Bases teóricas para el estudio de la gestión de los residuos sólidos como problema complejo en el sistema turístico

Theoretical basis for the study of solid waste management as a complex problem in the tourism system

Base teórica para o estudo da gestão de resíduos sólidos como um problema complexo no sistema turístico

Armando Alberto León-López

Universidad de Quintana Roo, México

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Leonardo Gabriel Rodríguez Zoya

Universidad de Buenos Aires, Argentina

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Alfonso González Damián

Universidad de Quintana Roo, México

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Norma Angélica Oropeza García

Universidad de Quintana Roo, México

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Recibido: 27-10-2019
Aceptado: 15-11-2019

 

 

Introducción[1]

La gestión de los residuos sólidos en el sistema turístico se vincula a las actividades cotidianas de la población residente y la visitante como una problemática socioeconómica y de impactos medioambientales. Por otro lado, si la proporción de turistas es menor, la población residente puede absorber los costos del manejo como parte de la gestión local de residuos sólidos, sin embargo, esta situación se torna complicada cuando la proporción de turistas aumenta en forma masiva (Greco, Cenciarelli, & Allegrini, 2018).

Atardecer Cozumel. Fotografía de Rosa Dzul, 2019
Imagen 1. “Atardecer Cozumel”. Fotografía de Rosa Dzul, 2019.

El consumo masivo de productos de la vida cotidiana en los destinos turísticos devela una problemática relacionada a procesos sociales que pueden percibirse no solamente a partir de las movilidades de personas recorriendo el mundo en el caso turístico, sino también a partir de la movilidad de objetos, imágenes, información y por supuesto de residuos (Urry, 2010). Esto último permite problematizar la relación compleja entre la llegada de los turistas, sus actitudes, comportamientos y sus prácticas en relación con la sostenibilidad del destino turístico (Hall, et. al., 2016).

Sobre esa base, el concepto de problema complejo remite a “experiencias problematizadas que buscan ser conocidas y transformadas porque son evaluadas como no deseables” (Rodríguez Zoya, 2017, pág. 13). De este modo, las experiencias, fenómenos y situaciones analizadas como problemas complejos plantean el entrelazamiento y no separabilidad entre tres dimensiones fundamentales: la epistémica (como problema de conocimiento), la pragmática (como problema de acción y decisión) y la axiológica (como problema ético). La gestión de residuos sólidos en el sistema turístico puede ser conceptualizada como problema complejo por cuanto se expresa conjuntamente como un problema de conocimiento, como un problema de acción y como un problema ético.

El objetivo del trabajo es analizar la gestión de los residuos sólidos como problema complejo en el sistema turístico como industria, en relación con el contexto sociocultural y geográfico de América Latina, por lo cual, la estrategia argumental del artículo está organizada del siguiente modo: Primero, se realiza una introducción a la perspectiva de los sistemas complejos y su relevancia para el análisis de problemas en América Latina (sección 1). Segundo, se profundiza en el desarrollo teórico y conceptual de la noción de problema complejo (sección 2). Tercero, se abordan los problemas sociales, económicos y ambientales del sistema turístico como problemas complejos (sección 3). Cuarto, se realiza una reflexión en el análisis de las tres dimensiones mencionadas para la conceptualización de la gestión de los residuos sólidos en el sistema turístico como problema complejo (sección 4). Por último, se presentan las reflexiones finales del análisis.

 

La categoría de los sistemas complejos y su relación con los problemas de América Latina y el Caribe

Los sistemas complejos tratan fenómenos de la realidad en los que existen dinámicas de autoorganización súbitas, imprevistas, irreversibles y no-periódicas. A su vez, estas dinámicas, si bien dan cuenta de su pasado, no dependen de éste para proyectarse a una probabilidad futura, puesto que no existe ninguna consideración temporal que los condicione. Por lo que, para estas estructuras, el tiempo no es lineal, y pueden obedecer a propiedades de adaptación y aprendizaje (Maldonado, 2014).

Una de las características fundamentales de los sistemas complejos son las propiedades emergentes, esto es la aparición de cualidades nuevas a nivel macro que no es posible reducir ni deducir linealmente de las propiedades de los elementos a nivel micro. Estas características no permiten realizar predicciones detalladas, sino identificar tendencias, patrones y regularidades que ayudan a conjeturar cuál puede ser la dinámica de sus procesos y consecuencias (Cardozo Brum, 2011). Además, el estudio de un sistema complejo exige repensar la relación entre el sistema observador (sujeto de conocimiento) y el sistema observado (objeto de conocimiento), puesto que todo conocimiento, incluso el conocimiento científico, emerge de condiciones socioculturales y político-económicas singulares (Rossi & Rodríguez Zoya, 2007).

Reflexionar acerca de los complejos tiempos actuales e imaginar futuros alternativos con mejores formas de vida social en las urbes latinoamericanas puede ser visto como un ejercicio de problematización. En este ejercicio, los problemas sociales, económicos y ambientales, entendidos como problemas complejos, pueden ser analizados en tres dimensiones: la dimensión epistémica, la dimensión ética y la dimensión pragmática (Rodríguez Zoya, 2017).

De esta forma, y con base a propuestas como la de Clos (2018), acerca del establecimiento de un paradigma nuevo que considere a la urbanización como instrumento de desarrollo con oportunidades positivas y de sostenibilidad para la región latinoamericana y del Caribe. Ya que, además de ser una de las regiones más urbanizadas del planeta, enfrenta problemas sociales que bajan su rendimiento productivo, siendo de esta manera, la región más desigual del planeta. Lo que, aunado a su rol en la extracción y uso desmedido de sus recursos naturales, ha desencadenado degradación de los recursos naturales y la calidad medioambiental de las urbes (Ortiz-Paniagua & García, 2011).

Por lo tanto, se plantea el desafío de diseñar modelos urbanos alternativos al actual que tomen en cuenta la sostenibilidad ambiental, económica y social. De esta manera, partir de análisis que tomen en cuenta oportunidades y obstáculos de la adaptación en la región y atender demandas a soluciones ad hoc a las realidades socioambientales, demanda poner especial énfasis en el entendimiento de las actitudes humanas y una mayor comprensión de la relevancia de los distintos obstáculos en la gestión de las ciudades latinoamericanas (Schaller, Jean-Baptiste, & Lehmann, 2016).

