Los invisibles de la tierra

Fanny Flora Campillo Illanes

RECIBIDO: 17-12-2013 ACEPTADO: 26-12-2013

 

Los más desposeídos, los más carenciados, son quizás quienes han perdido la lucha simbólica por ser reconocidos, por ser aceptados como parte de una entidad social reconocible, en una palabra, como parte de la humanidad.[1]

Pierre Bourdieu


Ilustración 1  http://www.chapinguero.com/2008/08/07/el-circulo-de-la-miseria/

La mañana empieza muy fresca, casi fría en el fondo de la barranca donde antes corría, cristalino y pródigo, el río de San Antón. Anselmo camina con paso firme y rápido por la vereda que sube hasta la calle de Chulavista, apura a su hijo que le acompaña desde hace dos años, cuando abandonó la escuela primaria para ayudar activamente a la incierta economía familiar, el “canelo” ayuda a husmear las bolsas de basura, que han dejado desde la noche anterior, frente a cada vivienda de los que tienen empleo, asisten a la escuela o van al supermercado a comprar víveres. El objetivo es recoger envases de PET, latas, frascos de vidrio y cartón que hayan dejado en bolsas y botes antes de que otros hagan la recolección del día.

La zona urbana de Cuernavaca, México, ha crecido considerablemente en los últimos años ocasionando el desplazamiento de personas que sobreviven en condiciones precarias y “al margen de la sociedad dominante”[2], como Anselmo que forma parte de ese conglomerado poblacional compuesto por 19 347 695 mexicanos que sufren un grado de marginación urbana que va de “Alto a Muy Alto”[3], según el estudio del Consejo Nacional de Población, CONAPO, realizado a partir de los datos censales de 2010, los más recientes. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, en su informe “Objetivos de Desarrollo del Milenio, 2013”[4], calcula que hay 1, 200 millones de personas en situación de pobreza extrema y exclusión, por lo que nos encontramos ante un fenómeno, no sólo de enormes proporciones, sino de importancia permanente y global.

La marginación es esa circunstancia de desventaja que un individuo presenta, debido a situaciones de índole económica, política o sociocultural, que le impiden integrarse al funcionamiento social general. Para la Dra. Larissa Adler de Lomnitz, en su libro, el clásico: Como sobreviven los marginados[5] delinea una definición cruenta de la marginalidad: “… población “sobrante”… al margen de los procesos económicos y políticos oficiales”.[6]  Así pues, los términos marginalidad, marginación o exclusión, se refieren a la incapacidad de inclusión social, que puede ser el efecto de prácticas discriminatorias y/o de la ineficiencia de las políticas públicas, que el Estado pueda emprender para garantizar el desarrollo pleno e integral de la población.

Anselmo y su familia subsisten y sobreviven, tal y como la Dra. Lomnitz observó en la Cerrada del Cóndor, en el Distrito Federal, México, mediante un exhaustivo trabajo de campo que llevó a cabo entre los años 1969 y 1971, reveló como viven, en condiciones de pobreza familias con escasos ingresos, habitando viviendas de baja calidad, con ocupaciones informales y una inestable seguridad laboral.

A 38 años de la primera edición de Cómo sobreviven los marginados, continúa siendo vigente el análisis, no de las circunstancias en las que se da la exclusión, sino de las prácticas y la cultura que hacen posible la supervivencia en el contexto de pobreza y marginalidad, utilizando “las herramientas metodológicas de la antropología para estudiar los mecanismos informales de subsistencia de los marginados”[7]

El argumento central de la autora, como respuesta a la pregunta ¿cómo sobreviven los marginados?, reside en las redes de intercambio,[8] que son el mecanismo fundamental de supervivencia. Por otra parte, las asociaciones de parentesco y vecindad, con similar nivel económico, conforman la comunidad por medio de la cual, los marginados obtienen bienes, servicios y apoyo social que permiten su supervivencia. Los migrantes recientes a las zonas urbanas hallan en parientes y amigos, alojamiento y manutención, o información y relaciones para encontrar trabajo; fundamentales como apoyo solidario en los tiempos de desocupación laboral. Resumiendo, la organización social provee la supervivencia, en un peculiar conjunto de redes de intercambio que basan su funcionamiento en normas tácitas de reciprocidad y confianza; sus condiciones, si bien facilitan las oportunidades sociales y laborales, también restringen las posibilidades de movilidad social. Pareciera que la Dra. Lomnitz toma el modelo estratégico de supervivencia en los Kibbutzim[9] de Israel, cuya fórmula de supervivencia es análoga a la de los marginados de México, esto quiere decir que los marginados del mundo tienen un conjunto de estrategias y herramientas comunes para enfrentar la marginalidad de cualquier tipo aun sin llevar el mismo ropaje, con agendas diversas en políticas de desarrollo y bienestar social que juegan un papel determinante en la articulación de las desigualdades (de clase, de lugar, de origen y de color etc.)


