El proceso emancipatorio de la Capitanía General de Venezuela en la prensa revolucionaria porteña (1810-1815)

En el presente trabajo nos propusimos analizar la imagen del proceso emancipatorio de la Capitanía General de Venezuela en la prensa revolucionaria de la ciudad de Buenos Aires durante el periodo que media entre el establecimiento de la primer junta de gobierno patrio rioplatense y el fin del primer ciclo del proceso emancipatorio continental en 1815. Nos interesa particularmente analizar: a) el ritmo y la forma que fue adquiriendo en Buenos Aires la recepción de las noticias provenientes de Caracas; b) los canales vías de recepción de las noticias provenientes del norte de América del Sur; c) la difusión en el medio patriota porteño de los principales documentos institucionales producidos por el movimiento patriota venezolano; e) la incidencia de los acontecimientos venezolanos en los debates internos que se producían en el campo patriota bonaerense.

Palabras clave: prensa, revolución, recepción, Argentina, patriotismo

 

La Gaceta de Buenos Aires y el movimiento juntista continental

En junio de 1810 la primera junta de gobierno patriota comienza editar la Gaceta de Buenos Aires cuya dirección se confió a Mariano Moreno, uno de los dos secretarios del primer gobierno criollo del Rio de La Plata. La Gaceta será el órgano oficial de la nueva junta criolla y la voz del gobierno revolucionario entre la población de la capital virreinal. Desde el primer momento el órgano de prensa oficial se convirtió en un medio de difusión de primer orden haciendo conocer al pueblo los objetivos de la revolución, buscando movilizar a la opinión publica a favor de la causa patriota, definiendo una forma de relación entre el nuevo poder criollo y la sociedad y señalando los limites del nuevo orden político más allá de los cuales se encontraban los enemigos internos y externos del sistema.[2] Pronto los cambios que se estaban produciendo en todo el continente a partir del establecimiento de juntas revolucionarias en las principales capitales hispanoamericanas fueron ganando centralidad entre los tópicos que el órgano de la junta debía abordar de cara a su legitimación interna y externa y para definir su posición ante la crisis del imperio español que había derivado en un conflicto abierto de dimensiones continentales.

Ante las primeras noticias que llegaron a Buenos Aires del establecimiento de otras juntas que desconocían al Consejo de Regencia y gobernaban en nombre del rey cautivo la Gaceta comenzó a definir cual era la inserción de la junta porteña en el campo patriótico continental que se perfilaba como el antagonista del campo regentista. En los últimos meses de 1810 las noticias sobre el  establecimiento y la actividad de las juntas criollas establecidas en Caracas (abril) y Santiago de Chile (septiembre) van a pasar a ocupar un espacio relevante en las páginas del diario dirigido por el secretario de la primera junta. Las noticias provenientes del proceso revolucionario chileno  llegaban, normalmente, a Buenos Aires a través de la comandancia de fronteras un mes después de producidas. Bastante diferente fue el itinerario en las páginas de la Gaceta de las noticias sobre la revolución de Caracas y el establecimiento de una junta patriota en la Capitanía General de Venezuela. La información sobre el proceso venezolano  llegara a la prensa porteña por medios más diferidos e indirectos. El 10 de septiembre un numero de la Gaceta extraordinaria reprodujo buena parte de la Gaceta de Filadelfia (7 de junio y 10 de junio de 1810) que informaba de la llegada  al puerto de Baltimore de representantes del gobierno patriota de Caracas ante el gobierno de Estados Unidos. El diario yanqui resumía los sucesos que desenvocaron en la revolución del 19 de abril de ese año en Caracas, el establecimiento de un gobierno formado por naturales del pais, la adhesión de las principales ciudades de la capitanía al nuevo orden y el carácter potencialmente separatista del proceso en su conjunto:

La memoria de Fernando VII, se considera como cosa de estilo. El pueblo no tiene más idea que hacerse independiente de todo poder extranjero.[3]

A continuación se reproducía una proclama de Juan Escalona, comandante patriota de la Guayra  como prologo de un Manifiesto de la Junta patriota en donde se reafirmaba el derecho del pueblo venezolano a reasumir sus derechos soberanos ante la crisis de la metrópoli. Entre el material reproducido por la Gaceta de Buenos Aires tomado de la Gaceta de Filadelfia del 10 de Junio se encontraba también una “declaración de la independencia de Venezuela” que había llegado a Estados Unidos en un barco ingles proveniente de Cumana.  En realidad se trataba de un manifiesto que reafirmaba los derechos de los criollos a establecer un gobierno autónomo.[4] Como es sabido la autentica declaración de la independencia de Venezuela se produciría recién el 5 de julio de 1811 en un congreso convocado al efecto. En la Gaceta del 13 de septiembre encontramos, tomada de la misma fuente, una carta fechada el 3 de mayo de 1810, enviada por la junta venezolana al Consejo de regencia desconociendo la autoridad de dicho organismo en el territorio de la Capitanía General de Venezuela.[5] En noviembre de 1810 vuelven a aparecer noticias sobre Venezuela. Esta vez se trata de material de diarios londinenses llegados a Buenos Aires en barcos británicos. En un breve resumen de estas noticias la Gaceta informa que representantes de la junta de Caracas firmaron un acuerdo de comercio con el gobierno ingles. A continuación dice que los representantes venezolanos abandonaron Londres con la sensación que el gobierno británico estaba dispuesto a no meterse en los problemas políticos del imperio español en América lo que incluiría no aceptar los pedidos del Consejo de Regencia para ayudarle a volver a la obediencia a las provincias que habían establecido juntas gobernadas por criollos. También se incluía un extracto de la Gaceta extraordinaria de Caracas[6] reproducida en el Correo de Londres.[7] En el se informaba de la importancia que la junta venezolana le atribuía a las relaciones con Gran Bretaña y el envió de un comisario delegado frente al gobernador ingles de Curazao. El extracto incluyo la nota del gobernador británico a la junta de Caracas expresándole su beneplácito por la iniciativa de enviar un representante.[8] Curiosamente la Gaceta incluyo entre los dos documentos citados, como una especie de separador, un suelto sin titulo que recogía rumores inciertos sobre nuevas agitaciones separatistas en distintos puntos del imperio español:

La Habana ha recuperado los derechos de un pueblo libre, y se ha declarado         independiente: otro tanto han hecho las islas Canarias; y desde Panamá  hasta los arrabales de Lima, se ha desplegado una general fermentación, que  muy pronto producirá su efecto.[9]


Fuente: www.venezuelatuya.com
No deja de ser interesante ver cómo las noticias provenientes de Venezuela, de   carácter más diferidas que las provenientes de Santiago de Chile y otros puntos cercanos a Buenos Aires, y conocidas por medio de diarios norteamericanos o británicos, se prestaban a un grado mayor de especulación y alentaban distintas posibles resignificaciones de los hechos que relataban. En esta etapa el principal interés de la Gaceta consistía en señalar la comunidad de los objetivos declarados por la Junta de Caracas con los de la Junta de Buenos Aires: a) desconocimiento del Consejo de Regencia; b) afirmación del derecho de las provincias americanas a formar juntas como en la península y; c) el derecho de los criollos al autogobierno de su su tierra. Pero amparándose en la reproducción de materiales tomados de las fuentes norteamericanas e inglesas, el órgano porteño se hace cómplice de las afirmaciones de la Gaceta de Filadelfia sobre el carácter  abiertamente independentista del proceso venezolano e incluso acepta como buena la afirmación errónea de que el manifiesto proveniente de Cumana constituía una declaración formal de independencia.

