El exilio venezolano en México en los recuerdos de una protagonista

The Venezuelan exile in Mexico in the memories of a protagonist

O exílio venezuelana no México nas memórias de uma protagonista

Andrés Cervantes Varela [1]

Recibido: 31-12-2014 Aprobado: 08-01-2014

 

Presentación

            Muchas de las personas con que compartimos  nuestras ciudades, fueron protagonistas o testigos de hechos importantes, o convivieron con personajes trascendentales para la historiay la cultura, y pasan desapercibidas con sus recuerdos.

Tal es el caso de la señora Cleria Varela Rico (Maracaibo, Venezuela, 1930) quien entre 1952 y 1957, conoció y trató a gran parte de los exiliados venezolanos que vivían en nuestro país, huyendo de las dictaduras de la junta de Gobierno presidida por el doctor Germán Suárez Flamerich (1948-1952)  y del General Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), exilio  que, dentro de los latinoamericanos, es el más olvidado, aunque no el menos importante, si consideramos la cantidad e importancia de los refugiados.

            Tras haber escuchado toda nuestra vida vagas referencias y comentarios del tema expresados por la testimoniante, decidimos hacerle una entrevista, por considerar que valía la pena dejar por escrito los recuerdos que sobrevivían en la memoria de una sola persona, de las contadas personas que, hoy, en nuestro país, puede testimoniar acerca de este tema,[2] y porque dichos recuerdos contribuyen a rescatar una página olvidada de la historia de dos países: México y Venezuela, página que se suma a la tradición de apoyo a los perseguidos políticos seguida por el primero, y página que rememora la vida en el exilio de sus ciudadanos para el segundo, y más si pensamos en que muchos de esos personajes habían desarrollado o habrían de desarrollar una carrera política durante la Era Democrática; nombre que se le daba al período iniciado en 1958 y hasta 1999.

 

Bajo la dictadura en Venezuela

AC: Hemos escuchado de su relación con los exiliados venezolanos en México entre 1952-1957, ¿puede hablarnos al respecto?

CVR: Sí, está bien, ¿qué quieres que te cuente?

AC: ¿Cómo era el clima que se vivía en Venezuela antes de su venida a México?

CVR: Regresando a los recuerdos de mi juventud, a mi época de estudiante, recuerdo que encontrándome realizando mi bachillerato estudiaba en el liceo Baralt de Maracaibo, mi ciudad natal, por razones familiares fui sacada contra mi voluntad de mi querida tierra chica y llevada a la capital, teniendo que proseguir mis estudios ingresé al liceo Aplicación, en la avenida Paraíso, en Caracas, allí conocí a muchos compañeros que los llevaban o los trasladaban por revolucionarios del liceo Fermín Toro, y de diversos lugares del país, con los cuales entablé gran amistad. Olvidando muchos de los nombres de los compañeros, recuerdo a Miguel García Macle, a unos muchachos del Partido Comunista…[3]

AC:¿Recuerda algunos de sus maestros?

CVR:  Sí, recuerdo que eran fabulosos el maestro Salcedo Bastardo y Manuel Siso Martínez, de historia, y  un italiano que nos daba etimologías, que le tocó la guerra, temblaba cada que tronaban cohetes, ¡y los muchachos de mulas le tronaban cohetes!

De allí pasé a la Universidad, al primer año de derecho, allí conocí a una compañera de Cabimas, Elsa Moreno Urdaneta, que por razones de provenir del Zulia hicimos mucha amistad. Ella era mayor que yo, estaba casada con un venezolano de origen libanés, Said Raydán,[4]se me olvidó el otro apellido de Saíd.

AC:¿Recuerda algunos de sus maestros?

CVR: En la universidad fue mi maestro Rafael Caldera, de Derecho del Trabajo, Arístides Calvani[5], de Introducción al Estudio del Derecho, un maestro Cuenca, creo que Cuenca Nava, de Derecho Romano, que era estupendo. Mi mente flaca, después de tantos años, ha olvidado muchas cosas.

AC: ¿y cómo era el clima en Caracas antes de su venida a México?