Relleno sanitario de Cozumel. Fotografía de Rosa Dzul, 2019
Imagen 2. “Relleno sanitario de Cozumel”. Fotografía de Rosa Dzul, 2019.

 

Consideraciones básicas e introductorias al concepto de problemas complejos

El concepto de problemas complejos es una herramienta teórica desarrollada para abordar experiencias o situaciones problematizadas que buscan ser conocidas y transformadas porque son evaluadas como no deseables (Rodríguez Zoya, 2017). Para desarrollar teóricamente el concepto de problemas complejos pueden plantearse dos interrogantes: primero, ¿qué es un problema? y, segundo, ¿qué es lo que hace complejo a dicho problema?

El primer interrogante permite explicitar una tesis central, a saber: un problema no existe, sólo existe lo problematizado, lo que emerge de un proceso de problematización. Este enunciado permite pensar epistemológicamente la noción de problema como un concepto de doble entrada: el problema-producto y el problema-proceso y, seguidamente, enlazar ambos en un bucle recursivo (Morin, 1986). Al afirmar que un problema no existe se argumenta que un problema no es un dato de la realidad en el sentido en que ningún problema está dado en la experiencia inmediata de modo positivo e independiente de los sujetos que viven, piensan y hablan en el mundo. Por el contrario, un problema es siempre el resultado de un proceso de problematización a través del cual se elaboran experiencias y situaciones como problemas (Foucault, 1999). Este desplazamiento del sustantivo problema al verbo problematizar supone una perspectiva crítica respecto de nuestro lenguaje y estilo de pensamiento. En efecto, en lugar de considerar los problemas como cosas o estados del mundo, la noción de problematización conduce a pensar los problemas como construcciones emergentes que se elaboran a través del pensamiento, el discurso y la acción de los actores sociales. En consecuencia, la problematización alude al proceso social, cultural, epistémico y político a través del cual una situación es constituida como problema.

Una vez planteado el doble vínculo entre el problema y la problematización cabe tratar el segundo interrogante planteado. La pregunta acerca de por qué un problema es complejo resulta crucial desde el punto de vista epistemológico pues concierne a la legitimidad teórica de emplear el adjetivo ‘complejo’ para calificar el sustantivo ‘problema’. Dicho de otro modo, ¿qué agrega el concepto de complejidad que no esté contenido ya en la noción de problema? La complejidad de un problema está ligada a tres vectores principales.

El primer vector sugiere que un problema complejo es una experiencia en la cual se entrelazan múltiples puntos de vista de actores sociales heterogéneos. Cada actor social explica la situación problemática desde su propio punto de vista, a través del cual pone en juego saberes, valores y relaciones de poder. Por lo tanto, un problema complejo tiene significados diversos para actores distintos. En consecuencia, un problema complejo es un juego social interactivo de múltiples jugadores (Matus, 2007). La complejidad así entendida plantea consecuencias metodológicas específicas. Por un lado, no es posible explicar un problema complejo desde un único punto de vista objetivo, externo y neutral a la realidad considerada. Por otro lado, explicar un problema complejo se asemeja a lo que Carlos Matus conceptualizó como explicación situacional según la cual explicar significa “diferenciar las explicaciones de los diversos jugadores y atribuir correctamente a cada jugador las explicaciones diferenciadas” (Huertas, 2016, pág. 33). Dicho de otro modo, una explicación de un problema complejo constituye un meta-punto de vista o meta-sistema que articula diferencialmente las distintas explicaciones y puntos de vista de los múltiples actores sociales involucrados en la situación analizada (Rodríguez Zoya, 2017; Morin, 1986).

El segundo vector plantea que un problema complejo se expresa simultáneamente como un problema de conocimiento (dimensión epistémica), como un problema de acción y de decisión (dimensión pragmática) y como un problema ético (dimensión axiológica) (Rodríguez Zoya, 2017; Le Moigne, 2010). Un simple ejemplo permite ilustrar esta idea teórica. Cuando nos enfrentamos a un ecosistema degradado (i.e. contaminación por acción de residuos sólidos en un contexto turístico) se plantan conjuntamente dos interrogantes relacionados, por un lado, ¿cuáles son las causas de la degradación? y, por el otro, ¿cómo podría revertirse la misma? Uno no se aproxima a un problema complejo con una actitud meramente contemplativa sino también transformativa. Los problemas complejos nos interpelan en términos epistémicos (queremos conocer algo), en términos éticos (evaluamos que algo es inadecuado o insatisfactorio de acuerdo con cierto marco normativo) y en términos pragmáticos (queremos actuar para transformar esa situación).  

El tercer vector sostiene que un problema complejo supone el entrelazamiento de múltiples tiempos: el pasado, el presente y el futuro. La interrelación entre estas dimensiones temporales puede ser abordada mediante cinco preguntas metodológicas orientadoras: (I) ¿cuál es la situación problemática que se pretende abordar hoy? (dimensión presente) (II) ¿cuáles son las consecuencias futuras si continúa la tendencia de la situación actual? (dimensión del presente tendencial) (III) ¿cómo y por qué se ha llegado a la situación actual? (dimensión histórica) (IV) ¿cuál es la situación alternativa que se desea construir en el futuro? (dimensión del futuro deseable) (V) ¿es factible la situación futura deseable? (dimensión del futuro posible)? El punto crucial a destacar es que pensar en términos de problemas complejos implica no sólo la pretensión de explicar el presente sino también y, sobre todo, de construir el futuro.

En síntesis, el concepto de problemas complejos plantea desafíos para las ciencias y para la política, es decir, para nuestras estrategias de construcción de conocimiento en el mundo y para nuestras estrategias de acción y transformación del mundo. Lidiar con problemas complejos demanda un estilo de pensamiento que pueda: (I) tratar con la incertidumbre generada por juegos sociales creativos de múltiples actores, (II) pensar la relación interdefinible entre el conocimiento, la acción y la ética y (III) incorporar el pasado y el futuro como elementos constitutivos del presente.