No volverá a encontrarse en la Gaceta de Buenos Aires información sobre el proceso revolucionario de la Capitanía de Venezuela hasta septiembre de 1811cuando se reproduciría, casi completo, un numero de la Gaceta de Caracas de fines de 1810. En esta nueva entrega se informaba de las relaciones entre la junta de Caracas y el gobierno británico y se daba cuenta del bloqueo español a Caracas.[10] También aparecía reproducida una Gaceta de Londres en donde se elogiaba a la figura de Francisco Miranda y a los patriotas venezolanos en general.[11] En diciembre la Gaceta reprodujo un número de El Español, el diario publicado por el liberal peninsular Blanco White en Londres. Entre las noticias tomadas de dicho diario londinense, publicado en castellano, aparece incluida una respuesta de la junta de Caracas desautorizando a los diputados suplentes de la Capitanía General de Venezuela en las cortes reunidas en la isla de León, elegidos entre los residentes venezolanos de Cádiz. La respuesta concluye en el número siguiente en donde la Junta de Caracas desconoce las cortes, reivindica los derechos soberanos de los venezolanos, pero sigue reconociendo formalmente a Fernando VII como soberano.[12] En el numero de la Gaceta…del 31 de diciembre de 1811 se reproduce parte de un numero deThe Times de Londres ( 2 de septiembre) en donde se informaba que a través de gacetas jamaiquinas, fechadas el 5 de julio, se difunde el rumor  que Francisco Miranda había caído preso en poder de los realistas.[13]

 

Los debates de 1812

Por varias razones el año 1812 reviste un carácter transicional en el proceso político que se venia desarrollando en el imperio español desde 1808. La España resistente en Cádiz había logrado superar su momento mas critico para luego  avanzar hacia la recuperación parcial de parte del territorio peninsular ayudado por las tropas británicas que habían desembarcado en Portugal. En América las tropas realistas ya habían aplastado el levantamiento de Hidalgo en México, habían logrado poner en una situación de retirada a los patriotas de Venezuela y Nueva Granada, mientras los realistas de Lima consolidaban su poder en el Alto Perú y amenazaban el norte del actual territorio argentino. Como consecuencia de este cuadro poco favorable, la política del primer triunvirato, instalado en el poder en septiembre de 1811, se caracterizo por una línea de acción tendiente a acordar con el poder realista de Montevideo y por un abandono temporal de la lucha contra los ejércitos contrarrevolucionarios en el norte. Esta perdida de empuje de la línea política revolucionaria se reflejo, aunque quizás con menos claridad de lo que se pudiera pensar a priori, en el órgano oficial del gobierno porteño y en los debates de tono confrontativo que se desarrollaron en las páginas de algunas hojas no oficiales que vieron la luz en 1812.

Durante el año antedicho los distintos puntos de vista que las facciones de la elite patriota sostenían en relación a la orientación definitiva que debía darse  al proceso comenzado en 1810 tomaron la forma de corrientes de opinión que se reflejaron en el periodismo revolucionario. El eje principal de estas discusiones giro en torno a la disyuntiva sobre la conveniencia de avanzar hacia una definición de tipo independentista o de mantenerse en el campo del autonomismo, sin reconocer al gobierno gaditano ni la legitimidad de la “representación” americana en las cortes, pero no cerrando la posibilidad de algún tipo de acuerdo con la metrópoli si esta reconocía la participación de los criollos en el gobierno de Indias.

La adopción de una línea menos claramente independentista por parte del gobierno del primer triunvirato no se reflejo de forma explicita en la forma en que la Gaceta trato, durante buena parte del año 1812, la información  referente a los procesos emancipatorios a nivel continental. En octubre de 1811 el gobierno le había encomendado la dirección de la Gaceta al periodista altoperuano Vicente Pazos Silva y en diciembre le encargo la dirección de una nueva edición que saldría los días viernes a Bernardo de Monteagudo. Mientras Pazos Silva estaba vinculado a los sectores saavedristas; Monteagudo había sido secretario de Juan José Castelli en el Alto Perú. Identificado con las posiciones mas radicalizadas del campo patriota, Monteagudo se vincularía, desde su llegada a Buenos Aires en noviembre de 1811, con los sectores de la oposición morenista radicalizada. Monteagudo y Pazos pronto chocarían en la orientación que buscaban dar a las ediciones del diario oficial que estaban a su cargo. El 31 de diciembre Silva renuncio a compartir la redacción de la Gaceta con el joven Monteagudo luego que un ejemplar de la Gaceta, con criticas suyas a la conducción del ejercito, fuera quemado por jóvenes morenistas. Luego de renunciar comienza a editar El Censor, que ve la luz el martes 7 de enero. En ese  momento deja de salir la Gaceta de los martes. Monteagudo estaría a cargo de la Gaceta de los viernes hasta marzo de 1812 cuando ante los crecientes síntomas de malestar popular el triunvirato decida  quitar el subsidio que recibía Pazos Silva por el Censor y retirarle su apoyo a Monteagudo a cargo de la Gaceta. En los meses siguientes Monteagudo publicaría dos diarios Mártir o libre y el Grito del Sud de los que ya tendremos oportunidad de hablar. La Gaceta estaría a cargo de Pedro José Agrelo desde marzo de 1812 a octubre de ese año cuando se produjo la caída del primer triunvirato.

Muy profuso y para nada lineal fue el tratamiento que la prensa porteña le confirió durante el año 1812 a las noticias provenientes de la Capitanía de Venezuela y las repercusiones del proceso venezolano en el vecino virreinato de Nueva Granada. En los primeros meses de ese año la línea política adoptada por la conducción patriota de Venezuela se convertiría en una piedra de toque para definir posiciones frente a la situación general del imperio español a ambos lados del océano. El 3 de enero la Gaceta de los viernes, redactaba por Monteagudo, tomando como fuente la Gaceta de Washington, volvía a ocuparse del espacio que iban ganando las ideas abiertamente independentistas en Venezuela. Comentaba también el creciente establecimiento en Caracas de numerosos emigrantes provenientes de las islas británicas (escoceses, ingleses e irlandeses) que llegaban a comerciar y que en, muchos casos, se sumaban al bando patriota en la lucha por la emancipación. Según el periódico norteamericano un ingles había intentado persuadir a Francisco Miranda para que estableciera un gobierno autoritario inspirado en el consulado de Bonaparte.[14] A comienzos de febrero el órgano del gobierno patriota reprodujo varios documentos del congreso de Venezuela tomados de The Courier de Londres. En el mismo numero se elogiaba a Miranda y se incluía el texto del parte de la victoria luego de la conquista de la ciudad de Nueva Valencia.[15] Luego de la separación de Monteagudo de la dirección de la Gaceta el tema de Venezuela entra en un impasse hasta mediados de año.  Mientras tanto la primera república venezolana había comenzado su agonia que culminaría en la capitulación de julio de 1812.  Sin embargo, dado lo diferido de las noticias que llegaban de Caracas, en el medio patriota porteño se seguía debatiendo sobre el proceso revolucionario en el norte de América del Sur sintiéndolo como una realidad inmediata e inquietante.