CVR: ya sabíamos que vivíamos en una dictadura, tomaban presos a los estudiantes, que siempre son los que son más rebeldes, y hacen bien, Oía uno decir que a algunos compañeros los habían apresado, y metido a tortura, pero como jóvenes todo eso nos animaba más,había toque de queda, recuerdo que con frecuencia sacaran soldados y tanques de guerra a la calle para espantar a la gente, una vez me tocó  una balacera entre estudiantes y el ejército que nos agarró en una puerta de la Catedral, y nada más veíamos pasar las balas…

AC:  ¿Con quién le tocó esa balacera? ¿a qué horas fue?

CVR: ¡Qué susto!, Fue a pleno día, venía de recoger a tu tía Emilia[6] de la escuela, estuvimos un buen rato  refugiadas allí, con un grupo de personas, hasta que nos dejaron salir.

AC: Algo me ha platicado de una cancioncita de los partidarios del régimen, ¿cómo iba?

CVR: Ah, sí, iba así:              “General Marcos Pérez Jiménez.

 Presidente constitucional

Elegido por el pueblo

Con orgullo nacional”

¡Que gordo nos caía!

AC: Algo me ha platicado de un allanamiento del apartamento familiar por parte de la policía política.

CVR:  Ah, sí, es que Lucas[7] por mitotero se  había suscrito a la revista ¿Cómo se llamaba?

AC: URSS,

CVR: Ah, sí, y ni vivía allí, pero había dado nuestra dirección para que le llegara la revista, la revista era preciosa, con fotos a colores, pero mamá, en cuanto llegaban, las  quemaba en el calentador.

AC: ¿Por qué las quemaba?

CVR: Porque decían que esa revista era comunista, y ella era muy católica.

AC: ¿Y qué más ocurrió?

CVR: Yo venía de la escuela cuando me encuentro que los tipos estaban revisando la casa, me dijo mamá que llegaron preguntando por Lucas, y que aunque les dijo que no vivía allí entraron y se pusieron a revisar todo, a revolver  todo; no encontraron ni una revista, pero   dejaron el apartamento patas pa’ arriba, hasta rompieron los colchones con una navaja…

AC: ¿Y cómo era el ambiente en la Universidad?

CVR: Seguido nos decían, cayó fulano, cayó mengano, dejaba de ir algún compañero o algún maestro, había peleas como las de ahora, en la UNAM, fue compañero mío Adrianito, el novelista, ¿Cómo se apellidaba Adrianito? ¡Ah baile! No me acuerdo…

AC: González León.

CVR: Ah, verdad, Adriano González León, nunca lo volví  a ver, hasta que vi publicadas sus novelas.[8] Después cerraron la Universidad, no se sabía hasta cuando, fue entonces cuando Elsa y otros compañeros me dijeron que se venían a estudiar a México, a Morelia, particularmente, pues habían conseguido que les dieran oportunidad de ingresar a la universidad. Yo sin ser perseguida, pero por estar muy identificada con mis compañeros en contra de la dictadura que ya era un hecho me alboroté, me encantó la idea de venirme a México a estudiar, y pedí permiso de venir con ellos a mi familia y me lo aceptaron y me vine, ya vez como es uno loco de joven, además yo era buena estudiante, mi hermano  Marcos me animó, él era entonces contador en la Creole y ganaba muy bien, también mi hermana Carmen;[9] la Universidad, como andábamos muy revoltosos fue cerrada, y esa fue la razón primordial por lo que pensamos venirnos a México. Había otras opciones de ir a Chile, a España, a París se fue un compañero que era muy mi amigo.

AC: ¿Y antes había salido del país?

CVR: No. ¡qué va!

AC: ¿En que se vino?

CVR: En avión, desde luego, pero no eran aviones como los de ahora, eran aviones en los que teníamos que pernoctar en la escala, recuerdo que la primera vez pernoctamos en Panamá, que estaba todavía muy feo, con casas de madera, fuimos a ver el canal…

 

Morelia en la memoria del exilio

AC: ¿Cómo fue su llegada a México, a Morelia?

