Manuel Gamio Martínez entre México y América Latina: Indigenismo, nacionalismo y poder

Manuel Gamio Martinez between Mexico and Latin America: Indigenism, nationalism and power

Manuel Gamio Martinez do México e da América Latina: Indigenismo, nacionalismo e poder

Sergio Ricco[1]

RECIBIDO: 16-08-2015 APROBADO: 07-09-2015

 

“...Si Gamio es el padre de la antropología mexicana,
prefiero ser huérfano...”

- Escuchado en una conversación de pasillo.

Sobre Manuel Gamio ha corrido mucha tinta, es una de las figuras más reiteradas en la historiografía de la antropología mexicana. En las historias sobre la disciplina Gamio es invariablemente citado. Gamio Martínez ha sido estudiado en; Forjando Patria, La población del Valle de Teotihuacán, en menor medida en sus trabajos como pionero de la migración México-Norteamericana, poco se ha trabajado sobre su labor en Ethnos. Por otro lado, siempre se menciona su nombramiento como director del Instituto Indigenista Interamericano (III, 1940 a 2009), pero poco se ha explorado sobre su trayectoria en este organismo, salvo el acusarlo de haber sido un personaje pro-norteamericano sin mucho soporte y también haber sido promotor de un indigenismo construido en México y producto de la Revolución.

Manuel Gamio Martínez nace en 1883 y fallece en 1960 en la Ciudad de México, su padre fue de origen navarro y su madre del bajío michoacano, de Zamora. Manuel Gamio queda huérfano de madre a muy temprana edad, tan solo tenía ocho años. Su educación básica la realiza en los colegios Fournier y Colón, ambas escuelas destinadas a la formación de niños de clase media urbana y familias acomodadas del porfiriato. Es de suponer que por los orígenes geográficos de su madre, Gamio en su primera infancia haya recibido una fuerte influencia conservadora y católica, además de la promovida en los primeros centros educativos, a pesar de que esto no está documentado.

En su juventud ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria y al tiempo de decidir vocación por influencia de su padre, se inscribe en la carrera de ingeniería en la Escuela de Minas de la Universidad Nacional. De manera rápida se percata de que ésta no es su vocación y, en la necesidad de ajustes administrativos domésticos, su padre lo envía a una propiedad en Zongolica, Veracruz, a orillas del río Tonto. En esta estancia Gamio tiene contacto con población indígena náhuatl, aprende los rudimentos de la lengua pero como administrador de esta finca no logra los frutos esperados por la familia. En las reseñas oficiales sobre el tiempo que permanece en Zongolica, se nos hace saber que Manuel Gamio cobra un vivo interés por el indio mexicano, ya que en el tiempo que administró la hacienda se percata de la extrema marginación de la población indígena.

A su retorno a la Ciudad de México, de 1906 a 1908, se inscribe en los cursos del Museo Nacional, teniendo como principales mentores a Nicolás León y a Galindo y Villa y en 1908 logra el puesto de profesor interino de historia.[2] Como funcionario del Museo es comisionado para un levantamiento arqueológico en Chalchihuites.[3] El resultado de esta expedición le gana el aprecio de la arqueóloga norteamericana Zelia Nutall, quien lo recomienda con Franz Boas de la Universidad de Columbia, Nueva York. Al respecto una de las intenciones de Nutall fue que Gamio sustituyera a Leopoldo Batres en la Inspección de Monumentos, situación que efectivamente logra Gamio en 1913. Chalchihuites le sirve a para obtener el título de maestría en Liberal Arts y al mismo tiempo se gana la animadversión de Leopoldo Batres, arqueólogo de cabecera del porfiriato. En Columbia a parte de tener como mentor a Boas fortalece sus lazos con Bandelier y Saville, así como con sus condiscípulos, John Alden Mason y Robert Redfield.

Gamio se inscribe a los cursos de la Universidad de Columbia, y Genaro García como director del Museo mantiene su salario. A su retorno a México en 1911 pierde el empleo en el Museo Nacional, al poco tiempo, con el apoyo de amistades ingresa a la Inspección General de Monumentos Arqueológicos, dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. En paralelo, es becario de la Escuela Internacional de Etnología y Arqueología Americanas, donde Boas y Seler lo invitan a dilucidar la continuidad cultural en sentido cronológico del Valle de México.[4] Utilizando la metodología de pozos estratigráficos de Boas, se establece la periodicidad de las culturas de la Cuenca de México, teniendo como ejemplo el sitio de San Miguel Amantla en Azcapotzalco, estableciendo tres periodos: el de los Cerros, el Teotihuacano y el Azteca. Con este trabajo, Gamio pone a prueba la eficacia de la estratigrafía. Otro interés de Boas fue el poder establecer un mapa lingüístico de México. Gamio no logró contribuir en este aspecto reduciendo su influencia boasiana a un renglón técnico arqueológico.[5]

En Columbia el propio Gamio relata los cursos recibidos con Boas quien insistía en establecer la igualdad racial y la influencia del medio. Toma cursos con Bandelier y Saville y con este último consigue apoyo del Museo del Indio Americano para un levantamiento arqueológico en Ecuador. Gamio rememora sus cursos con Boas, las expediciones realizadas a su retorno a la Ciudad de México en la Sierra de Guadalupe en Azcapotzalco y la extraordinaria dedicación y disciplina del maestro Boas, así como los aportes de éste en el año que estuvo como director de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas.[6]

Gamio para 1911 se incorpora como alumno ya graduado de Columbia a la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología. Más tarde es nombrado como responsable de la Inspección de Monumentos Arqueológicos por parte de la instancia adscrita al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, diferenciando su actividad con la del Museo Nacional.

Portada Forjando Patria
Imagen 1. Portada Forjando Patria, consultado el 07-09-2015 en: https://mariocornejocuevas.wordpress.com/tag/manuel-gamio/

Manuel Gamio contó con experiencia docente en diferentes momentos pero ésta no logró una larga duración, más bien quienes se reclaman como sus alumnos es seguramente por el contacto en espacios personales. Se registra el haber sido profesor ayudante en la Escuela Nocturna N° 5 de 1904 a 1905, profesor de arqueología en el Museo Nacional de México en 1907, profesor de arqueología en el Museo Nacional de México en 1911 y profesor auxiliar de Historia del Arte Mexicano en la Academia Nacional de Bellas Artes en 1913.[7] También será funcionario de la Escuela Internacional la cual tuvo como último director a Alfred M. Tozzer en 1914, personaje que abandona de manera intempestiva en ese año el país por la agudización de la situación política al interior, por el desembarco en Veracruz de la marina de los Estados Unidos en abril y por el inicio de la Primera Guerra Mundial. En 1916 Tozzer le confiere a Gamio los trabajos de la Escuela Internacional, pero ya sin alumnos y es por ello que en el curriculum de don Manuel aparece como director de ésta.[8] Las condiciones a nivel general, la agudización del conflicto armado en México, la Primera Guerra Mundial y allí el conflicto del Museo Nacional y la Inspección de Monumentos Arqueológicos, en la práctica cerró las puertas de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas, siendo don Manuel, para decirlo en términos coloquiales, quién apagó la luz y cerró la puerta.

En 1916 durante el gobierno de Venustiano Carranza publica un manifiesto conservador, Forjando Patria, texto que le crea una fama como intelectual interesado en los asuntos de los grupos indígenas de México donde el término raza se mantiene como constante. En este mismo año contrae nupcias con la señorita Margarita León Ortíz, hija del más connotado notario porfirista quien como regalo de bodas le obsequió una casa en la plaza Washington en la actual colonia Cuauhtémoc, para ese entonces sector residencial exclusivo.

En 1915-1916 dicta una conferencia durante el Congreso Científico Panamericano en Washington en donde propone la necesidad de crear direcciones de antropología en los distintos países americanos. En 1917 crea con el apoyo de su ex-condiscípulo y amigo de la Escuela de Minas Pastor Rouaix la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos adscrita a la Secretaría de Agricultura y Fomento, al año siguiente esta dirección toma el nombre de Dirección de Antropología, adscrita a la misma Secretaría.[9] Fue director de esta instancia de 1917 a 1924. Un instrumento para instaurar la Dirección fue su fama como proto-indigenista en Forjando Patria que influyó en los políticos de la época para cabildear en el Congreso. La Dirección tendrá un inventario histórico y contemporáneo de los distintos grupos del país y a través de la investigación científica, y por medio de ello, lograr resolver la situación contemporánea. Para tal efecto, Gamio estableció 11 áreas culturales, pero solo se trabajó en la del Altiplano Central teniendo como eje a Teotihuacán. De ahí surge el trabajo monumental de La población del valle de Teotihuacán, que ve la luz en 1922, y tiene el mérito de haber concitado a especialistas tanto en arquitectura, arte, como en la etnografía, lingüística e historia. La Dirección de Antropología fue la que mayor presupuesto cobró por parte de la Secretaría de Agricultura y Fomento.[10]

Ya desde Forjando Patria notamos a un intelectual que logra escalar espacios en la administración pública y tener incidencia tanto en el gobierno de Venustiano Carranza como en el de Obregón, manteniendo con éste apoyo presupuestal y logrando influir en la ideología nacionalista por su trabajo en el valle de Teotihuacán. Obregón, a juicio de Gilly,[11] conforma el nuevo régimen como una síntesis de la burguesía porfiriana junto con la naciente burguesía post-revolucionaria, haciendo un neo latifundismo y en materia de política exterior conciliando los intereses con los Estados Unidos sobre todo en relación a las grandes propiedades y en lo fundamental, respetando la explotación del petróleo. No se debe omitir que el gobierno de Obregón se caracterizó por el aplacamiento violento a las constantes asonadas populares y militares, además del dicho popular que se le adjudica “no hay general que aguante un cañonazo de cincuenta mil pesos”. La nieta de Gamio reseña que este presidente leyó con atención Forjando Patria recomendando su lectura.[12]

La actividad más importante y que se constituye en emblemática a la figura de Gamio son los trabajos sobre todo de orden arqueológico, pero con intenciones integrales en el Valle de Teotihuacán. En 1920-21 logra obtener el título de doctor en la Universidad de Columbia por los trabajos en Teotihuacán. En esta empresa Gamio emplea el presupuesto de la Dirección de Antropología. En esta obra de corte monumental Gamio consolida sus ideas en torno al nacionalismo, al tiempo del trabajo arqueológico se realizan acciones de higienización, de mejoramiento de vivienda y la promoción de artesanías relacionadas al entorno arqueológico; además campañas de vacunación, fomentar cambios en los hábitos alimenticios, recreación, para ello utilizando el teatro y campañas contra el consumo del pulque.

Como parte de la actividad de la Dirección de Antropología edita la revista Ethnos de 1920 a 1924 con tres épocas. Ese órgano de difusión tuvo la finalidad de dar a conocer a los grupos indígenas de México y aspectos de distinto orden de la antropología.

Uno de los intereses de don Manuel fueron los aspectos eugenésicos y en 1921 es delegado en el II Congreso sobre esta materia en Nueva York.

Con el inicio del gobierno del autoritario Plutarco Elías Calles es nombrado Subsecretario de Educación, cargo en el que dura solo seis meses por diferencias con el Secretario Puig Casauranc, alfil del caudillo, y en junio de 1925 renuncia al puesto y se autoexilia a Estados Unidos. Sobre el sonado conflicto de Gamio en la Secretaria de Educación, Beatriz Urias aporta documentos de archivo donde Gamio expresa que su separación de la Secretaría no obedece a un conflicto con el Jefe Calles, por el contrario, le expresa a éste su admiración y le señala que en los Estados Unidos él realiza una labor de propaganda a favor del régimen callista. En epístola posterior del 9 de septiembre de 1926 Gamio suplica a Calles recupere su amistad y le otorgue la posibilidad de colaborar dentro de su gobierno. Pese a los ruegos de Gamio, Elías Calles se negó a recibirlo y Gamio con amargura se quejaba de que sin el apoyo gubernamental la labor antropológica no podía realizarse.[13] Esta queja la escribió a Boas, quien ya para esta época se encontraba alejado de Gamio y es muy posible que el distanciamiento fuera producto de las simpatías de Manuel hacia el régimen fascista italiano; además de que Gamio hizo poco o nada por recuperar la Escuela Internacional. La denuncia de Gamio sobre la malversación de la cual él se percata le otorgó la reputación de hombre intachable. En Estados Unidos recupera sus relaciones públicas y es comisionado para un levantamiento arqueológico en Guatemala y más tarde el Social Science Research Council le encomendó un estudio sobre la población migrante mexicana hacia dicho país, en este punto Gamio se constituye en un pionero sobre los estudios de migración.

Gamio restablece sus relaciones con colegas como Robert Redfield y es probablemente él quien le recomienda efectuar un estudio sistemático sobre la migración. Redfield será uno de los principales asesores en el III. El contexto en el que Gamio realiza su investigación es el de una profunda tendencia hacia la homogeneidad americana, la exclusión al foráneo y con respecto a México, los Estados Unidos no dejaban de ser una amenaza de intervención por el artículo 27° de la Constitución que nos remite a tenencia de la tierra, uso de los recursos naturales, en específico el petróleo, y este artículo esta en relación directa con la Reforma Agraria.

Fernando Alanís[14] se refiere a Gamio como precursor de los trabajos de la migración México – Estados Unidos: iniciando temáticas que aún hoy día son vigentes; cambio sociocultural, destino de las remesas, situación legal, repercusiones en la descendencia, ideas en torno a la nacionalidad, el uso del español, cultura y folklore del mexicano en Estados Unidos. Los trabajos de Gamio al respecto son; Número, procedencia y distribución geográfica de los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos; The Mexican Inmigrant, His Life-Story; y Mexican Inmigration to the United States. A Study of Human Migration and Adjustment.

Gamio sugiere que para reducir la migración hacia el país vecino sería necesario mejorar las condiciones de vida de los posibles migrantes y al mismo tiempo establecer una política de repatriación para insertarlos en espacios productivos en México, en la medida en que estos mexicanos ya habían adquirido un nivel cultural más elevado debido a la utilización de la tecnología moderna, para decirlo en la tónica de don Manuel, tenían un grado evolutivo mayor y mejor adaptación que sus coterráneos, estas ideas serán plasmadas en las editoriales en América Indígena. También, como parte de la investigación, se encontraba la identificación de cruces culturales y biológicos con la población estadounidense, estando permeada ésta por una profunda ideología de homogeneidad racial, viendo la sociedad norteamericana, al extranjero como un enemigo.

Por otro lado, la relación de Estados Unidos con América Latina era de tensión e intervencionismo, como sigue siendo. Gamio se preocupó por conocer las formas de integración de la población migrante mexicana en relación a su origen racial, e identificar el trato de las políticas eugenistas hacia la población migrante. Además de tratar aspectos raciales, se preocupó por la vivienda, el folklore, la lengua y la integración. El trabajo de Gamio contribuyó a distender la imagen de los Estados Unidos hacia México. El financiamiento mayor estuvo a cargo de la universidad de Chicago y la fundación Rockefeller, el gobierno callista colaboró en mínima parte. Alanís no detalla las cuotas de responsabilidad sobre este proyecto.

En 1929 retorna al país ocupando puestos menores sin dejar de mantener su presencia en la administración pública. Entre los cargos que ocupa se encuentran en 1929 de funcionario en el Consejo Supremo de Prevención Social del Distrito Federal, en 1934 director general de Población Rural y Colonización en la Secretaria de Agricultura, entre 1935 y 1937 fue vocal de la Comisión Técnica Consultiva de la Secretaría de Educación Pública, durante un corto periodo en 1938 fue funcionario en el Instituto de Investigación Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y finalmente, entre 1938 y 1942 fue jefe del Departamento Demográfico de la Secretaria de Gobernación. Gamio en este puesto estuvo en relación directa con el refugio de españoles y de judíos europeos,[15] es en este lugar donde conoce al doctor Juan Comas quien tiempo después fungirá como el Secretario General del Instituto Indigenista Interamericano.

La reflexión sobre los indios de México y su experiencia en los espacios de ejercicios de políticas públicas hacia la población aborigen le permitieron estar como delegado en el Primer Congreso Indigenista Interamericano de 1940. Sus experiencias le autorizaban a ser considerado como posible funcionario del III situación que logra en 1942, siendo reelegido en dos ocasiones hasta su muerte en 1960.

 

Pensamiento Político

Forjando Patria se convierte en un manifiesto conservador y que advierte sobre la posibilidad inminente de un levantamiento revolucionario. El ensayo que prefiero denominarle manifiesto comienza resaltando la ausencia de una patria y nación unificada a la manera de Alemania, Francia o Japón que mantienen una unificación racial, unidad lingüística, sin perjuicio de otras lenguas, y un sentimiento ético y moral común a todos.

Gamio toma a México como representación general de los países latinoamericanos considerando que estos países no constituyen ninguna nación ni una patria unificada, son naciones fragmentados con pequeñas patrias. El ejemplo más significativo, para México, es Yucatán, que continua siendo un desconocido para inicios del siglo XX. La península de Yucatán la vislumbra como parte de esa patria fragmentada pero que se distingue por tener una mayor unidad racial y en cierto sentido también lingüística, como él mismo advierte. En Forjando Patria se postula al mestizaje como instrumento de unidad nacional. El mestizaje es una respuesta a las teorías raciales eurocéntricas generadas entre 1850 a 1920, en particular el darwinismo social y del spencerianismo. Se sugiere una suerte de discriminación positiva hacia el indio, sin dejar de hacer tabla rasa de éste, negándole su etnicidad y constituyéndose el mestizo en emblema del indigenismo como parte integral de la ideología de la revolución mexicana.[16] El uso del concepto de raza no diluyó las practicas racistas post-revolucionarias. Una crítica que surgirá en los años sesenta es la utilización del concepto de indio como designación colonial y del lugar social al negarle su especificidad étnica.[17]

Gamio establece un programa que regionaliza al país, que en otras palabras constituyen las patrias fragmentadas. En estas regiones es donde se debe conocer dónde se encuentra la población indígena, cuántos son, sus características prehispánicas y coloniales que los distinguen del resto de la población mestizo criolla, y lo más importante para Gamio, la determinación del nivel evolutivo alcanzado. Solo en su estudio del Valle de Teotihuacán pudo iniciar los balbuceos de un estudio integral de una de las regiones culturales por él inicialmente pensadas. Gamio en este punto más que tener un proyecto de orden científico tuvo una consideración de orden administrativo gubernamental; veamos:

"Es axiomático que la Antropología en su verdadero, amplio concepto, debe ser el conocimiento básico para el desempeño del buen gobierno, ya que por medio de ella se conoce a la población que es la materia prima con que se gobierna y para quien se gobierna. Por medio de la Antropología se caracterizan la naturaleza abstracta y la física de los hombres y de los pueblos y se deducen los medios apropiados para facilitarles un desarrollo evolutivo normal."[18]

La población del valle de Teotihuacán
Imagen 2. La población del valle de Teotihuacán: http://img.zvab.com/member/64297l/19286201.jpg

De tal forma Gamio propone la imprescindible necesidad de crear un instituto de antropología que tenga como finalidad el estudio de la población indígena en los siguientes renglones: cuantitativo: estadística; cualitativo: tipo físico, idioma y civilización o cultura; cronológicamente: períodos precolonial, colonial y contemporáneo; condiciones ambientales: fisiobiología regional.

Como parte del programa administrativo y de gobierno, Gamio se preocupa por ubicar geográficamente a los grupos indígenas, conocer su medio ambiente y su número pero principalmente saber su grado de desarrollo evolutivo.

En Forjando Patria Gamio es explícito en la necesidad de recuperar el arte indígena, el de mantener sus diseños y las formas tradicionales de producción artística y artesanal. Los resabios prehispánicos, en lo fundamental, en materia plástica son uno de los pocos elementos positivos a rescatar de los grupos con lastres prehispánicos. En este punto Gamio va ser reiterativo e incluso en su trabajo estelar La Población del Valle de Teotihuacán destaca los aspectos de orden escultórico y pictórico de la monumentalidad teotihuacana. Este renglón va ser recuperado por don Manuel a lo largo de su trayectoria como arqueólogo, indigenista y administrador.

