Entre Malvinas y Nueva Delhi. La imagen de la India en la Argentina en el deshielo de la dictadura (1982-1983)
Instituto Superior Joaquín V. González, Argentina
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Recibido: 25-08-2020
Aceptado: 15-09-2020
A Andrés, por lo que fue y por lo que no pudo ser.
En el presente artículo nos propusimos analizar las formas de reapropiación de la imagen de la India en la Argentina en un segmento de tiempo que marcó un punto de inflexión en la historia moderna del país. Nos referimos al periodo que media entre la rendición de las tropas argentinas en Malvinas en junio de 1982 y la institucionalización del país en diciembre de 1983. Tomamos como eje de nuestro abordaje la participación de la Argentina en la VII Conferencia del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) realizada en Nueva Delhi en marzo de 1983, donde el gobierno de la dictadura, golpeado por la derrota a manos del colonialismo inglés, realizó un esfuerzo diplomático importante para conseguir un apoyo de este foro para las reivindicaciones territoriales argentinas en el Atlántico Sur. En dicho contexto, las relaciones diplomáticas entre la Argentina y la India crecieron en importancia recuperando y superando la relevancia que habían revestido en los tres lustros anteriores al golpe militar de 1976. Aparte de las repercusiones de la participación argentina en el cónclave de Nueva Delhi, también nos propusimos indagar las formas por las cuales se asistió, en la Argentina, de la transición de la dictadura genocida a la democracia de baja intensidad, a la reactivación del interés por la cultura de la India en la Argentina. Nos propusimos incluso investigar en qué medida la reapropiación en nuestro país de distintas imágenes provenientes de la India podían tomarse como disparadores de distintas lecturas de la realidad nacional en esas épocas de transición. El fenómeno anterior incluye la incidencia en la Argentina de referencias políticas e intelectuales provenientes de la India, pero al que las múltiples reapropiaciones locales terminaron de conferirle una autonomía en relación a su contexto originario: el pensamiento de Gandhi y la teoría de la no violencia, por ejemplo.
Antecedentes
En los años 60 y comienzos de los años 70 las relaciones diplomáticas entre Argentina y la India habían adquirido un perfil alto. Señalemos como dos momentos clave de este fenómeno la gira asiática del presidente Frondizi en 1960 y su entrevista con Nehru y la visita de la premier Indira Gandhi a la Argentina en 1968. En dicho contexto, la actuación de la representación diplomática de la India en Argentina adoptó un perfil alto a partir de comienzos de la séptima década del siglo.[1] El interés por la India en nuestro país excedió el marco de las relaciones diplomáticas y el análisis de la política internacional. Al igual que pasó en buena parte del mundo “occidental”, en esos años, la Argentina de la era del Cordobazo conoció un auge del interés por el orientalismo en clave contracultural. Dicho fenómeno, que le concedió un rol central a las novedades culturales provenientes de subcontinente indio, alcanzó su clímax en 1973-1974. El proceso de derechización que se comenzó a vivir en Argentina, a partir de 1974 y que se acentuó luego del golpe militar de marzo de 1976, ya no fue el más favorable para la recepción de novedades culturales, artísticas o religiosas. No obstante, no puede decirse que se desatara una fobia contra todo lo Indio u oriental. Marcando el límite de lo tolerado la clandestinizacion de algunos cultos religiosos hinduistas por la dictadura genocida.[2]
En los años del “proceso”, hasta la guerra de Malvinas, las relaciones diplomáticas entre la India y la Argentina no fueron particularmente relevantes. El representante diplomático argentino, Fernando Fernández Escalante, llegó a Nueva Delhi como embajador regional (India, Nepal y Sri Lanka), designado por el gobierno de Isabel Martínez, en marzo de 1976. Luego del golpe militar fue confirmado por Cesar Guzetti, el primer ministro de relaciones exteriores del gobierno de Videla.[3] Ese mismo año Fernández Escalante participó en la conferencia de los No Alineados que se realizó en Colombo (Sri Lanka). Cónclave donde se aprobó una declaración de apoyo a los derechos argentinos sobre los archipiélagos del Atlántico Sur. En esos años, la pequeña comunidad de migrantes hindúes en Argentina experimentó un relativo crecimiento como rebote del cierre del ingreso de inmigrantes de la India en Estados Unidos y Canadá. De la misma se incrementó el volumen del intercambio comercial entre ambos países siguiendo líneas tradicionales. La Argentina le vendía a la India productos agropecuarios, agroindustriales y algunos minerales. La India exportaba a la Argentina bienes de uso y algunos bienes de capital. En 1977, la geógrafa argentina María Renée Cura, ligada al grupo de Victoria Ocampo y amiga personal de Indira Gandhi, fundó en Buenos Aires, el Centro Anand Bhavan, para difundir la cultura de la India en la Argentina.[4] Este grupo estuvo integrado por varios de los miembros de lo que había sido el Instituto de Cultura Argentino India fundado en 1961. En 1978 se realizó en Villa Ocampo (San Isidro) el coloquio internacional “Diálogos de las Culturas”, auspiciado por la UNESCO con la presencia de orientalistas argentinos de renombre como Victoria Ocampo, Ismael Quiles, Víctor Massuh, Adolfo de Obieta y Ángel Batistessa.[5]
También en 1978, pero en la capital india se creó, por iniciativa de Fernández Escalante, una Sociedad de Amistad Argentino India formada por diplomáticos argentinos e indios y empresarios del país asiático que habían hecho inversiones en nuestro país. En el ámbito de este grupo de amistad, funcionó una escuela para el estudio del idioma castellano. En esos años la embajada argentina en la India comenzó a publicar News from Argentina, un boletín que saldría regularmente por el lapso de una década. En esos años hubo algunos intentos de cooperación en el área nuclear que incluyeron la vista del Almirante Castro Madero, presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica a la India en 1980. La India había ingresado en la era nuclear unos años antes. En 1981, la Argentina y la India firmaron un convenio por el cual ambos países se comprometían a estudiar las formas de incrementar el comercio bilateral (Rubiolo & Baroni, 2017, págs. 114-115).
