¿Qué te pasa Miguel? Comentarios al libro El Mal. El Modelo K y la Barrick Gold de Miguel Bonasso[1]

 

Tomo el título de esta reseña de la nota con la cual  el historiador Norberto Galasso despedazó los argumentos de la intelectual de izquierda y columnista estrella del diario conservador La Nación, Beatriz Sarlo. Poco después de las elecciones presidenciales del pasado 23 de octubre, esta reconocida estudiosa de la vida cultural argentina, procuró a través de un ensayo  mezcla de psicoanálisis de café y conceptos sociológicos, explicarle a los incautos que el inobjetable triunfo de Cristina Kirchner, respondía al voto que se movilizó detrás del “chantaje sentimental”. Flaco argumento para tanto arsenal teórico.

No me voy a referir ahora a ese proceso electoral sino al libro que acaba de publicar el periodista y escritor Miguel Bonasso, militante histórico de la izquierda peronista y reconocido hombre de letras. El Mal (así se titula la obra) es, sin duda una atractiva pieza literaria del género clasificado como crónica histórica –otra más – de un autor que ya había dado cátedra  con dos novelas y un libro de lectura obligada para entender los setenta y las luchas internas del peronismo: El Presidente que no fue.

Pero toda herramienta literaria tiene sus trampas y Bonasso es ducho en el manejo de una narrativa ágil, con secuencias y saltos en el tiempo que interpelan al lector y crean suspenso. El relato  –desde los secuestros y fugas de prisioneros que aparecen en sus primeras novelas – a los endemoniados negocios de la política que se describen en El Mal tiene el vértigo y la fuerza descriptiva de las mejores producciones del género testimonial y de la “non fiction”. Ahora bien, ¿donde radican los riesgos de dejarse seducir por una narrativa que lleva al lector de la mano y parece ofrecerle en cada página, las pruebas que confirman que el autor del crimen es precisamente, ese personaje obscuro de quien sospechamos desde el primer momento? En este caso la pesquisa conduce, nada más y nada menos, que a la pareja que formaron Néstor y Cristina Kirchner.


Un primer argumento del autor para darle el dulce a quienes abordan la lectura del texto, es apabullar con nombres, hechos y referencias, algunas públicas y otras de carácter personal, protagonizadas por ciertas celebridades de la política internacional. Existe en las primeras 50 o 60 cuartillas – y en las que siguen con menor saturación de citas pero con insistencia igualmente machacona – una verdadera galería de personajes buenos y malos, que abren el apetito y animan la lectura. Un verdadero aperitivo y como para muestra bastan algunos botones, podemos mencionar a los protagonistas de la historia sin citar a todos los que se incluyen en el libro porque supera por lejos, las posibilidades de estos comentarios. De entrada ocupan un espacio relevante en el universo de los negocios más o menos turbios y de las más variadas redes que se tejen en el submundo de las intrigas, fraudes, asesinatos por encargo, conspiraciones y golpes de Estado, personajes de perfil tan variado como los que podemos descubrir en gente como Elliot Abrams, Dodi Al Fayed, Al Gore, el mexicano Emilio Azcárraga, la familia Bush, James Carter, Hugo Chávez, Oliver North, Colin Powell, Dick Cheney, el malogrado Khadafi, Pinochet, Carlos Menem, Alfredo Yabrán, y un largo etcétera que abarca a casi toda la clase política argentina, incluidos connotados hombres de negocios.

Apreciamos el esfuerzo de buscar y sistematizar la información que requiere la elaboración de esta galería de celebridades, algunas más cercanas a las notas de la revista Hola o de la edición mexicana de Gente que al análisis de la prensa política. Pero nada es gratuito, y si no estamos equivocados cabe una pregunta ¿A dónde conduce tanta erudición histórica? A medida que se avanza en la lectura del texto las cosas se van aclarando y la intencionalidad política del libro se abre como una flor: el mundo de ilícitos, traiciones y frivolidades termina en la telaraña de intereses que rodean a los Kirchner. En este largo camino hacia el infierno aparecen al final del túnel Néstor y Cristina, ambos acuerdan y pagan tributo a una caravana de empresarios, corporaciones extranjeras y políticos de baja estofa que lucran con la gestión de préstamos, el otorgamiento de concesiones en diversas áreas de la economía y la explotación de recursos naturales. Se trata entonces, como declaró el propio Bonasso al diario Clarín, de un gobierno “menemista de centro-izquierda”. Reconozcamos que este aporte “conceptual” al estudio de la política argentina no se le habría ocurrido ni al ideólogo clásico del golpismo criollo, el exquisito catedrático de la Escuela Superior de Guerra, Mariano Grondona, ni al infumable Jorge Lanatta, periodista con veleidades de historiador y para decirlo de una vez, ni a la mismísima Beatriz Sarlo, toda una autoridad en materia de elaboraciones discursivas y formulaciones teóricas.