Como ya se indicó, en Forjando Patria se establece que existe un reducido grupo de origen europeo portador de civilización y una gran masa de población indomestiza de origen diverso, que pueden desembocar en una confrontación casi de castas como ya sucedió en la historia reciente de México y la peor parte la llevaría el reducido sector de origen europeo. El riesgo existe pero gracias a la fragmentación en pequeñas patrias el mismo se reduce. Para los apologistas de don Manuel un aspecto que siempre resalta es la influencia de Franz Boas en el pensamiento de Gamio,[19] a mi consideración esto resulta difícil de demostrar. No se puede negar que Gamio fue estudiante de Boas tanto en Columbia como en la Escuela Internacional, pero de ninguna manera es un seguidor de los principios teóricos y políticos del quizás más influyente antropólogo de la primera mitad del siglo XX. Sin duda donde Boas si influyó fue en las técnicas de exploración y excavación arqueológica, donde se destacan los pozos estratigráficos que Gamio puso en práctica en sus exploraciones en Azcapotzalco y más tarde en Teotihuacán. Por otro lado es difícil pensar que don Manuel haya sido un defensor de la originalidad de los pueblos y un crítico al evolucionismo decimonónico, más bien don Manuel a lo largo de su obra mantiene una muy fuerte tendencia evolucionista, en lo fundamental, en su aspecto ideológico como su mismo lenguaje lo demuestra respecto a los pueblos indígenas y que está plasmado a lo largo de su obra.

En la introducción del emblemático La población del Valle de Teotihuacán Gamio reitera su pensamiento; de no atender el florecimiento de los pueblos, al desconocer su población, territorio y medio ambiente:

“(...) los gobiernos van al fracaso, pues no pueden gobernar lógicamente a pueblos cuya naturaleza y condiciones de vida desconocen; éstos, por su parte, no pudiendo desarrollarse bajo los empíricos sistemas gubernamentales que forzosamente se les imponen, vegetan degenerados y débiles o bien hacen estallar sus justificadas protestas por medio de continuas revoluciones”.[20]

Además, insiste en la unidad racial, cultural y lingüística, también en lo económico, como en las naciones que tienen estas características, de ser así podríamos aplicar sus sistemas para tener iguales resultados.

Los propósitos y la investigación en el Valle de Teotihuacán consistieron en estudiar las interrelaciones de la población, territorio, medio ambiente, la determinación de la producción espontánea y artificial en sentido histórico, que para Gamio sería lo arqueológico, y poder ir determinando alternativas para mejorar la condición física, intelectual, social y económica de la población.

Los tiempos históricos no necesariamente deben de coincidir en sentido cronológico; es decir, el siglo XX tal vez, entra de manera muy tardía en la historia mexicana, este es un punto nodal en la historiografía contemporánea. Con lo anterior quiero señalar que Forjando Patria no precisamente significa un ruptura con el viejo orden, es su continuidad en tanto no se presenta una reflexión lo suficientemente crítica de don Manuel hacia las formas de tenencia de la tierra y a la estructura política de dominación sobre una gran masa de población para estos años, rural y de origen indígena.

No se desconoce la falta de unidad nacional, las asimetrías entre regiones y sectores del país y para ello el indigenismo con su secuela eugenésica resulta una herramienta para la continuación del orden social a través de un mito:

"Este mito se estructuró en torno a la representación de una nueva sociedad perfectamente unificada a través de la integración y la depuración racial de todos sus elementos. Lo anterior generó nuevos patrones de normalidad y de uniformidad -avalados por la medicina, la antropología, la criminología y la demografía- que se reflejaron en las medidas que a lo largo de las décadas de los años veinte y treinta fueron aplicadas por el nuevo Estado con el propósito explícito de mejorar a la población y despojarla de viejos "atavismos".[21]

Es en 1921 que los intereses de don Manuel lo llevan a ser delegado en el Segundo Congreso Internacional de Eugenesia realizado en Nueva York teniendo como sede el Museo Americano de Historia Natural, donde se discutió de manera abierta la "eliminación de los no aptos", el desaliento de las familias numerosas en el "mal dotado" y, por el contrario, el fomento de las familias numerosas en el "bien dotado".[22] Es quizá su afición a estos tópicos que llevaron a Gamio a ocupar puestos relativos a población y demografía al regreso de su auto exilio. Gamio junto a otros profesionales como Alfredo M. Saavedra y sobretodo médicos, participó en la Sociedad Mexicana de Eugenesia, desde donde se estableció un biotipo para México, bajo las influencias teóricas de la frenología italiana durante el fascismo y el asistencialismo estadounidense. El mestizo desde el siglo XIX fue entendido como una hibridación viril y vigorosa, más tarde Molina Enríquez le otorga el carácter de una raza híbrida y pura, esta concepción fue retomada por Gamio y Vasconcelos.

Gilberto Loyo es el primer demógrafo mexicano que estudió en Roma durante el fascismo con Corrado Gini, y cuyas tesis se centran en la prevención médica, el fortalecimiento del mestizo en regiones indígenas, la repatriación de trabajadores mexicanos de los Estados Unidos y la importación de blancos, siguiendo los argumentos de Saavedra de razas asimilables y no asimilables, paradójicamente suprimiendo el concepto de raza.

La biotipología fue la concepción dominante que estableció la eugenesia, establecida en citas como la de Saavedra:

“el valor de una nación depende de la calidad de su población y [que] la verdadera riqueza de un país descansa en la salud y la capacidad de sus habitantes [...] [l]as Autoridades Sanitarias deben preocuparse con los problemas de la Higiene Racial, estableciendo una institución para la investigación genealógica de la familia mexicana, a fin de estudiar la aplicación de medidas socialmente benéficas.”[23]

La mestizofilia se convirtió en la solución para constituir una raza homogénea y vital, capaz de lograr el progreso social. La biotipología en relación a la mestizofilia no redujo el racismo, simplemente lo complico mediante una maraña de datos estadísticos, terminología médica y rasgos psicopedagógicos más complejos que en el darwinismo social.[24] Como se verá, Gamio estuvo de acuerdo con estas tesis tal como se muestra en las editoriales, donde se enfatiza en la repatriación de trabajadores mexicanos de Estados Unidos, ya habituados a nuevas formas de vida, así como la esperanza de que la diáspora europea que se esperaba por la Segunda Guerra Mundial pudiera contribuir al biotipo buscado por la eugenesia.     

En Forjando Patria Gamio reflexiona sobre los posibles países europeos que hubiesen realizado la conquista, el descubrimiento y la Colonia. Privilegia la conquista española por sobre otras naciones ya que el español desde Cortés a la fecha se cruzó con las mujeres indias y gracias a ello logramos soberanía. Si hubiese sido Francia nos hubiesen anulado, Inglaterra hubiera mantenido los rasgos culturales pero sin soberanía y a Portugal le otorga un rango inferior al de España. Por mi parte no se trata de una hispanofobia recalcitrante y patriotera, contraria a la de don Manuel, el problema en Gamio es de un orden más profundo, es pensar que con el cruzamiento biológico y la imposición colonial España derrotó al indio, se le venció. Gamio obvia que la conquista en el mundo Indoibérico, como él lo denomina, fue un holocausto mayúsculo y una estúpida destrucción por parte de una nación como España, en construcción y regionalizada alejada del Renacimiento. Si bien don Manuel habla de su mexicanismo, este se encuentra sostenido en una hispanofilia conservadora, admira la tenacidad y laboriosidad hispana, la preeminencia de la lengua y la obra colonial.[25] Pese a que en términos formales aparece como un liberal laico crítico de la iglesia católica es en lo fundamental del catolicismo popular.[26] El liberalismo de Gamio más que reforzar las estructuras culturales de la población indígena tiende hacia su destrucción, como parte de su proyecto de integración de las comunidades indígenas a la nación.

En las décadas de los veinte y treinta la relación entre intelectuales y poder es estrecha, tradición que se mantiene. En México la antropología y la demografía son instrumentales para la búsqueda de la unidad nacional en lo racial y en lo político. En este clima es que Gamio administra el quehacer antropológico en su versión indigenista. El anhelo decimonónico de blanqueamiento del país permea el siglo XX y así se privilegia el ingreso de extranjeros salvo, aquellos con antecedentes políticos nocivos como comunistas, anarquistas y toxicómanos.

Dentro de los planes de Gamio se encontró una política no del todo efectiva de repatriar mexicanos de los Estados Unidos que ya hubiesen adquirido el manejo de las tecnologías para insertarse en el campo mexicano y provocar cambio social, al mismo tiempo la intención fue la de procurar el mestizaje de las masas indígenas con razas más vigorosas sin conseguirlo. Las masas indígenas se mantuvieron al igual que los campesinos en un estado corporativo y durante la primera mitad del siglo XX fue muy poco y pobre lo que desde las ciencias sociales se realizó en relación a las políticas de Estado dirigidas hacia la población indígena y campesina. Para Beatriz Urías la trayectoria de Manuel Gamio como intelectual ligado al Estado puede generar pistas de los entramados del poder y de la estructura política que prevaleció hasta bien adentrado el siglo XX.

La fuerza de Gamio radica en el desarrollo minucioso de la arqueología, en una labor de rescate e interpretación del monumento público más importante redefinido en el siglo XX: Teotihuacán. Al respecto David Brading opina: “La escala imponente de este centro ceremonial lo ponía en la misma categoría que las pirámides de Egipto, dándole nuevo impulso a la vieja tesis criolla de que la grandeza del imperio prehispánico era la gloria de México, tesis que popularizó Gamio (...)”.[27] En este punto encontramos una similitud en el uso ideológico de la arqueología mexicana y la arqueología que se practicó en la Italia fascista; recuperar la grandeza del México antiguo para el primer caso y en el segundo el de la Romanitá para consolidar la grandeza del fascismo y entenderlo como proceso civilizatorio, tanto al interior de Italia como en la aventuras coloniales en Libia y Túnez. La Italia fascista mostraba una fragmentación y una desigualdad regional, en México como se ha revisado, Gamio coincide con su idea de patrias fragmentadas y desunidas. Poder y grandeza era la imagen a transmitir en la Italia fascista.[28] En nuestro país el México antiguo es una herencia que reclama el criollismo conservador desde finales del siglo XVIII y fue pauta para la construcción nacional.[29] Esta tesis es también sugerida por el célebre e influyente arqueólogo Jaime Litvak King, quien argumenta que la arqueología mexicana de los años veinte tuvo una gran inspiración en la arqueología promovida por Mussolini, la cual buscaba recuperar la grandeza del imperio Romano, tanto para publicitar al régimen fascista como a la personalidad de Mussolini. Litvak afirma en su comentario que los gobiernos mexicanos posteriores a esa década impulsaron la excavación y restauración de los grandes monumentos arqueológicos siguiendo el ejemplo italiano para fundamentar el espíritu nacionalista.[30] En otro lugar Litvak afirma que los gobernantes producto de la Revolución se sentirán herederos del México antiguo; por ejemplo, Calles recupera la gran parafernalia del ritual fascista: “El mensaje, hacia afuera y hacia el país, era: el México moderno es el sucesor de los aztecas. El presidente de la República es la encarnación de los reyes aztecas y el sitio arqueológico es el testigo de la grandeza de los antiguos y su digno marco.”[31] Gamio tuvo un importante lugar en esta construcción ideológica.

No se puede desconocer que entre los méritos de don Manuel está el considerar a la población local realizando etnografía en distintos renglones dentro del distrito de Teotihuacán; arquitectura, vestimenta, religión, alimentación, salud, procurando tener una intervención para la mejoría de las condiciones de vida. Serán los primeros pasos de la antropología aplicada. Se partía de la tesis de que la mayor parte de la población americana mantenía resabios del pasado prehispánico aunque muy erosionados, con diversos niveles de evolución, incluso de características neolíticas.

Desde Forjando Patria, Gamio se preocupa por consolidar una nación como en el caso de los países europeos o el Japón. Don Manuel tuvo la oportunidad de visitar ese país, donde rescató dos elementos, según Kanae Omura, que utilizaría posteriormente en su calidad de director del III: la promoción del frijol soya y el fomento de artesanías populares. En octubre de 1929 Gamio viajó a Kioto para participar en la tercera conferencia del Institute of Pacific Affairs, donde el tema fue el maquinismo europeo y el cambio cultural. En este congreso se inclinó por fomentar la industria mecánico manual, es decir la producción artesanal, y estableció contactos en Japón para mejorar la técnica y los materiales en México a partir de una estética propia.[32]

Con respecto a la tenencia de la tierra, Brading apunta que Gamio simpatizó con la tesis de Molina Enríquez quien recomendaba desde 1905 en Los Grandes Problemas Nacionales fraccionar los grandes latifundios. El estudio que Gamio le encomienda a Mendieta y Nuñez, sobre la tenencia de la tierra en Teotihuacán desde la Colonia, va marcando el avance de la hacienda y más tarde del latifundio, dejando a los pueblos sin capacidad de ser autosuficientes para su alimentación, siendo pueblos de peones y en busca de trabajos temporales y tendiendo hacia la migración. Si bien Gamio coincidió con Molina Enríquez fue tímido para establecer una verdadera reforma agraria en el distrito de Teotihuacán, en gran medida por el clima de emergencia del socialismo y la influencia de la Unión Soviética durante los años veinte, enfatizando más en relación a una modernidad tipo farmer para la agricultura.[33]

Don Manuel con respecto a la Reforma Agraria no logra un pronunciamiento claro, solo se muestra como un crítico tosco tanto al liberalismo clásico pero sobre todo a las ideas marxistas que comenzaban a postularse en el país. Para Gamio la consideración de la preeminencia de población indígena con rasgos prehispánicos no era de ninguna forma un elemento a destacar. Gamio establecía que “hay en México dos grandes agrupaciones sociales conviviendo en el mismo territorio; una (numéricamente inferior) presenta civilización avanzada y eficiente, y la otra (numéricamente mayor) ostenta civilización retrasada”[34]. Como heredero de la Reforma Liberal decimonónica, Gamio repudia los tres siglos coloniales en donde la iglesia no se preocupó por establecer una religiosidad soportada en el dogma cristiano católico sino suplantó la idolatría prehispánica por la católica constituyéndose un catolicismo popular de orden casi politeísta. Acusa la situación de atraso cultural y estancamiento en este tipo de catolicismo. Brading señala que Gamio se pronunció por permitir la existencia del protestantismo y logias masónicas a fin de contrarrestar al catolicismo popular.[35] Es paradójico el laicismo de Gamio en tanto al inicio de Forjando Patria plantea que la forja de la nación debe darse con el hierro hispano y el bronce indígena. En el hierro hispano el catolicismo está incluido.[36]

Para Brading el indigenismo de Gamio tenía por objeto: “La meta final y paradójica del indigenismo oficial de México fue la de liberar al país del peso muerto de su pasado indígena, o para decirlo de otro modo, para darle la puntilla a la cultura indígena que había surgido durante la época colonial”.[37]

Para Aguirre Beltrán el creador de la antropología social fue Moisés Sáenz quien contemplaba una visión de integración en doble sentido: integrar al indio a la nación y la nación al indio. A la disciplina encargada de realizar esta tarea Sáenz la denominó antropología social. Para Aguirre Beltrán la mayor debilidad de Gamio fue el no haberse separado de una concepción positivista que le impidió efectivamente lograr la integración de los grupos étnicos del país.[38]

El siglo XIX se mantiene igual en el campo de la antropología, hasta la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1938 donde comienzan a surgir nuevas ideas y hay un cambio generacional, desde luego la creación del INAH es producto de los cambios que se van gestando en el país y de la emergencia de la necesidad de realizar investigaciones sobre los pueblos originarios, un inventario arqueológico y lingüístico que finalmente culmina en el Instituto. Dentro de esta perspectiva Gamio es una continuación de un grupo que se forma en el Museo Nacional con las querellas y enconos propios de los profesionales de una disciplina y del tiempo histórico. Al respecto M. Rutsch describe un conflicto que terminó en escándalo y que tiene que ver con los encargos de Boas a su discípulo, como ya se ha señalado, para poder establecer los primeros estratos culturales en la Cuenca de México. De esta labor en Aztcapotzalco, Gamio depositó en el acervo del Museo dos artefactos; un incensario amacalli-popochcomitl y un brasero. Es Ramón Mena encargado del acervo y curaduría del Museo que se percata de manipulaciones en los artefactos y denuncia que uno de ellos es una réplica y el otro fue restaurado. El asunto resultaría intrascendente si no es que Gamio hace uso de sus relaciones de poder desde la Dirección de Antropología para descalificar la labor de sus ex-compañeros y con ello comienza a surgir una personificación de liderazgo soportado en las relaciones entre el intelectual y el Estado. El resultado fue opacar la figura de Ramón Mena y de Castillo Ledón en su calidad como director del Museo. Boas interviene a fin de poder calmar los ánimos y así restituir la Escuela Internacional, sin embargo Gamio hace caso omiso.

Así en la opinión pública Gamio se establece como el arqueólogo oficial y a criterio de Rutsch las líneas de investigación del Museo Nacional y de la Escuela Internacional quedaron truncas por cerca de 40 años.[39] Mena estableció hipótesis difusionistas sobre influencias asiáticas en el México antiguo y más tarde Kirchhoff emite el concepto de Mesoamérica, considerado también difusionista. Durante toda la gestión de Manuel Gamio en el III no hay una sola mención al concepto Mesoamérica de gran relevancia para el quehacer antropológico.

Manuel Gamio Martínez
Imagen 3. Manuel Gamio Martínez, consultado el 07-09-2015 en: http://dondeir.com/arte-y-cultura/descubriendo-el-templo-mayor/2015/01

Gamio es editor de la revista Ethnos junto con otros intelectuales como Lucio Mendieta y Nuñez y Zelia Nutall. La revista fue la primera de su tipo, e intentó convertirse en órgano de difusión de la Dirección de Antropología. La revista no logró continuidad, y su periodicidad fue errática, lo que no impidió que Gamio la utilizara como instrumento para atacar a sus enemigos del Museo Nacional. Esta revista merece una investigación detenida que rebasa este espacio.

 

Editoriales en América Indígena, órgano de difusión del Instituto Indigenista Interamericano.

El llamado movimiento indigenista logra institucionalizarse a partir del primer Congreso Indigenista Interamericano realizado en 1940 en Pátzcuaro, Michoacán. De acuerdo al doctor Juan Comas las primicias para la realización de un congreso de esta naturaleza se dieron en la conferencia Panamericana de Montevideo en 1933,[40] y fueron sugerencias reiteradas en otras reuniones interamericanas. El indigenismo, en general, tuvo como finalidad el ser un elemento de propaganda y de regulación social frente a las reales posibilidades de irrupción de movimientos revolucionarios en América Latina, y así aconteció en Guatemala, Colombia, Bolivia, siendo un elemento latente para toda la región, de tal forma que una de las preocupaciones del indigenismo durante la dirección de Gamio, fue llamar constantemente la atención de los gobiernos para evitar movimientos sociales de corte revolucionario, y propiciar la propaganda sobre los beneficios de la democracia formal. Por ejemplo en notas al margen de La Población del Valle de Teotihuacán, Gamio se expresa en relación a las organizaciones sindicales y campesinas de la siguiente forma:

“..nuestros líderes seudo-bolchevistas pertenecen a las clases urbanas, comulgan o aparentan comulgar con ideales ultra-modernos y exóticos y desconocen absolutamente las características, necesidades y las aspiraciones de las grandes mayorías indígenas rurales, como lo demuestran dos hechos incontrovertibles: 1- La propaganda roja nunca considera en sus prédicas el factor indígena, como si ignorara que existe o desdeñase su existencia; 2- Las masas indígenas rurales no han sacado ningún provecho, ya no del bolchevismo, pero ni aún del socialismo sensato, en tanto que lo obreros urbanos sí mejoraron sus condiciones de vida..”.[41]

El indigenismo de Gamio se declaró apolítico y soterró la iniciativa de Moisés Sáenz para fomentar un indigenismo pluralista y de integración en doble sentido.[42] La dirección de Gamio estableció las siguientes líneas programáticas del Instituto; nutrición, salud, organización social y democracia, artes y artesanías. Al mismo tiempo, procura formar profesionales para la aplicación práctica del Indigenismo y logra un espacio de acción en el Valle del Mezquital. Aprovecha las relaciones que a lo largo de su vida profesional ha cultivado, como la de Torres Bodet, que en estos años es Director de la UNESCO, donde se establece un programa del III y afianza las relaciones con el Instituto Lingüístico de Verano (ILV).