Participantes del coloquio Diálogo de las Culturas
Imagen 1. Participantes del coloquio Diálogo de las Culturas (1979).
https://twitter.com/unescovocampo/status/1068195275754344451?lang=ga
Al producirse la guerra de Malvinas, el gobierno de Indira Gandhi, luego de alguna indecisión inicial, se pronunció por el apoyo a la posición argentina. El tema Malvinas incluso fue debatido en el parlamento de la India donde la causa de nuestro país concitó apoyos de casi todos los bloques políticos parlamentarios de un país que, a nivel mundial, era considerado sinónimo de anticolonialismo y no alineación en el conflicto este/oeste. En los meses que duró el conflicto del Atlántico Sur se desarrollaron en la India, principalmente por iniciativa de la Sociedad de Amistad Argentino India, foros y otras actividades en donde predominaron las posiciones favorables a la soberanía argentina sobre los archipiélagos australes. Ese fue el caso de un foro realizado en Nueva Delhi el 11 de mayo de 1982. En este cónclave, el panel estuvo integrado por el embajador Fernández Escalante, el parlamentario indio oficialista S. S. Mohapatra; el experto en temas legales Rasendra Nayak; la exlegisladora Savitri Nagan; Jayoti Jain, presidente de la Asociación de Amistad Indo Argentina y R. N. Anil, secretario de la misma. Todas las alocuciones fueron favorables al reconocimiento de la soberanía argentina en los archipiélagos del Atlántico Sur y de condena a la presencia colonial británica. Situación, esta última, que en el medio político de la India se comparaba con la polémica presencia militar norteamericana en el Océano Indico a través de la base de la isla Diego García (Anil, 1982). La única salvedad que los ponentes indios hacían, en relación a la posición argentina, era el llamado a la búsqueda de una solución pacífica que pudiera detener la guerra. Incluso uno de los ponentes de este foro, R. N. Anil, escribió un artículo en una publicación de temas internacionales (Unity Internacional) donde aunaba la condena al colonialismo con una impronta anti belicista:
Lo que alarma a toda la comunidad humana hoy, son las armas letales en manos de las potencias imperialistas y colonialistas. Por otra parte, no cesan de producirse. Uno no puede visualizar el impacto de estas armas usadas en el conflicto de las Malvinas en cualquier otro sitio. Es bien sabido que una sola bomba tiene un poder destructivo cien veces mayor que las arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Esperemos que Gran Bretaña no use estas mortíferas armas contra un país en desarrollo como es la Argentina y que los argentinos no sean víctimas de un holocausto nuclear (Anil, 1982, pág. 17).
Pese a todo esto, la posición oficial del gobierno indio fue de apoyo cauto al reclamo argentino. Luego del conflicto, esta posición de apoyo discursivo de la India a las reivindicaciones argentinas en el Atlántico Sur dejaría expuestas algunas ambigüedades nada menores. Las buenas relaciones de la India con el gobierno de Margaret Thatcher jugaron un rol en todo este asunto.
Reunión del Foro de apoyo a la Argentina en Nueva Delhi durante la guerra de Malvinas
Imagen 2. Reunión del Foro de apoyo a la Argentina en Nueva Delhi durante la guerra de Malvinas.
Una pequeña primavera india de la Argentina post Malvinas
Los ghurkas siguen avanzando
los viejos siguen en TV.
Los jefes de los chicos
toman whisky con los ricos
mientras los obreros hacen masa
en la plaza como aquella vez
(Charly García, No bombardeen Buenos Aires).
En el contexto del proceso de apertura política que comenzaría luego de la rendición de las fuerzas argentinas en el Atlántico Sur se revitalizarían las relaciones entre la India y Argentina. En un país en donde se replanteaban los distintos esquemas y criterios con que la dictadura había pensado su relación con la sociedad, la embajada de la India buscó recuperar un perfil alto en el medio local. En dicha perspectiva, revitalizó sus vínculos con los distintos colectivos que, desde hacía un par de décadas, venían difundiendo la cultura del subcontinente indostano y de Asia en general en nuestro medio. El embajador de la India en la Argentina, Lakhan Lai Mehrotra, se había hecho cargo de la embajada regional (su jurisdicción abarcaba también Uruguay y Paraguay) en marzo de 1982. Este hombre, nacido en Uttar Pradesh (1934) era un historiador, experto en estudios del mundo antiguo, con un gran prestigio en el medio académico de la India. Como diplomático había representado a su nación en varios países latinoamericanos (Cuba, México), en Estados Unidos y en la República Popular China. En el plano religioso había cultivado una relación de años con el célebre gurú bengalí, radicado en Nueva York, Sri Chimmoy. Mehrotra era el hombre indicado para representar el país asiático en una nación que estaba en proceso de institucionalización y que el gobierno de Nueva Delhi consideraba importante para su estrategia diplomática latinoamericana. Desde su llegada a Buenos Aires, Mehrotra comenzó a pronunciar charlas sobre pensamiento y cultura de la India y promover actividades comunes con instituciones con el Instituto de Estudios Orientales de la Universidad de El Salvador; el Centro Anan Bhavan; la Fundación Hastinapura; la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, etc. La embajada de la India recuperaba el perfil alto en el medio local que había tenido hasta principios de los años 70. El 2 de junio de 1982, cuando todavía no había terminado la guerra en el Atlántico Sur, el embajador Mehrotra pronunciaba, en el Centro Yoga Vedanta, del Swami Shivapremananda, en la calle Moreno 794; una conferencia con el título “La India hoy”. Luego de resaltar los logros tecnológicos y los procesos de modernización que se estaban llevando adelante en su país Mehrotra sintetizó las líneas generales de la política exterior de la India y su rol en el mundo actual:
Desde que se convirtiera en miembro soberano de la comunidad internacional, ha sido un consecuente abogado de la paz, la cooperación y la igualdad entre las naciones, oponiéndose con elocuencia al imperialismo, el colonialismo y el racismo. Es miembro fundador de las Naciones Unidas y del Movimiento de los No (Mehrotra, 1984, pág. 163).
A mediados de septiembre de 1982, mientras se preparaba la celebración de una semana de la India en Buenos Aires, visitó la Argentina por segunda vez Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz de1981. El gobierno militar, ávido de mostrar su “rostro humano”, le dio a la célebre, pero también polémica, religiosa[6] un tratamiento de huésped ilustre. El 16 de septiembre la monja y su comitiva llegaron a Ezeiza proveniente de Chile. En el aeropuerto la estaba esperando el embajador Mehrotra. En su primera conferencia de prensa, Teresa de Calcuta se apuró a aclarar, sin convencer del todo, que su viaje no tenía objetivos políticos (Clarín, 1982a). El 17 recibió, en una ceremonia realizada en la embajada de la India, el premio Matsuda del Instituto de Investigaciones Leprológicas de Rosario. En dicha recepción estuvieron presentes el canciller Aguirre Lanari, el intendente de Buenos Aires Guillermo del Cioppo y, el secretario de Cultura de la dictadura, y negador del genocidio, Julio Cesar Gancedo. Entre el público se encontraba el sacerdote y estudioso del pensamiento oriental Ismael Quiles, el pintor Raúl Soldi, y, como un signo de los nuevos aires de “apertura” que corrían, el Premio Nobel de la Paz, ex preso político de la dictadura y discípulo de Mahatma Gandhi, Adolfo Pérez Esquivel. Mehrotra hizo uso de la palabra y calificó a la anciana religiosa de “símbolo ecuménico de paz y amor” (La Prensa, 1982a). A su momento también hizo uso de la palabra Pérez Esquivel, que resaltó el compromiso de la visitante en la lucha contra la pobreza y por los derechos de los necesitados. A la tarde Sor Teresa, junto con el embajador y su mujer, se entrevistaron con Bignone en la casa rosada. El dictador compartió un rezo con la monja y le regaló un poncho criollo. Bignone se comprometió a trabajar por la cesión del predio que la fundación de la Madre Teresa tenía en la ciudad de Zárate. El dictador residual puso un avión de la fuerza aérea a disposición de la visitante para que esta se pudiera trasladar al interior para visitar los establecimientos de su obra en distintas provincias. Mehrotra aprovechó la ocasión para invitar a Bignone a concurrir a la inauguración de la semana de la India (Clarín, 1982b).