Desde el relleno sanitario de Cozumel. Fotografía de Rosa Dzul, 2019
Imagen 3. “Desde el relleno sanitario de Cozumel”. Fotografía de Rosa Dzul, 2019.

 

Los problemas sociales, económicos y ambientales del sistema turístico como problemas complejos

El turismo ha sido considerado una actividad económica relevante, como motor para el desarrollo, en el ámbito latinoamericano, prácticamente desde mediados del siglo XX. A partir de la década de 1970, diversos países comenzaron a invertir, en la instalación de aeropuertos e instalaciones hoteleras de lujo (Jiménez Martínez, 1993). En el hemisferio norte, sitios como Isla Margarita en Venezuela, Playa Dorada en República Dominicana, Cancún e Ixtapa en México, recibieron impulso, asociados a su relativa cercanía a los sitios emisores de turismo internacional: Estados Unidos y Canadá. Por su parte, en el hemisferio sur, se impulsaron sitios en zonas costeras, enfocados a un mercado nacional y regional de altos ingresos, tales como, la costa de la provincia de Buenos Aires en Argentina; el litoral de los estados de Santa Catarina, Sao Paulo, Río de Janeiro, y los estados del noreste en Brasil; la región costera central en Chile y el litoral este de Uruguay (Acerenza, 2017).

La adopción del turismo como instrumento para incentivar el desarrollo capitalista en la región latinoamericana, implantó de facto al turismo como práctica socialmente aceptada e incluso deseable, ya no únicamente en la función de sociedad anfitriona, al recibir a turistas, sino como una práctica de consumo deseable para el tiempo de ocio personal, familiar y colectivo (González Damián, 2010). Una actividad que en épocas anteriores era solo practicada por los estratos socio económicos altos, se tornó en una relativamente accesible, y si bien mantiene su función de otorgar cierto estatus a quienes la realizan, se promueve como una forma positiva de hacer uso del tiempo de ocio (Korstanje, 2013).

De la práctica del turismo en Latinoamérica y como herencia de la forma en la que se implantó, ha dado pie al surgimiento de problemas, múltiples desigualdades, así como inconvenientes no deseados (Monterrubio, 2018). Sin embargo, las prácticas turísticas, en particular ciertas formas de consumirlos como actividades de lujo (Michaud, 2015), están reservadas para la población con más alta capacidad de gasto (González Damián, Macías Ramírez, & Sepúlveda Alcázar, 2017; Manuel-Navarrete & Redclift, 2012).

Estas desigualdades se presentan de manera muy marcada en los sitios de destino turístico, en la medida en la que ha evolucionado la actividad en el entorno latinoamericano y que, paulatinamente ha generado exclusión y marginación incluso territorial (López, Cukier, & Sánchez-Crispín, 2006; Palafox & Zizumbo, 2009), para la población residente en los sitios turísticos, en los que fenómenos como la gentrificación y la turistificación son ejemplos de ello (Urry & Larsen, 2011; Vives Miró, 2011). Las desigualdades son parte estructural del sistema turístico (Palafox, 2013).

Paradójicamente, los espacios con alto atractivo han sido víctimas de su propio éxito, pues al masificarse (Conti & Perelli, 1995; Martínez‐García, Raya, & Majó, 2017), además de perder relativamente su brillo de exclusividad, sufren impactos sociales, económicos y ambientales no deseados. Tales impactos negativos son: contaminación, aglomeración, pérdida de biodiversidad, inflación, marginación de la población local, crecimiento demográfico explosivo, incremento de la delincuencia, adopción de prácticas culturales ajenas, entre otros (Mathieson & Wall, 1982; Mason, 2016).

Esta condición, que por una parte requiere de la implantación de acciones de conservación de los recursos, por otra, necesita del incentivo para hacerse atractivos, tanto de turistas como de inversiones económicas. En suma, en el turismo se articulan las dimensiones epistémica, pragmática y ética de los sistemas complejos, lo que genera problemáticas estructurales, con dinámicas contradictorias, que llevan al turismo a momentos de crecimiento y de crisis de manera cíclica, como sucede en general para el sistema capitalista. La problemática surgida por la presencia del turismo en los sitios de destino presenta características que obligan a pensarla y observarla desde la perspectiva de la complejidad.

 

Presentación de la gestión de residuos sólidos como problema complejo en el sistema turístico

La generación y manejo de los residuos sólidos constituye una muestra o una referencia a la complejidad de los impactos del turismo. Ya que el ejercicio adecuado en el manejo de dichos agentes puede asegurar el estado de conservación de los recursos naturales en un sitio turístico, por lo que la realización de esfuerzos deliberados para su gestión equilibrada se posiciona como una estrategia para elevar la competitividad de un destino turístico (Cracolici, Nijkamp, & Rietveld, 2008; Dias, 2017; Meng, 2006; Ritchie, Crouch, & Hudson, 2001; Rodríguez-Díaz & Espino-Rodríguez, 2008).

A continuación, se presenta un modelo para la gestión de residuos sólidos como problema complejo del sistema turístico a partir de las dimensiones mencionadas con anterioridad, la dimensión epistémica, la pragmática y la axiológica. En la reflexión epistémica, se trata de contestar a la cuestión: ¿cómo a partir de la reflexión epistemológica es posible pensar en un modelo que explique la interpelación del individuo hacia el consumo para la generación de los residuos sólidos en el sistema turístico desde el paradigma de la complejidad? Por lo que, para contestar a este cuestionamiento, es menester tomar en cuenta la relación del hombre con el sistema turístico; y, entender su rol como ciudadano de consumo.

Para la segunda dimensión respecto a lo pragmático, se discute el modelo del turismo como industria, retomando la propuesta de Molina (2000), quien aporta los elementos del sistema turístico y facilita una aproximación a contestar a la cuestión: ¿cuál es la evidencia funcional para la estructura del sistema turístico? Además, esta propuesta permite señalar las interrelaciones entre subsistemas, que complementada con la visión del concepto de sistemas socio-ecológicos manejado por Liehr, Röhrig, Mering & Kluge (2017), y adecuándolo a los sistemas socioculturales, podrían ayudar en la comprensión de los procesos emergentes.

