cinematografía del Perú (CONACINE), durante todo su periodo de existencia. Es además, profesor de los cursos de Apreciación Cinematográfica y de Práctica Profesional en la Escuela de Comunicación Social de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de su Alma Máter, desde 1986 hasta la actualidad. Fue editor de las revistas Pantalla y Cinematógrafo. Articulista en el diario El Peruano el 2004. Ha publicado “El Cineclubismo en la UNMSM 1966-1975”, en Tiempos, revista de Historia y Cultura (N°4, Lima, 2009); “El Cine Arte de San Marcos”, en Comunicación, revista de la Escuela de Comunicación Social de la UNMSM (N°6, Lima, 2011) y “El cineclubismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú” en Pacarina del Sur, revista de pensamiento crítico latinoamericano (N°10, enero-marzo 2012). Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[2]  Ver: El cineclubismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú” en Pacarina del Sur, revista de pensamiento crítico latinoamericano (N°10, enero-marzo 2012).

[3] Diario El País, sección Cultura, 9 de junio de 2011.

[4] Diario El País, 8 de junio de 2011.

[5] Diario El País, sección Cultura, 9 de junio de 2011.

[6] Diario ABC, 9 de junio de 2011.

[7] Diario La Vanguardia, 18 de junio de 2011.

[8] Un crítico de cine de la época, Joaquín Jordá, miembro el PC español, hizo un resumen del filme en la revista Nuestro Cine. El PC se indignó con el autor y la revista. Pero en esos años los jóvenes izquierdistas vivían llenos de fe y ganas de vencer a la dictadura franquista.

[9] El guión fue de Jean Cayrol, publicado por Era en México.

[10] “¿La guerra ha terminado? ¡Tú estás loco! Pero ¡si acaba de empezar!”. En: El Viejo Topo, 2008. 246.

[11] Si revisamos las obras de Resnais, Stavisky…(1974) no fue estrenada comercialmente, pero sí Providence (1976), Mi tío de América (1980), La vida es una novela (1983), El amor ha muerto (1984), Melo (1986) y Quiero volver a casa (1989). No olvidemos que  Resnais es muy famoso por sus documentales,  especialmente  la rotunda Noche y niebla (1956), y la militante Lejos de Vietnam (1967) sobre el compromiso del intelectual con el Vietnam heroico.

[12] Lo de raccord de aprehensión retardada, donde sólo al ver lo segundo se repara en lo que era el primero, está en el texto Praxis del cine de Noel Burch, por la editorial Fundamentos. Se puede aprender mucho ahí.

[13] Bordwell cuenta bien lo de los saltos adelante y atrás en el relato, en los libros que publicó Paidós, La narración en el cine de ficción  y El arte cinematográfico, Una introducción.

[14]Positif, revue de cinema: Alain Resnais. Paris, Gallimard, 2002.

[15] “¿La guerra ha terminado? ¡Tú estás loco! Pero ¡si acaba de empezar!”. En: El Viejo Topo, 2008. 247.

[16] Diario El Mundo, 2 de marzo de 2014. Diario ABC, 3 de marzo de 2014.

[17]Diario El País, 2 de marzo de 2014.

[18] Diario La Vanguardia, 3 de marzo de 2014.

 

Bibliografía:

ALSINA, Homero. Crónicas del Cine. Después del Cine. Buenos Aires, La Flor-Trilce, 1990.

ANÓNIMO. “¿La guerra ha terminado? ¡Tú estás loco! Pero ¡si acaba de empezar!”. En: El Viejo Topo, 2008.

BONILLA, Atilio. “El cineclubismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú” en Pacarina del Sur, revista de pensamiento crítico latinoamericano (N°10, enero-marzo 2012).

BORDWELL, David y THOMPSON, Kristin. El arte cinematográfico. Una introducción, Barcelona, Paidós, 1995.

BROWN, Blain. Cinematografía. Teoría y práctica, Barcelona, Ediciones Omega, 2008.

BURCH, Noel. Praxis del cine. Madrid, Fundamentos, 1979.

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SCOTT, James F. El cine: un arte compartido. Pamplona, Universidad de Navarra, 1979.

SORLIN, Pierre. Sociología del Cine. México, Fondo de Cultura Económica, 1985.

Además, diarios españoles ABC, El Mundo, El País y La Vanguardia de junio de 2011 y marzo de 2014.

 

Cómo citar este artículo:

BONILLA CARLOS, Atilio, (2014) “Homenajes a Jorge Semprún y a Alain Resnais: constructores del cine de la modernidad”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 20, julio-septiembre, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=987&catid=4