CVR: A Morelia, llegamos en tren, a mí me fascinaba porque yo hacía mucho que no viajaba en tren, sólo de niña cuando tía Florinda me llevó a San Cristóbal, pero ya no había vuelto a viajar en tren, recuerdo que al día siguiente nos trasladamos a la universidad Nicolaíta de Morelia, donde don Rómulo Gallegos era amigo del Rector y del Decano de la Facultad de Derecho, del de Medicina[10]. Elsa y yo fuimos aceptadas en segundo año y presentamos exámenes de las materias que no eran compatibles, porque había materias que ellos habían llevado y viceversa, tuve maravillosos profesores, pero mi mente ya no recuerda sus nombres, sobre todo me encantaba el profesor de Derecho Penal, que creo que era el rector. Yo vivía en el domicilio de mi amiga Elsa y su esposo, en avenida Revolución, no recuerdo el número, y decían que en esa época Morelia era la ciudad más barata del mundo, a nosotros, que veníamos de Venezuela se nos hacía muy barata, en esa época en Venezuela se ganaba muy bien.

AC: Platíqueme de Rómulo Gallegos:

CVR: Don Rómulo vivía en Morelia, en una casa que creo que le prestó el general Lázaro Cárdenas. Me acuerdo de una comida en un rancho que creo era del general.

AC: ¿Y Ud. Lo conoció?

CVR: Sólo lo vi esa vez, era un viejo grandote, como Don Rómulo, nos  saludó muy serio, pero casi todo el tiempo estuvo conversando con Don Rómulo.

AC: ¿Y a su familia?

CVR:  Don Rómulo ya era viudo, tenía dos hijos adoptivos, mujer y hombre, la muchacha  se llamaba Sonia, era unos años menor que yo, luego venía un joven, también vivía con ellos Pedro, que era hermano de Don Rómulo, y su esposa, Elena, quien se hizo muy amiga mía.

AC: Cuéntenos de su relación con Don Rómulo.

CVR:  A Don Rómulo lo traté bastante, me contó que cuando se filmó Doña Bárbara María Félix había exigido una ropa y unos muebles muy elegantes para una finca perdida en Apure,[11]  muy elegantes para el ambiente que él había imaginado, a veces nos regalaba alguna de sus novelas autografiadas, hay tengo algunas.

 

La ciudad de México: derrotero de un arraigo

AC: Platíquenos ahora de su estadía en México DF:

CVR:  En Morelia permanecimos todo el año escolar, yo estaba feliz de vivir en Morelia, hubiera querido quedarme, pero las personas con las que yo vivía quisieron trasladarse a la ciudad de México y me daba miedo quedarme sola, sin el apoyo de ellos, y me trasladé con ellos a México. Allí luchamos por entrar a la escuela de jurisprudencia, la secretaria era muy pesada, y no quería hacerme la revalidación de materias, tuve que ir a ver al ingeniero Joaquín Gallo, quien me autorizó la revalidación, éramos solo tres venezolanos que estudiamos derecho: Elsa, Miguel García Macle y yo, los demás eran como unos veinte y estudiaban casi todos medicina, y lógico, convivíamos como paisanos, compañeros. De algunos tengo su nombre y hasta fotos.

En la universidad tuve maestros fueron del exilio español, como Niceto Alcalá Zamora, de Derecho Procesal, y Mariano Jiménez Huerta, de Derecho Penal.

AC: y ¿Cómo era la vida de los exiliados?

CVR:  Éramos como una gran familia, asistíamos a los bautizos, a los cumpleaños, navidad, seguido íbamos a conferencias del Partido Republicano Español al anfiteatro Bolívar, a cuestiones de poesía ¿Cómo se llamará eso? A la zarzuela, al cine, Rómulo Betancourt, que vivía en Costa Rica, venía a darnos conferencias.

AC: ¿iban a la embajada?

CVR: Yo iba lo menos posible, porque el embajador Angarita Arvelo, un viejo colorado, nos amenazaba cuando íbamos a hacer algún trámite, nos decía “no se junten con los exiliados, recuerden que en Venezuela quedaron sus familias”.

AC: ¿Por dónde vivían los exiliados?

CVR:  Yo al principio viví con Elsa y Saíd en un departamento por Gutenberg y Ejército Nacional, en la colonia Anzures; allí compartíamos gastos, después vino a vivir con nosotrosLermit Díaz. A este departamento llegaba Don Rómulocuando venía de Morelia; con Pedro Gallegos y su esposa, que era un encanto, íbamos juntos hasta a misa, en esa iglesia que está empezando Ejército Nacional.

