Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana, 1925-1930, de Ricardo Melgar Bao y Perla Jaimes Navarro.

Gabriela Rodríguez Alquicira[1]

 

 

 

México: INAH, 2019.

 

El libro que a continuación reseñamos fue concebido como parte integral de un proyecto de investigación mayor en torno a la recepción de la revolución mexicana dentro de las diferentes vertientes de la izquierda latinoamericana. Este proceso, junto con la Revolución Rusa de 1917, representó para la intelectualidad latinoamericana un punto de mira y un parteaguas en la vida política del continente.

El título expresa dos grandes temáticas: el exilio y la Revolución mexicana. El eje que las reúne es la historia intelectual, en la que se articulan una serie de elementos que contribuyen a la reconstrucción de la historia intelectual de Esteban Pavletich, desde la perspectiva del personaje y su militancia en el exilio.

Pavletich fue representante de una generación que vivió su juventud en el periodo de la primera posguerra mundial y que padeció una serie de detenciones, deportaciones y exilios involuntarios. Su trayectoria de vida, nos permite situar a sus contemporáneos y el contexto histórico, político y social en que vivieron. A través de su mirada se exploran las disidencias y polémicas de las izquierdas latinoamericanas en esos años, así como su perspectiva de los acontecimientos que marcaron la agenda mundial.

Esta obra no está enfocada en los años previos a su salida de Perú, ni en su trayectoria posterior a su retorno en 1934. Destaca el momento en el que salió de este país tras ser desterrado en 1925 y el periodo de cinco años pasó por una serie de detenciones y expulsiones. Desde Panamá hasta México, pasando por El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Cuba.

En el estudio introductorio se resalta la trayectoria intelectual de Esteban Pavletich como dirigente en el movimiento de Reforma Universitaria en su país natal y sus vínculos con José Carlos Mariátegui. Luego, su adhesión a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el comunismo y, por último, su adhesión a la gesta libertadora de Augusto César Sandino en Nicaragua, llegando a ser su lugarteniente. Como aprista en el movimiento inquilinario de Panamá, en los movimientos de oposición a la influencia de la United Fuit Co. en Guatemala, como organizador sindical y antiimperialista en El Salvador, además de ejercer labores de dirigencia en las células del APRA en Centroamérica y Cuba.

Destaca su llegada al México de 1926, que recién estaba saliendo de una guerra civil que se había prolongado por siete años y que culminó con una nueva constitución política, considerada vocera de los ideales de la Revolución mexicana. Durante sus estancias en México, Pavletich militó en la célula mexicana del APRA y colaboró en diferentes medios apristas de este país y Cuba. Sus trabajos en la célula lo acercaron al gobierno del entonces presidente Plutarco Elías Calles y le permitieron ser testigo presencial de la polémica de Víctor Raúl Haya de la Torre con Julio Antonio Mella, además de estampar su firma en documentación relevante de la célula y hacer sentir su presencia en las publicaciones de la izquierda latinoamericana, como Amauta, Labor y Repertorio Americano.

En este contexto, los autores lo vinculan a la revolución sandinista de Nicaragua como único integrante de la “legión” de militantes apristas que harían su arribo a las Segovias, por mandato de Haya de la Torre. Destacan su permanencia en las montañas de Nicaragua durante casi nueve meses, tiempo en el que remitió notas que hacían referencia a la vida cotidiana del campamento revolucionario y el fervor de sus combatientes. Su compromiso con la causa sandinista se manifestó además en sus escritos de tipo doctrinario, donde equiparaba el simbolismo de Sandino con el del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, a quien consideró “el más alto [símbolo] de la revolución agraria mexicana”.

De esta época, se aborda su paulatino acercamiento al comunismo, que comenzó a granjearle las primeras diferencias y conflictos con sus compañeros de militancia aprista. Empezó durante su primera estancia en México, cuando recién llegado fue alojado en el local del Partido Comunista Mexicano, al no poder pagar una habitación de hotel e inició su amistad con el dirigente cubano Julio Antonio Mella. Luego, su visita a La Habana, donde arribó a fines de febrero o principios de marzo de 1927, poco después de la ruptura entre Mella y Haya de la Torre en el Congreso Antiimperialista de Bruselas. Su colaboración activa con el Partido Comunista Cubano, la Universidad Popular José Martí, el Grupo Minorista y en la célula aprista cubana, en calidad de Secretario del Sector Caribe, el cual abarcaba a México, América Central y las Antillas.