Con respecto a la dimensión axiológica, se tratará de discutir el papel del desarrollo sostenible en el sistema turístico y su relación entre el individuo-sistema-mundo capitalista, a partir de las preguntas generales: ¿qué futuro se debe plantear? ¿para quién? ¿qué valorar?, y; particulares: ¿pueden existir alternativas políticas y éticas para el problema complejo de la gestión de los residuos sólidos en el sistema turístico?

Acumulación. Fotografía de Rosa Dzul, 2019
Imagen 4. “Acumulación”. Fotografía de Rosa Dzul, 2019.

 

Reflexión epistemológica acerca de la ideología del consumo en el contexto turístico

Se parte de la premisa que la gestión de residuos sólidos en el contexto turístico forma parte del sistema-mundo capitalista conceptualizado por Wallerstein (2005). Asimismo, para el análisis se abordaron dos perspectivas teóricas más, por un lado, la propuesta de Althusser (1988) acerca de la estructura social y; por el otro, la perspectiva ideológica del consumo a partir de Baudrillard (2009):

 

El sistema-mundo capitalista a partir del aporte de Immanuel Wallerstein

La principal relevancia para traer a la reflexión los aportes de Wallerstein (2005), radica en la confirmación que se consigue acerca de la hegemonía protagónica e histórica desde los orígenes en el S. XVI de la ideología capitalista en el sistema-mundo de las sociedades modernas de occidente, principalmente. Esta obra permite obtener un bagaje histórico acerca de la constitución misma del sistema-mundo moderno, así como sus principales actores y elementos, ayudando a explicar las interrelaciones y funcionalidades estructurales del sistema-mundo.

En el sistema mundo analizado por Wallerstein (2005) pueden distinguirse tres unidades estructurales básicas: las compañías o empresas, el estado y la colectividad. Todos inmersos en un ambiente de conflicto y competencia, tanto para la adquisición de bienes, servicios, materias primas; y, todos inmersos en el proceso de la universalización de patrones culturales rectores.

En este escenario de conflicto, existen a su vez, diversos formatos en las interrelaciones, pero el esquema básico identificable podría ser: Las compañías necesitan realizar negociaciones con los estados soberanos, quienes, entre otras cosas, imponen las reglas de operación en el sistema, esquemas laborales, crean leyes, deciden costos, monopolios y cobran impuestos que provienen, principalmente, de la colectividad.

Es claro que este formato de acumulación incesante e infinita ha desencadenado su propia crisis en un mundo físico y finito. Lo que compromete su preservación debido al agotamiento paulatino de espacios geográficos a través de la degradación de su patrimonio natural. Lo cual ha llevado a diversos movimientos ambientalistas emergidos de las colectividades, y empoderados a través de la fuerza cultural, exigiendo la intervención gubernamental en la preservación de estos bienes comunes.

Sin embargo, a pesar de propuestas tecnológicas para la mitigación ambiental de los impactos, no se ha encontrado un camino de resolución de fondo, ya que se ignora la eliminación de la fuente de contaminación como principal factor de riesgo y exposición, promoviendo que las compañías estén siendo únicamente multadas por los daños causados en caso de negligencia. Lo que ha forzado a una reestructuración sistémica en el formato de interrelaciones, a manera de acorralar a las compañías en la legitimación de la internalización de costos de producción a costa de la degradación ambiental. Por lo tanto, la infraestructura tecnológica -la tecnoestructura capitalista- toma relevancia emergiendo como una institución, necesaria para ejercer los procesos de producción y con la encomienda de la amortiguación de las problemáticas ambientales en la crisis socioambiental del sistema-mundo.

 

El proceso de interpelación ideológica

Para efectos del trabajo, solo se focalizará en el proceso de interpelación ideológica, teorizado por Althusser (1988). De esta forma, la propuesta althusseriana es clara al mencionar que el proceso de interpelación necesita de instituciones que contribuyan a la formación del individuo, que lo condiciona a la toma de decisiones en el marco de la libertad que la ideología le permita.

De acuerdo con la explicación marxista estructural para el estudio de toda sociedad, existen niveles o instancias articuladas. Básicamente, se encuentran dos: la infraestructura o base económica y la superestructura, en donde el Estado es concebido como un aparato represivo para asegurar la dominación sobre la clase obrera.

Sin embargo, en la obra también se explica la separación del poder de Estado (quien se encarga de estructurar lo necesario para la lucha de clases a nivel material) y el aparato de Estado. Un aparato de Estado puede comprender: el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, que constituyen el aparato represivo de Estado (infraestructura). Y por el otro, se encuentran las que soportan la parte ideológica, conocidas como aparatos ideológicos de Estado (AIE): religiones, escuela, familia, instituciones jurídicas, políticas, sindicales, informativas, culturales, entre otros ejemplos. Las instituciones privadas pueden funcionar perfectamente como AIE y funcionar como una conexión a la superestructura.

En efecto, el Estado y sus aparatos solo tienen sentido desde el punto de vista de la lucha de clases, como aparato de lucha de clases que asegura la opresión de clases y garantiza las condiciones de la explotación y de su reproducción. Cabe, aclarar que las ideologías no nacen en los AIE, sino que son el producto de las clases sociales tomadas en la lucha de clases de sus condiciones de existencia, de sus prácticas, de su experiencia de lucha, del ejercicio de su propia cotidianeidad.

Los voluntarios tienen que realizar su registro para el evento
Imagen 5. “Los voluntarios tienen que realizar su registro para el evento”. https://sipse.com

 

El consumo como Institución y el rol del ciudadano moderno como consumidor

Baudrillard (2009) plantea la existencia de diversas ideologías enmarcadas en el sistema capitalista. Éstas son necesarias para su funcionamiento en los procesos de acumulación y la plusvalía, y por supuesto en el consumo. Es ahí donde explica en gran medida el funcionamiento capitalista actual, ya que incluso propone al consumo, como una alternativa moderna de interpelación ideológica al individuo, que se caracteriza no tanto por las condicionantes de control a la manera althusseriana, sino por un proceso sistemático de seducción desde el contexto sociocultural.