Teresa de Calcuta en Rafaela
Imagen 3. Teresa de Calcuta en Rafaela (Provincia de Santa Fe).
https://regionoeste.com.ar/
El 18, Teresa de Calcuta visitó la ciudad de Frontera, en el oeste santafesino y la vecina localidad de San Francisco (Córdoba). Luego se entrevistó con el gobernador de Santa Fe, Fernando López Sauque. La veterana religiosa habló con la prensa y expresó su deseo de que pudiera alcanzarse la paz en el Líbano, que había sido invadido por fuerzas israelíes. El editorialista conservador Jesús Iglesias Rouco, tituló su columna del 18 de septiembre en el diario La Prensa: “Un país para la Madre Teresa”. El sentido del título ironizaba sobre que el vacío político que reinaba desde la rendición en Malvinas era el peor “desamparo” que podría imaginarse (Iglesias Rouco, 1982). De vuelta en la capital, Sor Teresa se reunió con el intendente Del Cioppo, que la nombró huésped ilustre y le regaló una miniatura de San Martín de Tours, patrono de la ciudad (Clarín, 1982c). El 21 visitó la ciudad de La Plata donde se entrevistó con el gobernador Jorge Aguado, representante de la burguesía agroindustrial bonaerense y, con su polémico ministro de gobierno Gastón Pérez Izquierdo. Aguado le entregó a su huésped un título con la cesión de las 40 hectáreas del establecimiento de su obra en el Barrio la Carbonilla de la ciudad de Zárate. Unos días después de la visita de Sor Teresa, Aguado y Pérez Izquierdo enfrentaron una ola de fuertes protestas vecinales en el Gran Buenos Aires en rechazo a su política fiscal. Mientras el gobernador y su ministro se exhibían como solidarios con la “Santa” de los barrios pobres de Calcuta las autoridades bonaerenses no dudarían en mandar la policía a golpear y correr con gases lacrimógenos a los vecinos del Gran Buenos Aires que protestaban contra los altos impuestos municipales y provinciales.[7] Al día siguiente de su entrevista en La Plata, la monja de Calcuta viajó a Zárate acompañada de Mehrotra y el nuncio papal monseñor Calabresi. En la ciudad costera la recibió el intendente, su esposa y los directivos de la Cruz Roja local. Luego la religiosa partió con su comitiva rumbo a Uruguay y Brasil (La Prensa, 1982b).
El mismo mes de la visita de la monja de los barrios bajos de Calcuta el Centro Anand Bhavan, con el auspicio de la embajada india en Buenos Aires publicaría el primer número de la revista trimestral India (eterna y actual), bajo la dirección de la licenciada en geografía María Renée Cura. Esta publicación, que saldría regularmente hasta 1994, sería en lo fundamental un órgano oficioso de la embajada del país asiático en nuestro suelo. Sus contenidos y estilo son una versión remozada de los de India, la publicación que el Servicio Exterior de la India había publicado en Buenos Aires entre 1962 y 1976. El editorial del primer número destacaba que la revista privilegiaría en su enfoque el panorama de la sociedad y el estado de la India desde la independencia hasta el presente (India (eterna y actual), 1982). Dicho primer número, comprensiblemente, dedicó un espacio importante a reseñar las actividades que se realizaron en la India a favor de la Argentina durante el conflicto de Malvinas. El segundo número entregaría una extensa reseña de la semana de la India en Buenos Aires.
Portada del núm. 1 de la revista India
Imagen 4. Portada del núm. 1 de la revista India (eterna y actual)
El 27 de septiembre comenzó la Semana de la India con auspicio de la embajada, del Centro Anad Bhavan y de una red de instituciones y centros ligados a los estudios orientales. Esta muestra fue presentada en una conferencia que se realizó en la embajada del país asiático. En ella hablaron el embajador Mehrotra; el padre Ismael Quiles, miembro de la comisión honoraria de organización del evento; la profesora María Renée Cura por el Centro Anad Bhavan; la bailarina clásica Mirta Barbie; Orlanda Yokohama de Fernández, directora del Museo de Arte Oriental; el ingeniero Spinazzola y otros panelistas. Mehrotra destacó que era la primera vez que se realizaba en la Argentina un evento de toda una semana de duración dedicado a su país. La intención de la muestra era que el pueblo argentino pudiera conocer la realidad de la India como país de cultura milenaria, pero también como una nación moderna que había incorporado grandes adelantos modernos preservando su identidad cultural (Clarín, 1982d). La muestra tuvo como sedes la Sala Casacuberta y Enrique Muiño del Teatro Municipal San Martín; el Museo de Arte Oriental; el predio de Villa Ocampo, y la sede del Instituto de Estudios Orientales de la Universidad de El Salvador (Callao 853). A la muestra asistió el presidente Bignone al que un grupo de jóvenes de la India le pusieron un collar de flores (India (eterna y actual), 1983a). Estuvo presente también un sobreviviente de los años duros del proceso como el Almirante Castro Madero, presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que reseñó la colaboración entre ambos países en el área nuclear. El día 1 de octubre estuvo dedicado a la reseña del pensamiento de Rabindranath Tagore y su paso por la Argentina en 1924. La muestra concluyó el día 2 de octubre con un panel sobre el pensamiento del Mahatma, integrado por el embajador Mehrotra y el gandhiano criollo Adolfo de Obieta (Mehrotra, 1983b; De Obieta, 1984, págs. 15-17). El candente tema de Malvinas no podía quedar fuera del evento. Al hablar en la ceremonia de clausura el subsecretario de educación Enrique Lupiz aludió a la común pertenencia de India y Argentina al campo de los No Alineados:
Merced a la visión del gran estadista que fue Jawaharlal Nehru, la India fue uno de los países que formaron el núcleo histórico del no alineamiento.
Hoy, por primera vez, va asumir la presidencia de ese movimiento, con el apoyo unánime de todos sus miembros, que reconocen con satisfacción su postura equilibrada, en busca de la paz, la convivencia y el progreso. Expresión clara de las coincidencias señaladas a nivel político global, es la actitud asumida por el gobierno indio con relación a la cuestión de las Islas Malvinas, en la cual no solo demostró una clara comprensión de la situación, sino que nos otorgó su apoyo, ganando el sentido reconocimiento de toda la Nación Argentina (Lupiz, 1983).