Las Editoriales de Gamio al respecto se producen durante el transcurso de la Segunda Guerra y la posguerra, teniendo cuidado en no mencionar la Guerra Fría, y sin hacer referencia a situaciones particulares, como lo veremos. Gamio tuvo la intención de constituir al III en una entidad consultiva, sin embargo, el indigenismo fue errático y no conllevo el mismo ritmo en los diferentes países. Las primeras dos décadas del Instituto a primera vista aparecen poco claras, en este punto y estando de acuerdo con Laura Giraudo quien anota la necesidad de investigar a mayor profundidad los años cuarenta y cincuenta.[43]

La redacción de las Editoriales en América Indígena siempre fueron en sentido genérico, a excepción del anuncio sobre el retraso del Congreso Indigenista planteado en Cuzco, Perú, donde de forma abierta se hace mención al peligro que en el área andina se produzca una asonada indígena azuzada por comunistas. Las Editoriales que sobre este tema se presentan son más que ilustrativas del pensamiento de don Manuel.

Una vía para mostrar el pensamiento y la acción de Gamio como un hombre de su tiempo que arrastra al positivismo decimonónico y lo acarrea hasta bien entrado el siglo XX son las editoriales surgidas a lo largo de 18 años que duró su gestión como director del III.

Son pocos los cambios en el pensamiento de don Manuel desde Forjando Patria, también, los son en relación a la intervención que se realiza a la población del Valle de Teotihuacán y que después se establecerá en el Valle del Mezquital, donde se trata de combatir el fanatismo, alcoholismo, introducir la medicina moderna, las políticas de castellanización, mencionando de manera somera al bilingüismo, y un elemento siempre presente es el rescate y valoración de la artesanía indígena. Su concepción en torno al indio se mantiene lineal desde 1916 hasta su muerte en 1960 y a mi consideración son muy escuetas sus contribuciones a una teoría antropológica de carácter general e incluso de corte regional.[44]

El indigenismo puede ser considerado como un instrumento eugenésico en tanto esta disciplina persigue la profilaxis y prevención hacia una depuración demográfica, en una mezcla de etnología, puericultura, higienización y teratología para prevenir y en su caso extirpar taras como el alcoholismo y enfermedades; tuberculosis, epilepsia, entre otras. Como ya se mencionó Gamio fue miembro activo de la sociedad eugenista mexicana y una de las finalidades del indigenismo se centró en regular la demografía en vías a constituir una población homogénea tanto en su fisonomía como en su fisiología y en la bioquímica para constituir una nación productiva. El mestizo debía ser el nuevo ingrediente poblacional donde a fuerza de cruzamientos, el elemento europeo fuese el que predominara, ya que con la mezcla con lo indio tendría mejor capacidad adaptativa y al ser lo blanco el elemento mas fuerte, con los cruzamientos se presentaba la tendencia a la desaparición de lo indio.[45]

Por lo anterior es exagerado, al menos de que se mantenga una continuidad ideológica con el indigenismo, considerar a Gamio el padre de la antropología mexicana. Sin duda alguna, si podemos reconocer en don Manuel a un muy hábil administrador capaz de sortear diferentes situaciones políticas, pero a mi juicio no rebasa la calidad de gestor institucional logrando mantener una institución siempre en peligro de zozobrar y manteniendo a un personal fiel a su personalidad. Las Editoriales si bien son informes de carácter administrativo nos permiten dar cuenta del perfil de don Manuel tanto en lo político como en su perspectiva antropológica.

Como procedimiento se parte de su primera intervención como editorialista en América Indígena en el volumen II número 2, es decir abril de 1942 hasta el volumen XX número 3, es decir julio de 1960. Son 18 años de una labor editorial ininterrumpida, mérito poco frecuente en las empresas antropológicas en general. Las alrededor de 70 Editoriales de don Manuel aparecidas en América Indígena las he considerado por temáticas; discurso institucional que tiene a su vez rubros, discurso indigenista y modernidad, demografía, antropología aplicada, salud y nutrición, educación, jurisprudencia, arte y artesanía y anuncios. Pese a que se podría justificar la permanencia de América Indígena por ser el órgano de difusión de un instituto interamericano aun así el servicio prestado por Gamio dedicado es plausible, más en circunstancias donde los niveles presupuestales eran raquíticos, un indicador más, no atribuible a don Manuel, de la falta de atención e interés por parte de los diferentes gobiernos para la atención de la población indígena tal como lo expresa en distintas ocasiones en sus editoriales, constituyéndose el indigenismo solo como sustento ideológico.

Si bien las temáticas establecidas pueden ser consideradas de orden arbitrario, más cuando son reseñas, nos ofrecen un panorama general de la posición sobre todo en el orden político de Manuel Gamio Martínez. Para el cotejo se ofrecen las fichas bibliográficas respectivas.

 

- Discurso Institucional.

En la primera intervención de Gamio en América Indígena nos remite a un discurso de consenso; la dignificación del indio, su potencial biológico, los recursos naturales que han preservado, la grandeza anterior a las conquistas. Enfatiza sobre la defensa de la democracia en una situación de tensión internacional. En esta primera editorial cuenta con el aporte de Torres Bodet en su calidad de Subsecretario de Relaciones Exteriores.

Gamio establece los lineamientos para el III el cual tendrá por objeto rehabilitar a la población indígena y ser una entidad de carácter apolítico. El indigenismo sera el instrumento para lograr este fin que se inicia en el siglo XX. El indigenismo tiene que ser entendido como una actividad tutelar ya que aún el indio es incapaz de valerse por su cuenta, en el mismo punto debe mantenerse el acompañamiento al indio ya que las garras del comunismo y del nazifascismo pugnan por convocar a los contingentes indígenas.

Sobre el Día de la Raza, propuesta establecida por España en 1942 en pleno franquismo, Gamio advierte sobre los riegos de esta conmemoración ya que los indios no podrán reconocer a aquellos que los oprimieron. Sin embargo, sí se debe celebrar el descubrimiento de América y de los aportes de España, pero solo quedarnos en el descubrimiento. La editorial al respecto es más que significativa de la hispanofilia de don Manuel.

Por otro lado Gamio manifiesta su proclividad hacia las políticas norteamericanas y así lo manifiesta en la designación política indigenista de Truman. John Collier había comunicado a Gamio los cambios realizados en la administración de las reservas por el nuevo gobierno, afectando los avances logrados por el New Deal, al respecto Manuel Gamio no tiene ningún pronunciamiento de reprobación a las afectaciones no indígenas hacia las reservaciones de los Estados Unidos.

 

- Organización Definitiva del Instituto.

En el volumen II número 2 de América Indígena[46] se oficializa el cambio de director por el deceso de Moisés Sáenz Garza y toma la dirección Manuel Gamio. En su toma de posesión, don Manuel hace referencia a varios aspectos que van a direccionar el discurso indigenista. Por un lado la promoción a la dignificación de la población originaria de América, por otra parte, un rechazo a las políticas y prácticas de discriminación social, en otras palabras, el repudio a las posiciones racistas que en estos años eran comunes para la designación de los pueblos e individuos y, también hace referencia a las riquezas naturales del continente sin descuidar la democracia que considera se encuentra en peligro en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.[47]

En su calidad de Subsecretario de Relaciones Exteriores, Torres Bodet emite el discurso de conformación del Instituto Indigenista Interamericano, teniendo como director a Manuel Gamio y presidente del Consejo a John Collier.

El establecimiento del III obedece a razones muy profundas de justicia social. Por un proceso histórico de sobra conocido. Los antiguos habitantes de nuestro continente han quedado reducidos a pesar de que componen la base de muchas de nuestras nacionalidades, así lo pronuncia Jaime Torres Bodet, a núcleos que aunque abundantes en número, se hallan dispersos en ciertos casos y que se precisa instalar de modo efectivo en el goce pleno de sus derechos.

En el mismo discurso de Torres Bodet se insiste en que ni las leyes de la Corona ni las legislaciones liberales han logrado emancipar al indio de su estado de postración, sin dejar de reconocer que han existido indígenas que han escalado los peldaños de la promoción social como es el caso de don Benito Juárez. Continúa agregando ingredientes; su bondad ingénita, su inteligencia espontánea, sus aptitudes artísticas y su estoicismo ético son otros tantos motivos de fe, en las posibilidades de una acción que habrá de prolongar en el porvenir, la grandeza de las tradiciones que han dejado huella indeleble en la historia del Continente. Para atender a los indios se plantea; la inversión de recursos, de dignificación humana y de íntimo entendimiento. El III es un organismo dedicado al estudio y solución de los problemas indígenas en las Américas. Aquí se consigna la conferencia radial de Manuel Gamio transmitida el 19 de abril de 1942, fecha que quedó establecido en el Congreso de Pátzcuaro como Día del Indio, en donde se sintetiza en gran medida el pensamiento oficial del indigenismo, ya marcado arriba.[48]

Gamio hace referencia a los riesgos que las democracias sufren pero fundamentalmente los peligros de la población indomestiza. En estos tiempos en que las democracias mundiales combaten encarnizadamente por la libertad de los pueblos, el problema indígena reviste mayor interés que nunca porque los grupos indomestizos del Continente están en más peligrosa situación que los de otras filiaciones demográficas, pues ven amenazados no sólo sus vidas, sus hogares y sus familias, sino algo que les es más precioso aún, su dignidad y su jerarquía de seres humanos.

Los grupos aborígenes del Continente viven aislados, ignorándose entre sí, poco informados de lo que significa la obra grandiosa de sus antepasados, inconscientes hasta cierto grado del gran valor actual y potencial que representa para la América de hoy y de mañana, ajenos al inminente cataclismo que puede precipitarse con más intensidad contra ellos, que contra los americanos de otros orígenes étnicos. En su retórica, Gamio, expone que desde el esquimal de Alaska hasta el indígena de la Tierra de Fuego, todos ellos forman una gran familia cuya vieja cultura que alcanzó muy alta y brillante expresión en varias regiones de América, cuando muchos de los pueblos europeos que hoy se precian de más civilizados ambulaban como criaturas primitivas en bosques y llanuras. Hay que hacer saber, que los indios, son los verdaderos descubridores del Continente, los primeros en explorarlo y en identificar y ofrecer a la humanidad los ricos recursos de su suelo virgen. Se debe por último lograr que se ufanen de que su raza, o con más amplitud y propiedad, sus características biológicas, no sólo no son inferiores a la de los grupos de origen extranjero, sino en cierto modo, resultan superiores considerando que el ambiente biogeográfico americano los ha moldeado durante decenas de siglos mediante un riguroso e incesante proceso de adaptación y selección.

Cuando se alcance tan ansiada meta y esa gran familia tenga plena conciencia de lo que ha sido, de lo que es hoy y de lo quiere ser en el futuro, nunca más podrá deprimirla la doctrina racista, pues formará de sí el mismo concepto en que se tienen las demás agrupaciones del Continente. En esta editorial se muestra con amplitud una intensión, no lograda, de discriminación positiva pero sin dejar de tener acento racista.

La política y la población indígena en América. Gamio se remite al término política como la capacidad de adaptar para un fin. En 400 años las políticas a la población indígena no han logrado los beneficios esperados, si bien la política de Indias persiguió beneficios para la población aborigen esta no se alcanzó y es solo hasta el siglo XX que la política comienza a establecer algunos preceptos para el beneficio de la población originaria sin que aún se tengan alcances. La legislación en los países americanos otorgan los mismo derechos a blancos e indios, pero sobre estos últimos los beneficios no se establecen, lo que se observa es que sobre indios e incluso mestizos se violentan todas la leyes humanas y divinas. En varios países prevalece el latifundio y se niega la justicia en materia de tierras a la población indígena y molesta a algunos sectores el pugnar por un incremento en la calidad de vida de la población originaria. En tal sentido, Gamio define que el indigenismo pugna por la rehabilitación de la población indígena sin que esto sea materia de la política.[49]

La política de una institución no política. La política indigenista es tutelar, el indio no es capaz aún de conducirse por sí mismo, el humanitarismo indigenista está a la espera de su reivindicación y, al reconocer la situación de postración de grandes contingentes de población originaria, también reconoce el riesgo de que caigan en las garras del comunismo internacional o del nazi-fascismo por lo cual se sigue insistiendo en políticas centradas en la democracia.

La redención del indio ha sido atacada por el comunismo que acusa de reaccionarias las acciones democráticas de los gobiernos americanos que se sintetizan en el III. Nada más reaccionario, y así lo califica el socialismo moderado. En el mismo sentido el III se reclama antagónico al nazifascismo, ya que es un instrumento anti-humanista.

“Las actividades del III tienden principalmente a que se satisfagan las necesidades y aspiraciones legítimas de la población indígena de América colaborando para ello con los gobiernos del continente, con las instituciones oficiales y particulares y con los individuos que persiguen propósitos análogos. En otras palabras, aspira en esencia a que se normalice el deficiente desarrollo biológico del indígena, mejoren efectivamente las inferiores condiciones económico culturales en que desde hace tanto tiempo vegeta, se respete su personalidad y tradición y sean abolidos los abusos de quienes a espaldas de la Ley o escudándose en ella cuando es inadecuada, los maltratan, explotan y esclavizan”.[50] (p. 183)

¿Día de la Raza? En una suerte de encuesta realizada al interior del III, se preguntaron a qué raza había que festejar el 12 de octubre, Día de la Raza. A la española de “una cultura evolutivamente superior”, que importó un idioma pero que oprimió la dignidad de los indios y derramó sangre a raudales, o a la blanca de origen anglosajón que ha elevado a su población india a mejores condiciones de vida, pero que cometió crímenes aún mayores que la española y la portuguesa, o bien a los indios, negros o al mestizaje de estas con las arriba aludidas.

Don Manuel se pregunta en soporte a la antropología, si hay que reivindicar la raza o si, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, conviene hablar de razas, más si se considera que se acaba de atravesar una guerra antirracista. Reivindica el descubrimiento de América por sus aportes universales al margen de los agravios que causó a la población aborigen del continente.

Se remite al decreto de fiesta nacional que se produce en la Argentina, en los tiempos de Hipólito Irigoyen, lo cual se puede resumir en un profundo elogio al Descubrimiento de América y a los beneficios de la civilización europea y una loa a la hispanidad, considerando el descubrimiento del continente como el acontecimiento más importante de la humanidad. España eleva en 1942 el Día de la Raza y las naciones latinoamericanas, Perú y Argentina lo elevan como homenaje a España que con “la levadura de su sangre y la armonía de su lengua” ha sido progenitora de naciones.

En esta editorial se ensalza la lengua, y todo lo bueno, generoso y benéfico que América recibió de España. Se reconoce que los pueblos autóctonos jamás podrán exaltar a quienes los despojaron de su tradición, independencia y nacionalidad. Sugiere que sea eliminado el Día de la Raza por las implicaciones negativas que pudiera tener y se festeje el descubrimiento de América deseando que la mejor migración para América es la ibérica. Simplemente don Manuel sugiere la suspensión del Día de la Raza ya que los indios de América difícilmente podrían aceptar la hispanidad por el oprobio que significó la conquista y la Colonia, sin hacer mayor mención al holocausto que significó la conquista en las distintas latitudes del continente.[51]

La política del buen vecino y sus consecuencias en el mundo indígena. Se felicita la asistencia que el gobierno de Truman realiza para la población indígena en Norteamérica. La Editorial hace un elogio a la política de dicho presidente estado para la protección del piel roja (en sentido genérico). A muestra de esta voluntad se indica que se gastan 40 millones de dólares para un número no mayor de 400 000 personas.

Gamio hace mención al Primer Congreso Indigenista Interamericano donde coloca a Cárdenas y Roosevelt como los presidentes indigenistas del continente. Truman es portador de la Política del Buen Vecino que necesariamente va a redituar en un mejoramiento para las políticas indigenistas. Sin embargo Gamio omite las quejas de Collier que la política de Truman está efectuando en las reservaciones, y en específico los despojos de tierras a beneficio de la población no india, en el mismo sentido la intromisión del Bureau of Indian Affairs hacia la autodeterminación tribal.[52]

 

- Discurso indigenista y modernidad.

Dentro de las propuestas del Primer Congreso Indigenista Interamericano (1940) se propuso la creación de institutos nacionales indigenistas. La función de estos institutos sería el reducir población, colonizar nuevos centros para poder otorgar una mejor atención, mejorar sus hábitos alimenticios y una vez logrado esto conocer en base a su potencial biológico sus necesidades para una mejor administración. De manera implícita Gamio propone desprender a los indios, sobre todo aquellos más aislados, de su entorno bio-social y cultural para posteriormente conocerlos, saber de sus necesidades y generar la política correspondiente. En las siguientes editoriales es de hacer notar que don Manuel no toma en consideración las formas de adaptación a medios ambientes particulares así como tampoco las formas de identidad creadas en un largo tiempo de adaptación.

Para poder garantizar la democracia y evitar que los totalitarismos se arraiguen en Indoiberia, sobre todo el comunismo, se hace necesario crear una seguridad alimentaria, ya que por hambre los contingentes indios tienden a afiliarse a credos ajenos a su realidad. Para tal, Gamio propone relocalización de población en las vertientes de las cordilleras, previa higienización y formar centros de producción agrícola con alta tecnología. En otras palabras Gamio estaría sugiriendo la posibilidad de utilizar “tierras baldías” a fin de no afectar formas de tenencia de la tierra ya consolidadas como los latifundios del altiplano, para evitar conflictos agrarios y lograr producción agrícola suplementaria.

Manuel Gamio en Teotihuacán
Imagen 4. Manuel Gamio en Teotihuacán, consultado el 07 de septiembre de 2015 en: http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n3741629.htm

La situación económica desde Alaska hasta la Patagonia para los pueblos indios es lacerante, en el caso de México el precio de la manta, el frijol, el maíz y el chile cada vez son más inaccesibles para la población indígena que solo viste harapos y su dieta es del todo inadecuada, esta población puede ser presa de posiciones totalitarias. Hace un llamado a los gobiernos para abastecer a su población rural a fin de poder salvaguardar la democracia.

Los rasgos prehispánicos son un elemento de identificación del indio, en particular la lengua. Los esfuerzos del indigenismo deben de centrarse, al menos, en la creación del bilingüismo y en tanto la población india continúa fraccionada y postrada la política dirigida hacia ellos debe ser tutelar.

Para Gamio los grandes contingentes de población indígena se encuentran en un estado biológico defectuoso, para él son presa de los terratenientes a quienes califica neo-encomenderos y del comunismo. En Indoiberia advierte la necesidad de fomentar el mestizaje como ha sucedido en el norte de México que aun siendo sectores empobrecidos es un resultado deseable frente a los contingentes postrados y vegetantes de los indios con psicología prehispánica.

Al inicio de la Guerra Fría, Gamio con vehemencia defiende al indigenismo como un movimiento humanitario y amoroso, confronta a aquellos que lo acusan de comunista, sosteniendo que esto está muy lejos de ser real y al tiempo previene a los gobiernos para revisar las formas de tenencia de la tierra ya que se pueden suceder revoluciones como la acontecida en México a inicios del siglo.

Gamio hace mención a la grandeza civilizatoria que fue rota por la Colonia y hoy los descendientes de estas civilizaciones se encuentran en un estado evolutivo menor y solo vegetan, será el credo indigenista el que logre recuperarlos. Don Manuel se preocupa por establecer una política de Estado para fomentar el mestizaje, ya que esta es la única vía para que los contingentes indomestizos logren salir de su inferior estado evolutivo. Este ministerio deberá contener criterios eugenésicos, no discriminatorios.

