Juan Ruiz de Alarcón, Ganar amigos
Margarita Salazar Mendoza[1]
ed. Ricardo Vigueras Fernández. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Ciudad Juárez, 2023, 154 pp.
A incios de noviembre del 2023 (los días 9 y 10 para ser exactos) se llevó a cabo el VII Coloquio Internacional Juan Ruiz de Alarcón en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Ese coloquio, propuesto por Ysla Campbell Manjarrez a la par de otras dos actividades, incluyó la presentación de la publicación de las obras completas de Alarcón y del número 14 de Alarconiana titulado Ganar amigos, cuya edición estuvo a cargo de Ricardo Vigueras Fernández. Sobre Alarconia es importante mencionar que se trata de una serie editorial en la que se publica en cada número una recopilación bianual de textos que tratan sobre la obra de Alarcón y sus contemporáneos.
Las obras completas del dramaturgo mexicano Juan Ruiz de Alarcón, nacido en Taxco, Guerrero –mexicano por territorio, novohispano por estatus político–, son veinte; de las cuales solo permanecen seis inéditas, de las cuales dos ya se encuentran en imprenta.
En Ganar amigos Ricardo Vigueras Fernández recibe a los lectores con un excelente y claro texto introductorio en el que nos brinda los pormenores de esta obra dramática. Nos habla, primeramente, sobre la datación de la comedia y su trascendencia crítica hasta el siglo XX; en esa parte nos recuerda a Juan Eugenio Hartzenbusch, primer editor moderno de las obras de este autor novohispano. Alude también a otro editor de las obras completas de este dramaturgo, del siglo XX, el español Agustín Millares Carlo y al mexicano Rodolfo Usigli, quien también fue atraído por el estudio de las obras de Alarcón.
Efectivamente, con anterioridad ya se habían editado las obras completas de este dramaturgo. El Fondo de Cultura Económica las publicó en tres volúmenes, iniciando en el año 1959, una edición a cargo de Agustín Millares Carlo, quien también se encargó del prólogo y las notas, y con una introducción escrita por Alfonso Reyes.
Juan Eugenio Hartzenbusch, por su parte, al editar las comedias de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza en 1852, llevó a cabo un trabajo muy necesario, ya que la obra del taxqueño estaba bien guardada en el olvido hasta que este español la sacó a luz nuevamente. Esa fue la gran aportación de este filólogo y crítico español, también él mismo dramaturgo.
Vigueras alude, así mismo, a los ensayos que sobre las obras de Alarcón llevó a cabo Usigli. Y no podía ser de otra manera, Usigli, considerado el padre del teatro mexicano, escribió Juan Ruiz de Alarcón en el tiempo publicado por la Secretaría de Educación Pública en 1967 –década extraordinaria para la educación y la cultura mexicanas–. Dice Usigli de Alarcón que se halla entre dos tierras y entre dos siglos. Afirma también “que hombres de letras europeos y americanos, de ojo sutil y atento, han descubierto en él detalles que lo sitúan bajo el signo de México; reflejos diferentes de los castellanos; expresiones de un interior en el que no se encuentra la ruda y soberbia igualdad del tejido ibero” (p. 3). Ya entonces Usigli se preguntaba si Alarcón pertenecía, “en definitiva, a México o a España” (p. 4). De esta manera, el interés de Usigli es una de las señas del valor de los textos alarconianos.
Regresemos a la introducción que Vigueras escribió para esta obra del taxqueño. Ahí presenta, además de las diversas ediciones y la datación, el valor literario de este drama heroico, su estructura, los porcentajes y sistema de versificación y el argumento. Así mismo, nos explica sobre la comedia de privanza y el clasicismo de Alarcón al colocarlo entre dos muy conocidos autores, el romano Terencio del siglo II a.C. y el francés Corneille del siglo XVII. Respecto al drama de privanza, recuerda lo que George Peale asentó: que se convirtió en género en 1612, año de la publicación de una interesantísima colección de textos dramáticos, la Tercera parte de las comedias de Lope de Vega y otros auctores, que giran alrededor de un personaje medular en dicha época, el privado.