Bigñone en la Semana de la India
Imagen 5. Bigñone en la Semana de la India.
Panel de cierre
Imagen 6. Panel de cierre
Del 6 al 9 de diciembre del mismo año, Villa Ocampo fue sede de otro seminario sobre las relaciones culturales entre Oriente y Occidente, pero de tono más académico. Organizado por el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Comparadas sobre Oriente y Occidente (ILICOO) y con el auspicio de la UNESCO, el Coloquio Internacional Oriente-Occidente reunió a los inspiradores del instituto de estudios orientales de la Universidad de El Salvador (Ismael Quiles, Fernando García Bazán) junto a estudiosos provenientes de India, Japón, España, Alemania Federal, Australia, Benín, Italia, etc. El coloquio contó con la presencia de Ricardo Manuel de la Torre, subsecretario de educación de la Nación y la rectora de la Universidad de El Salvador, María M. Terren. Las actas del seminario fueron reproducidos en el primer número de la revista Oriente-Occidente de ILICOO/USAL, que comenzó a salir con frecuencia anual en 1983 (Oriente-Occidente, 1983). El seminario tuvo el mismo eje que el que se había realizado en Villa Ocampo en 1978: el diálogo intercultural oriente/occidente que desde la década del 60 representaba, a lo largo del mundo, una impronta convocante y políticamente correcta. Dentro de dicho esquema, la cultura del subcontinente indio tendía a ser presentada, en mayor medida que otros universos culturales asiáticos, como un espacio puente entre los dos extremos del planeta.
En el sentido antedicho, se orientaba la ponencia del embajador Mehrotra titulada “El espíritu de la India. El camino a la síntesis”. El diplomático desarrolló una síntesis un tanto ambiciosa de la historia y la cultura del subcontinente indio que arrancaba, ni más ni menos que de la remota hominización, deteniéndose en los aportes de los distintos universos ideológicos indios (brahmanismo-hinduismo, budismo, jainismo, islam) y en los grandes maestros neohinduistas modernos: Ramakrishna, Vivekananda, Yogananda, Sri Aurobindo, etc. En un tono épico, Mehrotra describía a la vieja India védica como una brillante cultura organizada en “repúblicas” pese al rígido sistema de castas. Con un simpático giño hacia su auditorio hispano católico, Mehrotra daba por verosímiles las aventuradas hipótesis sobre una larga estadía de Jesús en Cachemira donde habría mamado las fuentes de la espiritualidad oriental. Muy a tono con el clima que se vivía en Argentina luego de Malvinas, Mehrotra le confirió un cierto tono crítico a su balance del periodo del Raj británico. El diplomático sostuvo que Gran Bretaña no abrió la India al mundo porque ese vínculo con el mundo Mediterráneo existía desde la antigüedad. En un tono emotivo comparó la personalidad de un conquistador violento como Clive de la India con la prédica no violenta del Mahatma. Así todo reconocía que la vinculación con la cultura británica les permitió a líderes como Gandhi y Nehru conocer los mecanismos parlamentarios modernos y otros aportes del pensamiento occidental para incorporarlo en una síntesis cultural entra la India antigua y moderna:
Cuando la India e independizó, se convirtió en la mayor democracia de la tierra en el sentido moderno del término. Los británicos también dejaron el legado del idioma inglés. Aunque hablado por el solo uno por ciento de los indios cuando la independencia, la India no dudó en adoptarlo como su idioma oficial. Y esta es una nación que ha desarrollado una de las primeras escrituras en el mundo y que cuenta con gran cantidad de idiomas nativos, entre los cuales algunos, como por ejemplo el sánscrito y el tamil, tienen los más ricos tesoros literarios. Nada puede ser un tributo más grande al espíritu de síntesis de la India (Mehrotra, 1983a, pág. 126).
A parte de su tono ensalsatorio de la identidad de la India profunda, la ponencia de Mehrotra tiene un sabor a síntesis de oriente/occidente, pero en clave de diálogo sur/sur basado en valores originales (“…la verdad, el amor, la no violencia…”) que diferenciaban a las naciones periféricas de las metrópolis imperialistas.
Portada de Viñetas de la India, de Lakhan Lal Mehrotra
Imagen 7. Portada de Viñetas de la India, de Lakhan Lal Mehrotra (1984)
Portada de la revista Oriente-Occidente
Imagen 8. Portada de la revista Oriente-Occidente (año V, núm. 1-2), publicada por la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador
En el clima del país que asimilaba la derrota bélica mientras iniciaba su transición hacia la post dictadura, la “primavera india” era una instancia donde los debates intelectuales no dejaban de tocarse con los posicionamientos políticos más puntuales. En noviembre de 1982, visitó la Argentina el senador indio Shqan Jundar Mohapatra del oficialista partido del Congreso. Mohapatra había participado del proceso de la independencia de la India y era presidente honorario de la Asociación de Amistad Indo Argentina. Luego de entrevistarse con el canciller Aguirre Lanari, participó de un previsible homenaje al Gral. San Martín colocando una ofrenda floral en el monumento del prócer sito en la plaza homónima (India (eterna y actual), 1983b). El diario La Nación entrevistó al senador del país asiático. Entre otros temas se lo interrogó sobre la situación política de la India, las orientaciones programáticas de los gobiernos del Congreso, en particular la pretensión de representar alguna variante de “socialismo”, y sobre las particularidades de la realidad de la India contemporánea. Mohapatra resaltó, como era previsible, la centralidad del liderazgo de Indira Gandhi como expresión de un movimiento político policlasista y multisectorial como el partido del Congreso. Movimiento político que, en la perspectiva del legislador asiático, representaba la síntesis de la compleja realidad de la India. También resaltó los rasgos originales del modelo de desarrollo de la India y el horizonte “socialista” como superación del atraso y las desigualdades heredadas de su pasado arcaico. Repitiendo el típico libreto nacionalista tercermundista resaltó que el socialismo que propiciaba la dinastía Nehru no tenía nada que ver con modelos como el soviético o el chino. En relación a América Latina comentó que su principal fuente de información habían sido los escritos de Tagore sobre Sudamérica. Los periodistas del diario argentino no dejaron pasar la oportunidad de preguntarle sobre la posición de la India en la cuestión de Malvinas y si este tema era la causa de su viaje. Mohapatra reconoció que el problema del Atlántico Sur era uno de los motivos por los que había venido a la Argentina. El senador indio recordó que había desarrollado una fuerte propaganda a favor de la posición argentina durante la reciente guerra. En los días que estaría en Argentina pensaba profundizar su conocimiento sobre la cuestión para que le sirvieran de base durante la próxima reunión de los Países No Alineados que se realizaría en la India en el próximo mes de marzo. Sobre la posición oficial de la India en el diferendo por los archipiélagos del Atlántico Sur, sostuvo:
Nosotros sostenemos el derecho argentino y la necesidad de reanudar y agotar el diálogo y las negociaciones que conduzcan a una solución pacífica a favor de vuestro país.[8]
El senador Mohapatra con el canciller Aguirre Lanari
Imagen 9. El senador Mohapatra con el canciller Aguirre Lanari.