Desde el momento de su aparición El Censor de Vicente Pazos se ocupo también de la cuestión venezolana. El diario dirigido por Vicente Pazos tomo como línea editorial una defensa de la permanencia del gobierno patriota rioplatense dentro del indefinido espacio autonomista opuesto al gobierno gaditano, que había adoptado el primer triunvirato. Es desde ese posicionamiento que El Censor se dispuso a analizar el proceso venezolano y su derrotero hacia la proclamación de la independencia definitiva de España. El 14 de enero apareció en las páginas del periódico antedicho una breve información  dando cuenta que en América del norte se rumoreaba desde hacia unos meses que en Venezuela se había declarado la independencia:

Boston, jueves 17 de octubre. Caracas.

Se ha recibido en Baltimore el 17 de septiembre noticias de la nueva república de Venezuela, ellas contienen algunos rasgos políticos sobre la independencia y libertad, pero ellos demuestran que la materia es muy poco conocida allí. Ellos han establecido la circulación de un millón de pesos de moneda de papel, cuyo valor sea igual al oro y la plata.[16]

Como se ve, El Censor se pronuncia cauto ante la posibilidad cierta que los patriotas e Caracas hubieran decidido dar el paso de declarar la independencia definitiva del dominio español. Un mes y medio después el diario de Pazos Silva reproducía completa la declaración de derechos del congreso venezolano.[17] Sin desdeñar tomar como fuente a las gacetas británicas o norteamericanas la fuente principal del periódico de Pazos sería el diario El Español redactado por Blanco White en Inglaterra. Este periódico cubría con particular atención el proceso político gaditano y el trabajo de la diplomacia británica en relación a los problemas del imperio español. White era un crítico del gobierno de Cádiz al que acusaba de no comprender los motivos de los patriotas americanos que no reconocían al gobierno de la metrópoli, pero era decididamente opositor a la proclamación de la independencia de las colonias, por lo menos a corto o mediano plazo. Justamente una semana después de publicar la declaración de derechos venezolana un suplemento extraordinario de El Censor reprodujo parcialmente  un número de la hoja de White para informar sobre la declaración de independencia de Venezuela. Como acápite al artículo de El Español se inserto un comentario de la redacción en donde se invitaba a los pueblos de América a sacar lecciones de un análisis como el de Blanco White: “…para no ser alucinados por algunos visionarios que por desgracia abundan en todos los países.”[18] Para White la declaración de independencia de Venezuela le hacia el juego a los sectores mas reaccionarios del gobierno de Cádiz y cerraba la posibilidad de refundar el imperio español como una nación bicontinental depurada de las miserias del colonialismo. Para este liberal moderado y de simpatías anglófilas el republicanismo de los independentistas era un camino que conducía a un “jacobinismo” despótico y anárquico. El texto de White era seguido por un comentario de Vicente Pazos que acusaba a los patriotas venezolanos de haber dado un paso que fomentaba la división entre los revolucionarios americanos. Apoyaba esta afirmación señalando una supuesta actitud sectaria del congreso venezolano que no quiso incluir entre los proyectos constitucionales a tener en cuenta los documentos de los patriotas de Santa Fe de Bogotá, en la vecina Nueva Granada.[19] La reproducción del texto de El Español, mechada con comentarios de Pazos, concluyo en el numero siguiente. En esta nueva entrega White profundizaba en los conceptos mas generales expuestos en el numero anterior: destrucción de la unidad del imperio español, sectarismo extremo de los independentistas, tendencias a la anarquía, etc.[20] El 10 de marzo El Censor publica, tomado también del diario de White, el juramento de la independencia  del obispo de Caracas, para contraponerlo con la actitud del primado de Buenos Aires, el obispo Lue, de antecedentes absolutistas, al que el editorialista del diario porteño le atribuía un silencio, por lo menos sospechoso frente a la coyuntura por la que atravesaba el proceso revolucionario. La jura del obispo venezolano era seguida de un nuevo comentario de Blanco White en donde este acusaba a la revolución venezolana de haber caído en el extremismo alentando a la vez, por reacción, al extremismo gaditano.[21] Según la licenciada Alejandra Pasino el uso de los escritos de White sobre la independencia de Venezuela por Vicente Pazos, fue parte de una estrategia principalmente orientada combatir el radicalismo de la oposición “jacobina” porteña al primer triunvirato.[22] Para Pazos la independencia definitiva del continente debía ser fruto de una evolución natural. Si bien el redactor de El Censor no abandona la posición anti regentista y opuesta a las cortes gaditanas cree que la idea de cerrar totalmente el dialogo con la ex metrópolis solo podía desembocar en el establecimiento de un sistema de republicanismo jacobino del cual  tomaba distancia.

El jacobinismo porteño le responderá por medio de los oficios de su mejor pluma. El joven Monteagudo, luego de su separación de la Gaceta de los viernes,  daría a conocer Mártir o Libre, como portavoz de las ideas independentistas, a fines de marzo de 1812, justo cuando El Censor dejaba de salir. Todo, desde el contenido, hasta la forma de definir la audiencia y el papel donde se para el emisor, opone por el vértice a El Censor y a Mártir o Libre. Noemí Goldman, en su análisis del debate entre Pazos y Monteagudo calificaba al discurso de este ultimo como eminentemente político y orientado a fundamentar un liderazgo y al discurso de Pazos como mas periodístico y adoptando una cierta toma de distancia de una posición militante. Mientras Pazos le hablaba al público desde un yo que les previene de los peligros del  ideologismo extremo, Monteagudo le hablaba al pueblo desde un nosotros que intentaba recuperar la interpelación revolucionaria a los pueblos planteado por Moreno en los editoriales de la Gaceta de 1810.[23] Los editoriales centrales de Mártir o libre constituían un extenso y minucioso análisis de la situación del imperio español apuntando a fundamentar la necesidad de avanzar por el camino independentista. Esta línea argumentativa era apoyada con el análisis de la información que llegaba a Buenos Aires sobre las acciones del gobierno republicano de Caracas. El primer número de Mártir o Libre recogía el guante que implícitamente había arrojado Pazos. En un artículo titulado Miscelánea se citaba al diario norteamericano New England Palladium del 20 de diciembre de 1811, en donde había aparecido un comentario sobre las simpatías con que el gobierno yanqui veía los proyectos federativos que circulaban en distintas regiones de América hispana inspirados en el federalismo estadounidense. La cita era seguida por un comentario en donde se resaltaba la necesidad de que los gobierno patriotas comenzaran a tratar con las grandes potencias de igual a igual.

