Gráfica contra el olvido. 54 artistas mexicanos que se indignan y gritan

 

México, 2016

 

La desaparición forzada de los 43 jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa el 26 y 27 de septiembre de 2014 constituye un acontecimiento sin precedentes en México. Es, sin duda, un acontecimiento político pero también cultural y social de alcances internacionales. Resulta difícil permanecer indiferentes frente a un hecho tan atroz y absurdo. Desde entonces, la movilización social por la presentación con vida de los 43 ha sido constante. Quienes nos sumamos a ella, nos enfrentamos a un aceitado aparato de complicidades, impunidades y estrategias destinadas a desinformar y a olvidar. Esa es su apuesta, la de ellos.

Por su parte y desde este lado de la cancha, desde el Nosotros, se producen todo tipo de iniciativas generadas por la necesidad de sumar y alzar la voz. Se echan a andar todo tipo de dispositivos, entendidos como red establecida entre el discurso urgente, los soportes creativos para la acción política y los sujetos implicados infame del Estado. Pero no sólo se plantean este objetivo, también hay una propuesta de interpelación concreta para la construcción de ese Nosotros necesario para enfrentar el desastre nacional. En este sentido es que el repertorio de la protesta en las acciones políticas emprendidas se ha visto enriquecido por nuevas formas y maneras de interpelación y pronunciamiento. Somos testigos de la enorme cantidad de imágenes, música y canciones, poesía, actos performativos producidos al calor de las protestas como una necesidad, en ocasiones individual, de gritar. También hay otras iniciativas generadas a partir del acuerdo colectivo, de la suma de capacidades, por ejemplo, de los Ilustradores por Ayotzinapa o de la Asamblea de Mexicanos en Argentina que realizaron amplias y efectivas campañas gráficas. El acontecimiento Ayotzinapa ha producido también la necesidad de organización, es decir, ha tenido efectos prácticos a corto, mediano y largo plazo.