Identidades juveniles, conservadurismo y violencia: los Emos en ciudad de México

El presente escrito es una reflexión sobre el repunte de las ideologías conservadoras en la sociedad mexicana al inicio del tercer milenio. Se ha visto reflejada en el ataque hacia los grupos juveniles emos y que paulatinamente se ha extendido a diversos niveles de la vida cotidiana. A pesar de lo anterior, esa violencia no es percibida por la mayoría de los mexicanos, acaso porque el velo de la ideología hegemónica neoconservadora, naturaliza dichas prácticas y estigmas, justificando a los poderes fácticos en sus excesos.

 

“Los perros no hacen el sexo entre dos
del mismo sexo; normalmente la inclinación
natural es relacionarse de forma heterosexual".

Alberto Suárez Inda,
Arzobispo de Morelia, Michoacán.

El dibujo mediático descalificador de la identidad emo

[inset image="images/stories/pacarina/0042.jpg" imgwidth="200" side="left" title="" width="200"][/inset]A principios de marzo del presente año, en un programa nocturno mexicano de Televisión por cable - propiedad de la mega corporación Televisa-, el conductor Kristoff, después de dar lectura a una nota sobre los emo, arrugó con ambas manos el papel y aventándolo al piso se dirigió a la audiencia de jóvenes de México y América Latina, con gran molestia:

“Yo nomás, quiero decirles una cosa.

¡El emo es una mamada!”

“¿Qué es el emo?

Es una cosa para niñas de quince años, que apenas le salieron pelitos ¡Ya saben donde!

Se acaban de “emocionar” porque les encanta el cantante del grupito, no porque les guste la música. Número uno.

Número dos. ¿Es necesaria? Necesario, crear un nuevo género para expresar emociones. O sea ¿No, nos sirve con el Death metal? ¿No tenemos suficiente con el Punk? ¿No tenemos suficiente con Camila, Sin Bandera, José José?

¿Es necesario crear un nuevo género que diga? ¡Guey todos los demás están equivocados! emocionalmente o nos llena.

¡Fucking bullshit, niños!

¡No hay movimiento!

¡No hay una manera de pensar!

¡No hay músicos!

Ustedes confunden el Punk, el hard rock. Y confunden el scream’o. Juntan todas las corrientes, nada más para darle un significado a su estúpido… y pendejo movimiento.

¡No es Movimiento!”

 

Exclusión y violencia

En un breve lapso de tiempo, a través del internet y la radio,  se lanzó una convocatoria abierta para “limpiar de emos la plaza de la capital de Querétaro”. Acción que tuvo eco entre diversos sectores de la ciudad, que generó la golpiza de tres adolescentes y la intervención de las fuerzas del orden público.

Pocos periódicos retomaron la nota, sin embargo un segmento de la corporación mediática TV Azteca y diversos sitios del internet, mostraban la participación de adultos y jóvenes de diferentes estratos, así como las consignas homofóbicas de los participantes en la ciudad de Querétaro.

Poco tiempo después, el fenómeno se repetiría en diversos centros urbanos, destacando Jalisco, Durango y Tijuana. Ciudades en donde es reconocida la tendencia católica y conservadora de sus habitantes. Debo señalar que en Cuernavaca, se también se expresó el mismo fenómeno, pero sin una gran asistencia de “antiemos”

Si bien, las manifestaciones de rechazo hacia los jóvenes autodenominados “emos” se venía manifestado de manera aislada a través de canciones y burlas públicas difundidas  en los medios de comunicación, pronto pasaron a las agresiones físicas y la exclusión. En marzo del 2009 el fenómeno de intolerancia, tomó una nueva dimensión: la participación organizada de diferentes sectores de la ciudad de México, previa convocatoria para “evitar que los emos se apoderan de las plazas”.

Al mismo tiempo, este sector juvenil disidente empezó a ser blanco de notas periodísticas y burlas en programas de la televisión abierta, en la que se destacaban sus raras formas de vestir, falta de originalidad. El tono mayor fue la burla sobre  su supuesta “homosexualidad” y/o bisexualidad.

Así el viernes 21 de marzo de 2009 en la ciudad de México se convocó vía Internet a un encuentro para limpiar de emos la glorieta de Insurgentes, la principal avenida capitalina. Sin embargo el grupo que asistió a la convocatoria, fue ampliamente superado y repelido por un gran número de adolecentes y jóvenes emo. En esta ocasión los candidatos a víctimas pasaron a ejercer la violencia contra sus anunciados agresores, al punto que tuvo que intervenir la policía.