Se anuncia la posposición del Congreso de Cuzco, planteado desde Pátzcuaro tanto por la continuación de la guerra como por el fantasma del comunismo que recorre los Andes. Gamio sostiene que la realización de un congreso reduciría las asonadas comunistas y pone de ejemplo a México en donde el Primer Congreso fue realizado en paz pese a la tendencia levantisca de los indios y campesinos mexicanos. Es la oportunidad para manifestar que el credo indigenista es un freno para las intenciones revolucionarias.

Don Manuel se queja de los exiguos presupuestos destinados a la atención de la población indígena, sobre todo hacia a aquellos que están en serios riesgos de desaparecer. Y contrapone la ausencia presupuestal frente a los altos gastos que se realizan para la preservación de alguna especie animal o vegetal. Como anécdota, me recuerdo el comentario de un viejo funcionario del INI de México, el profesor Larios, quien se quejaba de manera similar al comparar que el presupuesto destinado para parques y jardines del Distrito Federal rebasaba en mucho el destinado al del Instituto Nacional Indígena.

El abismo entre el campo y la ciudad es cada vez mayor y obstaculiza uno de los fines del indigenismo: el de promover que los indios sean consumidores. Si bien se está creando un desarrollo industrial en Indoiberia los productos están fuera del alcance de las masas indígenas y campesinas y el desabasto en leche, carne y huevos para los sectores, sobre todo rurales, continúa siendo marcado.

El credo indigenista ni en la teoría ni en la práctica dedicó espacio al álgido problema agrario en los países con fuerte contingente indígena. Sin embargo, don Manuel se vio obligado a emitir un pronunciamiento en relación a la tenencia de la tierra, advirtiendo de nueva cuenta que si los gobiernos no establecen programas relativos a los constantes agravios agrarios, el resultado puede ser levantamientos como el sucedido en México en 1910. Pero los indios aun no son capaces de producir por su propia cuenta y se remite a las políticas de intervención no indígena en las reservas de los Estados Unidos, que están revirtiendo el New Deal de Roosevelt.

En Gamio Martínez hay una línea continua de reivindicación del hispanismo y así plantea designar los países colonizados por España como indoibéricos. Con ello se pretende que los contingentes en grado evolutivo menor logren alcanzar los niveles evolutivos de Occidente. Indoiberia resulta más preciso que Latinoamérica en tanto si bien hay una presencia latina, la hispana es de mayor gradación.

Para Gamio la humanidad posee tres elementos centrales; físicos, culturales e idiomáticos, estos pueden ser entendidos en positivos y negativos. En la población indígena en Indoiberia existen un gran número de elementos negativos que deben ser sustituidos por positivos, Gamio no establece cuales son, solo se induce que son aquellos de origen prehispánico. El ejemplo a seguir logrando crear por medio de sustitución de lo negativo por lo positivo será personajes como Benito Juárez que de ser un humilde pastorcillo zapoteco se convirtió en Benemérito de la Américas.

Propuesta de institutos nacionales: su metodología. Como parte de la política del Instituto Indigenista Interamericano es el crear institutos indigenistas nacionales. Se muestra una preocupación por aquellos grupos indígenas que se mantienen aislados y que, por este mismo aislamiento, hace que peligre su existencia como los seris en México, motilones en Colombia, pilagras del Chaco en Argentina, kaigang y carjas del Brasil, jíbaros del Ecuador y muchos otros grupos de América. Se menciona que estos grupos viven en zonas geográficas incomunicadas y por lo general insalubres, se encuentran desperdigados, ambulantes y con frecuencia hostiles, no solo hacia los blancos y mestizos, sino aún a los indios de otras procedencias de distinta filiación racial y cultural. El III se propone como política indigenista defender la vida sin aniquilar la del atacante, ello en referencia a la máxima del mariscal Rondón “morir si es preciso, matar nunca”.

Mirar por la salud continuamente amenazada, desmontar bosques, implantar cultivos, atraer a los indígenas y colonizar con ellos poblados permanentes. Hasta después de conseguir esto se podrá proceder a estudiar sus características, aspiraciones y necesidades, y a aplicarles métodos de mejoría social relativamente análogos a los que se emplean con grupos aborígenes menos aislados y de evolución más avanzadas. El preocuparse por estas criaturas desvalidas es urgente e imperativo no sólo para el indigenismo, sino es obra eminentemente humanitaria.

En términos técnico-metodológicos se recomienda que los institutos nacionales sigan lo siguiente: considerar el ambiente biogeográfico regional, precisar la evolución histórica, establecer biotipologías, definir la situación económica y desarrollo cultural. Con el aderezo de amor para la redención del indio.[53]

Producción y Colonización. Gamio no discute de manera abierta el contexto de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo entre líneas es posible ubicar el temor a los totalitarismos, ya sea el nazifacismo o el comunismo. Una política a seguir por parte del Instituto es garantizar la seguridad alimentaria, para ello habría que movilizar grandes contingentes de población y fundar nuevos centros de población para aprovechar mejores tierras y recursos hidráulicos.

Existe una fuerte preocupación por producción de alimentos básicos para confrontar a los poderes totalitarios. La producción de alimentos está en relación a la existencia de población indígena en espacios subtropicales. Se plantea la necesidad de reubicación de población en las vertientes de las cordilleras y en las regiones costeras que tienen condiciones de riego. Lo que habría que procurar es la aclimatación de la población relocalizada y generar tecnología agrícola. Se percibe una reiteración de Gamio a su política en manera agraria: colonizar las zonas cordilleras para no tocar los latifundios ya consolidados.[54]

La carestía de la vida. Se hace un llamado de atención para frenar a los especuladores y romper monopolios ya que los artículos de importación son imposibles de adquirir para grandes masas de población, pero ello se acentúa en la población indígena que ya no puede desde Alaska hasta la Patagonia adquirir artículos de consumo. Para el caso de México el precio de la manta, de los frijoles, del chile y del maíz se eleva provocando que el indio se vista con hilachos y la pobreza de su dieta raye en la inanición. Se tiene que establecer medidas al respecto ya que difícilmente se les puede pedir a los contingentes indígenas que luchen por la democracia y estos se pueden incorporar por hambre y miseria a los totalitarismos. Gamio es claro repitiendo su defensa a la democracia ante lo que el considera el avance de las posturas totalitarias.[55]

Hacia una nueva etapa de americanidad. El indigenismo de estos años conceptualiza a las sociedades indígenas como desagregados, sin posibilidad de mantener una autonomía propia en la medida en que son un producto colonial híbrido No se contempla que los procesos políticos y socioreligiosos de la población indígena han sido un resultado de la autodefensa frente a la hostilidad de las sociedades nacionales, de tal forma está implícito el tutelaje que sobre estas sociedades se debe ejercer. Una vía para la regulación de estas sociedades fraccionadas es una política lingüística que al menos en estos años no se explicita, salvo el lograr el bilingüismo.

Pese a una intensa labor de evangelización en la Colonia, de proyectos legislativos en la República y de investigaciones científicas contemporáneas, el indio sigue estando en una situación de postración con respecto a otros sectores de la población y las políticas que se emiten para él, casi siempre resultan de carácter exótico. Una de las razones del fracaso es que no se han tomado en cuenta los rasgos prehispánicos en la mentalidad indígena. El contacto de más de 400 años ha provocado una situación de hibridez y desarmonía. El resultado es una serie de manifestaciones culturales desnaturalizadas, como el catolicismo pagano.

Respecto al uso de las lenguas se trata de normalizar, o bien, de regularizar para mejores formas expresivas. Se propone una política lingüística para la población indígena en el Continente, que consistirá en la inmersión hacia las lenguas de prestigio; español, portugués, inglés y francés.[56]

El problema indígena. El problema indígena debe ser atendido en indoiberia y no tratarlo desde posturas radicales, ya sea la de los terratenientes prácticamente en calidad de encomenderos o el de la agitación política de izquierda que pretende entenderlos como clase. Existen importantes grupos sociales de raíz prehispánica y utilización de distintas lenguas vernáculas, quienes deben tener un tratamiento particular, es en síntesis el panorama que presenta Gamio.

Aquí se consigna que para las posiciones conservadoras y radicales no existe el problema indígena. Para la primera, formada por latifundistas y patrones coloniales. En esta Editorial se califica esta postura sin mayor discusión de encomenderos de nuevo cuño. Sobre los radicales se les señala de propagandistas políticos que reclaman la redención del indio y acusan al indigenismo de entender al indio como producto romántico. Para analizar esta circunstancia pone el ejemplo de un país indoibérico como México, donde más de un millón de personas viven en situaciones nomádicas y cuyo desarrollo biológico es defectuoso y espontáneo (sic p. 281). Hablan distintas lenguas, diferentes entre sí y su raíz mental es precolombina y ésta rige sus vidas. Su organización comunal ya no puede competir contra formas modernas de los grupos vecinos. Contrasta al sector vernáculo con la población mestizo-criolla que habita los estados septentrionales del país y que, si bien se pueden considerar empobrecidos, su desarrollo es deseable en relación a la población indígena. La población mestizo-criolla ya posee una postura mental de tipo moderno no así los grupos originarios que aun mantienen estructuras psicológicas prehispánicas, las cuales de manera implícita para Gamio deben desaparecer. Y esto hace que la población indígena tenga un tratamiento diferenciado.[57]

S.O.S. de la población indígena continental. Durante la posguerra, las acusaciones al indigenismo de ser proclive al totalitarismo comunista deben ser combatidas, pues nada está más alejado de la realidad. Don Manuel tenía razón, el indigenismo nunca pretendió la liberación del indio ni de ningún otro sector social.

Manuel Gamio en excavaciones
Imagen 5. Manuel Gamio en excavaciones, consultado el 07 de septiembre de 2015 en: http://www.agu.df.gob.mx/sintesis/index.php/lanza-inah-paquete-de-libros-electronicos/

Esta Editorial es quizá una de las más beligerantes y emotivas en defensa de la labor indigenista, mencionando de manera vaga al enemigo de esta labor sin identificación alguna. En plena Guerra Fría sólo se menciona que a nombre de la democracia, a los apóstoles del indigenismo se les acusa de comunistas y a la misión indigenista, igual. De prosperar estas diatribas se volverá a las formas coloniales establecidas en el siglo XVI.

La línea del pensamiento de don Manuel continúa. Se habla del credo indigenista, de la redención, del humanitarismo con que debe tratarse a la población indígena. Además, del aderezo de amor y comprensión.

El problema de la tierra salta, y Gamio lo anuncia como un detonante que puede provocar levantamientos, tal como sucedió en México en 1910. La Editorial de enero de 1955 hace un llamado a los gobiernos para que atiendan la situación de tenencia de la tierra y no se provoquen sublevaciones. Es de hacer notar que están ausentes de manera transversal en América Indígena referencias respecto a los agravios agrarios, salvo algunas valiosas colaboraciones como las del colombiano Antonio García. El aspecto agrario fue omitido por el Indigenismo, excepto referencias marginales.[58]

De Pátzcuaro a Cuzco. El establecimiento del indigenismo para don Manuel tendría una larga data y su postulado se sintetiza en la redención a partir del credo indigenista, en otras palabras, sería limpiar la mea culpa de la sociedad nacional criolla.

Desde el siglo XVI se inicia la redención del indio pero siempre como actividad aislada y marginal y es hasta 1940 en Pátzcuaro que se institucionaliza el movimiento indigenista con 21 repúblicas americanas que suscribieron el Congreso. El Congreso fue un crisol de posiciones y el inicio de la Segunda Guerra Mundial frenó las iniciativas, sobre todo económicas, para realizar la labor indigenista.

De nuevo una caracterización de la población indígena: “los grupos aborígenes como todos los grupos sociales correspondientes a inferiores etapas evolutivas, son en extremo prolíficos si se les compara con los de grado evolutivos más altos, pero esto poco o nada significa en cuanto al carácter de su desarrollo integral”. (p. 85)

La Editorial prevé la guerra en el continente y surge nuevamente la voluntad de proteger a sus hijos, los que antes florecieron en grandes civilizaciones y que hoy sólo vegetan.[59]

Urge crear secretarías o ministerios de población. La mestizofilia del indigenismo es evidente. En esta Editorial Don Manuel es claro, el mestizaje es una necesidad para lograr una mejoría racial. Gamio afirma:

“creemos que las desfavorables condiciones de vida material e intelectual de los grupos aborígenes y, en general su inferior nivel evolutivo, son principalmente debidos a que, en términos generales, los Gobiernos aun no consideran en conjunto y convergentemente todos los factores propiamente humanos que determinan la naturaleza y contribuyen al funcionamiento de la población de cada país”.

Frente a la inoperancia de las Secretarías o Ministerios Presidenciales que operan en el Continente, la Editorial se preocupa por sugerir la creación de un Ministerio de Población que tendría la función pública de establecer políticas y coordinar las acciones ministeriales en materia de población.

Dentro de las funciones de este ministerio o secretaría estarían: estimular el mestizaje con criterio eugenésico y no discriminatorio; intensificar la formación de la cultura Indo-Occidental que hace siglos se elabora espontáneamente, pugnando porque este proceso sea lógicamente estimulado sin incurrir en intromisiones que lo desnaturalicen; elevar cuanto sea posible la economía y el estándar de vida de los grupos de inferior posición económica y principalmente de los indomestizos que son los más necesitados; generalización del idioma nacional, sin perjuicio de que se conserven con toda su propiedad y extensión, las diversas lenguas autóctonas.[60]

El Congreso de Cuzco y las actividades contra el indigenismo. Se anuncia la posposición del Segundo Congreso Indigenista a realizarse en Cuzco por una simple razón: el fantasma del comunismo recorría las regiones indígenas en los Andes.

En esta Editorial de nueva cuenta se anuncia la posposición del Congreso de Cuzco y el peligro de que éste no se realice entre los pretextos, además de la Guerra, se plantea que ahí se puede presentar una especie de panindigenismo comunista, criterio esgrimido por Emilio Romero. En réplica, la Editorial sostiene que la organización de un congreso puede ahogar cualquier iniciativa comunista, pugnando por democratizar las masas indígenas o no. Otro argumento de corrillo es la violencia de los indios de Perú y Bolivia que fácilmente se sublevan y el Congreso puede ser un catalizador para ello. En la Editorial se consigna que el primer y único congreso indigenista en Pátzcuaro se dio en la más estricta paz, pese a la historia turbulenta característica de México. Se hace mención que las asonadas revolucionarias que se han estado produciendo en el Continente no han sido fraguadas por los indígenas, aunque estos sean la carne de cañón.

Para Gamio la mejor oposición al peligro comunista será el incrementar las condiciones de vida de los amplios contingentes indios que mantienen sed de hambre y de justicia. Aunado a lo anterior, da un breve informe de la labor del instituto en materia sanitaria, en la publicación de América Indígena y Boletín Indigenista donde se expresan a nivel teórico y práctico aspectos de agricultura, organización social, economía, y estas colaboraciones tienden a un mejor conocimiento de la población americana, y pese a lo exiguo del presupuesto, la labor Editorial del Instituto y la capacitación de personal es una actividad que se mantiene desde 1942.[61]

Los indios olvidados. La población indígena no debe ser contemplada sólo a partir de los grandes contingentes, hay grupos minoritarios que peligran en su permanencia y en contrapartida se gastan millones en la preservación de especies animales y vegetales. Es de nuevo un reclamo a un mayor financiamiento para la práctica indigenista.

Gamio reafirma “hemos dicho alguna vez, e insistimos hoy, que la labor indigenista resulta incompleta y peca de inhumana si dedica sus actividades a mejorar las condiciones de vida de los grupos aborígenes que viven en regiones fáciles de alcanzar, pero ignora y olvida a quienes inermes y desvalidos agonizan en ignotos lugares”.

Lo anterior es en relación al proceso de extinción (exterminio) que algunos grupos en los últimos años están padeciendo como los lacandones, seris, onas y alacalufes. En contrapartida se gastan millones de dólares en el rescate de animales que están en peligro de desaparición como el bisonte o algunas plantas.[62]

Agricultura, industrialización y consumo en los países indoibéricos. Don Manuel hace referencia a la asimetría que el proceso industrial está teniendo en indoiberia, reduciendo la capacidad de consumo, sobre todo de la población rural donde se encuentran los indios.

En esta Editorial se muestra el debate sin aludir a personajes ni a instancias del proceso de industrialización que algunos países indoibéricos están realizando como es el caso de México: promover la industria, sacrificando la agricultura. El problema continúa en la insatisfacción del abasto normal de las grandes mayorías incluida la indígena.

La Editorial es reiterativa de la monótona dieta de la población indígena, y, si bien se encuentra presente la industria, está alejada de la capacidad de consumo de la población indígena en carne, huevo y leche.

Otra meta perseguida por el movimiento indigenista fue el hacer consumidores a las poblaciones aborígenes. La Editorial señala el contexto de la política de sustitución de importación en donde de manera marginal Gamio hace referencia a la inconformidad de industriales extranjeros que temen que sus productos sean sustituidos por la industria nacional. En sentido similar aboga por el retorno de migrantes de los Estados Unidos que han adquirido hábitos de consumo adecuados y que estos sirvan para ejemplo sobre todo en los sectores rurales de población indomestiza.[63]

El problema de las tierras comunales. El problema de la tierra es tratado por vez primera, por Gamio, en referencia a los agravios que el gobierno norteamericano ha realizado sobre las reservas indígenas. En este mismo espacio se reconoce que el no haber respetado las tierras comunales durante las Leyes de Reforma acarreó el movimiento armado de 1910 en México.

Hace mención a iniciativas de ley, aparentemente favorables para los indios norteamericanos, que no fueron aprobadas por el gobierno de Eisenhower. Gamio se abstiene de comentar estas iniciativas de ley que están afectando las tierras comunales de las reservaciones indias en los Estados Unidos, ya que, en el Instituto, está vedado el hacer comentarios políticos. Así, se refiere a las Leyes de Reforma en México que fueron contraproducentes para la población indígena, ya que en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, la liberación de estas tierras provocó una alta concentración de las mismas en pocas manos, así se consigna, en esta Editorial, que las Leyes de Reforma fueron la causa principal de la sangrienta revolución de 1910.

El indio y el mestizo, por “su estado evolutivo” no fue capaz de producir individualmente la tierra y sólo con la restitución de esta por medio del ejido, hay un resarcimiento para que pueda producirla de manera colectiva o individual. En la Editorial se reconoce que la Reforma Agraria ejidal no ha logrado ser floreciente del todo y que aún se está en el proceso de adaptación evolutiva.

Don Manuel se vio obligado a insistir en que los grandes latifundios no avancen más y establezcan una negociación con los sectores indios y campesinos de sus países. Y otra salida para evitar una conflagración como la sucedida en México en 1910 será la ocupación de las tierras tropicales, como una política de relocalización que evite enfrentamientos.[64]

¿América Latina o América Indoibérica? En el argumento para designar al subcontinente que corre del Río Bravo hasta la Patagonia como Indoiberia, Gamio se pregunta el por qué se le designa como Latinoamérica, la primera consideración sería que los pueblos del subcontinente son descendientes de pueblos latinos pero ello no es exacto. Existen más de 100 millones de indios y mestizos que pugnan por alcanzar los niveles de las minorías europeas de los pueblos del subcontinente, y que esperan dotación de tierra, educación, trabajo, etc. En el mismo sentido, por qué no se denomina anglosajón a las naciones al norte del Río Bravo. Gamio propone la denominación América Indoibérica por ser más “lógica y expresiva”, ya que se compone por población originaria del Continente y población ibérica.[65]

La aculturación del indígena. Para Gamio, son tres los elementos que se distinguen en la humanidad: físicos, culturales e idiomáticos. En América es muy difícil distinguir a un indio de un mestizo, pero son los rasgos culturales los que hacen esta distinción. Lo ideal es que cada vez sean los elementos de la cultura moderna occidental los que prevalezcan sobre los prehispánicos, sin detrimento de los positivo de estos últimos. El objetivo óptimo sería llegar al ejemplo de Benito Juárez, que de humilde pastorcillo, murió siendo presidente de México.[66]

 

- Demografía.