De esta manera propone al Consumo (con mayúsculas de los autores) no solo como una institución ideológica, sino como la manifestación de salvación moral del ejercicio del sujeto como ciudadano moderno, desapareciendo el principio de la desigualdad y volviéndolos a todos iguales en cuanto al acceso a objetos y bienes, por lo que, a nivel social e histórico, ya no existen proletarios ni privilegios, por el hecho de ser individuo a secas.

Sobre dicho contexto, el Consumo promueve la comunicación ideológica con el sujeto a través del lenguaje de signos que distinguen, ya sea afiliando al sujeto a su propio grupo como referencia ideal, ya sea demarcándolo de su grupo por referencia a un grupo de estatus superior. Mientras que éste ejerce su trabajo social como ciudadano moderno, aceptando el llamado y siendo reclutado bajo la sombra ideológica del Consumo.

Actualmente, este proceso es tan fundamental que incluso corresponde a la manera en la que el sujeto se inscribe en la sociedad. Por lo que, en el concierto del problema fundamental del capitalismo contemporáneo, se descansa la necesidad del sujeto como consumidor, no para controlarlo como individuo -a él lo seduce-, sino para el control y regulación del aparato de producción, la demanda de consumo, los precios, en fin, el desarrollo y la sostenibilidad capitalista del sistema mismo y sus medios de producción.

 

Reflexión pragmática de la gestión de los residuos sólidos en el contexto turístico

En esta parte se pretenderá ahondar en cómo el sistema capitalista promueve el consumo de productos cotidianos en el rol de turista, aunado a los residuos sólidos generados por el anfitrión. La premisa es que la generación de residuos sólidos es inevitable como parte de la cotidianeidad del sistema turístico.

 

Generalidades de la situación de los residuos sólidos en contextos turísticos

Autores como Zaman (2016) indican que, en el mundo se llega a generar hasta un 1.47 billones de toneladas de residuos sólidos anualmente, de los cuáles, cerca del 84% logran ser recolectados y de ellos, tan solo el 15% reciclados. Los orígenes de los residuos sólidos pueden ser diversos, así como su clasificación, lo cual complejiza la toma de decisiones en cuanto al manejo adecuado y su gestión ambiental, debido a la oferta tecnológica para su tratamiento: plantas de reciclaje, compostaje o incineración (Verma, Borongan, & Memon, 2016).

Por otro lado, Marshall & Farahbakhsh (2013) revelan que, en el contexto de países en desarrollo, las variables relacionadas a problemáticas urbanas para la gestión de residuos sólidos pueden ser: crecimiento acelerado, vulnerabilidad socioeconómica, riesgo bioquímico hacia la salud pública y la degradación de ecosistemas. Lo que incluso vulnera la competitividad de los atractivos turísticos y la capacidad de carga urbana, que incluye a su vez, a la infraestructura del destino y su capacidad de organización y coordinación entre los actores involucrados (Stefanidaki & Lekakou, 2014).

De esta forma, el modelo de gestión sostenible del turismo debe ocuparse en reducir el consumo tanto como sea posible, principalmente en dos dimensiones: promoviendo el reciclaje de materiales producidos por el turista, y poniendo énfasis en buenas prácticas ambientales para el tratamiento y la disposición final a nivel urbano (Shamshiry, et. al., 2011).

Abarca-Guerrero, Maas & Hogland (2013) señalan que la gestión de residuos sólidos debe tomar en cuenta al menos tres dimensiones sociales: los actores sociales involucrados en el manejo, las etapas del flujo de los materiales (las etapas del proceso de manejo) y el ambiente externo al contexto local a nivel institucional y político (ver figura 1).

Modelo de gestión integral de residuos sólidos (GIRS) (Abarca-Guerrero, <em>et. al</em>., 2013
Figura 1. Modelo de gestión integral de residuos sólidos (GIRS) (Abarca-Guerrero, et. al., 2013).

Diversos estudios han reportado que, durante estacionalidades de temporada alta a nivel turístico, existe un incremento significativo en la generación de residuos sólidos (Teh et al., 2007; Espinosa et al., 2008; Defanas et al., 2014; Shamshiry, et al., 2011; Hoang, Fujiwara & Pham-Phu, 2017); (Taseli et al., 2007; Smaranda, 2008; Jiang et al., 2009; Cierjacksa et al., 2012; Florin-Constantin, 2013). Por lo que se advierte que el turismo es una actividad de cuidado y se relaciona al consumo de los recursos naturales y la contaminación de ecosistemas (Bashir & Goswami, 2016). Sin embargo, si bien se ha identificado que el turismo modifica la tasa de residuos sólidos, no habrá que perder de vista que el estilo de vida de la población residente también influye, tanto en la composición como en la generación de residuos sólidos en el destino turístico (Hoang, Fujiwara, & Pham-Phu, 2017).

Además, estos autores sugieren establecer la relación entre los hoteles, resorts y el comercio en general, con la finalidad de sugerir buenas y responsables prácticas ambientales en los procesos logísticos, y de esta forma, reducir la brecha de concientización entre turistas y la población local, logrando amortiguar la presión adicional generada por el turismo (Hoang, Fujiwara, & Pham-Phu, 2017). Así, se estaría trabajando para sentar bases para nuevos esquemas en la toma de decisiones vinculadas hacia metas de sostenibilidad y protección ambiental de los destinos turísticos como generadores responsables, lo que abriría la posibilidad de encauzar políticas públicas de mitigación bajo el principio de quien “contamina paga”.

 

El modelo del sistema turístico como industria

El sistema turístico como industria fue propuesto en por Sergio Molina con base a la Teoría General de Sistemas. En dicha propuesta se define al turismo como actividad inmersa en un entorno de suprasistema sociocultural y que cuenta con forma estructural a partir dela interacción de subsistemas como: la superestructura, la comunidad receptora (anfitriones), la demanda (el turista), los atractivos turísticos, los equipamientos e instalaciones (hoteles, moteles, campings, etc.) y la infraestructura (servicios básicos, por ejemplo), para el correcto funcionamiento y puesta en marcha del destino turístico (ver figura 2).