Posteriormente, a su regreso a México, luego de ser expulsado de Cuba, reinició sus relaciones con miembros del Partido Comunista Mexicano y con diferentes representantes del exilio latinoamericano, no siempre leales al ideario aprista, con quienes seguramente intercambiaba opiniones y doctrinas de lucha. Para Pavletich, su acercamiento al comunismo o a otras posiciones ideológicas no tendría nada de incongruente, al ser el APRA “una alianza de partidos”, además de la filiación comunista y marxista que esta organización propagaba en aquellos años. La solidaridad expresada a nombre de la célula aprista ante los actos de represión gubernamental padecidos por el Partido Comunista Mexicano, además de que su cada vez mayor cercanía a Julio Antonio Mella, no pasó desapercibida para el líder del APRA y la dirección de la célula mexicana, quienes le demandaron presentar su “renuncia” a sus cargos dentro de la célula, lo cual precipitó su ruptura definitiva con Haya de la Torre.

Fue poco después de estos acontecimientos que Pavletich se integró al equipo de redacción del recién fundado diario El Nacional Revolucionario, órgano del Partido Nacional Revolucionario. Dicho partido habría de devenir con los años en el conocido Partido Revolucionario Institucional (PRI), hegemónico en la vida política mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Al ser columnista fijo de El Nacional Revolucionario, dicho periódico se convirtió en el espacio que más posibilidades le brindó a Pavletich de expresar sus opiniones acerca de una gran variedad de temáticas, como lo indican los 55 artículos publicados entre julio de 1929 y febrero del año siguiente. No publicó más, probablemente a causa de su detención y expulsión del país en esas fechas. Fue en este diario donde construyó su visión internacionalista, en la que dedicó su atención no solo a temas peruanos y mexicanos, sino a una amplia variedad de situaciones y contextos a nivel continental e incluso mundial.

La obra, entonces, sitúa al personaje en este contexto. La compilación de escritos que contiene se enmarca en una serie de polémicas, disensos, amistades y redes internacionales de militancia. Se divide en cuatro grandes temáticas, de acuerdo a su contenido: artículos periodísticos, poemas, cartas y manifiestos o pronunciamientos. Las fuentes de información proceden en su mayoría de archivos históricos y bibliotecas, entre ellos el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Nacional de México, la Biblioteca Nacional de Cuba, así como documentación rescatada de diferentes órganos de prensa como periódicos, revistas y boletines.

La primera sección del libro, corresponde a sus artículos periodísticos, por lo tanto, es la más abundante de esta compilación. La producción periodística de estos cinco años de exilio se encuentra distribuida en diferentes medios impresos argentinos, cubanos, costarricenses, peruanos, y mexicanos. El grueso de su producción periodística en el exilio pertenece a la publicada en El Nacional Revolucionario, aunque también sus apariciones en medios peruanos como Amauta, Boletín Titikaka, y Labor son significativas, así como en los cubanos Atuei, de la célula aprista cubana y Revista de Avance, del Grupo Minorista; el costarricense Repertorio Americano, dirigido por Joaquín García Monge y el periódico estudiantil El Universitario, de Buenos Aires. Sin olvidarnos de Indoamérica, órgano de la sección mexicana del APRA.

