Cuando los anarquistas citaban la Biblia. Entre mesianismo y propaganda[1]

Perla Jaimes Navarro

 

En el escenario occidental, en el siglo XIX se presentó una gran revolución cultural, tecnológica y científica que incluyó a prácticamente todas las ramas del conocimiento, en la que se discutieron muchas de las concepciones tradicionales que, sobre el mundo y los fenómenos que le eran inherentes, la religión y la Biblia habían construido, enfrentándolas a los retos que los nuevos conocimientos y avances técnicos y científicos de la época les imponían. A la par, se gestaba una revolución en las ideas que terminaría por impulsar el surgimiento de diversas corrientes ideológicas, como el socialismo, el comunismo o el anarquismo, las cuales, desde su horizonte de sentido, cuestionarían el orden tradicional de las cosas y el papel de las religiones en su construcción.

            Los intelectuales de las diversas corrientes ideológicas aprovecharon y utilizaron diferentes espacios para comunicar sus ideas respecto a una gran variedad de temas, utilizando la Biblia como una de sus principales fuentes y argumentos. De entre ellos, los anarquistas no escatimaron en  la utilización de recursos retóricos basados en este libro. No fueron pocos los intelectuales anarquistas que hacían alusiones a la Biblia en sus escritos o discursos y, contrario a lo que pudiera pensarse, la mayoría no lo hacían en un sentido negativo. A pesar de su característico anticlericalismo y ateísmo, es posible observar un fenómeno de reivindicación del anarquismo a través de la retórica bíblica.

El anarquismo es una ideología caracterizada por su rechazo a cualquier forma de dominación, incluida la que las religiones, en especial la católica, ejercen sobre los individuos, en su papel de reguladoras y vigilantes del comportamiento humano. En ese sentido, su crítica hacia éstas es una constante en toda su producción escrita. No sucede lo mismo con el llamado cristianismo, aquel que sirvió de base para la construcción del catolicismo, profesado en los primeros siglos de la era cristiana. A la par con la crítica a las instituciones religiosas se desarrolló una corriente de pensamiento y acción inspirada en la vida de los primeros cristianos y la narrativa bíblica, especialmente el Nuevo Testamento, la cual orientó la vida y acción de los militantes anarquistas, dándole matices religiosos, donde ideas como la redención, el sacrificio o el triunfo del bien sobre el mal determinaron su derrotero y su concepción sobre la Idea y su papel como militantes y propagandistas. Aunque estas dos posiciones podrían, a primera vista, resultar contradictorias, siguen en realidad una lógica.


El libro que reseñamos tiene como punto central justamente esta aparente ambigüedad del discurso anarquista: su marcado anticlericalismo y sus constantes referencias y reivindicaciones basadas en la Biblia mostradas en ellos. El libro muestra el uso que la Biblia y su retórica tuvieron como herramienta discursiva del anarquismo iberoamericano de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Cuando los anarquistas citaban la Biblia. Entre mesianismo y propaganda, nos muestra hasta qué punto, « las figuras del apóstol, del profeta, del mártir, de la virgen, la noción de redención, la percepción de Jesús como reformador social, las simpatías por el cristianismo primitivo en contraste con el contemporáneo, la idea de una revolución inspirada en la fraternidad o en el amor por la humanidad, la concepción de un tiempo orientado hacia la transformación radical del mundo y la realización de la utopía, etc., habían impregnado los discursos y dado una forma específica a la vida social, cultural y política decimonónica, así como a la vida de numerosos hombres y mujeres que empezaron a concebir su lucha sociopolítica en términos de una misión de carácter cuasi religioso » (p. 13).

La propuesta del libro se centra en la cuestión de si tal retórica se basa en una aparente convergencia entre el discurso bíblico y el anarquista, en el sentido de que ambos remiten a la construcción de una sociedad ideal, cuyos principios básicos estarían muy cercanos a las propuestas colectivistas del anarquismo, o si constituye una simple finalidad discursiva, que serviría para darle fuerza a su mensaje, el cual estaba dirigido a una gran mayoría de personas familiarizadas con la retórica bíblica, considerando la fuerza de la tradición cristiana en la civilización occidental. Dicha tradición habría de permear no solamente las mentes del público receptor, sino de los mismos emisores, lo cuales serían parte de ella.

El libro se divide en cuatro apartados, en los que se analizan diversos aspectos de la intertextualidad bíblica en el discurso de algunos personajes clave del anarquismo hispanoamericano. Esto, a través de nueve estudios de caso, de los cuales seis son de latinoamericanos, dos españoles y un francés, Charles Malato, cuya influencia en los anarquistas hispanoamericanos fue notable, a través de sus folletos y artículos traducidos al castellano y publicados en diversos medios. El primer apartado, “Antecedentes y precursores”, consta de tres capítulos los cuales buscan trazar las coordenadas que vinculan al anarquismo con una tendencia mesiánica propia de los intelectuales del siglo XIX, así como de las interpretaciones de la vida y obra de Jesús y los primeros cristianos domo ejemplo de vida en la época contemporánea. En este apartado podemos encontrar parte importante de una polémica que se ha desarrollado en las últimas décadas, en torno a la existencia o no de una tendencia mesiánica propia de los anarquistas, muchos de ellos de origen campesino, interpretación defendida sobre todo por teóricos de origen marxista, la cual caracteriza al anarquismo como un movimiento que, a pesar de representar las aspiraciones de las clases desposeídas, era sobre todo un movimiento sin un proyecto viable, falto de organización y nula practicidad. Asimismo, nos presenta dos estudios de caso: Charles Malato y el poeta Pedro B. Palacios (Almafuerte), ambos considerados antecedentes importantes del anarquismo ibérico y argentino, respectivamente y en cuyas obras pueden apreciarse importantes vínculos con la tradición bíblica, en las que se las ideas de Revolución cristiana y Revolución social se vinculan. Es en Almafuerte donde podemos constatar la existencia de un discurso estratégicamente vinculado estrechamente a la Biblia y su mensaje, por parte de un artista comprometido con su ideal.