AC: ¿Y los demás?

CVR:  Me acuerdo que otros paisanos vivían por la glorieta Mariscal Sucre, otros por La Morena, en la colonia del Valle, y Andrés Eloy en Cuernavaca.

AC: ¿Recuerda caso de hijos de exiliados que nacían aquí?

CVR:  Sí, si nacían aquí, Miguel y Rosa Elena tuvieron dos hijos nacidos aquí: Venezla y César Miguel, y creo que aquí también nació el hijo menor de Andrés Eloy Blanco.

AC: ¿Recuerda alguna anécdota?

CVR: Recuerdo que una hija de Luis I. Rodríguez[12], casada con venezolano, invitó a Rosa Elena y a su hijo a una fiesta infantil, pocos días después yo le regalé al niño un trajecito del Palacio de hierro, y me dijo Rosa Elena: “Mil gracias, no te imaginas cuanto me hubiera gustado ponérselo para la fiesta de hace ocho días, ¡si vieras como batallé para vestirlo!

También recuerdo cuando en una navidad regresé a Caracas a pasar Navidad; Estando allá, me hablaron por teléfono, eran comunistas, y me pedían que trajera una medalla para Gerardo Machado que le mandaban de Rusia, les dije que sí, me la llevaron, y eché la medalla en mi monedero, era una como moneda dorada; esa vez el avión hizo escala en Miami, eran los peores días de ¿Cómo se llama eso del senador ese, que odiaba al comunismo? y me hicieron abrir todas mis maletas, ¡fue la revisión más cuidadosa que me había tocado en mi vida! Me quitaron la bolsa, me la revisó el hombre, pero no me abrió el monedero. Me acordé de la medalla, pero me quedé como sin nada, ¡así es uno cuando es joven! continué mi viaje.  Al llegar a la Ciudad de México, llamé al teléfono que me dieron en Caracas, al día siguiente pasaron por la condecoración, que, si la hubieran encontrado los gringos, creo que me matan…

También recuerdo otra vez en que el avión hizo escala en La Habana, a donde llegamos  muy tarde, en el trayecto al hotel vi que la ciudad no dormía, estaba toda llena de luces, bulla, alegría, parecía carnaval…

En otra ocasión, Miguel  García Mackle me presentó a Juan Liscano, éste le dijo: “Que suerte la de ustedes,  con estas compañeras tan jóvenes, tan bonitas”…

AC:¿Los exiliados tenían amigos mexicanos que los apoyaban?

CVR:  Yo sólo me acuerdo de que el general Cárdenas era amigo de don Rómulo, y que Arturo Azuela era amigo de Miguel García Mackle, por eso yo lo conocí.

AC: ¿Sabe algo de su modus vivendi de los exiliados?

CVR:  Yo me imagino que les mandaban dinero de su casa, ahorita no recuerdo que alguno  trabajara, recuerdo a Méndez Aponte, quien seguido nos andaba pidiendo prestado y no pagaba, y me acuerdo mucho de un abogado, casado y con hijos, que vendía libros de casa en casa para sobrevivir, y creo que los médicos daban consultas.

 

El retorno de los exiliados venezolanos

CVR: Con el tiempo comenzaron a cambiarse a otros lados, y yo de plano, para sentir más seguridad me fui a vivir a una residencia de monjas españolas javerianas, allá por La Raza, donde estuve feliz porque había muchachas de todo el mundo, incluso una nieta de Trotsky, JeanineSerge, la esposa del que acaba morir, ¡Vicente Leñero! fue una época muy maravillosa de mi vida, aún tengo amistad con muchas de ellas. Allí terminé mis estudios y me recibí de licenciado en derecho en la UNAM. Poco antes cayó la dictadura, se empezaron  a regresar  todos, yo no me podía ir porque estaba terminando mi tesis, y me quería regresar con mi título en la mano.[13]  En cuanto tuve el título me regresé a Caracas, ya con el nuevo gobierno de transición, de ese que tiró a Pérez Jiménez… Wolfang Larrázabal. Miguel García Mackleme presentó con un funcionario, y entré a trabajar al Ministerio del Trabajo, a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje,allí estuve dos años, en eso llegó un pretendiente mexicano que había sido mi compañero de la UNAM, hacía cartas muy bonitas, llegó a pedirme que me casara con él, y que me viniera con a México, y acepté; nos casamos en Caracas, y nos venimos a México,  donde permanecí casada casi cuarenta años hasta que mi esposo falleció, y donde sigo.

