José de la Riva Agüero y la Guerra Civil Española: Dos momentos en su pensamiento político[1]

José de la Riva Agüero and the Spanish Civil War: two moments in his political thinking

José de la Riva Agüero e da Guerra Civil Espanhola: Dois momentos em seu pensamento político

Nadia Milushka López Soncco[2]

RECIBIDO: 18-09-2015 APROBADO: 25-10-2015

 

“La desconcertada y mísera situación del Perú empeorará sin
duda con los deplorables ejemplos de la revolución española”.
(José de la Riva Agüero, XVIII: 176)

Introducción

El 21de junio de 1937, en una carta remitida a Juan Manuel Fanjul[3], Riva Agüero escribe:

“Me doy cuenta del peligro que nuestra raza corre ante la campaña marxista,…Procuro que mis paisanos reaccionen contra esas propagandas forasteras; y me alienta cada día más la viva esperanza de ser ustedes los que con su sacrificio, a ejemplo del noble padre de usted, nos libren definitivamente de aquella catástrofe”

Esta carta muestra una clara preocupación del futuro de España y, por la historia que nos liga a ella, también del Perú. Las cartas que hemos revisado de su epistolario son una fuente de riqueza para explorar a un hombre que vive en las primeras décadas del siglo XX, un siglo para la historia peruana tan turbulento, como la historia del personaje que estudiamos.[4]

José de la Riva Agüero y Osma (1885-1944) es con total certeza un hombre con una historia privilegiada, una historia que le viene de siglos atrás, de la cual se enorgullece y defiende. Fue bisnieto del primer presidente del Perú: José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete. Pero también su vida es una historia de grandes desencuentros, de cambios.

En este artículo me propongo presentar dos aspectos de la vida del historiador y crítico literario José de la Riva Agüero que transcurren en el contexto de la Guerra Civil Española (1931-1939), una coyuntura que hizo sentir sus efectos fuera de sus fronteras geográficas, en varios países europeos y latinoamericanos. Además, el trabajo se basa principalmente en su correspondencia generada en los años treinta, con distintos políticos, intelectuales, etc., específicamente con el Márquez del Saltillo.

 

España y los sucesos de la década de 1930

En la historia de España la década del 30 es donde se destacan las más terribles convulsiones a gran escala. Los hechos que ocurrieron en 1931, 1933 y 1936 fueron consecuencia de las contradicciones que se venían gestando desde fines del siglo XIX.

El siglo XIX había sido testigo de la manifestación de problemas en diferentes ámbitos que desembocaron en los trágicos sucesos de la Guerra Civil. Veamos algunos de ellos. Sobre la cuestión económica el antiguo régimen había descuidado el problema agrario pues grandes hectáreas de terreno pertenecían a un solo Señor, mientras que las grandes masas de campesinos ocupaban pocas, a esto se sumaba las conspiraciones y revueltas campesinas que venían desde las primeras décadas de 1900[5]. Nada se hizo, desde el Estado, por corregir a tiempo los problemas. En 1931 cuando se proclama la II República su primera medida fue la reforma agraria que empezó con la expropiación de grandes hectáreas de tierras de los grandes hacendados. (Vilar, 1986: 12-13).

José de la Riva-Agüero y Osma
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Los “desequilibrios sociales” fueron otro tema que menguaba la paz interna desde mucho atrás. Cuando en 1936 se desata la guerra no habría “dos Españas, sino dos mil. Las diferencias geográficas dentro de España constituían un factor básico en la desintegración social del país” (Hugh, 1995: 25). Los regionalismos o nacionalismos Catalán y Vasco son los más representativos de aquellos nacionalismos vivos que aceptaban el “unitarismo español” promovido por Castilla hace siglos. La cultura catalán posee una historia, lengua y una tradición política y económica independentista que despierta recién en el siglo XX en una toma de conciencia práctica.