El Instituto Indigenista Interamericano surge al inicio de la Segunda Guerra Mundial y la sobrevive. Una de las esperanzas de varios gobiernos latinoamericanos era el aguardar grandes contingentes europeos buscando refugio para la reestructuración de sus vidas y ello podría conllevar el anhelo decimonónico del blanqueamiento de poblaciones indomestizas, pero tales masas de población europea no arribaron en el número esperado para Indoiberia. Para Gamio esta podría ser una salida para enfrentar el caos económico de la postguerra y por medio de la población blanca traería consigo tecnología para poder establecer empresas productivas y modernidad. El mestizaje es la mejor salida a la postración de la población indígena, y de las masas europeas que arribarán solo se espera que no tengan tendencias racistas. La población indígena necesita mejorar sus condiciones sanitarias y alimenticias para tener un repunte demográfico y para tal, propone la introducción del frijol soya. Sorprende que para estos años el cálculo de los distintos grupos indígenas en el Continente sea de 40 millones, lo que significa una gran capacidad de adaptación y resistencia frente a la hostilidad en los distintos países en que habitan.

El carácter positivista de Gamio, casi obsesión, lo obligaba a conocer previamente cuántos indios y en dónde están a fin de poder diseñar políticas acordes y en la medida en que el proceso de mestización se estaba logrando, era muy difícil identificar los rasgos prehispánicos de orden cultural que para don Manuel son la piedra de toque en la identificación de quién es indio y de quién no lo es. Para salvar este problema se mantuvo el criterio lingüístico y para México de finales de los años 40 Gamio calculaba que alrededor del 20% de la población tenía rasgos prehispánicos y en específico la lengua. Con este afán censal escribe una de sus últimas editoriales.

Para 1951 y siguiendo las sugerencias de organismos internacionales, Gamio propone el establecimiento de políticas de control natal, para estos años la población indígena se consideraba para el Continente en 40 millones, de continuar la explosión demográfica india el desabasto alimenticio será mayor. Al respecto, no atribuible a Gamio, hay una historia teratológica sobre las medidas que varios gobiernos en América Latina tomaron y toman para el control de la natalidad en las regiones interculturales.

Gamio es reiterativo, el mestizaje conduce a la modernidad y propicia sujetos más resistentes. Sin embargo, en la editorial volumen XIV, número 3 hace intervenir el mestizaje cultural y ello con seguridad por la promoción del concepto de aculturación que colocó en segundo plano el mestizaje biológico.

El anacronismo del cual son portadores los pueblos indios del Continente en sus distintas gradaciones evolutivas es patente, para Gamio esto debe ser rebasado y sólo el mestizaje lo va lograr. La riqueza civilizatoria previa a la Colonia prácticamente desapareció. El Instituto es una institución redentora y su finalidad es rescatar de la desaparición a pueblos que están en vías de extinguirse, de lograr este objetivo el indigenismo habrá cumplido su misión.

Urge elevar el poder adquisitivo de los indígenas. Don Manuel reitera en hablar del peligro que las naciones conllevan a no definir una política coherente para la población india e indomestiza, utilizando el lenguaje de la época, los indios pueden caer en el caos y la desestabilización. Así se hace urgente definir políticas particulares para estas poblaciones.

Gamio habla del Instituto en términos de una agencia de redención, la cual está en la obligación de que la situación del indio se troque a fin de evitar una situación de caos en la postguerra, y no tanto en relación al indio que esta ancestralmente destinado a sufrir, sino de aquellos que desconocen su situación. En la postguerra se podrá generar una situación de desequilibrio social.

Los tiempos de guerra han beneficiado a algunos sectores como los braceros, se han incrementado los salarios industriales, pero se han estancado los ingresos de la población india y mestiza campesina. Al triunfo de las democracias, habrá que hacer algo al respecto. Se nota una preocupación por los sectores indomestizos que, de no recibir atención, pueden en el corto plazo generar el caos. Para ellos exige una reordenación económica.[67]

La vida naturista del indígena. Se sigue expresando en Gamio la expectativa de una explosión demográfica de la población indígena en donde las sociedades nacionales carecen de toda perspectiva, al mismo tiempo se deben contemplar estrategias para frenar la migración hacia las urbes. En un viaje que Gamio realizó a Japón, le sorprendieron las bondades del frijol soya y constantemente insistía en introducirlo a la dieta de la población aborigen, pero esto sin mayores resultados en la proporción que él buscaba como suplemento de la dieta de origen.

Para Gamio es de sorprender que pese a las condiciones de miseria y hostilidad en que las sociedades nacionales mantienen a la población indígena, ésta sea de más de 40 millones. Esto se debe a una gran capacidad de adaptación al medio y a una resistencia a la adversidad. En tanto se mejoren las condiciones económicas e higiénicas, es de esperar un repunte en la población india. Por otro lado, se insiste el uso de frijol soya como sustituto proteico, ya que es más barato y sobre todo frente a los altos precios de los insumos alimentarios en época de guerra. La población indígena que ha emigrado a las ciudades sería ideal que se reintegrara al campo y recuperara su condición campesina a fin de descongestionar los centros urbanos.[68]

Las futuras inmigraciones en el Continente americano. Como un efecto positivo, Gamio prevé una migración europea que vendría a fortalecer por medio del mestizaje el acento de las sociedades nacionales, sólo desea que la población foránea no porte actitudes racistas.

Teniendo como antecedente la Primera Guerra Mundial, se espera que millones de desvalidos migren a América, pero deberá de tenerse cuidado de que no tengan prejuicios raciales, pues es posible que la población indígena se degrade aún más. Se debe procurar el mestizaje, evitando entorpecerlo por ser la mejor palanca con que estos países podrán forjar nacionalidades verdaderamente definidas y coherentes.[69]

La identificación del indio. El indigenismo tuvo una obsesión, para Gamio, en saber cuántos indios hay, dónde se encuentran y en qué nivel sociocultural se les puede clasificar. Sin estos datos previos no era factible diseñar una política pertinente para los indios, como si vastas regiones no fuesen ocupadas por contingentes indios.

En una emisión radiofónica, Gamio se pregunta cuántos, quiénes y cómo son los indios de América. En muchas regiones del continente es fácil identificar a esta población, ya que vive en regiones delimitadas, aisladas y prácticamente no se mezcla con otros sectores. Pero diferente es en aquellos países en que son altos los contingentes de población indígena y diferentes las gradaciones de mestizaje, ahí resulta difícil definir los rasgos precolombinos, que son los que designan a esta población. El ejemplo, es el caso de México donde la mayor parte de la población es de origen indomestizo y es difícil su identificación. En la medida en que no se puede esperar una caracterización científica, se tomará provisionalmente la de índole lingüística. Para esta época, Gamio registra a más del 20% de la población total en México como indígena por el criterio lingüístico.[70]

La natalidad y los proyectos de mejoramiento social. Un llamado de atención internacional es la explosión demográfica de la población indomestiza, las tasas de natalidad superan a las de mortalidad y es imperioso regular el control natal.

Dentro del consejo técnico de la Organización de Estados Americanos se planteó el problema demográfico y en específico el de la natalidad, marcando para este año (1951) una población superior a los 40 millones de indígenas en el Continente. Con la explosión demográfica, se acentúa la falta de abasto de alimentos. La mayor parte de la población reside en las altiplanicies, la geografía americana es abrupta. Gamio sugiere atender este problema con políticas de control natal.[71]

Ventajas del mestizaje. Se insiste en el mestizaje a fin de crear individuos más resistentes y mejor adaptados. Gamio se apoya en el supuesto de que en América Latina los prejuicios raciales son mínimos, afirmación más que cuestionable. De esto se incita a propiciar el mestizaje biológico por los beneficios que puede acarrear para resistir enfermedades y en lo fundamental se incita el mestizaje cultural que permite la modernidad.[72]

¿Cuántos indígenas hay en América? Es muy amplia la diversidad de pueblos, lenguas y dimensiones civilizatorias de la América Indoibérica, la mayor parte de sus habitantes en la actualidad hablan el portugués y el español, pero son muchos los que todavía persisten en portar anacrónicos elementos culturales.

La arquitectura original, la riqueza en los ornamentos de las altas culturas: maya, nahua, inca, que existieron en el Continente fueron suprimidas por el europeo, colocando a los originarios grupos de la América Indoibérica en la ignorancia y la servidumbre. Gamio señala que “transformar en sentido favorable esas retrasadas características es lo que debe hacerse, con el fin de que se eleve el hasta hoy bajo nivel de vida que en general existe en los países indoibéricos de América”.[73]

Busto de Gamio en el Templo Mayor
Imagen 6. Busto de Gamio en el Templo Mayor, fotografía por Mike Peel, consultado el 07-09-2015 en: https://en.wikipedia.org/wiki/Manuel_Gamio#/media/File:Templo_Mayor_2015_126.jpg

Grupos indígenas en vías de extinción. La redención del indio se convierte en meta final del indigenismo. No es de extrañar que en la Conquista y durante la Colonia hayan desaparecido un sinnúmero de grupos y lenguas indígenas, lo que no se debe tolerar es que en la actualidad sigan desapareciendo. El III pugna por redimir a estos grupos, elevar los niveles sanitarios y cuando esto se logre los países que los contienen habrán logrado el desarrollo anhelado.[74]

Censos y población indígena. Como el lector se puede percatar son reiterativas las exposiciones del indigenismo en manos de don Manuel, su afán positivista está en el buscar cuántos son, dónde están y el nivel evolutivo de los indios para después actuar sobre ellos.

Gamio indica que es necesario perfeccionar los censos para determinar el número y nivel sociocultural de la población indígena y en su caso realizar censos particulares para las regiones indígenas.[75]

 

- Antropología Aplicada.

La antropología aplicada, en sí misma, es producto de procesos coloniales tanto internos como externos. Es a finales de los treinta que se fundamentan los principios de la sociedad para la antropología aplicada en los Estados Unidos.

John Collier quien sería el comisionado del Bureau of Indian Affairs a partir de 1933 crea condiciones para la sustitución de misioneros por antropólogos en las reservaciones indígenas de los Estados Unidos y con ello se comienza a sistematizar la labor antropológica junto con otras disciplinas, en un símil del indirect rule de colonialismo británico. John Collier fundamentó en el proyecto La personalidad indígena y la administración que en base a la etnografía se planteaba establecer los patrones culturales a través del tiempo para la mejor administración de las reservaciones. Este proyecto se inició en 1941, ya para estos años se había establecido la Society of Applied Anthropologist. A inicios de los años treinta Collier hace viajes a México para conocer el proceso indigenista y junto con Moisés Sáenz comienzan a planificar una institución panamericana de emisión de políticas públicas para los pueblos indígenas. Así pues la creación del III en 1940 es producto del New Deal de Norteamérica y del indigenismo mexicano promovido desde la Escuela Rural, las experiencias sobre la Casa del Estudiante Indígena, los internados indígenas, la emisión de políticas eugenésicas y las distintas experiencias de orden educativo en búsqueda de la integración nacional, y también en base a la antropología y otras disciplinas; lingüística, historia, arqueología, psicología, folclore, economía.[76]

Manuel Gamio es contundente respecto al quehacer indigenista, éste tendrá que tener una traducción práctica y así lo manifiesta en la Editorial del volumen XV, número 1. Una consideración que no fue recuperada por el indigenismo fue el contemplar que en el ambiente de los grupos indígenas la presencia de la negritud se encontraba en varias regiones.

Como pionero de los estudios migratorios México-Estados Unidos, Gamio hace un llamado de atención para estudiar y definir políticas sobre la frontera México-Norteamericana haciendo especial hincapié en la población indomestiza. El Valle del Mezquital durante un lapso de la administración de Gamio sirvió de centro de capacitación para la formación de profesionales en asuntos indigenistas y al mismo tiempo proporcionó cobertura para las actividades del ILV. El proyecto del Valle del Mezquital contó con presupuesto de la Unesco, del gobierno mexicano y la coordinación del III, pero como en otros aspectos de la apuesta en práctica de la teoría indigenista una de las quejas fue el raquitismo presupuestal.

Se ha mencionado que Robert Redfield fue una suerte de asesor del indigenismo y en gran medida la acción indigenista se centró sobre la comunidad bajo el concepto del continuum folk-urbano. Oscar Lewis revisita las comunidades donde Redfield estableció su modelo tipo, para Gamio la comparación diacrónica de una misma comunidad contribuye a conocer la evolución de la misma.

En tanto ideología evolucionista Gamio se pronuncia abiertamente por crear el modelo farmer en las regiones indias como símil de Estados Unidos y Argentina, sin cuestionarse sobre la alta tecnología que un sistema como la milpa en Mesoamérica o el camellón en el Área Andina tenían ni mencionando los estudios ecológicos de reivindicación de tecnologías apropiadas que iniciaban en esos año. Al respecto Gamio se inclinó por sistemas agrícolas de corte extensivo.

En el contexto de la antropología aplicada un elemento que cada vez se va haciendo más emblemático es el referente a la mujer, en la medida en que ella es el espacio de reproducción y así los proyectos van centrando el foco en la mujer como garantía para el cambio social.

Don Manuel es abierto, ya para 1954, es decir a 12 años de haber tomado la dirección del Instituto, declara que la acción indigenista ha sido superficial y ello en gran medida se debe a la terquedad de los grupos que se mantienen en etapas evolutivas inferiores y vegetan, sin cuestionarse la falta de cubertura y de políticas públicas coherentes para la población nativa. Gamio es por demás expresivo, en pocas palabras, de su profunda y conservadora ideología evolucionista.

La antropología, para Gamio, puede dar cuenta de las diferencias entre formas distintas como las europeas y las americanas, ello referente a la economía y de nuevo vuelve a insistir en niveles evolutivos mayores e inferiores pero no logra establecer las formas en que pudiera haber una interrelación entre la economía de tipo formal con la sustantiva. Respecto a la arquitectura Gamio le otorga calidad estética a pesar de que la habitación rural indígena requiere mejoras sobre todo en higienización.

Don Manuel abiertamente expresa que es más fácil lograr el cambio social en sociedades transplantadas; es decir, aquellas que carecen de tradición cultural, y compara a los grupos negros de los Estados Unidos que prácticamente han adoptado la forma de vida americana y el de la población migrante mexicana que es más renuente al cambio sociocultural en tanto es portadora de tradiciones más fuertes. Invito al lector a consultar de manera directa la Editorial del volumen XVI, número 1, para tener un criterio no sesgado de mi parte.

En términos de práctica indigenista señala los trabajos de suroeste de Estados Unidos, el Centro Coordinador Indigenista y sus trabajos en el Valle de Teotihuacán. En estos puntos reivindica al arte y la artesanía como únicos elementos a defender de las premisas prehispánicas de las cuales son portadoras las sociedades originarias.

Aplicación constructiva de las ciencias sociales. En los años cuarenta los norteamericanos comenzaron a establecer los principios de la llamada antropología aplicada, Gamio recupera esta disciplina para impulsarla como cuerpo teórico-práctico del indigenismo, más aún en torno a sus advertencias de procesos migratorios, explosión demográfica, alfabetización, políticas sanitarias, actividades recreativas y a sustituir lo negativo por lo positivo.

Las investigaciones sociales deben de ser de carácter práctico y apoyar a la administración realizando supervisiones y se debe abandonar la investigación no aplicada. Sólo mediante la investigación científica pertinente, que tome en consideración el mundo indígena y el mundo occidental, se podrá extirpar las tendencias nocivas de una u otra parte y fomentar elementos positivos. Es de notar la obsesión de Gamio sobre la extirpación del alcoholismo.[77]

El indio y el negro en América. Hay un reconocimiento a otro contingente dilatado que también ocupa las escalas más bajas de la población en el Continente: la población negra. No se puede pensar la reivindicación de la población aborigen sin contemplar a este grupo Se sugiere que el espacio para trabajar los problemas de este contingente sea Haití. Se propone como auxiliar para asignar un programa y equipo de trabajo. Se comisionó al etnólogo Alfred Metraux para establecer un protocolo para el inicio de trabajos en ese país. En América Indígena se consigna la metodología aplicada por Metraux en específico para realizar una etnografía en aspectos educativos en Haití, que resulta aleccionadora.[78]

Anglosajones y latinoamericanos en la frontera de los Estados Unidos Mexicanos. Los estudios intrafronterizos son una necesidad. Don Manuel, en este sentido, fue un pionero de los estudios migratorios de México a los Estados Unidos.

Gamio sugiere utilizar los recursos del Punto Cuatro, proyecto de asistencia norteamericana del presidente Truman para desarrollar investigaciones y promover una adaptación social del contingente mexicano que vive más allá de las fronteras establecidas por el río Grande o Bravo, haciendo hincapié en la población indígena y mestiza, con ello se pretende evitar que se produzcan situaciones de encono entre los pueblos anglosajones y la población hispana. Para Gamio este es un trabajo que se debe realizar con prontitud.[79]

Investigación y entrenamiento en el Valle del Mezquital. Los bríos iniciales del proyecto III-Unesco, con la participación del Instituto Lingüístico de Verano, decaen frente a la carencia presupuestal. Gamio vuelve a anunciar el proyecto para ser aplicado en el Valle del Mezquital que tendrá como objeto la elevación de las condiciones generales de vida de esta población, así como el entrenamiento de becarios de países con alta población indomestiza. Este proyecto aún está en espera por las difíciles condiciones económicas que privan en este tiempo.[80]

La evolución de los grupos indígenas. Para la teoría antropológica, y en particular para la antropología mexicana, un hecho de relevancia fue la revisita de Oscar Lewis a Tepoztlán, el primer levantamiento antropológico lo efectuó Robert Redfield en los veinte. Oscar Lewis cuestiona el continum folk-urbano de Redfield que sirvió de categoría para la identificación de la población indígena.

En esta ocasión se mencionan los trabajos etnográficos que, pasado un tiempo, se vuelven a investigar, tal es el caso de Tepoztlán y Chan Kom, estudiados inicialmente por Redfield y posteriormente por Lewis en el primer caso. En Chan Kom, Redfield años después lo volvió a estudiar.

Para Gamio no bastan las estadísticas que en la mayoría de los países se realizan cada 10 años y que nos dan una impresión numérica, interesa saber el cómo evolucionan las sociedades y, siendo imposible el hacer estudios comparativos en el tiempo en la mayoría de las comunidades estudiadas, estudios como los de Redfield y Lewis permiten entender los mecanismos de la evolución. La crítica al concepto continum folk-urbano resulta relevante en la medida que la antropología aplicada centró sus esfuerzos en el desarrollo de la comunidad, aunque Gamio no repara en este aspecto.[81]

Las tradiciones nocivas. En la escala evolutiva las prácticas agrícolas indígenas ya resultan nocivas, don Manuel invita a mecanizar el agro a la manera farmer de los Estados Unidos y Argentina.

Llama la atención a erradicar la tradición agrícola prehispánica de la tumba-quema-roza, a tecnificar el agro, evitar la erosión y a imitar modelos agrícolas como el norteamericano y el argentino.[82]

Vejez prematura de la mujer indígena. Son escasas las referencias del indigenismo hacia la mujer y el retrato que de ellas se hace es más lacerante que el que se realiza sobre el varón indígena.

Al tratar de comprender a los indios tropiezan siempre con el retraimiento, la desconfianza y el complejo de inferioridad que les fueron impuestos por varias centurias de opresión y abuso. Al alternar con las mujeres indias el obstáculo es mucho mayor por intensificarse en ellas hasta el extremo del temor, la timidez y el hermetismo.

Comparando a la mujer blanca con la pobrecilla mujer indígena, la primera está auxiliada por la farmacopea moderna y mantiene su salud y belleza, mediante afeites durante más tiempo. La mujer indígena padece las penurias de la servidumbre conyugal y de su alta fertilidad.

Es menester apoyar a la mujer indígena para conocer la etiología de sus males y tratar de procurarles una mejor vida.[83]

El ascenso integral de la población aborigen. A más de una década de fundación del III se reconoce la raquítica práctica indigenista y su circunscripción a Estados Unidos y México: “Parece muy próxima y fácil la solución de los problemas que afectan a la población aborigen de América, pero no lo es como lo demuestran las retrasadas etapas evolutivas en que aún vegetan la mayoría de grupos humanos de esa filiación que la integran” (p. 2).

