Los anarco-bolcheviques rioplatenses (1917-1930)

 


   
Andreas Doeswijk. Buenos Aires: CeDInCI Editores, 2014, 306 págs.

La Revolución Rusa causó un gran impacto y generó una corriente de opinión favorable entre los revolucionarios del Río de la Plata, Esos grupos liderados por Enrique García Thomas y Eva Vivé no sólo editaban periódicos y revistas de gran circulación en su época —como Bandera Roja, El Comunista (Rosario), La Batalla (Montevideo), El Trabajo, Nosotras, Vía Libre, Cuasimodo, La Rebelión y El Libertario— sino que fueron los protagonistas sociales del Trienio Rojo Rioplatense, un movimiento huelguístico que comenzó en noviembre de 1918 y terminó a fines de 1921. Lideraron movimientos como el del Verano Rojo de 1919-20 y la Huelga de las Bombas de marzo de 1920. Sus miembros fueron los principales promotores de la fundación de la Unión Sindical Argentina, la central anarco-sindicalista anterior a la CGT, y los fundadores de una federación de grupos de afinidad, la Alianza Libertaria Argentina (ALA), precursora de la célebre FAI española. En el plano de la cultura, el anarco-bolchevismo atrajo figuras como el educador Julio Barcos, el narrador Elías Castelnuovo y un joven poeta ultraísta que acababa de regresar de España llamado Jorge Luis Borges. principalmente entre los anarquistas, pero también entre los anarco-sindicalistas y amplios sectores del Partido Socialista. Durante los años posteriores a 1917 las aguas se fueron dividiendo gradualmente en un proceso que terminó por definirse, a mediados de 1921, en una ruptura de los anarquistas con la Revolución bolchevique. Pero incluso después de esa fecha continuaron adheridos grupos de anarquistas (en su mayoría pertenecientes a sindicatos obreros) que se posicionaron entre los anarquistas ortodoxos y los sindicalistas y que fueron llamados, despectivamente, anarco-bolcheviques.

¿Por qué esta corriente eclosionó con tanta fuerza desapareciendo después de 1930? El crecimiento del anarco-bolchevismo se vio acotado por su incapacidad para crear una identidad colectiva, embretado en un estrecho corredor entre los comunistas y socialistas, por una parte, y los anarquistas y sindicalistas, por la otra. Para los conservadores, radicales, comunistas y socialistas eran anarquistas; para los libertarios eran cripto-políticos cuyo rol consistía en funcionar como puente entre dos orillas, es decir, facilitar el pasaje del anarquismo al comunismo moscovita. Ellos pretendieron ser el centro rector de la Revolución en el Plata sin subordinarse a la Tercera Internacional y menos aún al Partido Comunista.

Su proyecto revolucionario no terminó de cuajar en la sociedad argentina y hasta desaparecieron de la memoria colectiva. Sin embargo su historia forma parte de una experiencia militante a través de la cual miles de trabajadores lucharon para establecer una sociedad nueva que instauraría el Reino de la Libertad. Su historia merece ser rescatada tanto del olvido como de la condescendencia de la posteridad.