Desde los años en que Isabel La Católica gobernó España le han sucedido 14 monarcas, el último de ellos fue el Rey Alfonso XVIII que se retiró al exilio para que su presencia no desatara una Guerra Civil. En lo político, el gobierno monárquico, estaba desestabilizado pues anteriormente el Rey había consentido la dictadura de Primo de Rivera (1923 - 1930). El pueblo español acude, el 12 de abril de 1931, a las urnas para elegir representantes municipales donde la izquierda se agrupa en un bloque llamado Frente Popular y los de derecha en el Frente Nacional[6]. Dos días después, el 14 de abril Niceto Alcalá Zamora (Presidente del Gobierno Provisional) proclama la II República Española y de esta manera se pone término a la dictadura de Primo de Rivera. Las principales calles se descontrolaban con los disturbios de la muchedumbre y un mes después los españoles serían testigos de un incidente que haría, metafóricamente hablando, meter el dedo en la llaga y que calaría en la mente de todos los españoles nacionalistas como la primera muestra de la intolerancia religiosa[7] pero que ahí llego a su máxima expresión. El 10 de mayo jóvenes católicos defensores de la monarquía colocaron un megáfono con la Marcha Real y esto hizo al día siguiente se diera paso a la guerra en las calles.

Para el sector conservador del lado de la república y Alfonso XIII lo sucedido en Abril los había sumado en una dolorosa crisis no sólo política pues el sector de la derecha se disolvió y disperso, sino también las personas acaudaladas vivieron en zozobra por lo que sabían podían perder. En simultáneo, las derechas agrupadas desde fines de 1931 en Acción Nacional que agrupaba a diversos sectores conservadores dispersos. El más importante de ellos era el grupo monárquicos alfonsinos[8] .Acción Nacional hizo todo lo posible por que se aseguraren en el gobierno republicano los ideales tradicionales en las elecciones en donde esta agrupación logra escaños importantes (Álvarez Rey, 1997: 200-202). Me refiero a las elecciones generales en noviembre de 1933, en esta oportunidad las izquierdas no se presentan como un solo bloque, van desunidas y para sorpresa de todos, la derecha obtiene el triunfo. (Casanova, 2007:27)

En todo este tiempo las derechas agrupadas en Acción Nacional a finales de 1931 logran avances notables dentro de las Cortes pero seguían siendo minoría en las Cámaras. Recordemos que Alcalá Zamora, presidente del gobierno provisional de la II republica, este era un conservador moderado que no guardaba simpatía con el sector radical de las derechas liderados por José María Gil Robles que en 1935 logra ser ministro de guerra junto a otros cuatro de su mismo agrupación. Alcalá Zamora, teme dado su trayectoria política cederles el poder por su conocido radicalismo dado que en 1932 los alfonsinos, el sector más radical de las derechas quisieron dar un golpe militar en Sanjurjo, pero este fracaso y causó la división de las derechas agrupadas en Acción Nacional. Con el contexto de 1935 se disuelven las Cortes y se convoca a elecciones generales para el 16 de febrero de 1936 que al igual que los anteriores comicios se presentan los dos frentes, el Nacional y Popular. A pesar de de las derechas estaban bien concentradas en las Cortes, sus divisiones internas hicieron que las izquierdas ganaran las elecciones. (Álvarez Rey, 1997: 193,202-204).

            En una España que durante el último tercio del siglo XIX no había atendido concretamente los problemas que más la aquejaban definitivamente ahora “recogía tempestades” luego de que los sentimientos regionalistas habían “sembrado vientos.

 

Primer momento: “La Guerra en España” 1931-1936

Un primer momento empieza en 1931 con las elecciones ganadas del Frente Popular y el consecuente arribo de la II República Española, desde estos primeros tiempos Riva Agüero está hablando de “la guerra de España”, también la denomina “situación política”, o “crisis política” en referencia a las convulsiones político, económicos y sociales que en 1936 encontraran su cenit.