Propuesta del turismo como industria (Molina, 2000)
Figura 2. Propuesta del turismo como industria (Molina, 2000).

Tomando como punto de partida esta visión del turismo como industria, es posible examinar sus dimensiones estructurales, en la propuesta althusseriana, como se observa en la figura 3. En ella se indican tanto el reacomodo formal, en términos de subsistemas, de cada una de las partes, así como la comunicación ideológica para el ejercicio del consumo que funcionaliza al sistema.

Interacción de acumulación de residuos sólidos entre los subsistemas de oferta e infraestructura con base al modelo de Molina (2000)
Figura 3. Interacción de acumulación de residuos sólidos entre los subsistemas de oferta e infraestructura con base al modelo de Molina (2000). Fuente: Elaboración propia.

En términos ideológicos, lo que sucede es lo siguiente: el sistema capitalista a través de la superestructura ejerce la ideología interpelando/seduciendo al sujeto/ciudadano moderno en su trabajo social como consumidor turístico, lo que junto con el consumo de la población anfitriona proporciona el total del consumo en el destino. Este proceso genera residuos sólidos en el destino turístico, que, a su vez, son acumulados en la oferta -atractivos y equipamiento-, lo cual debe ser traducido a la acumulación de residuos sólidos en playas, parques, avenidas, museos, plazas públicas, centros comerciales, entre otros.

Una vez dicha acumulación, la infraestructura turística como subsistema y como AIE, entra a la escena con la misión de gestionar la acumulación de los residuos sólidos a partir del módulo tecnológico del manejo de los residuos sólidos, que a su vez forma parte de los servicios públicos básicos con los que debe contar el destino turístico. En esta interacción estructural, se pueden proponer cuestiones emergentes que nacen de la necesidad del sistema turístico en mantener su capacidad competitiva como destino ampliamente responsable a nivel social, económico y ambiental.  

 

Emergencia de la gestión de residuos sólidos desde el modelo sistémico del turismo

Siguiendo el modelo abordado por Abarca-Guerrero et al. (2013), y complementado por las recomendaciones generales en la revisión de literatura especializada de Marshall & Farahbakhsh (2013), la gestión debe tomar sentido en el liderazgo por los gobiernos y los actores locales con alto sentido de atención cultural en la esfera pública y alejarse de la sola consulta y diseño de expertos, debido a la naturaleza sociocultural de la situación.

Dichas interacciones y relaciones en la toma de decisiones forman parte de una categoría de estudio que cabe en la conceptualización de la llamada emergencia entre los elementos, subsistemas o actores, como parte de los resultados entre dichas interacciones. En donde pueden darse adaptaciones institucionales para la resolución y acomodo de elementos del sistema, dando cabida tanto a los valores y actitudes humanas, historia local, relaciones sociales, cultura y aspiraciones de la sociedad de estudio. Por lo que estos autores proponen el uso teórico de los sistemas complejos adaptativos desde el concepto de los sistemas socio-ecológicos (Marshall & Farahbakhsh, 2013).

Autores como Liehr et al., (2017) proponen el uso del concepto de sistemas socio-ecológicos para estudiar las relaciones entre naturaleza y la sociedad. Que da cabida a la explicación de los procesos e interrelaciones entre diversos elementos que pueden ser enmarcados en el sistema socio-ecológico, como puede ser los actores involucrados en la gestión del recurso, tanto a nivel local como federal e internacional, el conocimiento representando por expertos científicos y técnicos en la materia, las instituciones que velen por la gestión, la infraestructura básica relacionada para el funcionamiento de la gestión y la tecnología para llevarla a cabo.

Sobre esa base y partiendo que los residuos sólidos son generados a partir del proceso sociocultural del consumo, se justifica que el contexto sistémico en el que sucede el fenómeno es el supersistema sociocultural turístico –para el caso de análisis– y se ejerce a partir de la ideología capitalista del sistema-mundo moderno. Dicho fenómeno social abordado desde la complejidad puede llegar a denotar planteamientos que develen las interrelaciones sistémicas de autoorganización entre los elementos que componen al sistema turístico y en particular, los subsistemas relacionados –como son la demanda y los anfitriones como generadores del residuo sólido y el módulo de la gestión de residuos sólidos–.

Sin embargo, es intuitivo pensar que el concepto de sistemas socio-ecológicos funciona para la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales desde el aparato estructural, como parte de los servicios ecosistémicos que la naturaleza presta a la sociedad a partir de la gestión gubernamental para el control y estabilización de sistemas ecológicos centrados en el recurso natural en cuestión, explicando la resiliencia de dichas relaciones con dicho fin, y; proponiendo estrategias de gestión adaptativa (Chaffin & Gunderson, 2016).

Sobre esa base, se puede asegurar que no es así para la generación de los residuos sólidos, debido a que, de acuerdo con el conocimiento epistemológico hasta aquí abordado, se aspira a su minimización y manejo integral. Por lo que, para efectos de la reflexión, se propone la modificación del concepto socio-ecológico a sociocultural, al menos bajo esta perspectiva de análisis. En el que se tendrán dos principales subsistemas: El social (representado por la demanda y el anfitrión) y el de servicios urbanos e infraestructura (específicamente el módulo de manejo integral), esta modificación al concepto propuesto por Liehr et al., (2017) se observa en la figura 4. En donde se muestra la interacción entre ambos subsistemas y cómo a partir de esta interacción emerge la gestión de los residuos sólidos a partir de la necesidad para el manejo de dichos agentes en relación con la competitividad ambiental del destino, así como la participación de actores y agentes para devolver el servicio de manejo integral y la mitigación de la contaminación por la generación de residuos sólidos en el destino turístico.