Los emo de la ciudad de México, ante las constantes agresiones mediáticas y físicas de otros grupos juveniles, comenzaron a movilizarse. Participaron en programas de televisión, páginas de internet y organizaron una movilización con dirección a la glorieta de Insurgentes y más tarde proyectándose hacia el tianguis cultural del Chopo ubicado en la colonia Bella vista Recordemos que ante las políticas represivas del Estado Mexicano, a medidos del la década del setenta, los jóvenes que gustaban de la música de Rock dieron origen un  espacio itinerante, con el fin de intercambiar y vender discos, que con el tiempo abarco diversas tendencias contracultuales.

Sin embargo, en las inmediaciones del Museo del Chopo los emos fueron atacados con botellas y piedras por un gran número de jóvenes y adultos autodenominados metaleros y punketos. Los jóvenes manifestantes respondieron de igual forma a las agresiones. Las facciones en conflicto fueron controladas y disueltas por la intervención de la policía, pero debemos  señalar que a partir de ese momento, el conflicto de identidades ha tomado dimensiones de alto riesgo que puede confluir en una confrontación latente entre los grupos juveniles y adultos, tal como y como ha sucedido en  las ciudades de Puebla y Cancún.

 

Androginia e identidad juvenil

Como consecuencia de los acontecimientos descritos, hoy en día diferentes sectores de la sociedad mexicana tienen información contradictoria sobre los emo. Se destacan: sus formas de expresar sus sentimientos (de aquí el nombre de emo-cional), sus caballeras laciadas cubriéndoles la mitad del rostro, su modo heterodoxo de mezclar diferentes tradiciones rockeras, sus intencionales cicatrices sobre los brazos como marcas autoviolencia y repudio al orden y la sociedad, sus siluetas afeminadas. Los rostros maquillados de los emos se corresponden con sus cuerpos delgados, sus moños y  sus pantalones entubados. Frente a ellos reinan los prejuicios y temores, su identidad juvenil genera intolerancias y estigmas, prácticas de exclusión y de violencia.

Algunas teorías antropológicas sobre la identidad, resaltan que ésta, se expresa en un sistema de relaciones y en una situación particular, en donde los grupos en cuestión resaltan aspectos que son inteligibles a los sectores dominantes para hacer explícitos su inconformidad o demandas. Así, los adolescentes y jóvenes que han adoptado una identidad emo, nos habla de relaciones sociales en conflicto. Los estudios  antropológicos,  han dado evidencia de que la adolescencia no es un  fenómeno de carácter biológico universal, sino una construcción histórica cultural, característica de las sociedades capitalistas “modernas”

Los emos han elegido manifestaciones que realmente provocan a las personas con formas de pensar y estilos de vida conservadores tales como reunirse y sentarse en lugares de paso público, atrayendo las miradas hacia ellos. Al expresar abiertamente su asexualidad, automutilando sus brazos o proclamándose como generadores de un nuevo movimiento que erosionan ciertos valores de la sociedad y la cultural patriarcal. Por lo anterior,  los sectores conservadores de la sociedad se han manifestado de manera violenta en contra de ellos.

Existen diversos debates sobre la influencia de los medios masivos de comunicación en la sociedad. Sin embargo en el caso mexicano, no debemos olvidar que la televisión estuvo y aún está bajo el control de los sectores de poder con tendencias reaccionarias y neoconservadoras. No creemos que el conductor de Televisa, tuviese  la intención de incitar un movimiento social antiemo, sin embargo sus comentarios irresponsables tuvieron eco en diferentes sectores intolerantes de la sociedad mexicana. De hecho, dado los acontecimientos el segmento de Kristoff fue suspendido del aire.

Caso especial es el de los autodenominados metaleros, punketos, darketos, etc. ya que en la construcción de su identidad, se han autoproclamado como los auténticos generadores de movimientos contraculturales y resaltar su origen, lo cual les permite descalificar la autenticidad de las identidades contrincantes. Sin embargo, la descalificación ha tomado formas parecidas a la de la sociedad conservadora y reaccionaria que dicen criticar al asumir como propias la homofobia y el rechazo a la alteridad. Tómese como ejemplo las consignas en los conciertos masivos de Rock, bajo amenaza de ser agredido “el que no brinque es un emo”, cuando lo que se solía gritar “el que no brinque es puto”. Este deslizamiento de sentido gravita en el imaginario juvenil.