Este es un nuevo argumento que demuestra la necesidad de declarar nuestra independencia, para entrar como Venezuela en el rango de las naciones, y obtener las ventajas que sin esto son demasiado remotas. Ninguna potencia puede entablar relaciones de interés con las colonias de otra: este es un principio universal que no puede ocultarse, y sobre él podremos calcular la importancia de aquel acto.[24]

En el mismo numero se citaba un fragmento tomado del Correo Brasilense, diario publicado en portugués en Londres por el liberal brasileño Hipólito Da Costa, recogiendo la opinión de los comisionados británicos para los asuntos de América meridional que preveían, como muy probable, que la junta porteña siguiera el camino de Caracas y declarara la independencia.[25] El 20 de abril el periódico de Monteagudo reprodujo el oficio enviado a Francisco Miranda por el comandante de las fuerzas patriotas que habían ocupado Nueva Valencia en agosto del año anterior. En el se mencionaba las acciones destacadas de un tal coronel Salvador (sic) Bolívar que así comenzaba a ser conocido en el medio patriota porteño.[26] Es interesante constatar que mientras Pazos Silva desaconsejaba la solución independentista venezolana en nombre de no frustrar la posibilidad de reconstrucción en pie de igualdad del imperio español, Monteagudo aconsejaba esa misma solución en nombre de la necesidad de poder tratar en pie de igualdad con las naciones cuyo presencia parecía mas imponente en esta parte del mundo. Mártir o libre dejaría de aparecer a fines de abril de 1812. Pero su línea argumentativa volverá a ganar espacio en el periodismo revolucionario en un  par de meses.


Fuente: www.rodrigomorenog.wordpress.com

A cargo del moderado Pedro José Agrelo, pero no cerrada del todo a la colaboración de otras plumas el análisis del proceso independentista venezolano vuelve a visitar las páginas de la Gaceta a mediados de año. El 12 de junio en un suplemento extraordinario de la Gaceta se reprodujo completa el Acta de la declaración de la independencia de los Estados Unidos de Venezuela promulgada el 5 de julio de 1811. La reproducción de dicho documento era acompañada por un comentario que celebraba la decisión tomada por el congreso venezolano y sostenía la necesidad de que el resto de América siguiera el mismo camino.[27] Dos meses después el órgano oficial publicaba un discurso celebratorio de la independencia pronunciado en la sociedad patriótica de Caracas.[28] En el invierno de 1812, cuando la primer república venezolana capitulaba frente a los realistas y en el Rio de la Plata maduraba la crisis que haría caer al primer triunvirato, la oposición jacobina profundizaría su identificación con el independentismo venezolano como el modelo a seguir por los demás gobiernos patriotas. Los grupos radicales de oposición tendrían como portavoz a El Grito del Sud de Monteagudo, continuador de Mártir o libre, a partir del 14 de julio de 1812. Luego del movimiento del 8 de octubre y la instalación del segundo triunvirato, la cuestión venezolana se instalaría de lleno en sus páginas sirviendo para fundamentar una estrategia discursiva a favor de una política independentista en el Rio de La Plata. El 13 de octubre se reprodujo un extenso discurso de Monteagudo, pronunciado en la Sociedad… la noche del 29 de septiembre, que contenía un fuerte elogio al congreso venezolano que había declarado la independencia y llamaba a seguir sus pasos en Buenos Aires.[29] En noviembre se publicaron las actas con el debate celebrado en el congreso de Venezuela antes de la declaración de la independencia. En ese mismo numero se informaba, tomado de El Español, que una gran manifestación independentista frente al cabildo de Cartagena de Indias  había logrado arrancar una declaración de independencia en noviembre de 1811.[30] El Grito… reprodujo completa el Acta de la declaración de la independencia de Cartagena de Indias en sus números del 24 de noviembre y 8 de diciembre.[31] La primera entrega fue precedida de un artículo que insistía en la necesidad de afianzar el camino independentista tomando como referencia los acontecimientos del norte de América del Sur.[32] El 1 de diciembre se reprodujo la declaración de derechos de la primer república venezolana. En los primeros números de diciembre continuaría publicándose el largo trabajo de Monteagudo sobre la necesidad de declarar la independencia.[33]

El 22 de diciembre el Grito del Sud informa, tomando como fuente esta vez al El Morning Post de Londres, del fracaso de un intento de mediación británica y como los representantes caraqueños en la capital inglesa habían sido muy bien recibidos. Pese al optimismo expresado se filtro en la información tomada de la gaceta británica indicios de cual había terminado siendo para ese entonces el derrotero de la primera república venezolana. Así se informo del terremoto que había azotado Caracas a mediados de año, aunque se minimizaba sus consecuencias. También se daba a conocer noticias de una expedición de los realistas de Coro y Maracaibo contra Caracas.[34] En oposición al interés que le concedía el Grito del Sud a las noticias de Venezuela, la Gaceta publico en los últimos meses de 1812 un solo artículo sobre el gobierno de Caracas y la guerra con los realistas. Se trato de un artículo aparecido los últimos días del año sobre el nombramiento de Francisco Miranda a la cabeza del poder ejecutivo de la nueva república.[35] En enero de 1813 las gacetas llegadas en los buques trajeron la confirmación  de la capitulación de la primera república venezolana a mano de los ejércitos realistas el 25 de julio de 1812. En enero de 1813 el Grito del Sud reprodujo en dos entregas un largo discurso de Monteagudo en la Sociedad Patriótica en donde al mejor estilo de un orador jacobino le cantaba a los manes de los patriotas venezolanos inmolados por el despotismo realista. Monteagudo comentaba ante su auditorio el impacto negativo que el terremoto de marzo de 1812 había tenido para la causa patriota. Como este desastre natural había sido utilizado por la propaganda realista del arzobispo de Caracas que instruyo al clero para que difundiera entre la plebe la idea que el terremoto era una muestra la ira divina frente a la impiedad de los patriotas. Luego de parangonar la actitud del arzobispo español de Caracas con las acciones represivas de los españoles a lo largo del continente Monteagudo no se privaba de resaltar, una vez más, el carácter de enemigo acérrimo, en acto o en potencia, de todo español europeo frente a la causa patriota. El orador jacobino lamentaba el suplicio de los luchadores por la libertad pero recordaba a su auditorio que aunque derrotada la revolución venezolana dejaba un legado que debía ser recogido por los patriotas de todo el continente:

¡Ah, pueblo de Venezuela! ¡Tú ya no existes! ¡Solo ha quedado tu Nombre! ¡Solo vive tu memoria y, para mayor angustia del orbe pensador, existe la sabia Constitución que recibiste de tus representantes el 31 de diciembre de 1811![36]