Marco conceptual del sistema sociocultural en el marco de los subsistemas de demanda e infraestructura (módulo manejo de residuos sólidos), con base a la propuesta de Liehr, <em>et al</em>. (2017) y Abarca-Guerrero, <em>et. al</em>. (2013)
Figura 4. Marco conceptual del sistema sociocultural en el marco de los subsistemas de demanda e infraestructura (módulo manejo de residuos sólidos), con base a la propuesta de Liehr, et al. (2017) y Abarca-Guerrero, et. al. (2013).

 

La ética del sistema y la utilización del individuo para ejercer el consumo

Hasta el momento, ningún país en el mundo ha demostrado adoptar entre sus políticas de desarrollo el pleno hacia alcanzar el concepto anhelado de desarrollo sostenible (Holden, Linnerud, & Banister, 2014). Lo cual es significativo por la crisis generalizada que se vive actualmente en el mundo, en diferentes ámbitos sociales, económicos y ambientales.

Hoy, el tipo de mundo que se requiere y su sostenibilidad en el tiempo, se relaciona estrechamente con los comportamientos y hábitos de la sociedad consumidora moderna. Por un lado, la transformación no depende solo del ciudadano moderno, sino depende de la transformación ideológica en los medios de producción. Por el otro, el capitalismo debe mirar hacia encontrar caminos que promuevan la calidad de vida y el bienestar general en las urbes del mundo (Pincetl, 2017).

Esto representa un doble reto, en el abastecimiento energético y material para el mantenimiento de las ciudades, por un lado, y por otro, superar el modelo actual de consumo que ha demostrado ser el causante de la crisis per se del capitalismo. En dicho contexto, se ha propuesto a la tecnología como una base para la solución a las problemáticas de la sostenibilidad. Sin embargo, también dichas soluciones provienen de la industria tecnológica, que en forma de patentes promueven dichas soluciones. Pero no dejan de lado el modelo actual de consumo (Pincetl, 2017).

Si las propuestas actuales recaen principalmente en patentes tecnológicas que promueven la mejoraría de las problemáticas ambientales, principalmente, para alcanzar el desarrollo sostenible, desde un grupo hegemónico específico que es el empresarial-corporativo, se puede decir que se tienen los argumentos necesarios para señalar que la sostenibilidad como modelo de desarrollo no es otra cosa que un mecanismo de evolución del sistema capitalista, con un enfoque definido hacia el bienestar común que necesita ser repensado a nivel axiológico.

 

Una crisis de valores en el ejercicio del sistema-mundo capitalista

Actualmente los valores que se enseñan en los centros escolares formales e incluso en los espacios informales de educación de la sociedad, se encuentran enfocados a las prácticas para el ejercicio de la ideología capitalista en el consumo irracional de productos de uso cotidiano. Esto recuerda que el modelo neoliberal resulta fallido al pretender la autogestión sostenible de las ciudades (Pincetl, 2017; Bolis, Morioka, & Sznelwar, 2017).

De esta manera son urgentes estrategias sostenibles para la resolución de los problemas complejos modernos, por lo que es necesario poner en escena tres niveles taxonómicos en cuanto a la profundidad de los cambios en la estructura: (1) repensar el formato de status quo moderno, (2) la actualización mediante reformas en el sistema-mundo sin cambios con ruptura profunda en la estructura y en tercer lugar, (3) la debida transformación de fondo a nivel estructural, y por ende ideológico (Bolis, Morioka, & Sznelwar, 2017).

El mismo autor señala que dichos procesos tienen una profundidad ontológica en la tradición de ejercicio de individualismo que caracteriza al capitalismo, y que se ha perpetuado debido a la acumulación basada en la monetización y sin tomar en cuenta decisiones a futuro en beneficio de las comunidades para el mismo bienestar social que el sistema promueve, por lo que es necesaria una corrección inmediata en la inclusión de nuevos valores que estén relacionados con el respeto por el medio ambiente, la equidad e igualdad, procesos más éticos basados en la justicia y la moralidad para la sostenibilidad, altruismo y sentido por la comunidad, y; como valores de igual importancia, pero no como los principales para el rumbo novedoso del sistema: valorización de la toma de decisiones con visión a futuro, consideración de la importancia de la vida de todos los seres vivos, preservación de las culturales locales, vigilancia y mejoras a la calidad de vida, vida democrática y fortalecimiento del ejercicio de la ciudadanía y sobre todo, olvidar al valor económico de las cosas como fin último del sistema.

Recolectan voluntarios de Cozumel basura en playa inaccesible
Imagen 6. “Recolectan voluntarios de Cozumel basura en playa inaccesible” www.palcoquintanarroense.com.mx

 

Cambios en las cuestiones ideológicas con respecto a la relación hombre-naturaleza y justicia ambiental

Con base a estas propuestas de valores para el ejercicio de una nueva ética en la estructura capitalista, son necesarias algunas reflexiones en torno a las cuestiones ideológicas que colocan al ser humano como centro del sistema-mundo, ya que como indican autores como Matheus (2013); Morandín, Contreras, Ayala & Pérez (2015); Ensabella (2016), cada vez son más llamativas a la causa ideologías que promueven el respeto por los seres vivos, incluido el planeta en su conjunto como parte de la llamada hipótesis de Gaia o la conocida Pachamama, que reconocen en la naturaleza una entidad viva, otorgándole un lugar y por lo tanto reconocen sus derechos e incluso no promueven su superioridad, sino al nivel de todos y cada uno de los seres vivos, por la interdependencia que existe en las relaciones biológicas y la preservación sostenible de todos los seres vivos. Lo que, además, es un llamado a contribuir en la defensa de la Madre Tierra, dándole voz y ejerciendo el respeto merecido.

Se puede mencionar que este movimiento social y reestructurador per se, proviene del movimiento ecologista, que sin duda ha beneficiado desde la preocupación por la casa grande y de todos los seres vivos, como lucha pacífica contra de degradación de las condiciones de vida para conseguir armonía entre el ser humano y la naturaleza. Tan fuerte que esa misma búsqueda de la armonía promueve un diálogo interreligioso con el fin de alcanzar una espiritualidad ecológica más sabia, la cual argumenta Pérez (2010), está en todas las religiones.