Aquí se reconoce que debido a la amplia variedad de grupos, su dispersión y desarrollo evolutivo, solo se pueden tratar algunas de sus necesidades y aspiraciones de manera superficial y unilateral. Gamio hace mención a tres experiencias, a la de Laura Thompson en Estados Unidos, la del Valle de Teotihuacán del mismo Gamio y el Centro Coordinador Indigenista de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El atraso en el que se encuentran amplios contingentes indios se debe a la terquedad de éstos para cambiar elementos positivos por los negativos sobre todo de orden prehispánico y colonial que los mantienen en un estado vegetativo. El único elemento positivo que rescata Gamio es el de orden estético.[84]

Economía Indígena. Se deben distinguir las lógicas económicas diferenciales al igual que las prácticas culturales. Gamio hace un llamado de atención a distinguir las formas económicas europeizantes de las formas económicas de sociedades autárquicas como la indígena.

Lo anterior es en relación a una conferencia pronunciada por Lucio Mendieta y Núñez que da paso a considerar la necesidad de combinar disciplinas, no basta con la economía que sólo toma en cuenta las clases sociales “civilizadas”, para ello habría que hacer intervenir a la arqueología y la antropología que sí consideran formas evolutivas distintas a la europea, para poder lograr una economía que satisfaga los requerimientos, no sólo de los sectores “civilizados” sino también de aquellos grupos indomestizos de Iberoamérica.[85]

La habitación rural indígena. Se reivindican prácticas como la arquitectura nativa. Gamio revalora la habitación del indoibérico en la medida en que se utilizan materiales apropiados para el medio ambiente pero se sugieren innovaciones como chimeneas, ventanas y pisos. En este mismo sentido, las habitaciones de la población indígena rural son mejores y más estéticas que la de los tugurios de las ciudades urbanas en donde se ven obligados a vivir. [86]

Los indígenas y sus antecedentes históricos. Gamio insiste en definir al indio a partir de gradientes evolutivas estableciendo un axioma: entre menos tradiciones se porten, más fácil es introducir cambios, y si se trata de una población trasplantada, a la cual se le han mutilado sus elementos culturales, es más fácil aún.

La concepción sobre el indio desde la Editorial del III continúa inmutable. Muchas son las definiciones respecto a quiénes debe aplicarse la calificación de indígenas, siendo una de ellas la que propone que sean considerados como tales, desde un punto de vista cuantitativo, aquellos grupos e individuos que conservan en considerable proporción supervivencias económico-culturales, psicológicas y lingüísticas de origen prehispánico. Hay grupos en donde las supervivencias son cualitativa y cuantitativamente manifiestas como en los lacandones y en los grupos de la Amazonia y la cuenca del Orinoco, pero hay otros grupos donde los rasgos prehispánicos han disminuido, y sin embargo, mantienen tradiciones que hace difícil la introducción de nuevos patrones y es más fácil en aquellos grupos que no contienen tradiciones muy establecidas.

Portada América Indígena
Imagen 7. Portada América Indígena, volumen 02 de 1942

Gamio menciona la experiencia de los negros en Estados Unidos, que han asimilado casi en su totalidad el modelo cultural estadounidense, a diferencia de los migrantes de origen mexicano que son más resistentes a aceptar estos patrones por su raíz cultural.[87]

Proyectos de investigación integral. Teniendo como antecedente la experiencia del Valle de Teotihuacán y la que se está desarrollando en el Centro Indigenista Tzetzal-Tzotzil, el III propone un grupo integral de geógrafos, ecologistas, antropólogos, lingüistas, psicólogos para desarrollar un trabajo integral en colaboración con el Instituto de Relaciones Culturales de la Embajada de los Estados Unidos.

Son muy pocos los estudios que se realizan en el Continente tendientes a establecer criterios para atender a la población que vive en inferiores condiciones de vida. Con este proyecto se pretende contar con elementos que permitan intervenir en esta población y más tarde realizar proyectos similares en Centro y Sudamérica.[88]

El problema indígena, la ciencia y el arte. Gamio hace notar las distinciones entre la población aborigen y aquella de orden occidental que logran coexistir. La primera debe ser entendida en su evolución integral, recurriendo a las ciencias sociales y sus auxiliares: Antropología, Historia, Sociología, Ecología. Con ello se podrá tener una visión de carácter integral sobre las necesidades y aspiraciones de la población aborigen.

El concurso de las ciencias sociales no es suficiente. Se hace necesario hacer participar a elementos artísticos: canto, danza, artes plásticas, que recuperen los tres niveles evolutivos por los que ha pasado la población indígena: precolombino, colonial y contemporáneo.

Como ejemplo, muestra su experiencia en el Valle de Teotihuacán, donde se recuperaron las etapas señaladas y se potenció la capacidad de estética de la población de Teotihuacán hasta el primer cuarto del siglo XX.[89]

El trabajo indígena. Gamio destaca las diferencias tecnológicas entre el mundo moderno y el mundo indígena. Desde luego, Gamio se inclina por la tecnología de la modernidad pero advierte que estas no deben ser impuestas, se deben introducir gradualmente. Existen tradiciones tecnológicas que no deben ser tocadas como son las expresiones artísticas y el ejemplo a seguir, para Gamio, sería Guatemala.[90]

 

- Salud y Nutrición.

El indigenismo tuvo como eje vital la sanidad, en donde quedaba incluida la nutrición así como la higienización del ambiente; programas de vacunación, letrinización, potabilización del agua, ganado menor estabulado y en lo general una mejoría en los hábitos alimenticios y en la extirpación del alcoholismo, la mariguana, el peyote y la hoja de coca.

En materia sanitaria Gamio procede en un símil con la extirpación de idolatrías de la época colonial, hace notar que las prácticas indígenas en materia de lo que hoy llamamos proceso salud-enfermedad resultan nocivas, el fanatismo habría que suprimirlo. El otro aspecto fue un promotor para la introducción del frijol soya que a su juicio vendría a complementar la rutinaria dieta indígena. Son numerosos los grupos originarios con resistencia la lactosa, proponiendo la sustitución de la leche por dicha leguminosa.

La antropología aplicada fue plena en buenas intenciones, Gamio hace notar las precarias condiciones higiénicas de las regiones indígenas pero poco o nada se realizó. Con el concurso de los organismos de Washington se planea formar con los propios curanderos elementos rudimentarios de medicina preventiva.

El desarrollo biológico es necesario para la salud de grandes contingentes de población, al respecto de los indígenas en vastas regiones se desconoce su estado sanitario. Insiste en que los gobiernos deben de tomar cartas en el asunto capacitando personal para la promoción de la salud y ratifica el programa de comadronas empíricas que tiene éxito en México.

Para Gamio el alcoholismo es un flagelo, la forma de combatirlo es mediante el entretenimiento y el deporte, rememora su experiencia en Teotihuacán en donde por medio del teatro se intentó combatir este elemento negativo. Gamio no repara en la relación entre el alcohol y la organización social que resulta de la fiesta. Sin embargo, si se reconoce que el acoso secular y la violencia de la que son objeto los indios traen como resultado el alcoholismo, Gamio no observa en las ínfimas calidades de las bebidas alcohólicas destinadas hacia la población indígena, existiendo nula revisión sanitaria por parte de los gobiernos en la producción de los alcoholes.

En los años de la administración de Gamio la descalificación hacia las prácticas para tratar el proceso salud-enfermedad indígena es patente, tal como sucede, deberá pasar el tiempo y la crítica profunda al indigenismo para reivindicar las formas alternativas de la otredad.

Un proyecto establecido por el III con la participación de México y Guatemala no logró avances significativos pese a que desde el gobierno de Lázaro Cárdenas se había instalado en Chiapas una posta sanitaria ex profeso para atacar a la filaria. Sorprende que a más de 20 años de un proyecto previamente establecido los resultados sean poco satisfactorios. La culpa Gamio la soporta en la terquedad de la población y en curanderos.

El nuevo formato de nuestras publicaciones. La sanidad se constituye en otro de los elementos de la teoría y práctica indigenista. Por una parte, es el establecimiento de medidas de higiene que eviten la transmisión de enfermedades, y por la otra, el procurar la extirpación de lo que para don Manuel era un flagelo: el alcoholismo, y el cocaísmo en el área andina. Una de las vías por las cuales Gamio fue reconocido en los ámbitos no antropológicos fue por su obsesión de introducir el frijol soya, como un elemento importante para contribuir a la raquítica dieta del indio. La soya pudiera convertirse en un sustituto de la leche para aquellas poblaciones genéticamente resistentes a la lactosa. En distintos momentos, don Manuel insistió en la introducción del frijol de soya como una alternativa nutricional, que viniera a enriquecer la monotonía de la dieta indígena.

Los servicios médicos de cierta especialidad nunca iban a arribar a las regiones indígenas. Incluso, Gamio señala la reticencia de los médicos para trabajar esa regiones. Para tal, la función del indigenismo fue el capacitar a promotores de salud y a comadronas. México fue una de las primeras experiencias en éste sentido. El paradigma indigenista, credo para Gamio, desacreditó e invalidó a las prácticas terapéuticas de los grupos originarios y a sus sanadores los calificó de perniciosos. Sin embargo, desde la antropología aplicada era posible capacitar a promotores de salud.

Es significativa la Editorial publicada en el primer número de 1959, donde don Manuel muestra una paradoja: la medicina científica puede aliviar malestares prevenibles, pero poco o nada se hace y la población india recurre a sus saberes, que para Gamio están descalificados. El general Cárdenas estableció postas para la atención de la oncocercosis, y a más de 20 años, esta enfermedad sigue vigente.

Gamio se adelanta a los proyectos de desarrollo de la comunidad que, años más adelante, tendrán a la mujer como emblema y, al considerarla eje del espacio reproductivo, sobre todo en términos de identidad, los proyectos referentes al desarrollo siempre tendrán que incorporar a la mujer como soporte de los programas de carácter sanitario, educativo. Durante su gestión, se encargaron trabajos donde la mujer es el objeto de investigación, tal como se consignan en otros espacios de nuestro texto.

A fin de realizar la celebración del Día del Indio se propone “mejoras de higiene, biológicas, modernización de la técnica de producción agrícola e industrial, corregir los abusos fiscales y judiciales de los que es víctima el indio, estimular sus ideas democráticas”. (p. 2). Gamio sugiere formas de entretenimiento para evitar el flagelo del alcohol y recupera su experiencia del Valle de Teotihuacán, privilegiando el teatro como una de las formas artísticas con las que se puede hacer desarrollo cultural entre los indígenas. Gamio usa indiferentemente el término indio, indígena y aborigen.[91]

La Conferencia Interamericana de Chapultepec y los problemas indígenas del continente. La situación sanitaria en términos de crecimiento y desarrollo, condiciones higiénicas generales, carencia de agua potable, fecalismo, mortalidad materno-infantil, convivencia con animales domésticos, enfermedades endémicas, hacen prioritario el establecer medidas sanitarias aunque estas sean precarias, ya que, en efecto, la llamada medicina científica tiene poca disposición para arribar a regiones aisladas. De tal forma se inician las primeras experiencias de capacitación para médicos nativos y comadronas. A ello se debe de establecer una política dentro de las sociedades nacionales que sancionen las prácticas discriminatorias.

Gamio destaca la necesidad de servicios médicos que ya han estado favoreciendo a la población blanca e incluso a la ladina, pero que no han llegado a la población indígena. Y además augura que no van a llegar, ya que el ínfimo nivel económico cultural de los poblados indios, así como el idioma nativo que generalmente hablan sus habitantes, hacen imposible o sumamente difícil que los médicos vayan a establecerse en ellos, sobre todo si tienen familia.

Para aminorar la inexistencia del servicio sanitario se convoca el concurso del III y el Instituto de Investigaciones de Washington, para formar a los curanderos en técnicas sanitarias preventivas, así como a las parteras empíricas. También se habla de la necesidad de ampliar las redes de comunicación y poder proporcionar a la población indígena un sistema barato de autotransporte. Gamio habla de la discriminación cultural y se establece una serie de recomendaciones que en sí no se traducen en políticas concretas.[92]

Introducción de nuevos elementos para complementar la dieta indígena. Don Manuel promueve el frijol soya, como paliativo frente a la carencia de proteínas y grasas en la rutinaria dieta indígena. Gamio afirma que la dieta del indígena es monótona y vegetariana, sólo con abundancia en carbohidratos. Esta circunstancia hace que el indio se haga melancólico y retraído. Lo cual se asegura es una continuidad desde tiempos prehispánicos.

Menciona a algunos indianistas románticos que plantean el consumo de leche, carne, huevos, etcétera, pero sin establecer la forma de acceso que va a tener la población indígena El III ha impulsado el uso de frijol de soya, una de las formas para su consumo es mezclándolo con el maíz y hacer tortillas.[93]

El cambio de dieta. De nuevo se insiste en la alimentación, sugiriendo que la monotonía de la dieta vegetariana entre los indios y algunos mestizos se debe a alguna resistencia aún desconocida hacia los alimentos de origen animal y a una resistencia fisiológica. Pone el ejemplo de los trabajadores del Mexe, Hidalgo, a los cuales en lugar de pulque se les brindó leche, pero esta les provocó trastornos digestivos porque genéticamente es una población resistente a la lactosa. Gamio sigue insistiendo en el uso de la soya como suplemento y sustituto.[94]

La salud del indio. El desarrollo biológico es necesario para garantizar la salud en la población y más aún cuando se encuentra acosada.

En la medida en que la población indígena en el Continente se encuentra infracensada, no se sabe con certidumbre las causas de mortalidad y morbilidad, salvo aquellas regiones donde existe una población que cuente con servicio médico y se percate de alguna epidemia. Gamio reitera que es preocupación del III procurar el desarrollo biológico de la población indígena, y vuelve a mencionar el caso de los lacandones.

Anuncia la necesidad de formar modestos enfermeros a partir de los curanderos y menciona el éxito que ha tenido, en cierta medida, la capacitación de comadronas en México.[95]

El alcohol y el indio. El alcoholismo es entendido como un elemento negativo, de ninguna manera se debe sostener lo contrario, pero este pernicioso alcoholismo sólo se podrá superar en la medida en que los niveles de vida se incrementen, y se suprima la incertidumbre, la inseguridad y la violencia de la que secularmente ha sido objeto la población india, no mediante paliativos que de manera implícita reconoce como infructuosos.

Se insiste en el uso inmoderado del alcohol y para combatirlo Gamio propone proyectos de entretenimiento popular y deportivo. Como muestra de la falta de continuidad de los programas habla de un teatro instalado en el Valle de Teotihuacán, el cual está hoy abandonado y muchos de los visitantes preguntan si son restos arqueológicos.[96]

Médicos, curanderos y brujos. Uno de los elementos más negativos de origen prehispánico son los médicos empíricos, pues las más de las veces sus prácticas, sus actividades son inocuas o perjudiciales, para tal caso, es que hay que capacitar a estas personas y adiestrarlos en los empleos más simples de la medicina científica.[97]

Las supervivencias precolombinas en lo relativo a la alimentación. La mala nutrición es un rasgo de atraso. Sin mayor precisión se habla de los consumos proteínicos, calóricos, grasos entre la población indígena, y se vuelve a insistir en la necesidad de consumir frijol de soya.[98]

Enfermedades de los indígenas. Gamio se remite a la oncocercosis. Continúa insistiendo en que la población indígena recurre a hechiceros en lugar de someterse a los tratamientos de la medicina científica. Por otro lado, reconoce que poco se hace por resolver los problemas sanitarios y las endemias que afectan a miles de indios y mestizos, por ejemplo, el caso de la oncocercosis, que aunque ya se conocen las terapias para combatir el mal, no se actúa pertinentemente.[99]

 

- Educación.

La educación se convirtió en otro de los ejes principales del quehacer indigenista, la emisión de políticas particulares para la población indígena y rural fueron establecidas como parte de la Revolución Mexicana. El promotor central de la Nueva Escuela fue Moisés Sáenz y desde la nueva pedagogía, establecida por John Dewey, y la escuela se trataría de establecer el cambio social. Es significativo que Gamio habiendo sido funcionario de la Secretaría de Educación en diversas ocasiones, poca atención le haya otorgado a este aspecto, salvo dar cobijo en el contexto latinoamericano al Instituto Lingüístico de Verano y a algunas propuestas poco relevantes respecto a aspectos educativos. Una iniciativa planteada por don Manuel fue el tratar de recuperar desde las lenguas vernáculas la nomenclatura y toponimia, como alternativa hacia el bilingüismo.

El analfabetismo es un lastre para el indigenismo y es parte integral del sentimiento de inferioridad de la población indígena. Para aminorar este sentimiento Gamio sugiere que los opúsculos dominicales sean donados a las oficinas indigenistas a fin de que los indios tengan material de lectura, hasta este punto no propone la elaboración de materiales en lenguas vernáculas, los materiales son de las lenguas de prestigio.

Pese a las recomendaciones del Primer Congreso Internacional de Filólogos y Lingüistas realizado en 1939 en Pátzcuaro, Michoacán, donde se recomienda la alfabetización en la lengua materna y en el Primer Congreso Indigenista Interamericano en 1940 se refrenda este postulado. Gamio insiste en la castellanización, para tal efecto anuncia un programa radial destinado a la población indígena para el aprendizaje de la lengua nacional a fin de evitar las burlas y los engaños hacia la población no indígena, al mismo tiempo propagandiza que miles de profesores en las regiones indígenas llevan la lengua de prestigio.

Don Manuel critica las políticas educativas de los distintos gobiernos sobre todo en la   elaboración de materiales didácticos, ya que estos resultan aburridos y la población no encuentra un satisfactor en ellos, no es que desprecien al libro si no que éste esta fuera de su alcance, además dentro de sus pares quienes logran consumir material escrito no superan sus tristes condiciones de vida, pese a ello insiste en que las editoriales distribuyan sus sobrantes hacia esta población como una actividad asistencial.

La nomenclatura indígena. Gamio se refiere a la población indomestiza, la cual no ha logrado ser sustituida por la población blanca y, en países como México, se mantiene la mentalidad y la cultura material prehispánica. En contrapartida se presenta una derrota de las lenguas vernáculas, predominando el uso del castellano, que tiene una gran importancia nacional. Gamio no se gratifica de este hecho y se inclina por un uso bilingüe a nivel nacional. Una muestra de ello, es la perdida de la nomenclatura y toponimia en lengua vernácula sobre accidentes geográficos, parajes, pueblos, ciudades, barrios, etcétera, que para Gamio debe ser respetada.[100]

Colaborando en la tarea de alfabetización. La labor educativa debe extenderse tanto para evitar el analfabetismo como para trastocar el complejo de inferioridad de la población india.

Gamio reconoce que el analfabetismo provoca un sentimiento de inferioridad y se propone un programa para abatir este fenómeno que consistiría en recuperar opúsculos, ediciones infantiles, suplementos dominicales de los diarios y hacerlos llegar a las oficinas indigenistas para que se distribuyan entre la población indígena ya que cuentan con un muy escaso material que han leído y releído. Se establecerá un comité que revise el material para que esté acorde con los grupos indígenas.[101]

El problema lingüístico cultural. Además de la marginación económica y social, el problema que tiene que padecer el indígena se agrava más cuando éste no habla la lengua nacional. El monolingüismo lo coloca en una situación de aislamiento y lo hace objeto de engaños y burlas. El III ha propuesto la emisión radial para propiciar el aprendizaje de la lengua nacional y hacer que el indio pueda relacionarse con la sociedad mayor. No son pocos los esfuerzos de los miles de maestros que se mandan a las regiones indígenas, pero los resultados son muy pobres.[102]

El analfabetismo y el Congreso por la Libertad Cultural. Si en algo tuvo razón don Manuel es en lo anémico y aburrido de los materiales de lectura destinados a la población indígena, realmente son productos que consideran al indígena como retrasado. Al mismo tiempo es ingenua la propuesta de Don Manuel de que las editoriales regalen sus sobrantes a la población india, en principio porque las editoriales en América publican en las lenguas de prestigio; castellano, portugués, inglés y francés y son escuetas las lecturas elaboradas en lengua vernácula.