 

La segunda etapa del movimiento independentista

Pese a la derrota del proceso revolucionario venezolano, modelo de los independentistas más intransigentes del Rio de La Plata, el año 1813 empezó de manera optimista para los patriotas porteños. En escenarios más cercanos la suerte (Alto Perú, Banda Oriental) parecía sonreír a la causa revolucionaria. Del otro lado de la cordillera el proceso independentista chileno parecía tener controlada la disidencia realista en el sur y se sentía con fuerza como para rechazar cualquier agresión de los realistas de Lima. En Buenos Aires el segundo triunvirato iba consolidando su línea intransigente frente a Cádiz, Montevideo y Lima y convocaba una Asamblea legislativa de las provincias de todo el virreinato para institucionalizar el proceso revolucionario y  dar una base legal y jurídica al proceso iniciado en 1810. En enero de 1814 la Asamblea crearia el Directorio, un poder ejecutivo unipersonal, que parecía ser el instrumento adecuado para consagrar la estabilización en el poder del grupo político que se impuso durante el movimiento cívico militar de en octubre de 1812.

El comienzo de 1813 se presentaba como un momento de optimismo pero también como  un punto de arribo a partir del cual evaluar las  consecuencias que dos años y medio de lucha revolucionaria a nivel continental han arrojado sobre la sociedad criolla. En la liturgia patriota del año 1813 la dimensión continental del proceso emancipador y la fraternidad entre los movimientos patriotas de todo el continente eligió, la mas de las veces, expresarse a través de la celebración del martirio de los pueblos vencidos por los realistas unido al llamado a los patriotas del cono sur ha no esperar ninguna piedad de la contrarrevolución triunfante. Con toda claridad lo expresa la letra de la canción patriótica de Vicente López y Planes, que ese año la Asamblea general adoptaría como himno de la nación en ciernes, y que pronto seria cantado hasta en los llanos venezolanos y el istmo panameño como una especie de Marsellesa criolla:

No los veis sobre México y Quito arrojarse con saña tenaz, cuan lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba y la Paz. No los veis sobre el triste Caracas luto, llanto y muerte esparcir.  No  los veis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir

Durante 1813 llegaron a las paginas de la Gaceta pocas noticias sobre lo que esta sucediendo en el extremo norte de América del Sur. Las primeras etapas de la segunda república venezolana fueron conocidas por los lectores del diario porteño recién a fines de ese año. En noviembre se informo que había llegado, en  barcos provenientes de Rio de Janeiro, la noticia de que los patriotas habían batido, en mayo de ese año, a los realistas de Monteverde en Santa Marta.[37] En el año 1814 la prensa porteña informo con mas regularidad las noticias de la contraofensiva patriota liderada en Venezuela por Bolívar desde los últimos meses del año anterior. Así se supo en marzo, por una carta proveniente de Curazao, que resumía información de The Repertory de Boston (septiembre de 1813), que Bolívar había recuperado la Guayra y Caracas y que había sitiado a Monteverde en Puerto Cabello, desde donde muchos realistas habían emigrado a las Antillas holandesas ocupadas por lo británicos.[38] Una semana después se resumía información de The Morning Chronicle (octubre de 1813) sobre las simpatías que en Estados Unidos despertaba la causa venezolana.[39] En abril otra carta fechada en Curazao permitía apreciar los sentimientos que las tensiones sociales y raciales que había desatado el proceso emancipador venezolano suscitaban en muchos observadores contemporáneos.  La carta publicada en The Morning Chronicle de febrero comparaba  la Venezuela en poder de los realistas con el Santo Domingo de Desalines y sus matanzas de blancos. La adhesión de numerosas masas de pardos libres y negros liberados al bando realista en Venezuela cargo el miedo a la extensión de la revuelta servil a la cuenta de los partidarios de la corona.[40] En mayo se reprodujo una presentación hecha a la corona, en octubre de 1813, por un grupo de comerciantes gaditanos y sus socios de Caracas solicitando el envió de una expedición auxiliar para reducir por la fuerza a los patriotas.[41] Recién en agosto la Gaceta volvió a tocar el tema Venezuela extractando noticias tomadas de El Español de Blanco White. El liberal español retomaba la línea argumentativa que venia sosteniendo desde el comienzo del proceso emancipatorio en el sentido que se trataba de un conflicto en donde ambas partes se equivocaban. No obstante reconocía, que en el caso de Venezuela, las crueldades realistas del periodo 1812 y 1813 habían empujado los acontecimientos por un camino de muy difícil retorno. Tomado de la misma fuente se describía la recuperación de Caracas por las fuerzas dirigidas por Bolívar.[42] En diciembre se reprodujo, tomado de la Gaceta extraordinaria de Caracas[43] que vió a la luz en la ciudad recuperada por los patriotas, el parte del triunfo revolucionario de Carabobo firmado por Antonio Muñoz Tovar dos días antes.[44] Una semana después se informaba, con fuente en una gaceta jamaiquina, de la derrota del ejercito de Antonio Nariño en Popayán y de medidas tomadas contra los españoles europeos en Cartagena de Indias. Se informaba también que en dicha capital revolucionaria se había prohibido difundir la noticia de la vuelta de los soberanos europeos a sus tronos luego de la derrota de Bonaparte.[45] En lo concerniente a la política continental y mundial, el año 1814 concluyo arrojando influencias contradictorias sobre el proceso revolucionario en el Rio de La Plata. En los primeros meses del año entrante, a nivel continental se comenzara a cerrar todo un ciclo del proceso emancipador.

 

El cierre de un ciclo

En el año 1815 la prensa revolucionaria porteña elaborara una imagen de conjunto de la situación del imperio español en América basada en una fuerte critica contra el carácter represivo de la política realista triunfante en varios escenarios americanos y acentuando la idea que todo español europeo es enemigo natural de la causa patriota. A fines de enero El Independiente, un diario no oficial pero solidario políticamente con el gobierno del Director Alvear, aplaudía la medida dispuesta por el gobierno de movilizar militarmente a todos los esclavos propiedad de españoles. Se afirmaba que el no haberse los patriotas venezolanos animado a tomar una medida semejante en Caracas, había sido la causa de la derrota de la primera república venezolana.[46] Y como se ve el fantasma de la revuelta servil vuelve a aparecer aquí claramente asociado al discurso antiespañol. Una semana después, en un interesante ejercicio satírico, El Independiente hacia una comparación entre  el teatro griego clásico y el teatro español del siglo de oro y del neoclásico para terminar comparando a los generales realistas con los tiranos de la escena universal:

De estas tragedias nos han compuesto bastantes en estos últimos tiempos los famosísimos trágicos Españoles de este presente siglo Venegas, Callejas, Goyeneche, Osorio, y Pezuela, y aun nos han representado con tal viveza, que no necesitamos ir al teatro, a verlas.[47]