Como en cascada el autor despliega, entre anécdotas y datos de prensa, los argumentos que conducen al verdadero propósito del libro, impugnar la estrategia sojera-exportadora y denunciar los posibles acuerdos del gobierno con la corporación minera canadiense Barrick Gold. Vale aclarar que ambos temas son torales para el futuro de la economía argentina y que como todas las políticas públicas, merecen ser debatidas en todos los foros que sea capaz de generar la sociedad argentina. Lo que no se justifica es que Bonasso acuda a los peores lugares comunes de la prensa oligárquica para potenciar sus cuestionamientos a las políticas del gobierno. Entendemos que una analfabeta metida a reportera como Mirtha Legrand haga uso y abuso de los argumentos más frívolos de la clase media antiperonista, pero no se puede admitir en un escritor y militante de toda la vida como Bonasso. En la página 182 se despacha con un par de pinceladas que vale la pena citar de manera textual:”El primer almuerzo de una larga serie ocurrió en un bodegón de la calle Rodríguez Peña, entre Santa Fe y Charcas, que ya no existe. La diputada [Cristina Kirchner] superproducida, “más pintada que una puerta”, como ella misma decía, me resultó simpática y muy inteligente, aunque culturalmente me costaba embonar su look (doy fe de que ya exhibía el Rólex de oro), con el recuerdo de los jeans y mezclillas que portaban desafiantes las compañeras de los setenta.” Hasta aquí la cita y para quien tuviera dudas ya tiene el retrato de esta seductora Mata Hari de la política rioplatense que hoy preside Argentina con el respaldo de más del 54 % del electorado.

Pero volvamos a los temas acerca de los cuales el autor debió haber descargado todas sus baterías. El tema de la producción y exportación de soja no es un invento de los Kirchner, desde mediados de los ochenta los productores rurales comenzaron a reducir la superficie sembrada con otros cultivos y ampliar las hectáreas dedicadas a la soja. Como el campo argentino tiene por composición del suelo y clima ciertas ventajas que no aparecen en otros países se repitió en este caso, algo similar al proceso que se abrió con la exportación masiva de carne y cereales en las últimas tres décadas del siglo XIX, los productores sacaron ventajas de una renta diferencial que le permitió a la clase política construir la República conservadora que duró hasta el advenimiento del peronismo. No pensamos que los gobiernos deban rendirse ante cierta fatalidad geográfica y abandonar otras alternativas de desarrollo diversificando el aparato industrial, pero tampoco es válido engordar a la oposición conservadora con argumentos expuestos a medias.

De igual forma el archi-discutido tema de las explotaciones mineras a cielo abierto es un asunto de Estado y un capítulo relevante para la economía argentina de los próximos años, se requiere sostener un amplio debate que valore los pros y los contras de una decisión de este tipo. Y nuevamente las formas cuentan, ¿desde qué trinchera debe afrontarse la discusión? ¿desde el espacio de los diarios La Nación y Clarín, de la revista Perfil y de los programas informativos y periodísticos que ofrece la cadena TN?. Pensamos que no y en esto no hay medias tintas, quienes no apoyaron la ley de medios ni la aplicación de la resolución 125 sobre gravámenes a las exportaciones, difícilmente puedan acompañar el proceso popular abierto en el año 2003 y ratificado con los triunfos de Cristina Kirchner en 2007 y 2011.

Esperemos que Bonasso reflexione, está a tiempo para hacerlo, y regrese a la literatura y al periodismo, que constituyen su hábitat natural. Quien haya leído obras como Recuerdo de la Muerte, La Memoria en donde ardía y La Venganza de los Patriotas no podrá negar que estamos ante un escritor de blasones bien ganados. Esperamos con ansias su próxima novela, tal vez su romance con la política haya llegado a su fin y habremos recuperado entonces, a un gran escritor.

 


[1] (2011), Editorial Planeta, Buenos Aires, 494 pp.

 

 

[div2 class="highlight1"]Cómo citar este artículo:

CANDIA, José Miguel, (2012) “¿Qué te pasa Miguel? Comentarios al libro El Mal. El Modelo K y la Barrick Gold de Miguel Bonasso”, Pacarina del Sur [En línea], año 3, núm. 10, enero-marzo, 2012. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 18 de Abril de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=393&catid=12[/div2]