La Argentina en la VII Conferencia de la NOAL en Nueva Delhi
La C.E.E. junto a la N.A.T.O.
nos hicieron el bloqueo.
América unida, gritó el pueblo entero.
El T.I.A.R. fue la mentira
que algunos se creyeron.
(Comunicado 166, de Los Violadores).
Las relaciones entre Argentina y la India luego de la derrota en Malvinas adquirieron un lugar en la agenda de la diplomacia local no previsible unos meses atrás. La administración del general Reynaldo Benito Bignone adoptó un perfil alto en la política exterior alrededor del problema de la soberanía de los archipiélagos del Atlántico Sur.[9] Lo anterior era inseparable de la situación política interna de la Argentina. A medida que el proceso de apertura política avanzaba se hizo evidente la soledad de la dictadura que no pudo armar una fuerza partidaria oficialista relevante y vio reducidas sus posibilidades de condicionar el proceso de institucionalización en su conjunto. El 4 de noviembre de 1982, la Asamblea de las Naciones Unidas había aprobado la resolución 37/9 que apoyaba el reclamo de Argentina por la reapertura de las negociaciones por la soberanía de los archipiélagos usurpados. Esta situación alentó al poder de facto a tratar de cosechar algunos puntos a favor apuntándose algún éxito glamoroso en política exterior que le permitiera recuperar algún grado de iniciativa. A comienzos de 1983 un buró del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), celebrado en Managua (Nicaragua), había aprobado una fuerte declaración a favor de la Argentina y una enérgica condena a la presencia británica en el Atlántico Sur (Ceberio, 1983). Sobre esa base, Bignone y su canciller Aguirre Lanari, planificaron una ofensiva tendiente a conseguir un aval semejante en la VIII conferencia del NOAL que se realizaría en Nueva Delhi en marzo de ese mismo año. En los días previos del cónclave a realizarse en la capital de la India, los diarios argentinos estimaban que Argentina iba a volver a contar con el apoyo de los miembros duros de la NOAL, encabezados por el gobierno de Cuba que detentaba la presidencia saliente, además del apoyo de otros gobiernos latinoamericanos. De la misma manera, se sostenía que un importante grupo de gobiernos moderados, supuestamente liderados por el país anfitrión que pasaría a detentar la presidencia entrante del NOAL, buscarían atemperar el apoyo del foro al reclamo argentino de soberanía en los archipiélagos ocupados por Gran Bretaña. Más específicamente, se sostenía que el gobierno de Indira Gandhi, junto a otros gobiernos de ex colonias británicas del Caribe y África, buscaba evitar una condena tajante a la presencia militar británica en el Atlántico Sur. La Nación habla de una campaña psicológica de los ingleses para generar una sensación de que existiría en el cónclave un clima poco favorable para la delegación Argentina (Clarín, 1983a). El diario La Voz, probablemente el periódico más opositor al gobierno de los de circulación nacional, era el que se mostraba más pesimista respecto a los resultados que Argentina pudiese conseguir en la conferencia en relación al tema Malvinas (La Voz, 1983a).
Los primeros días de marzo partió para la India la delegación argentina encabezada por el general Bignone y un equipo integrado por el canciller Juan Ramón Aguirre Lanari, el jefe del gabinete de la cancillería Gustavo Figueroa; el consejero Juan Carlos Kreger y el asesor Fernández Suarez. Allá los esperaba el embajador Fernando Fernández Escalante. Varios diarios porteños enviaron corresponsales a cubrir la cumbre. Clarín envió a Oscar Raúl Cardozo y La Nación a Atilio Cadorin. Antes de llegar a Nueva Delhi, las contingencias de la delegación argentina comenzaron a ser comentadas por la prensa porteña. Al hacer escala en Nairobi, la capital de Kenia, la delegación argentina tuvo su primer traspié. No fue recibida por el presidente keniata, cabeza de un gobierno conservador fuertemente alineado con su ex metrópoli Gran Bretaña.[10] Solo el vicepresidente de Kenia se entrevistó brevemente con Bignone en el aeropuerto de Nairobi. El gobierno argentino buscó, como era natural, minimizar el asunto. En los diarios porteños se le dio distinta entidad al incidente. Clarín, poco solidario con la oposición oficial, cito un artículo del Nairobi Times en donde se afirmaba que para el gobierno keniata la ocupación de Malvinas por la Argentina el 2 de abril de 1982 había sido un acto de agresión. El artículo del diario africano no se privaba de recordar que la dictadura argentina había sido un consecuente aliado del gobierno racista de Sudáfrica (Clarín, 1983b). Por su parte, La Nación recordaba que Kenia había votado contra la resolución 502, favorable a la posición argentina por Malvinas en la ONU (Cadorin, Bignone llegó a Kenia en viaje a la India. Misión que comienza con un tropiezo inaceptable, 1983a). En Tiempo Argentino, Ricardo Cámara ponía en actas a los lectores del diario sobre la reciente historia de Kenia y la India trazando el siguiente paralelo:
Los Mau Mau y Gandhi encarnan, en este siglo, dos formas diametralmente distintas de resolver el problema colonial. Los primeros se juramentaron para ejercer la violencia indiscriminada contra el ocupante. El gandhismo dejó boquiabierta a la humanidad entera con su método de desobediencia civil y no violencia. Ambos países, Kenia y la India, se desprendieron de Gran Bretaña, pero hoy han invertido sus papeles: los tremebundos Mau Mau, de la tribu de los Kiyukus, devinieron en un pacífico país pro occidental, ese territorio de lo inmaterial y la meditación interior, y capitalista, la India, cambio el “Karma” por el tercermundismo militante, flirteó con Moscú, se metió entre guerras y, un buen día, ensordeció al planeta con el estallido de su propia bomba nuclear (Cámara, 1983).
En esos días los diarios porteños dieron a conocer distintas evaluaciones sobre el posible resultado de la cumbre en relación con Malvinas. El diario La Razón incluyó algunos breves sueltos sobre la realidad del país anfitrión: noticias sobre un conflicto armado entre hinduistas y los migrantes musulmanes de Bangladesh, en la provincia de Assan, y la intervención del ejército, reprimiendo a varias etnias locales que atacaban a los migrantes. También de estallidos de bombas en distintos puntos de la capital India mientras se inauguraba el foro internacional (La Razón, 1983a).