Otra gran imagen unitaria del conflicto entre los movimientos patriotas americanos y la metrópoli, presente en la prensa en 1815, fue construida alrededor de la información sobre de la expedición de Morillo, oficialmente enviada a Buenos Aires, pero cuyo destino final fue la costa de Venezuela, desde donde procedió a liquidar la segunda república venezolana y luego al movimiento patriota en Nueva Granada.[48] A lo largo de todo el año 1815 y hasta mediados del año siguiente, la prensa porteña presento a la expedición de Morillo como una gran acción liberticida que en la invicta Buenos Aires quería comenzar la destrucción de toda la América insurgente. El fantasma de la gran flota enviada a la reconquista del Rio de La Plata seguirá vivo en las paginas de la prensa porteña todavía  cuando ya hacia rato que su destino había sido otro. En mayo de 1815 la expedición de Morillo había llegado a Caracas y al mes siguiente ya marchaba rumbo a Nueva Granada. Mientras tanto la Gaceta comunicaba[49] que varios patriotas venezolanos, presos en Gibraltar, habían sido confinados en Ceuta violando el acuerdo firmado por Miranda en 1812.[50] Recién en noviembre la Gaceta reprodujo información de la Gaceta de Liverpool[51] que citaba una carta fechada en Santo Tomas (Antillas) en mayo con referencias a las crueldades cometidas por los llaneros realistas de Boves contra los patriotas venezolanos. En el mismo número se citaba también información tomada The London Chronicle[52] que, en base a cartas jamaiquinas, estimaba que la expedición de Morillo había sido un fracaso. Esto ultimo pese a que esta información confirmaba que Morillo había entrado en Caracas a la que había sometido al terror y abrumado con impuestos. Se afirmaba también que Morillo había fracaso en su intento de avanzar hacia Nueva Granada y que su proyecto de crear regimientos realistas con naturales había encontrado fuertes resistencias.[53] Al finalizar el año todavía la prensa porteña no había recibido la noticia de la derrota de la segunda república venezolana liderada por Simón Bolívar.

 

Conclusiones

En el periodo 1810-1811 la Gaceta fue construyendo una imagen de conjunto del campo patriota hispanoamericano centrada en el movimiento juntista como expresión del acceso al poder de los criollos desde Bueno Aires a Santiago de Chile y desde Caracas, a Santa Fe de Bogotá y Quito. Se trataba de una imagen unitaria del nuevo poder criollo que se definía, por oposición al campo realista, a partir de los siguientes elementos: a) desconocimiento del Consejo de Regencia y del poder gaditano; b) desplazamiento de la burocracia colonial del ejercicio del poder efectivo y de los españoles europeos en su conjunto como grupo social hegemónico; c) reforma y abolición gradual del colonialismo como régimen político y sistema de dominación.[54] Por debajo de esta imagen unitaria que se construyo en el primer bienio revolucionario, también se irán formando una serie de imágenes diferenciadas de los distintos movimientos patriotas a lo largo del continente. Sin duda los dos movimientos externos al territorio del virreinato del Rio de La Plata  que fueron objeto de un tratamiento mas continúo de parte de la prensa porteña fueron los de la Capitanía General de Chile y de la Capitanía General de Venezuela.  Es interesante contraponer la imagen de ambos movimientos en la prensa de los patriotas porteños. El movimiento emancipador chileno fue visto, por lo menos hasta 1813, como un proceso de transformación institucional gradual pero sostenido, del régimen heredado del coloniaje. Un proceso del que podían señalarse varios paralelismos con la situación al este de la cordillera y cuya evaluación nunca fue motivo de polémicas al interior del campo patriota bonaerense. En cambio la imagen de la revolución venezolana revistió desde el comienzo el carácter de un proceso político mas doctrinario que el proceso chileno, con mayor tendencia a la radicalización de sus posiciones y con mayor proyección política sobre el conjunto del campo patriota americano. Por sobre todas las cosas las noticias que desde 1810 se recibían desde Caracas recalcaban el carácter extrovertido del proceso venezolano (su polémica abierta con Cádiz, su temprano intento de establecer vínculos diplomáticos con Inglaterra, la simpatía que despertaba en los Estados Unidos, la incorporación de voluntarios europeos al bando patriota, etc). Aun antes de que se conocieran de manera fehaciente en Buenos Aires las actas de la independencia de Venezuela, el movimiento patriota de Caracas ya era sinónimo de una política separatista en ciernes. Si en las paginas de la prensa porteña el movimiento patriota chileno representaba un modelo de superación gradual del régimen colonial en el cual la elite patriota bonaerense en su conjunto podría verse reflejado; Venezuela representaba un movimiento rupturista y radical sobre el cual era mas difícil que pudiera haber un consenso de conjunto.


Fuente: www.laguia2000.com
Mientras la evaluación del proceso revolucionario chileno nunca fue motivo de controversia en la prensa porteña, el proceso venezolano se situó en el eje de los debates políticos ideológicos que atravesaron el campo periodístico revolucionario en 1812. En la distinta forma de evaluar el derrotero del proceso en Venezuela por El Censor y los diarios jacobinos podemos comprender mejor las causas de dicha diferencia. La impugnación de Pazos y El Censor de la política independentista de los patriotas venezolanos apelaba a señalar su ruptura con lo que se consideraba el sano gradualismo que había caracterizado al movimiento juntista en otras partes del continente. Pero Pazos no se animaba a repudiar abiertamente toda perspectiva de tipo independentista a mediano o largo plazo. Esto se debe a que la defensa del autonomismo antiregentista se presentaba cada vez mas atravesada por tensiones  a medida que los hechos políticos y militares se precipitaban. Por eso este periodista alto peruano eligió  señalar que el separatismo a corto plazo era una vía que ponía en peligro la posibilidad de conducir una transformación equilibrada y constante, libre de los peligros de la anarquía y la desunión. No le fue difícil al  periodismo jacobino rebatir esta lógica. Para sus portavoces Venezuela se había convertido en un modelo real y tangible que indicaba claramente el camino a seguir. Apelando al razonamiento de que la ruptura con la metrópoli era cada vez de mas difícil sutura, la política independentista y republicana de Caracas parecía ofrecer las respuestas necesarias a los interrogantes que en el seno de los movimientos patriotas  fueron planteándose a la medida que avanzaban por el camino iniciado en 1810. Para los periodistas jacobinos la consumación de la independencia, la declaración de derechos y la promulgación de una constitución en Venezuela lejos de conducir a la anarquía y el desorden proveían de los instrumentos necesarios para que los nuevos estados pudieran ser aceptados en el concierto de las naciones libres del mundo y una base jurídica y política para la organización de las naciones que nacerían de la emancipación definitiva. El proceso revolucionario venezolano fue apropiado y resignificado por Monteagudo y los jacobinos del plata que de esa manera pudieron exhibir un modelo revolucionario radical hispanoamericano existente en el terreno de los hechos. La profusa documentación que llegaba de Caracas, así como en menor grado la de las ciudades novogranadinas que adoptaban el camino independentista abierto por la vecina Venezuela, servían de inspiración para las oraciones de la Sociedad Patriota que los diarios jacobinos reproducían íntegramente. Entre ambos extremos del arco ideológico, la Gaceta, incluso cuando era el órgano del moderado primer triunvirato, se situó, aunque sin adoptar una posición tan definida, mas cerca del apoyo jacobino hacia el independentismo venezolano que de los temores de El Censor. No deja de ser interesante comparar los fuertes debates que generaba la evaluación del independentismo venezolano con el entusiasmo unánime que desde un primer momento acompaño las noticias que aseguraban que los movimientos insurreccionales novohispanos de Hidalgo y Morelos eran de carácter abiertamente independentista.[55] Parece que hacer afirmaciones de este tipo sobre el atípico y lejano movimiento revolucionario mexicano no parecía generar controversias como la que la independencia de Venezuela suscitaría poco después. Quizás porque desde Buenos Aires no se sentía que se estaba midiendo la propia situación local al emitir opiniones sobre un proceso cuyos principales ordenadores políticos y sociales no se prestaban a ningún paralelismo importante con la situación en el Rio de La Plata y que tampoco encontraba muchos puntos en común con lo que sucedía en otras capitales hispanoamericanas.