En la primera etapa, Riva Agüero ha regresado al Perú luego de permanecer más de diez años en el autoexilio en España, donde radicaba su madre, ante la posible represalia del régimen de Leguía. Toma noticias en 1931 sobre “el advenimiento de la funesta república” y a partir de ese hecho estamos frente a la “guerra en España”, según su correspondencia. Entonces 1931 es el año del desastre y conforme van pasando los meses y avanzando el grado de dificultad, su interés y preocupación se irán siendo más intensos.

Con el desarrollo de la guerra existe el temor de que España se convierta en lo que América Española con una gran masa del populacho y de grupos políticos de izquierda como el Apra y el Partido Comunista que traen el desorden el caos al orden establecido. Pero también dirige su crítica hacia las más altas autoridades del Régimen Monárquico como es el Rey Alfonso XIII porque le indigna que el Rey ceda tan fácilmente el campo. La carta al Marqués del Saltillo el 6 de mayo de 1931 dice:

“Se trataba, a más de una altísima institución, de la causa del orden, de la defensa social y de la integridad de España. Bien merecían mi último esfuerzo, aún sangriento y desesperado, tan sagradas banderas. Mejor se cae combatiendo que contemporizando; y esos escrúpulos de seudo humanitarismo pueden explicarse, sin justificarse a menudo, en un ministro o un presidente de república. Pero no en quien insustituiblemente encarna toda una tradición multisecular, toda una patria, todo un régimen raigambre y trascendencia” (Riva Agüero, XVIII: 176)

Miguel Primo de Rivera
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Le preocupaba que toda una historia de glorias vencidas haya acabado en un solo día de elecciones que no reflejaban para el sentido de un pueblo y más aún que el Rey dimitiera y aceptara la derrota el 15 de Abril en el periodo ABC (conservador y apoyaba al régimen monárquico). De ahí que sintiera la necesidad que España se rebelara contra un gobierno ilegítimo para restaurar lo perdido.

            La caída “tan incruenta y poco gloriosa” (Riva Agüero, XVIII: 206) del Régimen Monárquico le preocupaba de sobremanera a él, a sus parientes y amigos con cuales compartía correspondencia[9]. La noticia de que su primo Álvaro Alcalá Galiano y Osma fue apresado el martes 16 de Agosto de 1932 y de otros tantos amigos lo había previsto a partir de los hechos de 1931.

“Pienso en ti y los tuyos de continuo, muy en particular estos días, por el fracaso de la reacción monárquica y las bajas venganzas que preveo, no sólo contra las personas y el grupo de Maeztu[10]” y El Debate, sino contra todas las clases conservadoras” (XII: 206 – 207)

Así, se lo comunicó a su “primo” el Marqués del Saltillo[11] en una carta del 20 de agosto de 1932. Asimismo, le decía que no iría a la invitación que le hiciera la Legación Española porque:

“No soy yo persona que falte a mis cleros deberes de familia ni pueda frecuentar a los representantes oficiales, y en tal calidad invitantes de un gobierno perseguidor de mis más fieles deudos en sangre y compañeros en ideas” (XII: 172)

Paralelo a su preocupación familiar ha despertado su rabia frente a sus compatriotas españoles por “su desunión, la inercia de 1930 y primeros meses del 31” (Epistolario: 1932, 206). En 1931 tiene a su mando la alcaldía de Lima, la cual deja en 1932. De esta época es su Discurso en su ex Colegio de la Recoleta[12], donde compartió aulas con los hermanos García Calderón. Algunos investigadores coinciden que el discurso pronunciado el 24 de setiembre de 1932, refleja un cambio en la manera de ver y pensar el mundo. Se vuelve al catolicismo, después de haber profesado en su juventud un liberalismo moderado. La situación que vivía España y el Perú, había producido en el intelectual una transformación que lo acompaño hasta el día de su muerte. Pero lo que nos interesa de este discurso es la convicción de sus palabras y la intención con que las hace. Su muy comentado discurso coincide en España con la reorganización y concentración de las derechas luego de su fracaso en las elecciones. Es una muestra pues del respaldo a todos lo aquellos que luchaban por defenderla. Por tal motivo su interés fue que fuera publicado en alguna revista de corte conservador, en España.[13] En efecto decía:

