Caballero Medina, Carlos Arturo (2016). La mirada virtual. Cultura y política desde la blogósfera. Arequipa: Texao Editores, 241 pp.

Luisa Andrea Calderón Vite[1]

 

El desarrollo tecnológico y su influencia en las comunicaciones es innegable. La información disponible en la red es cada vez más accesible desde cualquier ubicación, de manera simultánea y compartida; no obstante, la inmediatez no es una garantía de veracidad. Las redes sociales, así como otros portales, ofrecen proximidad y rapidez, pero, paralelamente, restan espacio a la reflexión. A ello se añade la indiferencia de los intelectuales hacia estos espacios, lo cual explica parcialmente el porqué de la crisis de las humanidades.

Carlos Arturo Caballero Medina, a través de La mirada virtual. Cultura y política desde la blogósfera,  libro que comprende treinta y cuatro artículos  publicados entre el 2007 y 2012,  cuestiona el oscurantismo que caracteriza a muchos humanistas, como un factor que los aleja de ser partícipes inmediatos en los espacios de expresión con respecto a los temas coyunturales y que en gran parte determinan el devenir de las sociedades, no por falta de medios, sino debido a  que   no se  apela a una efectiva claridad de planteamientos. Por ello precisa el autor que una de sus motivaciones es privilegiar claridad y la ética, teniendo presente la apertura incluso a la objeción del propio juicio.

Los temas de discusión del libro abordan los campos culturales y políticos,  los cuales ofrecen un panorama completo sobre las repercusiones de estos tanto a nivel internacional, nacional e incluso local y tomando en cuenta sucesos coyunturales, literarios e incluso cinematográficos lo que evidencia la intertextualidad entre determinados discursos, así como el inevitable vínculo entre la cultura y el devenir político de la sociedad.

Del libro se desprenden dos interesantes premisas: primeramente, pone de manifiesto el alcance y magnitud que poseen los discursos, la importancia del lugar donde son concebidos y, del mismo modo, pueden prestarse a un doble rasero en determinadas circunstancias.   

En segundo lugar, ofrece a una óptima perspectiva para entender la actual crisis por la que atraviesan las humanidades y cómo esta ausencia repercute en distintos espacios político-culturales.

Con respecto a los discursos, estos pueden definir la situación de un individuo en la sociedad de manera permanente debido a que a pesar de verse afectados en forma, el fondo no cambia, el origen de este sigue siendo el mismo, más contextualizado de distinta forma. La violencia institucional de la sociedad peruana (p.110) que trata el ensayo  de Alberto Flores Galindo, La tradición autoritaria,  muestra el origen del autoritarismo en el Perú,  el cual enfatiza cómo este y el racismo han estado vinculados desde el origen de la Colonia y cómo esta asociación perdura hasta hoy  presentada de manera distinta.

“En la Colonia se azotaba a un negro en público, hoy no se permite bañar en las playas de Asia a las trabajadoras del hogar…” (p.116). Aquí se manifiesta una naturalización de la violencia, emergida de un discurso constante que avala los abusos contra miembros orillados  a una periferia específica, una permisividad amparada en lo que Foucault en La arqueología del saber (1970) da a conocer como el concepto de archivo, un sistema de formación y transformación de los enunciados que  propicia la forma,  preservación y dispersión de determinados elementos que constituyen de  determinados axiomas; de este modo aquellos discursos que perduran, implícitamente adquieren una condición de verdad irrefutable.  

Del mismo modo, un discurso es superpuesto de cierta manera a  determinado colectivo, mientras que para otros resulta inadmisible o negado, así  como en el artículo  Vargas Llosa, el Museo de la Memoria y el Baguazo.  Se plantea que Vargas Llosa posee una posición liberal parcial, instando a que se construya el Museo de la Memoria; no obstante frente a las víctimas del Baguazo su sensibilidad es distinta, “ese liberalismo político que defiende las libertades individuales y propugna el equilibrio entre estas y las libertades económicas se transforma en conservadurismo cuando Vargas Llosa desarrolla su noción de cultura” (p.122)

La cultura dominante se sostiene bajo determinadas acciones, que en palabras de Esteban Krotz en “Cinco ideas falsas sobre la cultura” (2004) validan la idea de que se pueda o no poseer cultura,  presupuesto al que adscribeVargas Llosa, determinando que una serie de conocimientos o alcances, otorgan validez a un sujeto por encima de otro. De este modo, las víctimas del Baguazo no poseen las herramientas que  la cultura hegemónica exige para contextualizar las problemáticas de su realidad, lo que determina que  no sean consideradas víctimas.