La construcción de distintas imágenes sobre los movimientos patriotas del todo el continente estuvieron condicionadas por los tiempos de las comunicaciones desde distintas distancias y por las vías concretas por las que llegaba la información, que no siempre eran lineales. La publicación de la información proveniente de Venezuela y Nueva Granada solía producirse luego de un lapso de tiempo que oscilaba entre un semestre y nueve meses desde que la noticia había tomado estado público en su lugar de origen. No era la distancia física el único elemento que condicionaba la llegada de la información desde las otras capitales patriotas. Las vías de comunicación por los que se accedía a la información procedente del proceso revolucionario en Venezuela fueron complejas y diversificadas. En ese caso la fuente fue, en la mayoría de los casos, incluyendo la reproducción de documentos oficiales, periodística completada por cartas reales o ficticias que llegaban en los barcos que recalaban en Buenos Aires. Noticias que incluso a veces eran de tercera mano ya que la Gaceta solía citar a un diario ingles o norteamericano que citaba a su vez una gaceta de Antillas, de Cádiz, etc. Como vimos la mayor parte de las noticias sobre la situación en la costa norte de América del sur era tomada de gacetas norteamericanas e inglesas. Entre los diarios británicos fueron The Morning Chronicle (Londres), The Courier (Londres) y The Time (Londres) los de referencia más habitual sobre los sucesos venezolanos. Entre los numerosos diarios norteamericanos citados por la prensa porteña el que sirvió de fuente sobre las noticias venezolanas de manera mas asidua fue sin duda la Gaceta de Filadelfia. En términos cuantitativos le siguen en importancia las noticias sobre Venezuela aparecidas en El Español, publicado en castellano por Blanco White en Londres; el Correo brasiliense, editado en Londres en portugués; las noticias provenientes de gacetas antillanas (Gaceta de Jamaica), reproducidas por diarios ingleses, y por ultimo las noticias tomadas de la Gaceta de Caracas que vio la luz en los periodos en que la capital de la costa del Caribe estuvo en manos de los patriotas. Tomando en cuenta este conjunto de fuentes pueden señalarse varias rutas de acceso a la comunicación de las noticias sobre la revolución venezolana y neogranadina hasta la prensa de Buenos Aires: a) Venezuela/Estados Unidos/Buenos Aires; b) Venezuela/ Inglaterra Buenos Aires y; c) Venezuela/Antillas/Inglaterra/Buenos Aires; d) Venezuela/Rio de Janeiro/Buenos Aires. El carácter diferido en el tiempo de la información que llegaba por estas vías generaba a veces la posibilidad de acceder de manera simultánea a noticias que trazaban cuadros contradictorios de la situación política y militar en Venezuela y Nueva Granada. Por eso el recurso al rumor o a la información difusa proveniente de fuentes diferentes a las gacetas también tuvo su parte en la formación del corpus venezolano de las noticias aparecidas en la prensa porteña. Especialmente de las noticias sobre el derrotero de la segunda república. En particular las cartas fechadas en Jamaica y Curazao que hablaban del exilio presuroso de realistas de Venezuela, de rumores sobre levantamientos en La Habana, de las atrocidades de las fuerzas del realista Boves que son comparadas con el Santo Domingo bajo la tiranía de los jacobinos negros, son un ejemplo de ellos.

En los 1814-1815 la prensa revolucionaria construyó una nueva imagen unitaria del  proceso revolucionario continental que se diferencia sustancialmente de la imagen elaborada en el periodo 1810-1811 en el momento del ascenso de las juntas criollas a lo largo de América. Ahora el rostro predominante del movimiento patriota es un rostro militar y en mucho menor medida el de un movimiento institucional o político que estaba reformando el antiguo régimen. El movimiento patriota, allá donde todavía no había sido vencido al comenzar 1815, era un movimiento insurreccional que luchaba palmo a palmo disputándole el terreno a la reacción y allá, donde había sido derrotado, subsistía en la guerra irregular a la espera de un nuevo despertar de las masas patriotas. Buenos Aires, a la postre la única capital hispanoamericana que no seria recuperada por las tropas del rey se ve así misma como el albacea de las esperanzas revolucionarias frustradas desde México a Santiago de Chile y como la vestal que guarda del fuego sagrado que aun arde bajo las cenizas. En relación a la definición del “otro” del proceso americano algunas cosas se han simplificado. Ya no se trata de desmentir las falsas promesas de crear una nación a ambos lados del atlántico de los liberales gaditanos y su invitación a los criollos de formar parte de las cortes que redactaron la avanzada constitución de 1812. Ahora la contrarrevolución había adoptado el rostro del absolutismo más crudo.

Para concluir queremos destacar, que a nuestro juicio, la evolución de la imagen de conjunto del campo patriota, así como las imágenes de los distintos movimientos emancipatorios, estuvo determinada en mayor medida por las alternativas cambiantes del proceso político militar, a nivel continental y mundial, que por la evolución política dentro del campo político porteño. Con la excepción del debate desarrollado entre los diarios faccionales sobre la independencia de Venezuela en 1812 y de cierto cambio de tono en la redacción de la Gaceta luego del movimiento de octubre de 1812, las tensiones internas dentro de la elite revolucionaria del rio de La Plata no se reflejaron de manera directa en la evolución de las imágenes unitarias o parciales sobre el movimiento revolucionario americano. Salvo los casos mencionados la mirada de la prensa revolucionaria sobre los problemas del imperio español presenta más rupturas que continuidades en el periodo 1810-1815.