Esto implica un reto epistemológico, ya que el modelo actual respaldado por el paradigma positivista por sobre la cuestión moral (Muñoz Ferriol, 2005), no permite soluciones no científicas, y niega, además, todo sentido histórico de los pueblos originarios, quienes en el caso de la antigua América, construyeron una visión del mundo diferente a la que ha construido el mundo occidental, ellos en su ideología, valoraban el entorno material y espiritual de los elementos de la Naturaleza como la tierra, la lluvia, la luna y el sol, que forjaron la base de su espiritualidad y su conocimiento (García Reinoso & Obregón Neira, 2012).

 

Propuestas técnicas desde lo ético para el desarrollo sostenible

Desde el punto de vista de la ciencia económica, pareciera no haber una reconciliación con la ética como concepto filosófico e ideológico (Berzosa, 2013). Por lo que el problema epistemológico recae en la falta de humildad científica, en donde la ciencia positivista es solo una forma más de ver la realidad y que por la naturaleza individualista de sus aportes, no corresponden a las soluciones universales y omnipotentes ante las problemáticas complejas de la sociedad moderna (Ordoñez, 2014).

Existen propuestas desde lo técnico-científico, que consientes de los problemas que le incumben a las ciencias de las sostenibilidad, reconocen en el desarrollo sostenible, a un modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo, siendo tan normativo y ético como práctico, ya que debe estar encaminado a la calidad de vida y bienestar de la población y de todos los seres vivos en general; siendo dinámico, hacia un proceso de opciones perdurables en el tiempo; además de incluyente, pues parte de que los problemas son vividos por personas, y son ellas quienes deben aportar a los planteamientos y las soluciones. Sin embargo, aún son urgentes procesos de validación -desde la ciencia-, para que estas nuevas formas de conocimiento puedan transferirse de manera efectiva y con la suficiente rigurosidad científica (Baumgartner, 2011).

De esta manera, se puede mencionar que existen racionalidades que caracterizan al desarrollo sostenible como un proceso ético -del sistema-mundo- a introducirse en todas las esferas sociales, desde lo público, lo corporativo, lo individual, las comunidades y en general en todas las formas de equipos de trabajo. Para conseguir no solo objetivos destinados a producción más limpia, sino a adoptar estrategias sostenibles en todos los ámbitos del proceso de toma de decisiones, desde la racionalidad colectiva, que encuentre vinculación a resultados desde los aspectos sociales, morales y emocionales que den soporte a beneficios e intereses del colectivo planetario, en todas sus formas de vida (Bolis, Morioka, & Sznelwar, 2017).

Lo anterior confronta a la propuesta neoliberal de patentes de producción limpia para la hegemonía perpetua empresarial de acumulación de la plusvalía, hacia una apertura más colectiva, con vista a una nueva tecnoestructura especializada en la conversión sociotecnológica, tanto en la gestión como en la reflexión axiológica y pragmática ante las realidades modernas, lo cual ayudaría a la incorporación de metodologías para el desarrollos sostenible a partir de nuevos entes y redes involucradas en su implementación (Hazarika & Zhang, 2019), e incluso, como parte de la responsabilidad de las empresas turísticas que toman al desarrollo sostenible como un objetivo a partir de los intereses de más de uno de los stakeholders (González Damián, 2017) lo que afianza la idea que el desarrollo sostenible se implementa desde lo colectivo para el desarrollo de estrategias en la eco-innovación participativa en los grupos de trabajo.

Cozumel, Isla Mujeres y Holbox serán los primeros en aplicar nueva de Ley de Residuos
Imagen 7. “Cozumel, Isla Mujeres y Holbox serán los primeros en aplicar nueva de Ley de Residuos”. www.lajornadamaya.mx

 

Reflexiones finales

En el sistema-mundo capitalista se llevan a cabo todas las escenificaciones para la reproducción de los medios de producción. Con la estructura del sistema-mundo se explica la sociedad moderna, inmersa en el ejercicio de las ideologías a través de los AIE, en cuyo proceso de interpelación a los individuos, les recluta -a todos- para asegurar la supervivencia de los medios de producción para la reproducción perpetua del sistema.

El proceso de interpelación ideológica, reescrito en términos baudrillarianos, consiste en un proceso de seducción al sujeto. Dada la evolución genealógica del sistema capitalista, que ahora necesita de la fuerza productiva en términos de consumo, recluta al individuo como ciudadano moderno, con la obligación moral y social de consumir como parte de su cotidianidad.

De esta manera son explicados los procesos estructurales a nivel sociocultural del sistema turístico como una industria, con sus inconvenientes e irregularidades que necesitan ser resueltas para ejercer su imagen competitiva ante la problemática de la gestión y el manejo de los residuos sólidos en el destino. Por otro lado, esta perspectiva permite plantear las relaciones entre los actores involucrados o stakeholders, las instituciones relacionadas en la gestión, el uso de la tecnología y las funcionalidades del servicio urbano para la aplicación del conocimiento científico-técnico como estrategias que claramente necesitan ser repensadas a partir de la inclusión de los valores de sostenibilidad en la comunicación ideológica en la tecnoestructura capitalista.

Lo cual abre un espacio para la reflexión acerca de lo que puede llegar a significar el desarrollo sostenible en la transformación del sistema, asimismo indicar que tal vez la ciencia acepte su rol como un punto de vista más, para el análisis, inclusión, prueba y validación de metodologías inclusivas y sostenibles que integren nuevas visiones para encontrar soluciones a la altura de las problemáticas complejas que amenazan con acabar la existencia en el planeta, tal como ahora lo conocemos.

 

Notas:

[1] Parte de esta investigación fue realizada bajo el financiamiento del CONACyT mediante la beca de posgrado con número 277362 otorgada al primer autor.

 

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LEÓN-LÓPEZ, Armando Alberto; RODRÍGUEZ ZOYA, Leonardo Gabriel; GONZÁLEZ DAMIÁN, Alfonso; OROPEZA GARCÍA, Norma Angélica, (2020) “Bases teóricas para el estudio de la gestión de los residuos sólidos como problema complejo en el sistema turístico”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 42, enero-marzo, 2020. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Martes, 5 de Noviembre de 2024.

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