El tianguis cultural del Chopo por más de 25 años se había caracterizado por sus virtudes de tolerancia y  alternancia identitarias. De hecho surgió de la necesidad de contar con un espacio juvenil que permitiese la reproducción de las manifestaciones contraculturales. A pesar de todo ello, la nueva hegemonía de los grupos conservadores ha sido muy eficaz, al lograr fisurar las matrices ideológicas del rock mexicano. Las rebeldías rockeras  y las críticas la sociedad que se resiste a cambiar y aceptar la alternancia, tienden en la actualidad a quedar atrás.

A pesar de que no estamos de acuerdo con los costos culturales y sociales de la pertenencia emo, consideradas las consecuencias negativas sobre su salud y calidad de vida, consideramos que sus formas culturales de elección, son propias de su edad enmarcada en un nuevo ciclo de crítica y rebeldía.

Este fenómeno no es nuevo, elegir e identificarse con imágenes andróginas para mostrar rebeldía hacia las sociedades conservadoras ha sido una constante en las diferentes etapas de la historia del Rock. Recuérdese a Little Richard, sus peinados y maquillaje al interpretar Rock and roll. La conmoción generada por los Beatles al adoptar un corte de cabello femenino o feminoide. La imagen andrógina de Alice Cooper, New York Dolls, los Rolling Stones y David Bowie en los setentas. En los ochentas el heavy metal se alimento por la actitud de Twisted Sister, la cual culminó con la aceptación de su homosexualidad por parte de Halford (vocalista de  Judas Priest), quien fuera considerado el ”Dios del metal”; mientras que la década de los ochenta los New Romantics escandalizaban por sus peinados y el exceso de maquillaje. Incluso los homosexuales encontraron en el punk rock una forma de expresión.

Por ahora, los emos son grupos minoritarios, si los comparamos con otras formas de identidad juvenil, como los llamados skatos, reggaetoneros –a veces fresas-, metaleros, etc. Sin embargo la intolerancia de la sociedad conservadora y las formas que han elegido para identificarse los hace un blanco susceptible para los sectores conservadores, a lo que se agrega su edad (no rebasan los 24 años).

Lo anterior me lleva a enunciar que quizá al inicio del tercer milenio estemos presenciando la obsolescencia de los valores tradicionales de la cultura rockera: la rebeldía y la crítica a la sociedad conservadora. ¡Los antiguos rebeldes ahora son conservadores! Y los nuevos rebeldes no piensan en hoyos funkis (lotes rentados para realizar conciertos) sino en espacios públicos emblemáticos como la glorieta Insurgentes o el hinterland del Museo y tianguis del Chopo.

 

Reflexiones finales

A raíz de la aprobación de la Ley de Sociedad de Convivencia por parte del congreso del D.F. en el 2009, la cual faculta a los homosexuales a contraer matrimonio y adoptar niños, no era de extrañarse que los obispos católicos y otros jerarcas de otras denominaciones cristianas de  tendencia conservadora se manifestasen en contra, pues a su juicio: el que dos homosexuales se unan  y peor aún, que se les permita adoptar un niño, va en contra de las “leyes de Dios” y de paso contra la naturaleza.  Pero lo que realmente es preocupante, es que diversos sectores del país en la defensa de su religión lleven a cabo acciones homofóbicas violando el Estado de Derecho de otros ciudadanos.

También resulta preocupante que al inicio de este 2010, una gran cantidad de mexicanos recurran a los más diversos amuletos o asistan a misas de gallo para procurar por el bienestar de sus familias, cuando enfrentamos una de las más terribles recesiones económicas en la historia de México. Al respecto creo pertinente retomar uno de los lemas de campaña de Clinton, contra el conservador George Bush ¡Es la economía estúpido!  Para hacer hincapié que el origen de los problemas de la sociedad norteamericana, se encontraban en una mala administración economía y no acciones externas, y yo agregaría divinas.

Como se ha mostrado la eficacia de la ideología hegemónica mexicana, tiende a normatizar las formas de pensar y con diversas prácticas que incluyen la violencia, tiende  a reprimir las que considera disidentes. Para la mayoría de los mexicanos este hecho no es percibido como tal.

Al inicio del milenio sectores sociales que se caracterizaban por cuestionar el ejercicio del poder y sus manifestaciones ideológicas intolerantes,  paulatinamente se han integrado a la hegemonía que tanto criticaban.

Atacar homosexuales, no solo refuerza las estructuras ideológicas de la clase dominante, también nos impide centrarnos en problemas que repercuten de manera inmediata en nuestra  vida cotidiana y como sociedad: Ineficacia de las políticas económicas,  nepotismo y corrupción de los gobernantes, violación del Estado de Derecho y un aumento sin precedentes de la violencia. En perspectiva, los Emos y las comunidades homosexuales continuarán dando que hablar en los espacios públicos mexicanos.