Los tiempos de mi estudiosa aunque mal encaminada juventud, fueron de abigarrada efervescencia especulativa. Muy pocos cifraban la superioridad, cual suele ahora disparatada y rastreramente hacerse por los socializantes de Europa y América, en el fastidioso y subalterno trabajo de las estadísticas. (Riva Agüero, 1960:105)

En 1934 Riva Agüero ocupa la Presidencia del Consejo de Ministros y el Ministerio de Justicia e Instrucción en “épocas algo agitadas” (XVIII: 248).Con los sucesos ocurridos sigue pensando que lo mismo pueda ocurrir en el Perú y desde su puesto en el gobierno toma la tarea de buscar en la educación la forma de cambiar los pareceres de los jóvenes. Sobre todo en la universidad San Marcos para lo cual busca apoyo a través de su “primo” el Márquez del Saltillo para que averigüe y le recomiende “algún consejo sobre la renovación de las enseñanzas de lengua y literatura castellanas y de historia del derecho español” (Riva Agüero, XVIII:263 ). Y es que para esas fechas la universidad San Marcos vuelve a abrir sus puertas en pos de una reorganización que tiene a Riva Agüero con la esperanza de volverse tradicionalista y por lo tanto encarga que Maeztu y Quintanar sean los que propongan a los maestros con tendencia “derechista” (Riva Agüero,XVIII:887).

No sólo pide maestros para que enseñen en el Perú, sino que dado el contexto de la Reforma Universitaria también pide que le consigan información en texto para afrontar el debate desde una “inspiración derechista” pues su interés es que sus ideas sean tomadas con mayor interés. El trabajo de conseguir los maestros adecuados le toma tiempo y no es fácil pues los candidatos pedían más de lo que se les podía dar[14]. Así, el que vino fue el profesor Morales.

A través de las cartas se puede ver que la llegada de un nuevo gobernante para el Perú puede llenar de calma el panorama político social. Benavides significa el “moderado gobierno”. Pero después de un tiempo no pensará lo mismo. En una carta fechada 19 de Agosto de 1933 al encontrarse el Perú en blanduras políticas por dejar sin control a las masas estudiantiles, piensa y teme que el gobierno del Presidente Oscar R. Benavides deje de ser moderado y se incline hacia el izquierdismo aprista y el Perú se parezca más a las luchas infaustas que vive España.

En 1934 dentro del gobierno de España está José María Gil Robles que agrupa a la derecha dentro del gobierno republicano; pero aún con él, deben los españoles monárquicos tener cuidado para que:

“Ciento quince años de luctuosa experiencia y los montones de ruinas materiales y morales que aquí vemos, nos dan a los conservadores americanos el derecho de exhortar a nuestros hermanos mayores para que capitalicen pronto el resultado de elecciones providenciales” (Riva Agüero, XVIII: 285)

Es más seguro pensar que Riva Agüero conocía de manera clara los pormenores dentro de las derechas, es decir sus problemas internos gracias a las noticias de su “primo” y gran amigo, el Marqués del Saltillo. Conocía del sector de Gil Robles su prioridad por conservar y defender los ideales católicos más no de restaurar el gobierno monárquico pues lo vía como cosa secundaria. La República, aún con los derechas conservadoras lidiando con ella, no es segura ni prometedora, lo que tenía que hacer Gil Robles es “abrogar las leyes de la temporada oprobiosa, y rehacer con los oficiales retirados el ejército del orden, tan quebrantado por Azaña” (Riva Agüero, XVIII: 302).Aquí, hace mención al ejercito porque estos eran pocas en número para atentar contra el régimen y ya no mantenían relación con los conspiradores. (Gil Pecharromán, 1997: 234). Para Riva Agüero no era correcto que las derechas aceptaran de alguna forma el régimen republicano pues los infortunios de la primera república bastaban para conocer “los méritos del sistema” diría el 4 de abril de 1935. (Riva Agüero, XVIII: 317). No podríamos adelantar todavía algo certero en cuanto al grado de radicalismo presentado en Riva agüero en este contexto. Pero en estos momentos convulsionados Riva Agüero transitó y optó por la vuelta de Alfonso XIII y también por una sublevación militar que pusiera fin al caos y restablezca el orden.