Reynaldo Bignone y su señora saludan a la primer ministro de India, Indira Gandhi
Imagen 10. Reynaldo Bignone y su señora saludan a la primer ministro de India, Indira Gandhi al iniciarse la reunión cumbre de los Países No Alienados (07/03/1983). Fuente: Imagoteca CeDInCI: http://imagenes.cedinci.org
Bignone y su comitiva arribaron a Nueva Delhi el 5 de marzo, donde fue recibido en el aeropuerto por el presidente indio Giani Zail Singh en medio de fuertes medidas de seguridad. Ese mismo día Bignone se entrevistó con Indira Gandhi, que pasaría a ejercer la presidencia de la NOAL para el periodo entrante. Bignone charló abiertamente con la primera ministra india que recordó su visita a la Argentina en 1968 y le agradeció al presidente de facto argentino su apoyo a la Semana de la India que se había celebrado en Buenos Aires en septiembre del año anterior (Clarín, 1983c). Al día siguiente los diarios porteños informaban la llegada a la India de Fidel Castro, presidente saliente de la NOAL; la del canciller nicaragüense Miguel D. Escoto, la del primer ministro de Grenada Maurice Bishop, etc. También se informaba que el Ayatollah Jomeiní no estaría presente en la cumbre. El editorial de Oscar Cardoso para Clarín hacía un balance de las gestiones que la delegación argentina estaba realizando para obtener la mejor declaración posible por Malvinas. Resaltaba el apoyo de los gobiernos “radicalizados” precedidos por Cuba y Nicaragua y las reticencias de los “moderados” encabezados por el país anfitrión. La delegación argentina se anotó un primer éxito cuando el grupo latinoamericano le encomendó a Bignone ser el portavoz regional y, en esa condición, dar el discurso de apertura de la cumbre. Cardoso resaltaba que la alianza con el bloque de los “radicalizados” obligaría a la Argentina a rever o a flexibilizar posiciones en temas un tanto ríspidos (apartheid en Sudáfrica, intervencionismo norteamericano en Centroamérica, etc.) (Cardoso, 1983a). El seis de marzo, Bignone se entrevistó con un representante del Vaticano y con el presidente de Mozambique, el legendario Samora Machel, que le aseguró que la mayoría de los países africanos apoyaban la reivindicación por Malvinas y expresó la voluntad de estrechar relaciones con la Argentina. Luego, Bignone escuchó misa en una iglesia católica, visitó lugares turísticos de Delhi y dio una conferencia de prensa (Clarín, 1983d). El diario La Nación informaba, poniendo una cuota de color, que la delegación argentina no podría comer carne durante la cumbre dado los milenarios hábitos vegetarianos del país (La Nación, 1983a).
Viñetas satíricas del viaje de Bignone en revista Humor
Imagen 11. Viñetas satíricas del viaje de Bignone en revista Humor
El día siete comenzó formalmente la cumbre con un largo discurso de la premier Indira Gandhi. En su alocución la líder india criticó el armamentismo de las grandes potencias y reclamó un nuevo orden económico mundial que superara las actuales presiones de los organismos financieros internacionales en el pago de la deuda externa de los países en vías de desarrollo. Pasando revista a los problemas puntuales de la política internacional, condenó duramente la política israelí en Palestina y la política de apartheid en África del Sur. Se mostró un poco más cauta con la situación en Afganistán, ocupado por la URSS, donde se limitó a pedir una pronta normalización de la situación. Tocando un tema bastante caliente en el contexto geopolítico del flanco sur asiático reclamó el apoyo unánime de los no alineados a un pronunciamiento contra la militarización del Océano Indico. Tema que puntualmente remitía al polémico proyecto del gobierno de Ronald Reagan de construir una base nuclear en la isla de Diego García, que Gran Bretaña había arrendado al gobierno yanqui. Como mencionábamos más arriba, el caso Diego García era bastante parangonable a la situación post bélica de Malvinas y demás archipiélagos ocupados por los británicos. En pos de todos estos problemas pendientes, la primera ministra de la India reclamó la conformación de un sólido bloque de la NOAL en el seno de la ONU. Cerró su discurso reafirmando los objetivos históricos del foro, a los que sintetizó en la siguiente frase: “No hay nada de vago, ni de negativo, ni de neutro en el no Alineamiento” (Clarín, 1983e).
Bignone en la primera fila de la VII cumbre del NOAL
Imagen 12. Bignone en la primera fila de la VII cumbre del NOAL
Luego habló Fidel Castro, como presidente saliente de la NOAL, ratificando los lineamientos de la política general del foro y poniendo especial énfasis en la situación en Centroamérica (Tiempo Argentino, 1983a). También habló Pérez de Cuellar en nombre de la ONU (Clarín, 1983f). Ese mismo día habló Bignone en nombre del bloque latinoamericano. Su discurso se centró más en los problemas internacionales, ya que decidió dejar la exposición principal del tema Malvinas para una futura alocución que haría en calidad de representante de la Argentina. En el discurso de apertura, Bignone criticó al armamentismo nuclear de las grandes potencias y la política del apartheid en Sudáfrica. En nombre del bloque latinoamericano saludó la postulación de Indira Gandhi para presidir el NOAL en el periodo que se inauguraba con la presente conferencia. Solo mencionó el tema de Malvinas cuando agradeció el apoyo de Fidel Castro, como presidente saliente de NOAL, a la Argentina durante la guerra de Malvinas (La Nación, 1983b). Bignone fue seguido en el uso de la palabra por Yasser Arafat en nombre de la OLP (Clarín, 1983g). En la edición del ocho de marzo, Clarín incluyó una caricatura de Hermenegildo Sabat que mostraba al general Bignone, leyendo su discurso, parado en la palma de la mano de Indira Gandhi. Los corresponsales de Convicción, diario ligado a la marina y al proyecto político del almirante Masera, le dedicaron mayor espacio que sus colegas de otros periódicos a la descripción de la capital de la India y sus particularidades. Aparte de quejarse de las excesivas medidas de seguridad y de informar que la ciudad estaba militarizada durante la cumbre, incluyen una nota donde describen a Nueva Delhi como una ciudad de contrastes. Una urbe donde convive el arcaísmo más marcado con muestras de modernidad tecnológica y espiritualidad védica con un estilo típicamente británico heredado del periodo colonial. Una ciudad con un circuito turístico tipo vidriera y realidades ocultas menos gratas. Por sobre todo un medio con fuertes desniveles sociales:
Pero hay otra ciudad, cruda, real y cruel que se encuentra en los barrios en los que se arraciman y apretujan los sectores bajos de esta complicada sociedad que constituyen la mayoría de “la India”. Miles de indios se apretujan las veinticuatro horas del día buscando el mínimo de subsistencia por las calles, mendigando, haciendo sus necesidades en esas mismas calles donde deben dormir por las noches. El concepto de pobreza occidental que uno puede reconocer en la Argentina no tiene nada que ver con esto. Hay niños que nacen para morir o en el mejor de los casos para ser mendigos, el único gesto que conocen es abrir la boca pidiendo pan y extendiendo la mano para recibir rupias (F., 1983).