Los 72 artículos que conforman esta sección son ricos en información de los más variados temas. La vocación literaria de Pavletich se pone de manifiesto, a través de sus aportaciones estéticas y artísticas y sus ideas respecto al arte popular latinoamericano, las escuelas de pintura al aire libre y el teatro. Asimismo, es posible recuperar su conocimiento del contexto mundial de su época, siguiendo de cerca sus escritos acerca de una serie de acontecimientos y procesos anticoloniales y revolucionarios, como las repercusiones de Reforma Universitaria en América Latina, los procesos revolucionarios en Rusia, China, Nicaragua y Venezuela, así como su visión del México posrrevolucionario. Por lo tanto, se puede percibir que en estos espacios condenó diferentes acciones y amenazas imperialistas, como el intervencionismo colonial inglés, la invasión a Haití por parte de Estados Unidos, o la cada vez mayor injerencia de dicho país en Centroamérica y el Caribe. No es de extrañar que, ante este panorama, se preguntara en 1929: “¿Serán incapaces los hombres de la política latinoamericana para comprender que grado a grado, uno a uno, si la indiferencia y la traición triunfan, las restantes de las repúblicas o seudo-repúblicas situadas al sur del Bravo habrán de precipitarse por un igual decreto?”

Una segunda parte, reafirma su vocación literaria y, en específico, su vertiente poética. La sección, titulada “Poesía revolucionaria”, remite a las ideas de intelectuales de diferentes corrientes de la izquierda, que abogaban en favor de darle a las diferentes expresiones artísticas un uso más allá de la estética. Es decir, hacer del arte un mecanismo de propaganda. No es de extrañar que los textos de esta sección lleven títulos tan reveladores, como “Poemas de la revolución” o “Poemas revolucionarios” y que sus versos hagan alusión a los procesos revolucionarios de Rusia, México y, en especial a la revolución sandinista.

La tercera sección del libro incluye la correspondencia de Pavletich, la cual da cuenta de sus redes intelectuales y amicales. Su correspondencia con Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Joaquín García Monge, Manuel Zerpa y Augusto César Sandino es una muy valiosa fuente de información para quienes están interesados en la historia intelectual. El estudio de los epistolarios ha ganado campo en la historia y la antropología en años recientes, por la posibilidad que brindan de tener acceso a un mayor conocimiento acerca de las redes de amistad e intelectuales, la circulación de ideas, los intercambios bibliográficos. Asimismo, muchas veces los epistolarios son ajenos a los compromisos ideológicos que un documento oficial o un artículo periodístico tiende a enmascarar. Si bien se trata de una muestra pequeña, en comparación con la de otros intelectuales de su época, lo cual es explicable por el estado de constante persecución que padeció y por los desarraigos y olvidos que el exilio ocasiona.

Una última parte está enfocada en la reproducción de Manifiestos, boletines o pronunciamientos oficiales escritos o firmados por Pavletich durante sus años de exilio. Destaca entre ellos su denuncia ante lo que él llamó “Descomposición del APRA”, su solidaridad con el movimiento sandinista y la protesta de organizaciones cominternistas y antiimperialistas ante la prolongada detención de Pavletich en febrero de 1930 y la huelga de hambre que llevó a cabo con sus compañeros de encierro.

Hay un aporte más: esta compilación no se limita a reunir y reescribir los escritos de Pavletich en el exilio. Procura situarlo en el contexto de la época y los lugares que le tocó vivir y los personajes que interactuaron con él. Dicho en otras palabras, la extensión de sus redes intelectuales y amicales. Para ello el libro incluye notas biográficas que retratan a los personajes referidos en sus escritos. Asimismo, cuenta con un índice onomástico, que es de gran utilidad para el investigador que busca referencias específicas, haciendo de este libro una herramienta de investigación.

Por último, este libro dista de ser un trabajo concluido sobre los viajes de Pavletich por América Latina. Fuera de estas páginas han quedado sus estaciones de exilio tras su expulsión de México alrededor del mes de abril de 1930 en Ecuador y Santiago de Chile, antes de regresar definitivamente a Perú cuatro años después. En otros quedará seguir estas huellas y, por qué no, sus andares en la vida política peruana de las décadas posteriores.

 

[1] Doctorante en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Cómo citar este artículo:

RODRÍGUEZ ALQUICIRA, Gabriela, (2022) “Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana, 1925-1930, de Ricardo Melgar Bao y Perla Jaimes Navarro”, Pacarina del Sur [En línea], año 13, núm. 48, enero-junio, 2022. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2085&catid=12