AC:     Además de Ud. ¿tiene noticia de alguna persona de ese grupo que se haya quedado en México?

CVR:  Pues mi comadre Sonia Salcedo, que también se casó con mexicano y se fue a vivir a Guadalajara, yo fui madrina de Enrique, que yo sepa siguen viviendo en Guadalajara ¿vivirá mi comadre?, allá también vivía el doctor Marcano, y el señor Luis Rodríguez, que vive aquí en México.

 

Las imágenes y la memoria del exilio

            Particularmente interesantes y valiosas son sus fotografías, de las cuales compartimos algunas. Es una constante que dice recordar a muchas de las personas que aparecen en ellas, pero de las que no recuerda los nombres. Anotamos, con letra cursiva, sus comentarios escritos en las fotos, y entre paréntesis cuanto ella dice de cada una al momento de verlas. “Hay qué memoria”, solía quejarse, mas día tras día iba recordando más y más nombres y detalles.

CVR:  Tenía más fotografías, pero cuando me casé y dejé muchas de mis cosas en Caracas, Mercedes,[14] se llevó las que quiso al partido y ya no se las regresaron.

 





1 y 2: El carnet de la Universidad Central de Venezuela,  1952 (nótese su impecable estado de conservación después de 62 años).

 



Pin para las elecciones de 1947, que la entrevistada  ha conservado 67 años…

 

Fotos de la estancia en Morelia  (1952-1953):

 



Esta es la colonia venezolana, residente en Morelia, Mich. Somos doce: diez muchachos estudiantes de medicina, Elsa y yo.  Morelia, Mich, 14 de julio de 1952.

 



En Janitzio, de pie y de izquierda a derecha: Said Raydán, Elsa Moreno, la Mamá de Cecilia, Rosita Pérez, de Yaracuy, un hombre no identificado, César Rondón y Rosa Elena. Abajo: Cecilia. “Cecilia y Rosita eran compañeras que estudiaban medicina, Rosita se casó con un venezolano, yo me pude haber casado con un médico que me pretendía, pero no me casé …”
Rómulo Gallegos en el destierro (Morelia, 1952):

 




Gallegos jugando Bolas criollas con algunos compatriotas: la informante reconoce en la foto de la derecha al estudiante  Marcano, -extremo derecho-  a Said Raydán –extremo izquierdo- y Méndez Aponte.

 



Gallegos en los corredores de la Universidad Nicolaíta, la informante reconoce a  Said Raydán, (extremo izquierdo), Leopoldo Gil (atrás del escritor) y Carlos Moratino (extremo derecho,  en traje negro)

 



Rómulo Gallegos, en la develación de un busto de Bolívar en Morelia.

 



Los hijos de Rómulo Gallegos, Morelia. Ca 1952.

 



En esta fotografía nuestra entrevistada reconoce, de pie: SaídRaydán (tercero de izquierda a derecha).
Sentados: María de Gil (esposa de Leopoldo Gil, chofer de Andrés Eloy), nuestra entrevistada, Pedro Gallegos, el hermano de Don Rómulo y Elsa Moreno.

 

Imágenes de la estancia en ciudad de México  (1954-1957):

 



Foto en el apartamento de Gutemberg y Ejército Nacional. En la mesa, en el extremo izquierdo, SaídRaydán, Elsa Moreno, y en el extremo derecho, Lermit Díaz. A este departamento llegaba Don Rómulo…

 



Fiesta familiar de exiliados venezolanos, (ca. 1955-1956) la entrevistada reconoce a Andrés Eloy Blanco (de pie, extremo izquierdo), Ana Luisa Llovera  (al lado del poeta) José Rafael Neri (al lado de Llovera), la pequeña  hija de JovitoVillaba y Elsa Vera Fortique(la niña de vestido blanco, al centro, apoyada en la mesa) y Ricardo Montilla (atrás, a la derecha, de traje oscuro, sosteniendo una charola). La mayor parte de los niños deben estar vivos…