La segunda sección: “Anarquismo y Biblia: afinidades, aproximaciones, convergencias” nos muestra otros tres casos específicos en los que podemos apreciar las aproximaciones entre el pensamiento anarquista y la intertextualidad bíblica del mesianismo. A través de personajes como Alberto Ghiraldo, Rafael Barrett y León Tolstoi, los autores de estos artículos se enfocan en la tradición mesiánica y su construcción en el discurso anarquista. La obra de Ghiraldo se destacó por la creación de una especie de síntesis o interconexión entre la praxis anarquista con el ideario mesiánico y la inevitabilidad del triunfo de la Revolución social. En su obra, Barrett reivindicó el carácter mesiánico de las luchas anticapitalistas y el carácter cuasi divino de los que en ellas participan. El capítulo seis revisa el impacto que la obra del ruso Tolstoi tuvo en el anarquismo costarricense, mostrado en tres periódicos anarquistas: Vida y VerdadLa Aurora y Renovación, el impacto que sus obras tuvieron en la construcción del discurso anarquista de este país.

La tercera parte, “Anarquismo y Biblia: consonancias, discordancias, tensiones…” consta de cuatro capítulos, los cuales tienen en común “la evocación del variado espectro de relaciones que se ponen en juego entre texto anarquista y texto bíblico: desde consonancias íntimas hasta la más cruda oposición y repugnancia entre ellos, pasando por todo tipo de resonancias más o menos significativa” (p. 19). Los cuatro capítulos de esta parte analizan el vínculo del anarquismo con el cristianismo primitivo. Los anarquistas de las primeras décadas del siglo XX mostraron en sus obras un importante vínculo entre los sufrimientos de la clase obrera de su época con los martirios de Jesús y los primeros cristianos, al tiempo que se resalta su recompensa futura, a través de la Revolución social. Tal es el caso de la obra de los poetas José Domingo Gómez Rojas, chileno y Federico Urales, español, así como del dramaturgo español Juan Pablo Calero. Otra fuente de estudio muy rica ha sido la prensa, que en el libro está representada por los diferentes periódicos libertarios editados en Cuba a principios del siglo XX.

La cuarta y última parte, “A manera de conclusión: entre mesianismo y propaganda”, contiene un solo capítulo que propone “una tipología temática y funcional de los usos de la Biblia en el anarquismo hispánico” (p. 20), a través de la revisión de los escritos de diferentes figuras del anarquismo ibérico y latinoamericano: Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, Teresa Claramunt, Federica Montseny, Manuel González Prada y Ricardo Flores Magón y sus referencias a figuras retóricas específicas relacionadas a la Biblia o al cristianismo, a fin de crear un discurso que impactara en los receptores de dichos escritos.

En dichas obras, encontramos una apropiación por parte del anarquismo del discurso cristiano, donde la figura del anarquista parece tomar el lugar del profeta, apóstol o mártir que, a la manera de cristo, se sacrifica en aras del bien colectivo, creándose nuevos profetas, apóstoles y mártires, esta vez, para la causa anarquista. El apóstol y profeta anarquista anuncia el nuevo orden que está por venir y que se sobrepone a la represión a fin de transmitir su importante mensaje. Si llega a convertirse en víctima de dicha represión, se convierte en un mártir para la causa, un ejemplo a seguir para el resto. Asimismo, se apoyan en una gran cantidad de conceptos y referencias a personajes de la Biblia para emular las penurias que pasan los que se comprometen con la causa.

Finalmente, son cuatro las principales funciones que cumple la Biblia y las figuras retóricas que le son inherentes: 1. Legitimación histórica y moral del anarquismo; 2. Explicar a través de códigos morales, a fin de evidenciar el mal obrar de los adversarios; 3. Criticar y provocar a la iglesia y a la burguesía; 4. Apropiación y desacralización de la Biblia.

La Biblia se convirtió en un material de primera mano, dada la familiaridad de las mayorías con el discurso bíblico. Se creó un mensaje sencillo, fácil de transmitir y se propuso “una lectura secularizada, irreligiosa y política de unos textos generalmente considerados como sagrados de la cultura occidental. Mezcla deliberadamente lo sagrado con lo profano en un sincretismo revolucionario que permite laicizar la tradición bíblica y sacralizar la lucha social” (p. 268). El principal aporte de esta obra es la atención puesta en un fenómeno pocas veces estudiado para el universo hispanoamericano y que sin embargo representó una parte importante de la producción intelectual anarquista. No se puede dudar la influencia que la religión tuvo en muchos de sus principales teóricos y escritores y es natural que echaran mano de recursos discursivos que les eran familiares, tanto a ellos como a sus lectores, a fin de presentar de manera sencilla y clara, el mensaje anarquista. Como tal, el discurso bíblico, puede considerarse una estrategia de propaganda pensada para lograr el mayor impacto posible.

 

Notas:

[1] Joël Delhom y Daniel Attala (dirs.). Madrid: Catarata, 2014.

 

Cómo citar este artículo:

JAIMES NAVARRO, Perla, (2016) “Cuando los anarquistas citaban la Biblia. Entre mesianismo y propaganda”, Pacarina del Sur [En línea], año 7, núm. 27, abril-junio, 2016. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1302&catid=12