Esa figura podría ser equiparada actualmente al secretario de gobernación, en el caso de la administración pública mexicana, o ministro del interior, en muchos otros casos latinoamericanos. Por supuesto en el caso de la monarquía española no se trataba de un cargo ni oficial ni formal, el valido estaba cerca del rey mientras éste tuviera confianza en él. Ese favorito del soberano dio pie a múltiples obras de teatro en el que se cuestionaba precisamente su conducta, ya que mientras abusada de la confianza depositada en él, obteniendo beneficios particulares, engañaba al rey, manteniéndolo ciego respecto a sus decisiones políticas y administrativas. De ahí la importancia del buen actuar o de los malos manejos de dicho personaje.
Por lo que hace al estatus de clásico en el que Vigueras coloca la obra dramática de Alarcón, el murciano asevera –parafraseando a Hartzenbusch– que si:
Terencio aportó al teatro universal […] una progresión en la estructura dramática de las comedias y en el desarrollo psicológico de los personajes […], Alarcón redibujó la figura del bufón o gracioso al convertirlo en un personaje más en consonancia con el sirviente de su época, en un retrato social más que en un arquetipo. (Vigueras, 2023, p. 22)
Los arquetipos en algunos textos literarios de la época mostraban actitudes, mayormente negativas, de valor universal en el gracioso, convirtiéndose así en el modelo que resumía las características de dicho personaje. Ignacio Arellano (2006), citando a Mc Curdy, señala que el gracioso no difería en los dramaturgos, y que el gracioso no sólo rechazaba el código caballeresco debido a su innata cobardía, sino que también lo descalificaba por su cinismo. Cosa que ya no se da de tal manera, sobre todo, en Encinas, quien es un tipo sobrio y carismático, gracias a “la templanza alarconiana”, de acuerdo con Vigueras (p. 21).
Ya mencioné antes que el editor nos brinda tanto el porcentaje por tipo de versificación, como el número de versos de tal o cual medida; así, notamos que las redondillas predominan, seguidas del romance; sin embargo, apenas aparecen 54 versos endecasílabos. Esto nos dice que su versificación es básicamente de arte menor.
Esos textos introductorios son muy recomendables para enterarnos sobre el autor y, particularmente, sobre su obra, acerca del contexto, de las ideas de la época, de los rasgos culturales imperantes, así como la exposición de una historia, de un conflicto que viven los protagonistas dentro del drama, nos hablan de los problemas y las preocupaciones de ese entonces.
Como el mismo Vigueras ha dicho: “el acuerdo general es entusiasta acerca de Ganar amigos, y los críticos la posicionan como una de las obras cumbre de nuestro dramaturgo” (p. 11). Se ubica en el siglo XVII, época de Felipe IV, pero su historia se remonta a los tiempos del rey Pedro I, llamado “El Cruel” por sus rivales, pero también conocido como el justo o el justiciero por sus partidarios. Es común que a un mismo personaje político se les considere bienhechor por sus allegados y abusivo o incapaz por sus contrincantes, no sólo en aquellos siglos.
En esta obra alarconiana se honra la amistad y el orden social por sobre los intereses individuales. Un aspecto de constante actualidad es el abordaje que Alarcón lleva a cabo asiduamente en sus obras, acerca del código moral y las convicciones personales, por lo que es recurrente que notemos que cuestiona algunos vicios, como la ambición y la falta de escrúpulos que muestran los hombres que se mueven en el ambiente político, la obsesión por obtener poder y privilegios a cualquier costo, aun sacrificando honor, amistades o el bien común.
Otro elemento que resalta en este texto alarconiano es la aparición de extensos monólogos como la respuesta de Doña Flora a su hermano don Diego (vv. 507-646), o el de Encinas que, aunque más corto (vv. 1293-1364), es un discurso limpio, directo y fluido, lo cual dota de elegancia a la escritura de este autor novohispano. También (lo han tratado múltiples críticos) utiliza con soltura los recursos propios del estilo barroco, a decir, el hipérbaton y el encabalgamiento, sobre todo, y necesarísimos para la escritura versificada. Expresiones culteranas como la contenida “a una bizarra piedad”, son explicadas de forma clara y sencilla por el editor (v. 2531).