 



La misma fiesta, en ella nuestra entrevistada reconoce, (fila de atrás, de izquierda a derecha): Con respecto al primero: “Este era muy amigo mío”, pero no me acuerdo como se llamaba, era de Oriente” asomada, la hija de JovitoVillalba y Elsa Vera,  Miguel Tula Campos, el Señor Orá, su esposa Argelia y Carlos Moratino. Abajo, a la derecha, el abogado que vendía libros para sobrevivir

 



Los pequeños hijos de Andrés Eloy Blanco, en su casa de Cuernavaca. “demasiado pequeños para él”.

 



Xochimilco, 2 de mayo de 1954. Nuestra entrevistada aparece sentada a la izquierda, con sombrero charro, a su lado Rosita D’Ascoli, y en el extremo derecho, Rosita y Said Raydán.

 



Teotihuacán, la entrevistada reconoce a Méndez Aponte (primero de la izquierda)  y a Miguel García Mackle (atrás de Méndez Aponte).

 



Elsa, Leopoldo Gil (chofer de Andrés Eloy Blanco) y nuestra entrevistada, en Cuernavaca. (ca. 1954 o 1955).

 



El título de nuestra entrevistada, expedido por la Facultad de Derecho de la UNAM.

*                     *                      *

            Las entrevistas que dieron origen a este artículo se hicieron entre marzo de 2014 y enero de 2015, nuestra entrevistada contaba entonces con 83 y 84 años.[15]“Ya he olvidado mucho, lástima que no fue antes”  fue su comentario final.



Notas

[1]Maestro en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).            Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[2] En Venezuela tenemos evidencias de que quedan más protagonistas o testigos de estos hechos, sobre todo hijos de exiliados.

[3]Hemos evidenciado que vivió en Caracas de 1950 a marzo de 1952.

[4]Años después Raydán, ya en la Era Democrática  llegó a ser gobernador del importante Estrado Miranda por el partido Acción Democrática.

[5]Estos personajes fueron militantes del partido demócrata-cristiano  Comité de organización política electoral independiente COPEI. Siendo Caldera Presidente de la República y CalvaniCanciller durante en el primer Quinquenio en que su partido gobernara el país (1969-1974); Caldera volvió a repetir en la presidencia en el último quinquenio de la Era Democrática (1994-1999).

[6]La hermana menor de nuestra entrevistada.

[7] Primo de la entrevistada.

[8] Se refiere a Adriano González León, novelista de la resistencia, autor de País Portátil.

[9] Sus hermanos mayores, su hermana Carmen era maestra normalista.

[10] Fueron en esos años los rectores de dicha institución Roberto Reyes Quiróz (1951-1952), Luis M. Campos (1952) y Jesús Aguilar Ferreira (1953-1956). Raúl Arreola Cortés, Historia  del Colegio de San Nicolás Hidalgo, Universidad michoacana de SNH, Morelia 1991, 2ª edición, 1991, 531 pp.

[11] Estado del llano venezolano donde se desarrolla Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.

[12]Político y diplomático mexicano.  Presidente del PRM, diputado local y federal, gobernador de Guanajuato, Secretario particular del general Cárdenas, embajador en Francia, Chile, Canadá y Venezuela (1961-1962).

[13]El 23 de enero de 1958 cayó Pérez Jiménez. Dos meses después -el  24 de marzo de 1958- nuestra entrevistada presentó su examen profesional para titularse como abogada por la Universidad Nacional Autónoma de México, con la tesis titulada La Nacionalización del petróleo en México, dirigida por el maestro emérito Rafael Preciado Hernández.

[14]Una de sus primas, que militaba en Acción Democrática.

[15]La entrevistada era más joven que la mayor parte de los exiliados; pues tenía entre  22 y 27 años, mientras que ellos eran personas casadas, de 30 años en adelante.

 

Cómo citar este artículo:

CERVANTES VARELA, Andrés, (2015) “El exilio venezolano en México en los recuerdos de una protagonista”, Pacarina del Sur [En línea], año 6, núm. 22, enero-marzo, 2015. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Miércoles, 11 de Diciembre de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1088&catid=5