Del libro de Caballero también se colige la ausencia de un verdadero debate ideológico, dada la primacía  de  la inmediatez en  las comunicaciones lo que genera de manera constante  una validación  del pragmatismo político y económico por encima de cualquier cuestionamiento. Las esferas de poder se avalan en la prensa, cuyo discurso está parcializado, por lo que en la red, se  recogen todo tipo  de  interrogantes que no llegan a ser contestadas ni tomadas en cuenta; los analistas de ocasión no brindan una pedagogía política, como tampoco  son  poseedores de una ética coherente, lo cual deviene pensamiento gregario. No obstante, la escasa iniciativa de los humanistas para  generar discursos enriquecedores pero también comprensibles, deviene en un significativo obstáculo en la búsqueda de hallar un puente de comunicación y retroalimentación  con la sociedad; Caballero anota que no solo atraviesan por una crisis de aparente oposición frente a una imparable tecnocracia,  sino también debido a una evidente falta de compromiso para educar y redimir.

El autor de La mirada virtual propone que se debe educar en el sentido de abandonar  la idea de sostenerse bajo un pensamiento único,  dejando de lado la primacía de determinada postura por mera egolatría, buscando brindar los marcos adecuados para una genuina construcción de ideas y juicios críticos. Del mismo modo, recalca que en un contexto donde el poder prima ante el conocimiento,  la honestidad intelectual no consiste  en exhibir cuánto se sabe sino en qué puede hacerse con ello (p.132). En consecuencia, deben generarse espacios de reflexión, discusión y debate que tengan como principal resolución ser accesibles, no solo  en un sentido de inmediatez, también siendo comprensibles, para generar una genuina repercusión en una sociedad que hoy más que nunca necesita cuestionar sus acciones para crecer y avanzar en un ambiente propicio para la generación de individuos no solo críticos y sobre todo íntegros. Nos referimos a “redimir” en el sentido que  no debe obviarse la historia de una nación, por más dolorosa, inadmisible  o incomoda que resulte para determinados colectivos. En el artículo  “La teta asustada: El terror también se hereda”;  el autor señala que  no se debe condenar a la víctimas de determinadas situaciones políticas a vivir en un autismo social y debe darse para estas  un  genuino compromiso social (p.137).

Los discursos se validan a través de la historia, pero también experimentan determinadas rupturas que pueden alterar el devenir de determinada continuidad en cierto espacio temporal. Por ello aquellos momentos históricos que  no se configuran dentro de la tradición histórica y social de una nación, no solo condenan al olvido a múltiples víctimas de determinados sucesos, también, implícitamente, se legitima el modus operandi de los perpetradores, lo cual naturaliza el ejercicio de la violencia o, en el peor de los casos, la torna necesaria. La redención frente a la violencia, impunidad y corrupción  en una nación como la nuestra no es opcional: es un deber simbólico e ineludible, al que todo humanista se adscribe cuando decide formar parte de un colectivo en el que debe primar ante todo la integridad.

La mirada virtual no solo ofrece una perspectiva exhaustiva de determinados hechos; brinda también un amplio panorama que nos permite visualizar la repetición de los discursos, producciones y expresiones, como síntoma de  lo acontecido en un país; nos brinda, por lo tanto, la oportunidad de entender cómo nacen los discursos y cómo combatirlos, siendo conscientes de nuestro rol como individuos y partícipes principales de la elaboración de estos discursos,  que constituyen una forma de expresión y validación histórica y artística que facilita la comprensión de determinados mecanismos políticos involucrados en el devenir de las naciones y que, por ende, debe ocupar un rol protagónico en todos los espacios sociales, rol para el que debe procurarse mejores espacios de divulgación, comunicación y discusión.

 

[1] Escuela de Literatura y Lingüística de la Universidad Nacional de San Agustín. Blog: https://elhabitodeser.blogspot.pe/ Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Cómo citar este artículo:

CALDERÓN VITE, Luisa Andrea, (2018) “La mirada virtual. Cultura y política desde la blogósfera”, Pacarina del Sur [En línea], año 10, núm. 37, octubre-diciembre, 2018. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1693&catid=12