Los días nueve y diez, los diarios porteños se ocuparon de los entretelones de la cumbre previos al discurso que el presidente de facto haría ante el plenario defiendo la posición de Malvinas. La Nación comentaba que el ocho al atardecer, Bignone había cenado junto a Indira Gandhi para acercar posiciones (La Nación, 1983c). En un artículo titulado “Con Indira Gandhi el regreso de los moderados”, Atilio Cadorin estimaba que la NOAL, bajo la presidencia de la India, se orientaría hacia una política más equidistante de los bloques mundiales. Sostenía que la principal diferencia en relación a la inclusión del tema Malvinas en el documento final consistía en que la India seguía siendo reticente a apoyar una condena explícita a la presencia militar británica en el Atlántico Sur (Cadorin, 1983b). Como primer indicio de las consecuencias que la acción diplomática en Delhi podía tener en el campo interno argentino, los diarios de Buenos Aires informaban que Bignone y su delegación buscaron evitar un saludo con Yasser Arafat en la sesión inicial del cónclave. El día nueve La Razón comentaba que los argentinos habían tenido una charla con los representantes de Malasia y Gambia que habían objetado las pretensiones argentinas de condena a la presencia militar británica con el argumento que Argentina no había ratificado el Tratado de Tlatelolco de no proliferación de armas nucleares. Por otro lado, Malasia, que apoyaba la soberanía argentina en las islas, era partidaria de la internacionalización sine die de la Antártida. Posición contraria a la sostenida históricamente por la Argentina (La Razón, 1983b). El día diez los diarios argentinos se muestran más optimistas. Señalan que una serie de entrevistas que mantuvo la delegación argentina con distintos jefes de gobierno (los presidentes de Yugoeslavia y Benín, el rey de Jordania y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua) y con los cancilleres de Perú y México habrían logrado garantizar una mayoría a favor de la propuesta argentina sobre los archipiélagos del Atlántico Sur. La delegación Argentina había acordado apoyar las posiciones del grupo de gobiernos “radicalizados” en cuestiones como el intervencionismo en Centroamérica y el apartheid en Sudáfrica a cambio de su apoyo a la soberanía de Malvinas (Cardoso, 1983b). Por otra parte, en la Argentina trascendió que finalmente Bignone y su equipo se había entrevistado con Yasser Arafat. El encuentro del representante de un gobierno que se había entronizado en el poder para ser parte de una “guerra santa” contra el terrorismo internacional con el líder de la insurgencia Palestina provocó no pocas suspicacias en la Argentina, que transitaba una compleja transición política (Cadorin, 1983c).
Caricatura aparecida en Revista Humor Registrado
Imagen 13. Caricatura aparecida en Revista Humor Registrado
El día 10 Bignone pronunció su discurso, como representante de la Argentina, y expuso ampliamente la posición de su gobierno frente al tema Malvinas y demás cuestiones del temario de la cumbre. Este representante postrero de una dictadura que se reclamaba “occidental y cristiana”, rindió un sonoro homenaje al rol de la India como actor activo en el Movimiento NOAL desde su fundación. Hablando frente a Indira Gandhi comenzó con estas palabras:
Sra. Presidente:
Como no evocar aquí las virtudes excelsas del Mahatma Gandhi que, conjugadas con la decisión de todo su pueblo, dieron independencia a esta nación que tanto ha contribuido a la sabiduría del hombre.
Como no recordar también a su sucesor político Jawaharlal Nehru, por su inmenso aporte a la consolidación de la independencia y al desarrollo de este gran país y su apoyo invalorable a las causas del anticolonialismo, del anti imperialismo y el no alineamiento.
Las acciones de estor prohombres y la trayectoria de la India en las relaciones internacionales nos permiten asegurar que el movimiento no alineado, bajo su liderazgo, continuará e incrementará su presencia y el prestigio de este grupo de naciones para servir los objetivos de la paz, la justicia y el desarrollo de los pueblos, con los cuales la República Argentina está comprometida (Clarín, 1983h).
Bignone recordó que la Argentina era miembro observador de NOAL desde 1964 y miembro pleno desde 1973. Afirmó que nuestro país siempre se posicionó contra el racismo, contra las distintas formas de colonialismo y, en particular, contra la presencia colonial inglesa en el Atlántico Sur. Dentro de tanto progresismo repentino no dejó de justificar el golpe de 1976, asegurando que fue una necesidad para repeler la “agresión terrorista”. El día 11 se votó la resolución respectiva con un amplio apoyo a la posición Argentina respecto a los archipiélagos del Atlántico Sur incluyendo la condena a la presencia militar británica (Tiempo Argentino, 1983b). Ese mismo día, Clarín publicó una nota enviada por Oscar Raúl Cardoso desde Delhi donde este analizaba el giro en la política exterior argentina que marcaba el discurso del presidente en la NOAL. Luego de recordar los frondosos antecedentes “occidentalistas” de las dictaduras argentinas (Ongania, luego continuado con Videla y Cía.) el analista recordaba que no hacía mucho el general Edgardo N. Calvi, Jefe del Estado Mayor General del Ejército, había defendido la posibilidad de una alianza militar Argentina/Sudáfrica para contener la “expansión comunista” en el Cono Sur. Para Cardoso, las principales concesiones de la diplomacia argentina en la cumbre habían sido el apoyo al Grupo Contadora en América Central y su pronunciamiento crítico de la posición occidental en Medio Oriente. Marcando rumbos Cardoso será uno de los primeros en aludir a la falta de credibilidad del giro diplomático de este gobierno militar en retirada (Cardoso, 1983c). En La Nación, Cadorin centraba más su nota sobre el cierre de la cumbre en las posibles repercusiones dentro del gobierno militar. Luego planteaba que el gobierno argentino debía mostrar un compromiso en los hechos con las posiciones en política internacional sostenidas en Nueva Delhi ya que si no el apoyo del NOAL se esfumaría (Cadorin, 1983d). Por su parte, Tiempo Argentino dio cuenta de la amplia cobertura que la mayoría de los diarios de la India le prestaron a la votación en la cumbre y al apoyo a la posición Argentina (Tiempo Argentino, 1983c). Ese mismo día los diarios argentinos informaban que los responsables de la televisión pública habían decidido censurar las imágenes del cónclave en las que Bignone se saludaba con Arafat y con Fidel Castro (La Voz, 1983b).
