“Hoy como ayer”. Una reseña del libro Wiphalas y fusiles[1]

 

Wiphalas y fusiles, la obra más reciente de Pablo Mamani, es un texto sencillo en su escritura pero de difícil comprensión teórica, en la medida que exige una lógica distinta para aprehender las complejas relaciones societales que sostienen la organización y lucha política de las comunidades indígenas bolivianas y sus horizontes emancipatorios.

En este sentido, el libro de Mamani tiene una doble virtud; por un lado, nos comparte una sólida y minuciosa investigación sociológica, realizada en gran medida en lengua aymara y traducida al castellano por él mismo, algo que resulta fundamental para el texto pues, al ser ésta la lengua de origen del autor, las traducciones de las entrevistas realizadas a los protagonistas de los levantamientos indígenas del 2000- 2001, en Achakachi- Omasuyus, conservan su profundo significado político. Por otro lado, nos comparte un texto de actualidad cuyo objetivo, más que el debate académico, es la disputa política de un proceso cuyas contradicciones y antagonismos frente a la clase dominante boliviana siguen vigentes.

Este texto, hace parte de la fructífera y enriquecedora producción teórica- militante, comprometida, política y polémica que, desde abajo, desde los protagonistas, y desde un semillero de “intelectuales” aymaras, están reflexionando sobre su momento histórico con el objetivo de retomar o rediseñar las estrategias políticas necesarias para profundizar la grieta abierta en el Estado colonial- liberal boliviano por el ciclo insurreccional del 2000- 2005.

Wiphalas y fusiles es un texto con una clara y firme posición política que, implícita y explícitamente, plantea una dura crítica al actual gobierno del MAS y Evo Morales que, a decir del autor, pese a ser “un gobierno dirigido por un aymara […] reproduce las mismas lógicas de los viejos grupos de poder blanco- mestizos como la prebenda, la corrupción, el clientelaje y la criminalización selectiva”. No obstante, la ardua exposición de su tema de análisis demuestra que no busca una respuesta complaciente o empática del lector, sino una mirada reflexiva sobre las demandas enarboladas por los levantamientos indígenas en el 2000- 2001 y lo que éstos han alcanzado a partir del 2006.


Más allá de que se compartan o no los señalamientos de Pablo Mamani; en su libro - a lo largo de los ocho capítulos que lo integran - argumenta y pone el dedo en la llaga sobre algunos temas y nudos problemáticos que, hoy día, parecen encaminarse hacia la condensación de nuevos y antagónicos escenarios políticos en la vertiginosa realidad social boliviana, como son: tierra, territorio, recursos naturales y participación política de los pueblos indígenas.

Para aquellos que quieran adentrarse en la compleja y explosiva geografía política de la región del altiplano- valle- norte de La Paz, cuyo epicentro el autor lo encuentra en Achakachi, este libro resulta necesario. Para quienes se propongan analizar la articulación entre las diversas y contradictorias demandas sectoriales, con las demandas políticas comunes enarboladas en los múltiples levantamientos indígenas del 2000- 2005 este texto es fundamental. Para quienes pretendan comprender los fundamentos de la organización comunitaria, el rol catalizador del liderazgo indígena, las fuerzas in  ternas del poder comunal, y la compleja e indisoluble relación etnia- clase en Bolivia  Wiphalas y fusiles resulta indispensable.

Así pues, los temas que Mamani propone en su libro son conflictivos y ambiciosos, pero están a la altura de los horizontes emancipatorios que los movimientos indígenas- campesinos- populares se han planteado en Bolivia en la última década: Autogobierno, toma del poder político, liberación total del Qullasuyu o estado indígena. Más aún, son temas que forman parte de la actualidad política de los dominados y explotados de Nuestra América; y de la reflexión y definición política de las cuales buscan armarse las distintas fuerzas, presentes a lo largo y ancho del continente, para enfrentar de manera certera a las clases dominantes.

Cabe destacar que, de ninguna manera, se trata de un análisis apologético o mítico sobre las comunidades, sino de un análisis anclado en la realidad; que muestra por ejemplo, la “coexistencia” entre la forma comunitaria y la forma capitalista de reproducción de la vida material en esta región. De la misma manera realista, los gérmenes de un nuevo poder social y político, territorializado y armado, los encuentra en las experiencias de organización y lucha política recientes en Achakachi- Omasuyus; en éstas nuevas condensaciones de poder llamadas “cuarteles indígenas” y “estado mayor indígena”. Así, en el presente libro no se evade u obvia el problema del poder y del Estado, sino que se reflexiona sobre esta tarea, ineludible, cuando de impulsar la ofensiva de los sectores, clases y naciones dominadas se trata.

Tampoco evade el tema de la lucha armada, sino que lo coloca en su justa y lógica dimensión. Frente a la violencia estatal, las comunidades se defienden con lo que tienen: chikutis, q’urawas, pututus, piedras, palos, manos,  dinamitas, fusiles. Se defienden como han aprendido en su larga tradición de lucha frente a los gobiernos en turno: con sus asambleas, sus organizaciones, sus sindicatos, sus jerarquías, sus turnos, sus apthapis, su hoja de coca, sus Wiphalas, sus bloqueos, sus cercos, sus levantamientos y sus cuarteles. Con sus Kataris y sus Bartolinas, con sus Mallkus y sus Yatiris. Dejándonos claro que, para ir a la guerra nada sobra y nadie sobra; mostrándonos, además, el dinamismo propio de las comunidades, quienes reinventan y actualizan sus estrategias defensivas, organizativas, políticas y hasta discursivas.

En palabras del autor, “un movimiento social, indígena o indio, no conoce la lucha por partes y por separado, sino como una totalidad de hechos y demandas que tiene su fundamento en la concreción específica de lo que se tiene a mano y lo que no se tiene. La materialidad de la vida social y las subjetividades humanas. Y lo que no se tiene,  se crea, se produce, con base en creatividades inmediatas […] eso crea sentido de ser y estar en el mundo y en la lucha por su bienestar y de los otros, incluso de sus opresores”.

Por lo demás, el título del libro resulta tan urticante como la pregunta que se desprende del análisis del poder comunal construido en estos levantamientos ¿Por qué hoy han dejado de actuar  y de movilizarse las fuerzas internas de las comunidades y ayllus de esta región? Sin embargo, no se trata de una provocación visceral, sino de un llamado a “revivir las recientes luchas sociales en Bolivia y mirar lo que ayer se hizo para ver si por lo que se luchó ayer está siendo cumplido o no”.

De ahí la mirada atenta, crítica y comprometida con el acontecer boliviano; de ahí el llamado de Pablo Mamani a levantar lo que parece sepultado; de ahí el aferrarse a la certeza, intuición y principio de que, hoy como ayer “el descontento nacerá debajo de cada poncho, de cada pollera, de ese trabajo sutil e incansable que no se canta”, pero que abona para hacer temblar la tierra boliviana nuevamente, y las veces que sean necesarias, hasta derrumbar el último cimiento en que se sostenga la dominación y explotación capitalista.

 


[1] Pablo Mamani, Wiphalas y fusiles. Poder comunal y levantamiento aymara de Achakachi- Omasuyus (2000- 2001). Coed. Willka-Sol de Paz Pachakuti-Flacso, Bolivia, 2012. 292 pp.

[2] Doctorante del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

[div2 class="highlight1"]Cómo citar este artículo:

MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Paola, (2012) “Hoy como ayer. Una reseña del libro Wiphalas y fusiles”, Pacarina del Sur [En línea], año 3, núm. 11, abril-junio, 2012. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=451&catid=12[/div2]