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Segundo momento: “La Guerra Civil Española” 1936 – 1939

La Guerra Civil Española se desató el 18 de Julio de 1936 pero son pocas las cartas que escribía y recibía de los suyos en el primer año de conflicto que nos den información significativa desde su perspectiva de los hechos. El segundo momento es a partir de 1936 donde ya se ha dado paso al enfrentamiento bélico entre las dos Españas: La Republicana y la Nacionalista; una democrática y la otra reaccionaria; una de izquierda y la otra de derecha.

Pero el año donde se puede apreciar su actividad política es a partir de 1937.Por ello decimos que significa el inicio con mucho ímpetu de sus preocupaciones y acciones. Significa un segundo momento pues la guerra ha tomado formas incontrolables con las ideologías en contraste, el peligro comunista de mano de los apristas es más cercano y por ello está enfrascado en “la vulgarización de la intelectualidad fascista” lo cual “me incumbe” (Riva Agüero, XVIII: 167)

“Todos esperábamos aquí que nuestro gobierno rompiera con el de Valencia[15] después de las injurias a nuestro consulado en Madrid[16]” (XVIII: 377) dejó escrito Riva Agüero en una carta al Marques del Saltillo el 19 de mayo de 1937. Tiempo después seguiría manifestando su malestar porque el gobierno de Oscar R. Benavides no rompiera relaciones con esta región de España y que siguiéramos expectante a los graves sucesos, sin que pudiéramos corresponder humanitariamente como lo había hecho Uruguay y algunas repúblicas centroamericanas. (XVIII: 389)

El gobierno del General Benavides para 1937 a pesar de ser de derecha no reconocía a los nacionalistas y Riva Agüero confiaba que esto se lograría con la caída de Madrid que estaba controlada por los nacionalistas. Pero qué tenía de especial el control de Madrid para los dos bandos en conflicto? En realidad Madrid no fue tomada uno sola vez ni fue escenario de las más violentas escenas de dolor y muerte. Madrid se había convertido, para los republicanos, en el símbolo de la lucha contra el fascismo. (Vilar, 1986: 78)

Alfonso XIII
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De esta etapa son las ocasiones donde invita a celebridades españoles en representación de la defensa de la España nacionalista. Estos intelectuales venían para hablar sobre la Guerra Civil y difundir en el público intelectual peruano los valores esenciales que son el catolicismo, latinismo y tradicionalismo. Los delegados intelectuales que vinieron al Perú en 1937 después de su gira por Chile, fueron Valls e Ibáñez Martín que ofrecieron una conferencia en un banquete y luego dieron otras en la Universidad Católica. La primera de estas disertaciones fue el 10 de diciembre de 1937 a cargo del poeta español Eduardo Marquina en cuya presentación Riva Agüero ensalzó las muestras de solidaridad de los peruanos hacia la Madre Patria. También hizo manifestación de sus dotes de gran orador en el banquete de bienvenida para esta delegación e1 15 de diciembre cuando en España “Aún truena allá el cañón, destrozando vuestro sagrado suelo, tesoro y esperanza de la cristiandad”[17]

A finales de diciembre Riva Agüero cree que las fuerzas unidas por España terminaran con la guerra pronto. En efecto dice: “A Dios gracias el peligro me parece ya conjurado; y no dudo que después de la victoria del Norte, caiga en este año Madrid” (XIV: 47). Son varias las ocasiones que siente que la “La victoria se acerca, sentimos ya el batir de sus alas”[18]

La segunda conferencia se realiza el 18 de diciembre de 1937 a cargo de José Ibáñez Martín denominada “Vocación y servicio de España” donde se refiere a la crisis del patriotismo en España y analiza sus causas. Siguiendo el protocolo el 17 de junio de 1938 recibe a Eugenio Montes[19], este había llegado con el mismo propósito que sus antecesores. En una carta dirigida a Fernando Valls Taberner, Riva Agüero le explica que el Perú “ha roto con la España marxista”[20] pero que la condición de la universidad San Marcos sigue a favor de la izquierda, por lo que la conferencia que dará Eugenio Montes tendrá que ser en el teatro.[21]

