La tortuga ecuestre

 

“Creo que es posible ya, empezar a hablar de una “literatura del exilio” como un segmento interesante de la literatura peruana actual, y dentro de esta actitud o situación vigente, de algunas obras publicadas por escritores peruanos que vienen viviendo ya más de dos décadas en el extranjero. Al hacer este balance, es posible incluir estos aportes como algo natural de este proceso de internalización de nuestra literatura nacional, y dentro de ello, por supuesto incluir el conjunto de las literaturas regionales que se suman a este proceso global, como es el caso de Piura: fuerza centrífuga y flujo migratorio (que se viene dando desde la década del 70).

“Para el caso, de la literatura en Piura, el ejemplo de José Enrique Briceño Berrú es de una resonancia increíble, que desde hace un buen tiempo, estamos obligados a comentar. Por la importancia de este suceso literario de “internacionalidad” de este escritor piurano ha realizado, un gran salto de garrocha sobre el marasmo cultural limeño (que a veces permanece enclaustrado en sus vanos egoísmos y miserias limitadas por los dimes y diretes sin ninguna actitud autocrítica frente al espejo del propio trabajo literario, venido a menos en los últimos tiempos). Nadie ha mirado con objetividad el devenir del trabajo literaeio de estos escritores del exilio que se han ido del país en busca de nuevos horizontes, pero que siguen escribiendo sobre “la promesa de la vida peruana”.[1]


Gustavo Armijos Morales (Piura, 1952- ).  Ha publicado cuatros poemarios en la ciudad de Lima: Retrato Humano (1971),  Celebraciones de un trovador (1977), Liturgia de la vigilia (1979), Tierras de exilio (1982, premiado por la Municipalidad de Lima)

Armijos, a partir del año del mes de septiembre de 1973 - a escasos ocho meses de su primera edición- relevó a Isaac Rupay en la dirección de la revista literaria La tortuga ecuestre, convertida en la actualidad en la decana de las revistas de su género. En las páginas de La tortuga ecuestre,  han colaborado los poetas vivos más representativos de las últimas generaciones.

 


[1] Tomado de “José Enrique Briceño Berrú o La razón de la distancia”, La tortuga ecuestre, año XXXVIII, núm. 313-314, Lima, mayo-junio de 2011, pp. 1,2.