 


Notas:

[1] El presente articulo es parte de un trabajo mayor sobre la imagen de los movimientos emancipatorios de toda Hispanoamérica en la prensa revolucionaria porteña: De Lucia Daniel Omar; La imagen de los movimientos emancipatorios hispanoamericanos en la prensa revolucionaria de mayo (1810-1815) en Cuadernos de trabajo del centro de investigaciones históricas dela UNLA (en prensa)

[2] Halperín Donghi, Tulio; Revolución y guerra; Bs. As., Siglo XXI, 1972; págs. 177-196.

[3] GBA; 10 de septiembre de 1810

[4] Ibídem; 10 de septiembre de 1810; Gazeta de Filadelfia del 7 de junio el true american consertial advertirser (Idmeet)

[5] Ibídem; 13 de septiembre de 1810: Gazeta de los Estados Unidos de América del 13 de junio de 1810 (Idmeet)

[6] 22 de mayo de 1810

[7] 28 de agosto de 1810

[8] Ibídem; 29 de noviembre de 1810; Buenos Ayres 27 de noviembre de 1810 (Idmeet)

[9] GBA; 25 de noviembre de 1810

[10] Ibídem: 12 de septiembre de 1811; Extracto de la Gaceta de Caracas del 25 de octubre de 1810, que contiene la copia de las proposiciones hechas por los comisarios de Venezuela el 21 de junio del mismo  año y respuestas dadas por el Ministro de S.M.B.

[11] Ibídem; 3 de octubre de 1811; Extracto de la Gazeta de Londres titulada: Evening Star (Estrella del Sur) del 16 de junio de este año

[12] Ibídem; 1 de diciembre de 1811; El Español N XVI. La suprema junta de Venezuela contestando a los que se dicen suplentes en las corte de la Isla de León y Ibídem: 6 de diciembre de 1811; Concluye la contestación de la junta de Venezuela

[13] Ibídem; 31 de diciembre de 1811; Gazeta inglesa The Times del 2 septiembre de 1811.

[14] GBA; 3 de enero de 1812; Caracas

[15] Ibídem; 7 de febrero de 1812; Gazeta de Londres The Courier, noviembre de 1811

[16] EC; 14 de enero de 1812

[17] EC; 18 de febrero de 1812; Declaración de derechos en nombre del pueblo de Venezuela

[18] Suplemento a EC; 25 de febrero de 1812; Después de la legislación y declaratoria de la independencia de Caracas…

[19] Ídem; Suelto firmado por V.P.

[20] Ibídem; 3 de marzo de 1812; Concluyen las reflexiones sobre la independencia de Caracas

[21] Ibídem; 10 de marzo de 1812; Comentario seguido de Apuntes del Sr Blanco sobre los últimos acontecimientos de España y América insertos en el numero XX de su periódico

[22] Pasino, Alejandra; El Español de José María Blanco White en la prensa porteña durante los primeros años revolucionarios en Herrero, Fabián (compilador); Revolución Política e ideas en el Rio de La Plata durante la década de 1810; Bs. As., Ediciones Cooperativas, 2004; págs. 77-84.

[23] Goldman, Noemí; Iluminismo e independencia: Monteagudo y Pasos Silva (Kanki) en la prensa revolucionaria de 1811-1812 en Verón, Eliseo y Archuf, Leonor (comps.); Discurso, político, lenguajes y acontecimientos;  Buenos Aíres; Hachette, 1987; págs. 121-144.

[24] MOL; 29 de marzo de 1812

[25] MOL; 24 de marzo de 1811. Suelto comentando el Correo Brasiliense

[26] Ibídem; 20 de abril de 1812; Caracas reducción de Nueva Valencia. Oficio de su excelencia el General Miranda

[27] Suplemento GM; 12 de junio de 1812; Acta. De la independencia de los Estados-Unidos de Venezuela

[28] Ibídem; 11 de agosto de 1812; Concluye el discurso pronunciado en la Sociedad patriótica de Caracas

[29] GDS; 13 de octubre de 1812; En la sociedad del 29 a la noche, abrió la sesión al (SIC) presidente, y hablo en estos términos

[30] Ibídem; 17 de noviembre de 1812; Congreso de Venezuela sesión del dia 3 de julio y Noticias de Mexico, y Cartagena sacadas del numero 26 de Blanco

[31] Ibídem; 24 de noviembre de 1812; Acta de la independencia de Cartagena de Indias y Ibídem; 8 de diciembre de 1812; Continua el Acta de independencia de Cartagena de Indias, al N 20 del Grito del Sud

[32] Ibídem; 24 de noviembre de 1812; Reflexiones sobre la necesidad de la independencia

[33] Ibídem; 15 de diciembre de 1812; Prosiguen las reflexiones del editor sobre la necesidad de la independencia

[34] Ibídem; 22 de diciembre de 1812; Noticias Extrangeras.

[35] GM; 25 de diciembre de 1812; Caracas

[36] MOL; 19 de enero de 1813

[37] Ibídem; 10 de noviembre de 1813; Santa Marta

[38] Ibídem; 16 de marzo de 1814; Noticias gloriosas a la causa de América (Idmeet)

[39] Ibídem; 23 de marzo de 1814; Extracto del Morning Chronicle del 11 de octubre de 813

[40] Ibídem; 28 de abril de 1814; Extracto de una carta de Curazao Noviembre 4 de 813

[41] Ibídem; 4 de mayo de 1814; Representación que varios individuos del Comercio de Cádiz y del de las Provincias de la Capitanía General de Caracas dirigen a la Regencia de las Españas

[42] Ibídem; 24 de agosto de 1814; Extracto del N 45 del Español. Caracas

[43] 31 de mayo de 1814

[44] Ibídem; 7 de diciembre de 1814; Gazeta Extraordinaria de Caracas. Martes 31 de mayo de 1814

[45] Ibídem; 14 de diciembre de 1814; Extracto de una carta de Cartagena, Julio 22.

[46] El Independiente; 24 de enero de 1815; Editorial sin titulo

[47] EI; 31/1/1815

[48] Heredia, Edmundo; op. cit.; págs. 151-161

[49] The Morning Chronicle, 17 de febrero

[50] GM; 24 de junio de 1815; Comentario sin titulo

[51] 11 de agosto de 1815

[52] 4 de septiembre

[53] Extraordinaria GM; 20 de noviembre de 1815; The London Chronicle setiembre 4 de 1815

[54] De Lucia, Daniel Omar; La imagen de los movimientos emancipatorios hispanoamericanos en la prensa revolucionaria de mayo (1810-1815) en Cuadernos de trabajo del centro de investigaciones históricas dela UNLA (en prensa)

[55] Ver: GBA; 1 de julio de 1811; Noticias del reyno de Mexico extractadas de la

Gaceta de Filadelfia del 25 de marzo de este año. Citado en De Lucia, Daniel Omar; op. cit.

 

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Prensa revolucionaria:

El Censor (1812) (EC)

Gaceta de Buenos Aires 1810-1815 (GBA, GM)

Grito del Sud (1812-1813) (GDS)

Mártir o Libre (1812) (MOL)

El independiente (1815) (EI)