Al mismo tiempo que se reunía con personajes ilustres de la intelectualidad española también hacia lo posible por conocer el paradero de sus parientes y bregar que estén a buen recaudo. En consecuencia, estando como encargado peruano en España el ministro, Juan de Osma, su pariente por parte materna, le enviaba cartas (que probablemente nunca contestaba). A Osma le competía velar por el bienestar de todos los peruanos que se vieran afectados pero “albergaba a las señoras elegantes solamente” [22] Esto a consideración porque no “trajera a mi costa alguno de los hijos de Doña Marina… que se trajera igualmente, como chico o chica de, a alguno de los sobrinos de mi ama de llaves”. Esta situación se la contaría cuatro meses después a Francisco García Calderón, el 6 de enero de 1938 insistiéndole de las “condiciones penosas y dificilísimas” que debían estar pasando pues Madrid estaba siendo dominada por los “rojos”[23] como solía denominarlos a todos aquellos que luchaban por el bando republicano.

Riva Agüero, también compartía sus inquietudes y malestares con algunos líderes de la “reacción española” como, Eugenio de D’Ors, Juan Manuel Fanjul, Fernández Bernardo (Vicecónsul de España), Joaquín Calvo Sotelo entre Otros. Este último, fue tecnócrata economista, asociado al Partido de derecha Unión Patriótica. Sotelo era radical alfonsino pues preparaba una conspiración militar en 1935.

En su carta del 21 de junio de 1937 dice a Calvo Sotelo:

“Aquí hago cuento puedo para despertar la opinión soñolienta de los criollos derechistas, y señalarles nuestra inseparable mancomunidad con la causa de Franco. Encabezo suscripciones, escribo y pronuncio recursos, en cumplimiento de mi deber y obedeciendo a mis convicciones más hondas.”(Riva Agüero, XX: 174-176)

Estas últimas líneas resumen la ardua tarea que desempeñó desde el Perú Riva Agüero por la causa nacionalista; corresponde también a los momentos en que le encomiendan renovar y organizar la derecha en el Perú que estaba dividida.


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Riva Agüero y el fascismo

El fascismo y la Guerra Civil Española llega en el Perú cuando las masas populares y sus requerimientos están dispuestas a trastocar los límites y sentimientos de una clase social privilegiada, de una clase que había vivido vegetando al resguardo de lo que pasaba en el exterior, por ejemplo la crisis de 1929. La aparición de nuevas fuerzas políticas sociales le hacía asemejar las posibles comparaciones de un país con graves síntomas de vivir lo mismo.

            Emilio Gentile, uno de los historiadores del fascismo italiano, expresa que el fascismo nació a partir de la experiencia de la guerra y de la lucha contra el socialismo que lideró la burguesía, que buscaba la concentración del poder a través de un “partido milicia” cuyo objetivo era construir un estado totalitario. (2002). Este breve concepto no se alejaba en mucho de lo pensaban los aristócratas civilistas del Perú. La idea de concentrar el poder en una clase social y que esta decidiera sobre los designios de los demás era un principio que se nutría en la idea de la restauración. España debía buscar la restauración con la vuelta del Rey y el Perú debía buscar la “recuperación del control total por parte de la vieja aristocracia de la tierra y de los sectores más autoritarios de la nueva burguesía financiera” (López Soria, 1981:21).

Riva Agüero, piensa, al igual que muchos españoles nacionalistas[24]que la democracia “que todo lo espera del sufragio mentiroso o de la volandera y frívola opinión de un día” (XVIII: 175) es la negación del pasado. Más adelante dirá que los hispanoamericanos vivimos y padecemos la República a la que suelen llamarla “burguesa y conservadora” cuando en realidad está invadida por la demagogia de los socialistas (XVIII: 176).