La lucha contra el analfabetismo busca lograr el imperio de la democracia. De la misma manera que el consumo del jamón, los camarones, etcétera, el libro no es de uso de la población indoibérica, no porque no les guste sino porque no lo pueden adquirir, así resulta que la lectoescritura se convierte en una actividad estática, dado que no existen materiales, más allá de los opúsculos con el que los gobiernos insisten en alfabetizar y castellanizar. El indígena analfabeto al ver a sus congéneres que sí poseen esta habilidad y que no logran ninguna mejoría en su calidad de vida, tampoco se siente interesado aprenderlo debido a lo precario de los materiales de lectura con los que cuentan.[103]

 

- Jurisprudencia.

El siglo XIX otorgó la igualdad a todos, sin embargo el indigenismo logra percatarse del necesario establecimiento de una jurisprudencia distintiva para la población indígena. Esta tarea solo fue emitida, sin desconocer los esfuerzos editoriales por recopilar códigos en materia indigenista de los diferentes países americanos. Sin embargo no se desarrolló una política pública para el establecimiento de un orden jurídico distintivo, pese a que ya durante la gestión de don Manuel por parte de la Organización Internacional del Trabajo se había establecido el Convenio 157, antecedente directo del multicitado Convenio 169 del mismo organismo. Como una medida de justicia social, Gamio sugiere a los gobiernos la aceptación del voto verbal, ya que la mayor parte de la población indígena es analfabeta, esta medida debe ser considerada de vanguardia en tanto varios países de América Latina negaban el derecho al sufragio de la población analfabeta.

En los años cincuenta se marcan los primeros balbuceos sobre la necesidad de establecer una jurisprudencia adecuada hacia la población indígena, lo que hoy se conoce como usos y costumbres. Desde el indigenismo se sugiere legislar en relación directa a la personalidad y cultura de la población indígena, al respecto se hace referencia a un caso de vendetta en una comunidad tzotzil donde se ajustició a hechiceros. Actos de esta naturaleza son frecuentes en las regiones indígenas y el derecho positivo desconoce usos y costumbres quedando desprotegida del ámbito de la justicia la población india.

Desde el Congreso de Pátzcuaro se recomendó un inventario de la legislación en materia indigenista. El Congreso de La Paz, Bolivia, refrendó este compromiso pero como en tantas otras acciones la tarea no pudo realizarse por carencia de presupuesto y aduciendo la falta de personal idóneo. Además es necesario un reconocimiento de las poblaciones indígenas en la Constitución, cosa que ocurrió en México hasta 1992, en rezago a otros países latinoamericanos: Brasil, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Nicaragua. Sin embargo este reconocimiento se mantiene en letra muerta en tanto no existe una ley reglamentaria.

El voto verbal para analfabetos. Una reivindicación central para las poblaciones aborígenes en el Continente es el poder realizar su derecho al sufragio, en su calidad de analfabetas, las sociedades nacionales les niegan este derecho y obligación. Al mismo tiempo, otra obra de justicia social será el promover el alfabetismo entre la población india.

Gamio hace referencia a la posibilidad de una enmienda a la legislación electoral para que los analfabetos puedan ejercer su voto. La Editorial se pronuncia en el siguiente sentido: en principio, limpiar el proceso electoral de triquiñuelas y chanchullos, de igual modo, promover la lectoescritura y proporcionar materiales de lectura, más allá de los que brinda la escuela básica. Tal vez, lo más relevante para este tiempo sea la mención del voto verbal para la elección de autoridades municipales y presidenciales. Se hace hincapié en que en las comunidades indígenas y letradas, los procesos de elección por medio del voto verbal, las más de las veces, son limpias y honestas.[104]

El cordero vindicador. La Editorial remite a un castigo penal en una corte de Idaho para tres jóvenes indígenas que robaron un cordero y la pena resultó excesiva, sin guardar proporción con el delito cometido. Este tipo de actos son frecuentes no sólo en Estados Unidos, sino en los contextos donde existe población indígena y se presenta lo que la Editorial consigna como indo-fobia.[105]

La ley y la realidad social. La Editorial es un llamado de atención para establecer una legislación que no sea parcial y reconozca elementos culturales y una situación de alejamiento de la modernidad. Tal reflexión se produce por un hecho de sangre hacia unos hechiceros en Tenejapa, Chiapas, en donde la población los ajustició de acuerdo a sus usos y costumbres como legítima defensa, por considerarlos culpables de un sinnúmero de calamidades hacia la comunidad.

La legislación debe considerar la personalidad del indio y su adaptación al entorno a fin de poder ejercer una justicia integral. Se reflexiona en relación directa a generar una legislación que contemple la diferencia cultural y, más allá, considere siglos de dominación que han evitado el acceso a la modernidad.[106]

La legislación indigenista en los países de América. El III reconoce la recomendación formulada en el Congreso Indigenista Interamericano, en la Paz, Bolivia, en 1954, que consiste en una recopilación jurídica de los países miembros. Esta recomendación es aún parcial y se esgrime la falta de recursos para contratar personal especializado en esta tarea. Países como México estarían a la espera de un reconocimiento constitucional de su población originaria.[107]

 

- Arte y artesanías.

La influencia de Boas se percibe en un solo punto y es en lo relativo al arte de los pueblos originarios, en destacar la particularidad de tres momentos: el prehispánico, el colonial y el contemporáneo. Es indiscutible que Manuel Gamio se convirtió en un defensor del arte indígena, incluso otorgándole mayor relieve que al arte europeo, tanto por los materiales, la perspectiva estética y la dimensión que ésta podía otorgar para la constitución del nacionalismo. En este sentido Gamio promovió la producción de artesanías fuera del industrialismo y de la manufactura en serie. En efecto, en su estancia en Teotihuacán facilitó la producción artesanal de alta calidad y en el curso de su administración criticó la elaboración artesanal destinada solo al mercado. Gamio forma parte de un grupo que recupera a los indígenas como parte del nacionalismo y una expresión de ello fue el muralismo mexicano.[108] Para mostrar la importancia que Gamio le otorga a la originalidad del arte indígena vale la pena leerlo de manera directa.

Un resultante secundario del indigenismo es la colección de artefactos, utensilios, instrumentos y objetos artísticos para alimentar acervos museísticos. Sin duda las cosas de los indios pueden ser de gran utilidad para acercarnos a su concepción del mundo, para tal efecto se propuso constituir colecciones artísticas y artesanales de todo el continente. En el caso de Gamio no sólo es lo anterior sino también el poder ubicarlos en una gradiente civilizatoria. Al mismo tiempo la producción artesanal es un vehículo para la atracción turística, pone de ejemplo su iniciativa para la confección de tapetes en el Valle del Mezquital y la colocación de locales en la carretera internacional México-Laredo para su venta, resulta sintomático que estos puestos de venta artesanales otomíes sea objeto de presunción de la labor indigenista y por el contrario, en el revés del control de la oncocercosis en Chiapas se culpabilice a la población originaria por su “terquedad”.

La arqueología es una disciplina que contribuye de manera directa a mostrar a los sectores no indios la grandeza de un pasado civilizatorio. Para Gamio con la monumentalidad del México antiguo, incluida los mayas, se contribuye a entender al movimiento indigenista y reducir la oposición que algunos no indios mantienen hacia el indigenismo.

El arte indígena y arte indigenista. Gamio tiene una formación inicial de arqueólogo con una perspectiva estética que resalta la originalidad de los pueblos americanos y así lo expresa en la siguiente Editorial.

El arte indígena es relativamente superior al arte europeo, la producción artística indígena expresa anhelos, tristezas y las escasas alegrías de la población americana. Para Gamio esta actividad debe ser intocada. El arte indígena está en serio peligro por su enfrentamiento al maquinismo y su consecuente producción en serie que dejaría desprovisto de toda originalidad, línea, trazo y color al arte americano.[109]

Los museos y las supervivencias culturales indígenas. En esta ocasión la Editorial está preocupada por determinar la evolución de los artefactos utilizados por la población indígena, desde los precolombinos hasta los contemporáneos, realizar colecciones cronológicas para identificar sus estilos artísticos y usos.[110]

Exposición Interamericana de Artes e Industrias Indígenas y las Conferencias de Seguridad Social. Gamio anuncia un programa de exposición de artesanías del Continente que contribuya a hacer del conocimiento de los distintos grupos indígenas, admirando la espléndida estética de los diferentes grupos que habitan América y con esto se puede aportar a que los grupos tengan un mejor conocimiento de ellos mismos. Con lo anterior es viable, también, promover el turismo. Gamio aprovecha para hacer mención a su reticencia hacia la medicina y curadores indígenas, señalando que la formación de enfermeros que aunque de sean de “bajo nivel”, siempre serán mejores que los hechiceros que practican una “medicina inocua”, si no es que perjudicial para sus poblaciones.[111]

La economía indígena en las regiones áridas. Gamio reconoce que los esfuerzos indigenistas no prosperan y como tal está el ejemplo del proyecto Valle del Mezquital. Se señala que aún con la infraestructura instalada, el indio no la utiliza. Ello debido a la ignorancia y al abuso de los sectores no indígenas de la región, que han arrinconado a la población otomí la cual no logra gozar de electrificación, irrigación y las comunicaciones. Los sectores no indígenas tienen un aprovechamiento abusivo sobre los productos de la población indígena, pagando precios irrisorios por productos de alta calidad artística. Al respecto, don Manuel propone modernizar las industrias indígenas, pero sin menoscabo de su calidad artística, y promover mercados que liguen al productor directo con el consumidor, sin el abuso de intermediarios. Anuncia que el instituto estableció un programa de confección de tapetes, y sobre la carretera a Laredo, ha instalado casetas para la venta directa a los turistas.[112]

Una forma de indigenismo. Como arqueólogo, Gamio recupera el glorioso pasado y que éste sirva de plataforma para desarrollar la teoría indigenista. Al mostrar la gran belleza y la sutil estética de la arquitectura prehispánica maya, quiché y náhuatl del Altiplano con sus innumerables obras de estatuaria, cerámica, orfebrería, se puede lograr que los sectores que han sido hostiles o indiferentes al movimiento indigenista tengan una nueva apreciación sobre los descendientes de estas altas culturas y de esta forma provocar que el indígena deje de ser un lastre para convertirse en potencia.

Gamio se plantea un amplio programa de propaganda que resalte la estética, la agricultura, la astronomía, la poesía, el calendario de la antigüedad americana. Con lo anterior se pretende que los sectores no indígenas reconsideren al pasado prehispánico y a sus descendientes.[113]

 

-Anuncios.

Las editoriales en América Indígena sirvieron para publicitar acontecimientos o programas por realizar; por ejemplo la creación del Instituto Nacional Indigenista (INI) de México en 1948, una llamado de atención a los países miembros al III para la regularización de sus cuotas como una constante, el nombramiento de Alfonso Caso como director del INI, la promoción de Naciones Unidas para la cooperación en materia indigenista anunciada en el congreso de Cuzco, que no se logró, la participación de la UNESCO con el III, en específico en el proyecto del Valle del Mezquital, el anuncio del IV Congreso Indigenista Interamericano en Guatemala para 1958 con la esperanza que las recomendaciones ahí emitidas sean atendidas, ya que los resolutivos de los Congresos anteriores han sido letra muerta, cosa también reconocida por Gamio. Don Manuel reitera la necesidad de que los países normalicen sus cuotas y destaca que la labor editorial tanto de América Indígena como del Boletín Indigenista y de un buen número de textos a pesar de las dificultades presupuestales y de los incrementos en los costos, se han mantenido con puntualidad.

Reorientación de la política indigenista mexicana. Con el arribo del presidente Miguel Alemán se reestructuró la burocracia indigenista, situación que aplaude don Manuel.

Ha causado sorpresa para el mundo indoibérico la desaparición del Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas de México con la llegada del presidente Miguel Alemán Valdés. La razón de su desaparición fue la poca probidad de su personal, salvo raras excepciones, y su extrema burocracia. En sustitución quedó el Departamento de Asuntos Indígenas vinculado a la Secretaría de Educación Pública.[114]

La colaboración entre las instituciones inter y panamericanas debe ser más efectiva. Una constante en el desarrollo de las instituciones indigenistas fue la queja de inanición presupuestal. De tal forma que el indigenismo se estancó en el discurso provocándose una práctica que los indigenistas calificaron de espontánea.

A nivel de ponencia se eleva la queja de la falta de colaboración de los países miembros en el otorgamiento de cuotas, lo cual impide el desarrollo integral de las investigaciones y de la coordinación que tiene encomendado el Instituto.[115]

El director del Instituto Indigenista Nacional de México. Se anuncia el nombramiento de Alfonso Caso como primer director del Instituto Nacional Indigenista creado en 1948. Manuel Gamio exalta el nombramiento de Caso destacando su alta calidad moral y sus conocimientos arqueológicos, estando seguro que desempeñará una gran labor en el recién creado Instituto Nacional Indigenista suprimiendo valores negativos por aquellos positivos.[116]

Las Naciones Unidas y el Instituto Indigenista Interamericano. La editorial consigna la realización del II Congreso Indigenista del Cuzco con el apoyo de Naciones Unidas (ONU). Así mismo se anuncia que el Consejo Económico y Social de la ONU crea una comisión ad hoc para intervenir en los sectores retrasados de América, esta resolución fue acordada el 10 de mayo de 1949.

Gamio felicita la iniciativa de la ONU para atender a los sectores de inferior evolución que vegetan en las Américas.[117]

Incremento de actividades indigenistas. El III cobra nuevos bríos para modificar la raíz prehispánica de la población aborigen, ansiado anhelo de Gamio.

Como resultado del II Congreso Indigenista de Cuzco se recurre a la Unesco para que auxilie al III a fin de “transformar aquellos procesos mentales de origen precolombino y colonial, que obstaculizan la introducción de medios con que se procura elevar el estándar de vida y nivel cultural de los grupos aborígenes, como sucede a la implantación de servicios médicos, salubridad, técnicas agrícolas, industriales, etc.” (p. 264-265)

Se hace mención del XXIX Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Nueva York en 1949, sorprendiendo a Gamio y Comas el incremento en trabajos de índole antropológico que tratan sobre los problemas de la población indígena americana. Desde 1875, que se inicia el Congreso de Americanistas, no se había consignado un interés por la cuestión indigenista salvo los aspectos arqueológicos.[118]

Cooperación de la Unesco en un proyecto del Instituto Indigenista Interamericano. Se anuncia la colaboración entre la Unesco y el III para desarrollar un proyecto educativo y experimental en el Valle del Mezquital, que tiene por misión elaborar opúsculos, generar actividades artísticas, entre ellas el teatro y otros procesos de enseñanza, tecnología agrícola e higiene. Se consigna el agradecimiento a Jaime Torres Bodet en su calidad de director de la Unesco.

Los fondos de la Unesco estarán destinados al Valle del Mezquital y tiene por objeto modificar la estructura mental indígena a fin de poder introducir elementos modernos en materia de sanidad, alimentación, tecnología agrícola, cambiar la visión que los indios tienen sobre aspectos meteorológicos, sanidad animal y transformar las concepciones sobre el cuerpo para poder introducir la medicina moderna y evitar el rechazo del personal médico. Con ello Gamio se propone realizar una amplia labor de difusión para otras latitudes que contienen contingentes indios y hacer conocer los resultados positivos de esta labor.[119]

Será en Guatemala el IV Congreso Indigenista Interamericano. Se anuncia la celebración del IV Congreso Indigenista que será en Guatemala para 1958. [120]

El IV Congreso Indigenista Interamericano. Se anuncia el Congreso Indigenista que se hará en Guatemala con la esperanza que los acuerdos ahí tomados sean considerados para su ejecución, lo que no ha sucedido con congresos anteriores.

Se hace mención a los tres congresos realizados: Pátzcuaro, Cuzco, La Paz, donde se han hecho varias recomendaciones que no han sido atendidas por los gobiernos. El problema indígena exige urgente atención, puesto que sus aspectos desfavorables retrasan desde hace siglos el progreso de muchos países del Continente. Esperan que las recomendaciones que se hagan en Guatemala en 1958 sean escuchadas.[121]

La situación económica del Instituto Indigenista Interamericano. Balance donde se expone la labor del Instituto, principalmente, como órgano consultor y se destaca su labor editorial. En esta Editorial se vuelve a denunciar las carencias presupuestarias y el atraso de los países miembros en el pago de sus cuotas.[122]

 

Conclusiones

Es seguro que el lector perciba un abuso de mi parte al mostrar los trabajos editoriales de Manuel Gamio Martínez, que provocan una lectura tediosa, lineal, sin soporte teórico ni creatividad en la forma de exposición. En este sentido no se debe confundir la reiteración de Gamio con el contenido de América Indígena, revista que tuvo una continuidad ininterrumpida de 1941 a 1996 y con esporádicas publicaciones ya digitalizadas hasta 2009, año en que el III cierra definitivamente sus puertas. Los contenidos de América Indígena son muy ricos, incluso sería importante una labor editorial que rescatara artículos que merecen volver a ver la luz, pero esta no fue una tarea exclusiva de Gamio, contó con colaboradores de relieve como el doctor Juan Comas, en su momento a su sobrino Miguel León Portilla e incluso en su equipo de trabajo se encontró el hoy célebre Alfredo López Austin.

A lo largo de la exposición de las Editoriales de don Manuel se puede constatar lo rutinario de sus temáticas y quizá obsesiones; suprimir lo negativo, soportado en la psique prehispánica del indio y en su caso colonial, extirpar toda práctica socioreligiosa como el entendimiento por parte del indígena de los procesos de salud/enfermedad, haciendo tabla rasa del indio negándole identidad como navajo, otomí, tzotzil, aymara, etc. Lo indio, en Gamio, mantiene la concepción de raza decimonónica; atraso, negligencia, pasividad, entre otros atributos que no quedan suprimidos. El mestizaje como resultado deseable no abandona la concepción de raza, convirtiéndose tal como lo señala Richard Graham en una continuación del racismo pero ahora con un carácter modernizante, institucionalizado y extraordinariamente complicado.

Gamio resulta monótono, reitera el carácter atrasado de los países con población indígena y que solo podrán salir de ese atolladero por medio de la instrumentación institucional, gracias a las instituciones el indio dejará de ser un ente que vegeta tanto en lo individual como en lo colectivo, solo por la acción indigenista abandonará su terquedad y dejará de ser proclive a los totalitarismos, sobre todo al comunismo internacional. Se propuso por la vía institucional lograr el cambio social, reduciendo a la población indígena en poblados, mejorar los hábitos alimenticios, propiciar la medicina científica y para evitar alzamientos revolucionarios, su relocalización en las llamadas tierras baldías.

Si bien el III logró una valiosa recopilación de legislaciones jurídicas en torno a lo indígena y campesino durante la gestión de Gamio, no se sobrepasó esta tarea editorial, sin lograr proponer la necesaria legislación y reconocimiento por parte de los Estados nacionales a sus contingentes étnicos-originarios. De manera tímida expresó alguna recomendación de discriminación positiva, por ejemplo para hechos delictivos en donde lo cultural debería estar en consideración.

Dentro de los ejes centrales del indigenismo se encontró lo educativo, Manuel Gamio en este aspecto no sostiene una propuesta, solo permite que bajo el III el Instituto Lingüístico de Verano tenga cobijo.

Para decirlo en el lenguaje de Gamio, el aspecto positivo de su discurso es el rescate del arte indígena pero ello con una connotación; darle cuerpo a la ideología nacionalista, buscando la unidad en los países fragmentados por lo que él denomina pequeñas patrias, en este punto se asemeja mucho a la ideología mantenida durante el gobierno de Benito Mussolini y considero que no es casual que don Manuel haya sido miembro de organismos académicos italianos durante el fascismo.

En esta revisión surgen algunos argumentos de sus exégetas, por ejemplo, Roberto Valdovinos que continua pensando en Gamio como el padre del indigenismo mexicano. Valdovinos reprueba la crítica de Bonfil Batalla sobre la propuesta de don Manuel del mestizaje como base para la integración nacional, donde el indio no tiene oportunidad de hablar por sus intereses dejando esta tarea a las autoridades e instituciones ajenas a ellos.