A esta obra se le conoció también con el título de Lo que mucho vale mucho cuesta y Quien priva aconseja bien, y ¡cuánto beneficio reportaría en estos tiempos una conducta tal!, de aquellos que están cerca de los gobernantes.
Por otra parte, en algún momento Ricardo Vigueras comentó que el trabajo filológico es detallista, laborioso, delicado, humilde; que esa labor no es amiga de la premura por publicar ni de la fanfarria autocomplaciente (comunicación personal). Y quienes se dedican a la literatura, ya sea en sus comienzos, como estudiantes, o en la madurez de la actividad, la paciencia, los conocimientos, la investigación son virtudes y habilidades requeridas para llevar a cabo estos trabajos textuales. ¿En qué consiste ese trabajo de edición crítica? En leer detenidamente… transcribir, modernizar la ortografía, la puntuación, claro, en la medida de lo posible, documentar, revisar el sentido de cada verso, todo ello con las notas correspondientes y necesarias; además, se señalan las diferencias entre editores, como afirmó Vigueras Fernández (comunicación personal), se decide sobre cuál edición se fundamenta el análisis y las razones de la decisión. Por supuesto, ello incluye un valioso tiempo de revisión, para cuidar minúsculos y casi imperceptibles detalles que redundarán finalmente en la calidad del trabajo realizado.
Por último, la bibliografía citada por Vigueras en su estudio sobre la obra ha sido organizada en cuatro secciones, una, la relativa a las ediciones consultadas de Ganar amigos; la segunda, titulada Bibliografía selecta, relacionada con la edición del texto alarconiano, y en la que aparecen famosos nombres de investigadores de la obra de Alarcón, como Eugenia Revueltas; una tercera, general, en la que se encuentran citadas obras de reconocidos estudiosos, Lola Josa Fernández, Robert Lauer, Marcelino Menéndez Pelayo, Margarita Peña y Dorothy Schon; por último se encuentra obras de consulta general que de una manera u otra fueron útiles en su estudio.
No me queda nada más por decir, sólo deseo agregar unas palabras para quienes se acerquen a la edición de ese texto a cargo de Ricardo Vigueras Fernández, y en la medida de lo posible, que se hagan de las obras completas del dramaturgo novohispano de esta colección.
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza fue novohispano, sí, pero también representa esa pléyade de escritores que un día serían considerados mexicanos. Vivió entre los siglos XVI y XVII, pero resaltó características de una tierra nueva, distinta a la España que colonizó esta parte de América. Su época fue la barroca de ahí su estilo moralizante en el que, como otros grandes autores, atacó las costumbres y vicios sociales de sus contemporáneos.
Referencias
- Arellano, I., (2006). El gracioso en el teatro de Bances Candamo. En O. Gorsse y F. Serralta (Dirs.). El siglo de Oro en escena. Homenaje a Marc Vitse (pp. 15-34). Presses universitaires du Midi / Consejería de Educación de la Embajada de España en Francia.
- Usigli, R. (1967). Juan Ruiz de Alarcón en el tiempo. Secretaría de Educación Pública.
- Vigueras Fernández, R. (Edit.). (2023). Colección Obras Dramáticas Completas Juan Ruiz de Alarcón, Ganar Amigos, Vol. 14. Universidad Auntónoma de Ciudad Juárez.
Notas
1 Docente-investigadora de la UACJ, correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Cómo citar este artículo:Salazar Mendoza, Margarita (2023) “Juan Ruiz de Alarcón, Ganar amigos”, Pacarina del Sur [En línea], año 15, núms. 50-51, enero-diciembre, 2023. ISSN: 2007-2309.
Consultado el Martes, 10 de Diciembre de 2024.Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2106&catid=12