Para un nacionalista como Riva Agüero La Guerra Civil Española significó una cruzada, una cruzada en defensa de los valores tradicionales de la España antigua, esa de la época de los Austria (siglo XII) que la había llevado a un gran esplendor frente a otras naciones.

Ser propagandista del fascismo italiano y falangista español como muchos de sus compatriotas españoles, significaba para él, a la manera de pensar de Felipe de Sassone[25], no solo una forma de pensar sino también un modo de ser. Y sí, en Riva Agüero el fascismo se manifiesta como la lucha entre lo nuevo y lo viejo. Lo nuevo está representado en la exaltación de un pasado glorioso, de victorias; lo viejo, significaría la irrupción de la modernidad que trastocaba lo valores tradicionales.

Si para el Riva Agüero de 1921 no había nada que conservar en el Perú (Sánchez, 1985:53-54) después para 1940 es revelador su síntoma de desilusión, lo había generado toda una atmósfera propensa a motivar ciertos cambios en su vida. Primero, el advenimiento de la República española con el consiguiente exilio voluntario del rey Alfonso XIII, la muerte de parientes y amigos en España, y sobre todo el hecho de que el retorno del rey y la monarquía no haya sido posible por medio de Franco. En efecto diría:

El desenfreno, la crueldad de todos los vicios y el desarreglo de la administración colonial eran aún mayores que en la actualidad hispanoamericana. La investigación histórica destruye de raíz alientos y quimeras, y sobre todo la de que el tiempo pasado fue mejor. (Riva Agüero, XVIII: 433)

 

Reflexiones finales

Primero, La Guerra Civil Española es una coyuntura de gran escala que influyó en la vida política, intelectual y diplomática de los países que la hicieron parte de sus luchas ideológicas. El Perú no fue ajeno a ello. Tenemos noticias, no solo de los periódicos que día a día nos informaban de los hechos, sino de aquí mismo salían constantes manifestaciones a favor de uno u otro bando. Asi tenemos a Felipe de Sassone, Carlos Miro Quesada, Eugenio Montes, Luis Alberto Sánchez, etc. Pero, estamos seguros que fue en el sector de los intelectuales de la elite limeña donde calo más hondo.

Segundo, Riva Agüero representa, sin duda, al intelectual, que vivió y sintió las ideas fascistas de su tiempo, comprendiéndola como la reacción, restauración y contrarrevolución que era necesaria para concentrar el poder una clase política de notables y dirigir y controlar a las masas. En este punto podríamos detenernos para pensar si las ideas en el pensamiento de Riva Agüero se radicalizaron. Es decir si transitaron primero, en su marcada defensa por la vuelta del monarquismo o si, dadas las circunstancias, se volcó más en la sustitución de esta por una república radical, autoritaria y católica.

Tercero, debemos comprender a Riva Agüero en sus dos momentos. Uno desde 1931 donde para el significan el advenimiento de la guerra y otra a partir de 1937 donde su vinculación y accionar lo llevar a vivir más de cerca el desastre, y su temor hace mirar al Perú como semillero de una lucha similar a España, que al final lo harta y lo desengaña.

 

Notas:

[1] Esta investigación no hubiera sido posible sin el apoyo del Dr. Georges Lomné, director del Instituto Francés de Estudios Andinos.

[2] Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[3] Abogado y político español. Miembro del II Consejo Nacional de Falange Española Tradicionalista.

[4] Cabe mencionar que José de la Riva Agüero no fue el único intelectual de derecha que reflexiono sobre el conflicto. Carlos Miroquesada, Guillermo Hoyos Osores, entre otros. Véase, Eduardo González (1994)   y Willy Pinto (1983)

[5] En 1902 el Instituto de Reformas Sociales, un libro sobre agitaciones andaluzas en 1921 dan luz a las autoridades de la presencia de desequilibrios sociales.

[6] En el primer frente se encontraban liberales, socialistas, comunistas; en el segundo, integraban el CEDA (Confederación Española de Derechos Autónomos), monárquicos, agrarios, terratenientes.