En relación a los criterios positivistas de Gamio, siempre surgió la pregunta de a qué tipo de unidad nacional se quería integrar al indio, despojado de su particularidad étnica y de su historia. Esto no fue resuelto, ni por Gamio, ni por el resto de los indigenistas. De ahí, otra pregunta, ¿qué elementos hay que rescatar y cuáles eliminar? Don Manuel ofrece cierta respuesta: eliminar todo rasgo prehispánico menos el artístico. Con lo anterior se entiende a un intelectual ligado al poder que no tiene la menor intención de modificar el nicho de la integración, en otras palabras, la sociedad capitalista. En tal sentido Valdovinos, no logra volver a reivindicar la figura de padre fundador que en algún momento tuvo Gamio.[123]

Manuel Gamio Martínez representa la continuidad de la sociedad del siglo XIX de carácter autoritario y hasta bien entrado el siglo XX es en lo intelectual un gozne con el surgimiento de una burguesía moderna y autodenominada “revolucionaria”, sobre todo en el orden político. Gamio logra articularse a un mismo proyecto con particularidades: el carrancismo, el obregonismo y el callismo, sorteando incluso un proyecto alternativo como fue el del general Lázaro Cárdenas, y es con Manuel Ávila Camacho que se realiza como director de una institución interamericana creada ex professo para la aplicación de la política en términos étnico-originarios.

Gamio resulta un intelectual protagónico y así se presenta en sus querellas con Leopoldo Batres, y más tarde con Ramón Mena y con Castillo Ledón, imponiendo una visión arqueológica monumentalista, que priva en el quehacer de la arqueología mexicana hasta la actualidad, es decir, funcionando como aparato ideológico para la conformación de un nacionalismo de corte autoritario heredero solo de la Grandeza Mexicana; Teotihuacán, Tenochtitlan, Chichén Itzá, en este punto siendo una extraordinaria similitud con la arqueología italiana de los tiempos de Mussolini. En relación a esto es una ruptura con Franz Boas, recordando que este influyente antropólogo se constituyó en un crítico del racismo y de las posturas nazi-fascistas. De éste solo recoge lo estético del mundo prehispánico en términos de un particularismo pero despojado de un entorno mayor, a la manera de los muralistas este elemento es de corte metahistórico.

Pese a haber tenido experiencias de trabajo de campo de orden internacional, primero en Ecuador, luego en Guatemala, y el haber sido director de un instituto interamericano, el provincialismo de Gamio es notable, a excepción de sus textos sobre migración de los trabajadores mexicanos a Estados Unidos, en prácticamente toda su obra más publicitada, los ejemplos se reducen a Forjando Patria y La población del Valle de Teotihuacán.

Sostengo, Manuel Gamio resulta una figura menor en términos de aportes teóricos e incluso de acción política para una teoría antropológica en general y en lo regional. Sin descontar que Gamio efectivamente resultó ser un hábil administrador que logró sortear diferentes condiciones políticas, eso no lo hace un benemérito del quehacer antropológico, ni en México, ni en las Américas. Más bien Manuel Gamio se constituye en una continuación del pensamiento decimonónico y en un diestro operador político de un componente relevante de las ideologías de los Estados nacionales, que fue el indigenismo.

 

Notas:

[1] Universidad Pedagógica Nacional, con la colaboración de Andrés Huanca Rodrigues y Christian Márquez Angulo, Escuela Nacional de Antropología e Historia.

[2] Cfr. Comas, Juan. Manuel Gamio. Antología, UNAM, México, 1975. González Gamio, Ángeles. Manuel Gamio. Una lucha sin fin, UNAM, México, 1987. Matos Moctezuma, Eduardo. Arqueología e Indigenismo, INI, México, 1987. Los autores señalados coinciden en lo general, en los datos biográficos de Don Manuel, con distinto énfasis. Comas expresa su cercanía y amistad como producto de una larga colaboración de trabajo, Matos Moctezuma lo reivindica como el padre de la antropología mexicana y muestra su admiración por su trabajo arqueológico, González Gamio se expresa de Don Manuel con el amor y la emoción de los recuerdos familiares.

[3] Actualmente este sitio es considerado por la arqueología como la frontera mesoamericana, concepto que Gamio jamás utilizó pese a haber sido contemporáneo de Paul Kirchhoff.

[4] En comunicación personal la Dra. M. Rutsch indica que Seler mantuvo preferencia por Porfirio Aguirre, quien en 1921 descubre una máscara funeraria de estilo teotihuacano, al parecer femenina en Malinaltepec, Guerrero. Seler consideraba a Porfirio Aguirre y Sendero un alumno destacado. Aguirre y Sendero formó parte de la generación de Ramón Mena y para los años 30, siendo director del Museo Nacional Alfonso Caso, despide al primero mediante un escándalo que acaba en los tribunales penales ya que se le acusaba de sustracción de códices y piezas arqueológicas.

[5] Strug, David. "Manuel Gamio, la escuela internacional y el origen de las excavaciones estratigráficas en las Américas" en Arqueología e Indigenismo, México, 1987. pp. 161.

[6] Cfr. Boletín Bibliográfico de Antropología Americana,1937-1948, vol. 6, núm. 1/3, pp. 35-42. Este texto sirve como oración a la figura de Boas reconociéndolo como el padre de la antropología americana; Matos Moctezuma, Eduardo. “Manuel Gamio y la antropología del siglo XXI” en La Jornada, México, domingo 26 de agosto de 2012, núm. 912; Rutsch, Mechthild. Antropología mexicana y antropólogos alemanes en México. Desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Tesis de doctorado en Antropología. Fac. de Filosofía y Letras, UNAM, 2002. Ha escudriñado con trabajo de archivo la Escuela Internacional.

[7] Cfr. Rutsch, Mechthild. Op. Cit. pp. 414. Comas, Juan. Op. Cit. pp.159-160.

[8] Moctezuma, Eduardo. Op. Cit.

[9] Rutsch, Mechthild. Op. Cit. pp. 425.

[10] Ibidem. pp.425

[11] Gilly, Adolfo. La Revolución interrumpida, Editorial El Caballito, México, 1971.

[12] González Gamio, Ángeles, Op. Cit. pp. 59

[13] Urias Horcasitas, Beatriz. “Las ciencias sociales en la encrucijada del poder: Manuel Gamio (1920-1940)” en Revista Mexicana de Sociología, 2002, México, vol. 64, núm. 3, julio – septiembre, pp. 112.

[14] Alanís, Fernando. “Manuel Gamio: el inicio de las investigaciones sobre la inmigración mexicana a Estados Unidos”, en Historia Mexicana, El Colegio de México, México, 2003, vol. LII, núm. 4, abril-junio, pp. 979-1020.

[15] Roberto, Melville, “La Migración mexicana a Estados Unidos y Manuel Gamio” en Diccionario Temático Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciesas, México, s/f. En este dato el curriculum que ofrece el maestro Juan Comas coincide, para tal efecto: Cfr. Comas, Juan. Op. Cit. pp. 160.

[16] Graham, Richard. “Racismo, revolución e indigenismo: México, 1910-1940” en Knight, Alan, Repensar la Revolución Mexicana, El Colegio de México, México, 1990.

[17] Cfr. Bonfil Batalla, Guillermo (comp). Utopía y revolución. el pensamiento político contemporáneo de los indios en América Latina. México. Nueva Imagen. 1981. La negación de la etnicidad es un tema transversal en la obra de Bonfil Batalla.

[18] Gamio, Manuel. Forjando Patria (Pro-Nacionalismo), Porrúa, México, 1916.

[19] Castillo Ramírez, Guillermo. "Las representaciones de los grupos indígenas y el concepto de nación en Forjando Patria de Manuel Gamio"; en Cuicuilco, vol. 20, núm. 56, enero-abril, 2013.

[20] Gamio, Manuel. La población del valle de Teotihuacán, México, Dirección de Antropología, 1922.

[21] Urías Horcasitas, Beatriz. Op. Cit. pp. 93-121.

[22] Cfr. http://docsetools.com/articulos-noticias-consejos/article_142261.html

[23] Saavedra, Alfredo M., citado en Stern, Alexandra. “Mestizofilia, biotipología y eugenesia en el México posrevolucionario: hacia una historia de la ciencia y el Estado, 1920 – 1960”; en Relaciones, vol. XXI, núm. 81, El Colegio de Michoacán, México, 2000. pp. 82-83.

[24] Stern, Alexandra, Op. Cit. pp. 57 - 92

[25] Cfr. op. Cit. pp.

[26] Brading, David. "Manuel Gamio y el indigenismo oficial en México", en Revista Mexicana de Sociología, UNAM, México, vol. 51, núm. 2, abril - junio, 1989.

[27] Brading, David. "Manuel Gamio y el indigenismo oficial en México", en Revista Mexicana de Sociología, vol. 51, núm. 2, abril - junio, 1989, UNAM, México. pp. 271

[28] Cfr. Gracia Alonso, Francisco. “Arqueología, Cine y Fascismo” en Antela-Bernárdes, Borja; Sierra Martín, César (Coords.) La historia antigua a través del cine, ed. UOC. Barcelona, 2013.

[29] En el curriculum de Gamio que nos ofrece el Dr. Juan Comas en la Antología de Manuel Gamio (op.cit) se tiene el dato de que Gamio fue miembro del Associazione Archeologica Romana (1923) y del Comitato Italiano per lo Studio dei Problemi della Popolazione (1932). Como fácilmente nos podemos percatar, fueron años del ascenso del fascismo.

[30] Litvak King, Jaime. “Mexican Archaeology: Challenges at the End of the Century”, en Bulletin of the Society for American Archaeology, vol. 15, núm 4, Estados Unidos, 1997, visto en http://www.saa.org/publications/saabulletin/15-4/SAA7.html

[31] Litvak King, Jaime. “La arqueología oficial mexicana”; en Mechthild Rutsch y Carlos Serrano Sánchez (editores), Ciencia en los márgenes: ensayos de historia de las ciencias de México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, México, 1997. pp. 100 - 101

[32] Omura, Kanae. “Manuel Gamio y Japón”; en Revista de la Universidad de México, núm. 19, Nueva Época, UNAM, México, 2005. pp. 89 – 94.

[33] Ibidem. pp. 275

[34] Ibidem. pp. 278. Citado por Brading.

[35] Ibídem. pp. 281

[36] No se ha logrado documentar pero es conocido que Gamio fue distinguido miembro de la logia Rosacruz Quetzalcóatl.

[37] Ibidem.

[38] Cfr. Aguirre Beltrán, Gonzalo. "Panorama de la Antropología Social y Aplicada" en Arqueología e Indigenismo, INI, México, 1987.

[39] Cfr. Rutch, Metchthild. “Ramón Mena y Manuel Gamio. Una mirada oblicua sobre la antropología mexicana en los años veinte del siglo pasado” en Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXII, núm. 88, otoño, El Colegio de Michoacán, A.C. Zamora, México, 2001. En este espacio se describe los aportes de carácter difusionista de Ramón Mena por una piedra encontrada en la calle de Las Escalerillas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde el arqueólogo plantea interesantes hipótesis sobre rasgos asiáticos del hallazgo.

[40] Comas, Juan. La antropología aplicada en México, III, México, 1976.

[41] Legarreta Haynes, Patricia. Ingeniería Social en Mesoamérica. Revolución, intervención, desarrollo y cooperación internacional, Tesis Doctoral, UAM-I, México, 2015.

[42] Giraudo, Laura y Furia, Victoria J. “Neither “Scientific” nor “Colonialist”. The Ambiguous Course of Inter-American Indigenismo in the 1940s”, en Latin American Perspectives Issue 186, vol. 39 núm. 5, septiembre 2012, pp. 12-32.

[43] Giraudo, Laura; Stephen E. Lewis. “Pan-American Indigenismo (1940–1970). New Approaches to an Ongoing Debate”, en Latin American Perspectives Issue 186, vol. 39 núm. 5, septiembre 2012, pp. 3-11.

[44] Cfr. Llobera, Josep R. (coord). La antropología como ciencia, Anagrama, España, 1975.

[45] Cfr. Saade Granados, Marta María. El mestizo no es “de color”. Ciencia y Política Pública Mestizófilas (México, 1920 – 1940), Tesis, ENAH, México, 2009.

[46] Editorial ”Organización definitiva del Instituto”, en América Indígena, vol. II, núm. 2, México, 1942.

[47] Sobre este punto daría la impresión de que Gamio tiene un cambio de paradigma en torno a sus concepciones eugenésicas positivas sobre los grupos originarios de América, sin embargo el discurso que en esta Editorial pronuncia Gamio, tanto escrito como radial, se encuadran en la defensa de la democracia entendida como formal en donde desde luego las posturas racistas abiertas son sancionadas. Como veremos en el transcurso de sus participaciones en las editoriales de América Indígena, Gamio es reiterativo al considerar a los indios como pueblos que vegetan atrasados, inveterados, reticentes a los cambios, tercos y solo reivindica los indígenas en relación a que no han desaparecido por su capacidad adaptativa a situaciones adversas, pero ello no significa una reivindicación del carácter genético de las poblaciones originarias en lo general. Lo mejor que le puede pasar a los grupos étnicos originarios es el mestizaje donde se mantiene el ingrediente racial.

[48] Ibídem, pp.7

[49] Editorial; en América Indígena, vol. III, núm. 4, México, 1943.

[50] Editorial; en América Indígena, vol. IV, núm. 3, México, 1944.

[51] Editorial, “¿Día de la Raza?”; en América Indígena, vol.V. núm. 4, México, 1945.

[52] Editorial; en América Indígena, vol.VII, núm. 2 , México, 1947

[53] Editorial; en América Indígena, vol. II, núm. 3, México, 1942.

[54] Editorial; en América Indígena, vol. III, núm. 2, México, 1943.

[55] Editorial; “La Carestía de la Vida” en América Indígena, vol. III, núm. 3, México, 1943.

[56] Editorial; en América Indígena, vol. VI, núm. 4, México, 1946.

[57] Editorial; en América Indígena, vol. VII, núm.4, México, 1947.

[58] Editorial; en América Indígena, vol. VIII, núm. 1, México, 1948.

[59] Editorial; en América Indígena, vol. VIII, núm. 2, México, 1948.

[60] Editorial; en América Indígena, vol. VIII, núm. 3, México, 1948.

[61] Editorial; en América Indígena, vol. IX, núm. 2, México, 1949.

[62] Editorial, “Los Indios Olvidados”; en América Indígena, vol. XI. núm. 4, México, 1951.

[63] Editorial; en América Indígena, vol. XII, núm. 3, México, 1952

[64] Editorial; en América Indígena, vol. XV, núm. 1, México, 1955.

[65] Editorial; en América Indígena, vol. XIX, núm. 2, México, 1959.

[66] Editorial; en América Indígena, vol. XX, núm. 1, México, 1960.

[67] Editorial; en América Indígena, vol. IV, núm. 1, México, 1944.

[68] Editorial; en América Indígena, vol. IV, núm. 2, México, 1944.

[69] Editorial, en América Indígena, vol. VI, núm. 1, México, 1946.

[70] Editorial; en América Indígena, vol. VI, núm. 2, México, 1946.

[71] Editorial; en América Indígena, vol. XI, núm. 3, México, 1951.

[72] Editorial; en América Indígena, vol. XIV, núm. 3, México, 1954.

[73] Editorial; en América Indígena, vol. XIX, núm. 3, México, 1959.

[74] Editorial; en América Indígena, vol. XIX, núm. 4, México, 1959.

[75] Editorial; en América Indígena, vol. XX, núm. 3, México, 1960.

[76] Blanchette, Thaddeus. La antropología aplicada y la administración indígena en los Estados Unidos: 1934–1945, Desacatos CIESAS, núm.33, México, 2010.

[77] Editorial; en América Indígena, vol. V, núm. 1, México, 1945.

[78] Editorial; en América Indígena, vol. VII, núm. 3, México, 1947.

[79] Editorial; en América Indígena, vol. X, núm. 3, México, 1950.

[80] Editorial; en América Indígena, vol. X, núm. 4, México, 1950.

[81] Editorial; en América Indígena, vol. XIII, núm. 2, México, 1953.

[82] Editorial; en América Indígena, vol. XIII, núm. 3, México, 1953.

[83] Editorial; en América Indígena, vol. XIII, núm. 4, México, 1953.

[84] Editorial; en América Indígena, vol. XIV, núm. 1, México, 1954.

[85] Editorial; en América Indígena, vol. XV, núm. 2, México, 1955.

[86] Editorial; en América Indígena, vol. XVI, núm. 1, México, 1956.

[87] Editorial; en América Indígena, vol. XVI, núm. 1, México, 1956.

[88] Editorial; en América Indígena, vol. XVI, núm. 3, México, 1956.

[89] Editorial; en América Indígena, vol. XVII, núm. 3, México, 1957.

[90] Editorial; en América Indígena, vol. XVIII, núm. 1, México, 1958.

[91] Editorial; en América Indígena, vol. III, núm. 1, México, 1943.

[92] Editorial; en América Indígena, vol. V, núm. 2, México, 1945.

[93] Editorial; en América Indígena, vol. XI, núm. 1, México, 1951.

[94] Editorial; en América Indígena, vol. XI, núm. 2, México, 1951.

[95] Editorial; en América Indígena, vol. XII, núm. 2, México, 1952.

[96] Editorial; en América Indígena, vol. XIV, núm. 4, México, 1954.

[97] Editorial; en América Indígena, vol. XVIII, núm. 2, México, 1958.

[98] Editorial; en América Indígena, vol. XVIII, núm. 4, México, 1958.

[99] Editorial; en América Indígena, vol, XIX, núm. 1, México, 1959.

[100] Editorial; en América Indígena, vol. V, núm. 3, México, 1945.

[101] Editorial; en América Indígena, vol. XIV, núm. 2, México, 1954.

[102] Editorial; en América Indígena, vol. XVI, núm. 2, México, 1956.

[103] Editorial; en América Indígena, vol. XVII, núm. 2, México, 1957.

[104] Editorial; en América Indígena, vol. IV, núm. 4, México, 1944.

[105] Editorial; en América Indígena, vol. X, núm. 1, México, 1950.

[106] Editorial; en América Indígena, vol. XII, núm. 1, México, 1952.

[107] Editorial; en América Indígena, vol. XVI, núm. 4, México, 1956.

[108] Como ya se mencionó, no logré obtener el soporte documental suficiente, pero es conocido que don Manuel formó parte de la logia Quetzalcóatl junto con otros célebres personajes, entre ellos Diego Rivera.

[109] Editorial; en América Indígena, vol. II, núm. 4, México, 1942.

[110] Editorial; en América Indígena, vol. VI, núm. 3, México, 1946.

[111] Editorial; en América Indígena, vol. XII, núm. 4, México, 1952.

[112] Editorial; en América Indígena, vol. XIII, núm. 1, México, 1953.

[113] Editorial; en América Indígena, vol. XX, núm. 2, México, 1960.

[114] Editorial; en América Indígena, vol. VII, núm. 1, México, 1947.

[115] Editorial; en América Indígena, vol. VIII, núm. 4, México, 1948.

[116] Editorial; en América Indígena, vol. IX, núm. 1, México, 1949.

[117] Editorial; en América Indígena, vol. IX, núm. 3, México, 1949.

[118] Editorial; en América Indígena, vol. IX, núm. 4, México, 1949.

[119] Editorial; en América Indígena, vol. X, núm. 2, México, 1950.

[120] Editorial; en América Indígena, vol. XV, núm. 4, México, 1955.

[121] Editorial; en América Indígena, vol. XVII, núm. 4, México, 1957.

[122] Editorial; en América Indígena, vol. XVIII, núm. 3, México, 1958.

[123] Valdovinos, Roberto. “La crítica al indigenismo de Manuel Gamio”; en Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 42, UNAM, México, 2011. pp. 233 – 241

 

Cómo citar este artículo:

RICCO MONGE, Sergio, (2015) “Manuel Gamio Martínez entre México y América Latina: Indigenismo, nacionalismo y poder”, Pacarina del Sur [En línea], año 7, núm. 25, octubre-diciembre, 2015. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 19 de Abril de 2024.

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