Ilustración 2  http://xarxanet.org/sites/default/files/imagecache/tag-mig/800px-marginacion_mexico02_0.jpg

El sociólogo francés Loic Wacquant, desarrolla, en Los condenados de la ciudad, un análisis histórico del gueto de Chicago y los banlieues de Paris, intentando dar cuenta de las causas primordiales que profundizaron y generaron un estado de miseria avanzada en algunas zonas de las sociedades desarrolladas, en un trabajo de campo similar y, tal vez, continuador de Cómo sobreviven los marginados. Wacquant habla de una nueva marginalidad urbana como resultado de un proceso creciente de desigualdad, que no necesariamente responde a las crisis económicas recurrentes en México y Latinoamérica, si no que se da en el contexto del progreso económico mundial. Por otra parte el trabajo asalariado ha perdido su carácter de eficaz acceso a la protección social, dando lugar a nuevas formas de relación laboral que llevan fácilmente a la marginalidad a sectores de la población antes protegidos. De esa manera el Estado del bienestar y paternalista ha dejado sin defensas a una masa de la población económicamente activa al precarizar y segmentar el empleo. Finalmente, la nueva marginalidad provoca un proceso de estigmatización, de invisibilidad de los pobres, que lleva a la creación de espacios excluyentes, la reclusión espacial en barrios marginados o ricos, en nuevos guetos que debilitan el sentido comunitario, de pertenencia y participación social.[10]

¿Cuál es la situación de la marginación urbana hoy día? ¿Cómo sobreviven los marginados del siglo XXI? Tal parece que la respuesta sigue siendo la tesis final de Larissa Adler: “… el marginado sobrevive gracias a una organización sui generis, en que la falta de seguridad económica se compensa con redes de intercambio recíproco de bienes y servicios.”[11] La organización de los segregados y desposeídos a través de los lazos familiares y de amistad en nuevas forma de unidad doméstica; La conformación de sólidas organizaciones gremiales u ocupacionales que ganan legitimidad y reconocimiento desde la economía informal, que permite, a unos cuantos, una cierta integración social, acceso a la educación y a los servicios de salud; La organización en barriadas, colonias y comunas ha dado acceso a la posesión de terrenos y viviendas en las zonas periféricas de las áreas metropolitanas de México, los llamados “cinturones de miseria”. A la vez que se continúa con la perpetuación de la cultura del compadrazgo, el cuatismo y otras formas, incluso nuevas, en la cultura de la pobreza con fundamento en la reciprocidad, el compañerismo y la confianza.


Ilustración 3 http://www.welt.de/reise/article1316223/Eine-Gebrauchsanleitung-fuer-Mexico-City.html

La nueva marginalidad urbana obliga a replantear el estudio de las estrategias de supervivencia, las clases medias, cada vez más desprotegidas y estigmatizadas, se suman de manera inexorable a la segregación urbana, aportando nuevos factores sociales y psicológicos, que refuerzan la estructura socioeconómica que mantiene la desigualdad entre los grupos sociales.

La creación de un nuevo Estado social resulta indispensable ante la explosiva mezcla de opulencia, miseria y violencia en las áreas suburbanas de las grandes metrópolis, no basta con las políticas alternativas a la penalización y el asistencialismo para reducir la violencia, la inseguridad, el tráfico de personas, la explotación del trabajo infantil y el narcotráfico que constituyen los síntomas de la profunda desigualdad. Entonces, quizá la fórmula pudiera ser, retomar y potenciar las estrategias básicas de supervivencia en la marginalidad (las redes activas de intercambio recíproco), inventar nuevos programas que permitan distribuir de la manera más equitativa posible, los bienes básicos y fundamentales que reconocen el disfrute de una sociedad democrática: ejemplo; el ingreso universal ciudadano, el acceso a los servicios de salud, a la educación y a la formación profesional por toda la vida.

Anselmo y poco más de 255 mil personas en Cuernavaca, México, tendrán que esperar a la instauración de políticas de largo plazo, innovadoras en la inclusión social, debido a que las políticas de crecimiento y el empleo no resuelven, por si mismas, las nuevas formas de la marginalidad.

La sociedad mexicana contemporánea ostenta serias injusticias y marginaciones. 384 áreas urbanas aglomeran una población de 81, 231, 281 personas, distribuidas en ciudades pequeñas, medianas y grandes; en las que poco más de un tercio no concluyó la educación básica, carece de derechohabiencia a los servicios de salud y habita viviendas con algún nivel de hacinamiento[12].

No obstante, existen más de 19 millones de mexicanos, sobreviviendo cada día, tejiendo nuevas redes de intercambio, inventando nuevos formas de trabajo y de relaciones humanas, porque “ los marginados “, no se resignan a la falta de trabajo, seguridad, dignidad y progreso para ellos y los suyos, no se resignan a ser invisibles ante los ojos de los poderosos.



Notas:

[1] Bourdieu, Pierre. Citado en Vida de consumo, México, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 11

[2] Adler de Lomnitz, Larissa. Como sobreviven los marginados, México, Siglo XXI editores, 1998, p.15

[3] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., 152 pp.

[4] Organización de las Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo del Milenio,Informe de 2013, New York, ONU, 2013, p.6

[5] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., 229 pp.

[6] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., p.17

[7] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., p.218

[8] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., p.140

[9] Plural de Kibbutz, Comunas agrícolas israelíes (fundamentales para la formación del Estado de Israel), cuya subsistencia y supervivencia se basa en un tipo de vida comunal e inspirada por la ideología sionista-socialista.

[10] Wacquant, L. Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio. Buenos Aires, Manantial, 2001.

[11] Adler de Lomnitz, Larissa. Op. Cit., p.223

[12] Consejo Nacional de Población, Índice de marginación urbana, 2010. México, CONAPO, 2012, pp. 15-17

 

Cómo citar este artículo:

CAMPILLO ILLANES, Fanny Flora, (2014) “Los invisibles de la tierra”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 18, enero-marzo, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=901&catid=12