[7] En España, era una tradición quemar las iglesias mucho antes de los sucesos del 10 de mayo.

[8] Representantes Ramiro de Maeztu, Eugenio Vegas, el Marqués de Eliseda

[9] Álvaro Alcalá Galiano dice: “Y por si fuera poco, en medio de las amarguras y sobresaltos del destierro, perder repentinamente a nuestra inolvidable madre como si el destino, en el funesto año pasado de 1931, hubiese querido a gobiernos bajo el doble peso del dólar filial y de la inquietud patriótica.” (Riva Agüero, XII: 16). Álvaro y Teresa pertenecen a la Casa Valencia, parientes de Montealegre (Samuel Rivera,2009:425)

[10] Ramiro de Maeztu es un monárquico que escribe en el periódico ABC a quien Riva Agüero admira cada día más y a quien, las fuerzas revolucionarias dieron muerte en 1936.

[11] Su nombre completo es Lasso de la Vega y López de Tejada Miguel, historiador español, tradicionalista. Era considerado por Riva Agüero como su “primo” porque de alguna manera era descendiente del Inca Garcilaso de la Vega. (Samuel Rivera,2009:424)

[12] Algunos recuerdos de su vida escolar en La Recoleta, nos cuenta Luis Alberto Sánchez (1985).

[13] Véase. González, Eduardo ( 1994:246) y Víctor Samuel Rivera (2009:439)

[14] En España existía un profesor que pedía venir con toda su familia y con un sueldo mayor a veinte mil pesos, sueldo que podían pagar en el Perú.

[15] En noviembre de 1936 el gobierno Republicano se trasladó a Valencia cuando los nacionalistas llegaron; después, el 31 de octubre el mismo gobierno deja Valencia por Barcelona.

[16] De esta fecha es el conflicto diplomático que tiene como protagonista a Juan de Osma y Pardo (ministro a cargo de la Legación de Madrid) que desemboca en la ruptura de la dictadura de Benavides con la Republica Española. Ver. Pinto Gamboa (1983:47-50)

[17] Archivo IRA. Serie: Obra intelctual. JRAO-0-0193

[18] Archivo IRA. Serie: Obra intelctuaL.JRAO-0-0193

[19] falangista español, que es enviado por el general Franco como mensajero.

[20] El gobierno peruano rompe relaciones diplomáticas con España el 17 de marzo de 1938

[21] Carta de Riva Agüero a Fernando Valls Taberner, el 8 de junio de 1938. Archivo IRA. JRAO-E-4886

[22] Carta de Riva Agüero al Marques del Saltillo el 8 de setiembre de 1937.p391

[23] El 8 de enero de 1938 las tropas nacionalistas eran asediadas por los republicanos, por ello Madrid era “roja”. Pero el 22 de febrero, el franquismo, la recuperó.

[24] El 29 de Octubre de 1937, el presbítero español, Álvarez Eliseo le escribe una carta. “solamente me resta decirle, que España-la auténtica-vuela hacia el triunfo y hacia el estado corporativo gremial…La democracia-tan cacareada-resulta un cadáver”( Riva Agüero, XII:303)

[25] Era peruano de nacimiento, pero radicaba en España y colaboraba con su pluma en un periódico de tinte monárquico, el ABC. En 1936, es sorprendido por los republicanos, en su casa, para capturarlo pero loga huir. Ver los detalles de su venida al Perú con otros españoles en su memoria España madre nuestra. Notas autobiográficas (1939).

 

Bibliografía:

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  • Bailey, Jorge (1959). Recuerdos de un diplomático peruano (1917-1954). Lima: Mejía Baca.
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Cómo citar este artículo:

LÓPEZ SONCCO, Nadia Milushka, (2016) “José de la Riva Agüero y la Guerra Civil Española: Dos momentos en su pensamiento político”, Pacarina del Sur [En línea], año 7, núm. 26, enero-marzo, 2016. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Sábado, 20 de Abril de 2024.

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