Luis Anamaría

 

Hoy, que escribo estas líneas, 15 de noviembre de 2020, en Perú se está acordando el nombramiento de un nuevo presidente y una nueva Junta Directiva del Congreso.[1] El nuevo presidente gobernará el país hasta las elecciones generales en 2021. Esta dimisión es el resultado de las recientes movilizaciones de una juventud peruana que se manifestó enérgicamente en las calles para destituir a un gabinete de gobierno que carecía de legitimidad y que había efectuado un golpe de Estado desde el congreso.

En los últimos meses que conversamos Ricardo Melgar y yo, él me pedía una opinión crítica ante la grave crisis que había empezado en nuestro país, y que aún continua. Pero Ricardo Melgar ha muerto.

Ricardo fue un gran amigo, preocupado por mi bienestar y desarrollo profesional del que siempre fue muy exigente; sobre todo en el sentido ético que debe tener la vida de un investigador y preocupado por los grandes problemas que se han dado y se siguen dando en la historia y en el movimiento popular.

Revisando mis papeles, encuentro el soneto escrito por Marx a su difunta esposa:

 

Soneto final a Jenny

Una cosa, pequeña, debo aún decirte:
gozoso acabo esta canción de adiós.
Las últimas ondas de plata
van a buscar
el aliento de Jenny para encontrar su alma.
Saltando alegres por rocas y Torres,
corriendo a través de torrentes y lluvias,
mientras las horas con el pulso vital
buscan consagrar en ti su plenitud.
Envuelto en el amplio manto de mi ardor,
elevado y brillante el corazón de orgullo,
triunfalmente libre de fuerzas y presiones.
Recorro con firmeza el espacioso terreno.
El dolor se deshace ante tu cara luminosa
y del árbol de la vida brotan los sueños.

 

En sus últimos años, Jenny Marx, sufrió de dolores, producto del cáncer al hígado. Tras una visita familiar a Francia, falleció en Londres, a los 67 años, el 2 de diciembre de 1881. Hace unos años, Ricardo me pidió información sobre ese tema y le sugerí que buscara correspondencia escrita por Marx en esos años. Sin embargo, sobre ese periodo solo existen las cartas Engels. En nuestras conversaciones también hablamos del viaje de Marx a Argel en busca de sanación, y de una carta que él le escribe a sus hijas, diciéndoles que la mejor sanación es estar en familia con sus nietos.

Ricardo Melgar, Lima, 1980
Imagen 1. Ricardo Melgar, Lima, 1980.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.

La agudeza crítica de Ricardo sobre distintos temas que nos eran comunes se refleja por ejemplo en esta carta electrónica que le envió a Miguel Aragón sobre su lectura del artículo El Mito del Gulag de R. Andreu (2001):[2]

 

Querido Miguel: He leído el artículo de marras. Se trata de un enfoque accidentalmente muy mediocre. Su perspectiva carece de análisis dialéctico y se nutre de lo que se llama “historia conspirativa” (la siniestra garra imperialista y la uña afilada de la reacción lo explican todo). Implícitamente se van contra Lenin y la NEP. Niega la existencia real de la Oposición Comunista que aglutinó a varias corrientes, una de las cuales era la trotskista. Toda la Oposición Comunista por arte de birlibirloque deviene en ínfima y reaccionaria presencia trotskista. Se omite la lucha por tratar la contradicción ciudad y campo. Stalin reprime a todas las corrientes que le critican el desarrollo urbano céntrico de la Nueva Rusia a costa del campo. Stalin invitó a Le Corbusier, el gran curador de la ciudad burguesa para que maquillase Moscú y otras ciudades.

Coroneles, Hearst y los imperialistas, claro que hicieron propaganda negra de guerra contra la URSS. Y claro que Stalin impulso otra propaganda de maquillaje bajo la premisa cuantitativa. Lenin había criticado la “magia” de la estadística como artilugio propagandístico del poder. Un recurso engaña pueblo que Lenin puso en evidencia al analizar el uso tramposo de la educación zarista. Oh, los números y su encantamiento de la realidad.

Los números otra vez, a recortar los muertos por los no probados y la ausencia de apertura de las fosas comunes y clandestinas hasta la fecha. Los números son descargados de las reales pertenencias de clase y por arte de magia convertidos en categorías ideológico-políticas: viva la aniquilación. Todos son reaccionarios o casi todos. Las contradicciones en el seno del pueblo y su tratamiento correcto es una desviación pequeño burguesa rural con tufillo maoísta. Los verdugos son los campesinos pobres, poder. Ese cuento en el siglo XXI resulta inadmisible. La historia de la lucha de clases en el cómplice otra cosa. ¿Por qué no leer la obra en dos tomos de Charles Bettelheim o los 10 tomos de E. H. Carr y repensar con seriedad la lucha de clases en la URSS? Y si se quiere discutir con seriedad a Stalin por qué no leer las actas ya publicadas de los plenos del Partido. Por qué no leer la prensa de la Internacional Comunista existente en redes. Me resulta poco serio circular este bodrio falsificador de la historia, en lugar de escanear y compartir documentos y obras de calidad. ¿Por qué no reabrir el debate acerca de los procesos de Moscú? ¿O el nuevo orden mundial que sacrificó a Italia y Grecia? ¿O estudiar el acuerdo de partición de tres países: ¿Vietnam, Alemania y Corea? ¿O la Cominform? Seamos serios y responsables frente a la Nueva generación. Ricardo.

 

Por último, en homenaje a mi amistad con Ricardo Melgar, repito el poema más bello sobre la amistad, de nuestro poeta universal Cesar Vallejo, en homenaje a Alfonso de Silva, y en el cual expresa lo siguiente:

 

[...] Probablemente tu inolvidable cholo te oye andar en París, te siente en el teléfono callar y toca en el alambre a tu último acto tomar peso, brindar por la profundidad, por mí, por ti... Alfonso; estás mirándome. Lo veo.

Poemas Humanos (1939). 

De izquierda a derecha: Guillermo Yucra Moreno, sin identificar, Ricardo Melgar y Luis Anamaría, Lima, 9 de marzo de 2009
Imagen 2. De izquierda a derecha: Guillermo Yucra Moreno, sin identificar, Ricardo Melgar y Luis Anamaría, Lima, 9 de marzo de 2009.
Fuente: Archivo familiar Melgar Tísoc.

 

Notas:

[1] [N.E.]: El autor refiere a un momento muy álgido de coyuntura política en Perú que articula la dimisión de mandato de tres presidentes (uno electo, Pedro Pablo Kuczynski Godard) y dos presidentes interinos (Martín Vizcarra y Manuel Merino) entre 2018 y 2020. El último dimitió tras numerosas movilizaciones políticas de ciudadanos, entre ellos una fuerte participación de jóvenes que fueron nombrados “la generación del bicentenario”.

[2] [N.E.]: Publicado en Antorcha (Madrid), núm. 10, enero de 2001.