Caricatura aparecida en la revista Humor registrado
Imagen 14. Caricatura aparecida en la revista Humor registrado
El día 11, la delegación argentina abandonó la India y regreso a Buenos Aires luego de hacer dos escalas en Nairobi y Kinshasa (República Democrática del Congo) siendo recibido en este último país por el dictador Mobutu Sese Seko. En los días siguientes Bignone y Aguirre Lanari hicieron sendas declaraciones al periodismo en las que evaluaban que la participación de Argentina en la cumbre de la India no significaba un giro de 180 grados con la política exterior que el gobierno militar había sostenido hasta el momento (La Razón, 1983c). Los diarios argentinos informaban que la Junta Militar conocía el contenido del discurso de Bignone y que el punto más álgido había sido el encuentro con Arafat. En esos días trascendieron críticas de los gobiernos de Estados Unidos e Israel al posicionamiento argentino en Nueva Delhi. Las repercusiones incluyeron artículos en diarios internacionales como el New York Times[11] y El País de España.[12]
De regreso de la India
Muy pocos de los que viajaron a la India lograron substraerse a su magia. Ni Kipling, ni John Lennon, ni Facundo Cabral volvieron a ser los mismos después de hollar la tierra de las vacas sagradas, los adoradores de la cobra y los hijos de Brahmaputra.
(“El libro del Yogui Bignonanda” en Humor Registrado).
No fueron pocas las repercusiones en la Argentina de la participación de la delegación nacional en la VII Conferencia de la NOAL. Leída desde las líneas generales de la política exterior, más allá de cuáles hayan sido sus motivaciones, marcó un punto de inflexión difícil de soslayar. En el contexto del proceso de institucionalización en curso representó una instancia frente a la que los distintos sectores político partidarios, no podían dejar de posicionarse. Apenas llegaron a Buenos Aires las noticias sobre el discurso de Bignone y la declaración de la cumbre los diarios porteños comenzaron a publicar las opiniones de los principales referentes de la reanudada vida política partidaria del país.
Aguirre Lanari y la Madre Teresa de Calcuta
Imagen 15. Aguirre Lanari y la Madre Teresa de Calcuta
Raúl Alfonsín, que en unos meses sería electo presidente en comicios nacionales, fue uno de los dirigentes políticos que apoyó más claramente la posición que había sostenido la delegación argentina en la India. El dirigente de la UCR resaltó el giro pro No Alineados en la política exterior y llamó a estrechar vínculos con América Latina. El, por ese entonces, muy tercermundista Alfonsín le dijo al periodismo: “Hay algunos que quieren ser parte del Jockey Club, aunque le sigan metiendo bolilla negra y no se dan cuenta que deben ser parte de otro club”.[13] En la misma línea se pronunció su correligionario Luis León que resaltó que así como se reclamaba por Malvinas también se debería reclamar por la presencia del capital inglés en Argentina. Otros dirigentes radicales como Trocoli y De la Rúa también manifestaron su apoyo. Por su parte, Jorge Abelardo Ramos, legendario líder de la llamada izquierda nacional, apoyó el giro tercermundista reclamando también que se tratara la dependencia económica. El nacionalista Alberto Assef, que en ese entonces ganaba notoriedad proponiendo la creación de un movimiento “Nacionalista Constitucional” fue uno de los más entusiastas con el discurso de Bignone. En los mismos términos se manifestó Oscar Alende del Partido Intransigente. La principal autoridad del peronismo, Deolindo Felipe Bittel, se pronunció igualmente a favor. El mismo entusiasmo manifestó el médico Raúl Matera que encabezaba un sector del peronismo que se definía como “anti verticalista”. Los precandidatos del justicialismo Ángel Robledo y Antonio Cafiero apoyaron la actuación de la delegación argentina con algunas reservas. Vicente Leónidas Saadi, en ese entonces cabeza de Intransigencia y Movilización el sector del peronismo que se presentaba más crítico de la dictadura, apuntó a la falta de coherencia del repentino giro en la política exterior del gobierno militar. El diario La Voz, portavoz de la corriente de Saadi y, que como vimos, venía evaluando en tono crítico la actuación de la delegación argentina, publicó un editorial firmado por Zenitram, en donde calificaba prácticamente de farsa las posiciones defendidas por Bignone:
La sensación es que Argentina es allí (NOAL) sapo de otro pozo, un representante del partido de la muerte en el jardín. Y no se me mal interprete soberano: no confundo carnaval con justicia, batucada o turbante con hombre nuevo. No hay de todo. Pero es la sensación de ser uno de la platea que se arrimó a la popular para la foto es insoportable (Zenitram, 1983).
Los diarios de circulación nacional no le prestaron tanta atención a la opinión de los políticos de la izquierda marxista. En las hojas partidarias de los partidos marxistas clandestinizados durante la dictadura y que habían reaparecido después de Malvinas se caracterizó, en general, a la actuación del gobierno argentino en Nueva Delhi de un posicionamiento oportunista y poco creíble. En ese espacio el Partido Comunista fue el que manifestó una posición más favorable sobre el posicionamiento argentino en la cumbre. En particular resaltaban que Bignone no había condenado la invasión soviética a Afganistán, tema más que sensible, ya que el comunismo argentino era la única fuerza política del país que apoyaba dicho episodio político militar.[14]
A medida que nos corremos hacia el centro derecha las opiniones son también críticas, pero no tanto porque se considerase a la posición argentina como poco sincera sino por el temor de que terminara siéndolo. Oscar Camilión, que había sido canciller durante el efímero gobierno del general Viola en 1981, criticó el tono tan tercermundista de la alocución de Bignone. Posición contrastante con la de su sucesor a cargo de la cancillería, y ministro de relaciones exteriores durante la guerra, Nicanor Costa Méndez, que expresó un apoyo sin fisuras a la posición oficial argentina. El conservador Manrique, referente de una centroderecha que se presentaba como pragmática, criticó la entrevista con Arafat. Más o menos en los mismos términos se pronunció el conservador independiente Pablo González Berges. El ultraliberal Alberto Benegas Lynch, dirigente de Encuentro Republicano, como era previsible, criticó en duros términos el encuentro del presidente de facto con Fidel Castro. En la misma línea se pronunció Juan Alemán, ex secretario de Hacienda del gobierno de Videla y una de las voces más estentóreas del régimen militar en retirada. En términos parecidos se manifestó el ex diputado Luis Sobrino Aranda, que había militado en la derecha peronista más ultra para luego recalar en el maserismo. Un típico outsider que buscaba ganar notoriedad lanzando bombas mediáticas. Por su parte el ex ministro de economía Álvaro Alsogaray, líder de la Unión de Centro Democrático, que, en las elecciones de octubre de esos años, se perfilaría como la fuerza política más representativa del centro derecho dura, expresó una crítica más elaborada. No solo cuestionó la entrevista con líderes de izquierda. Denostó, en nombre del occidentalismo más crudo, la propia participación de la Argentina en la foto de No Alineados. “Alvarito” no dejó pasar la oportunidad de señalar que el “tercermundismo” del gobernó militar ya se había esbozado durante el conflicto de Malvinas el año anterior. El viejo dirigente liberal buscaba, con esta crítica al tercermundismo-malvinero, desacreditar al ex canciller Costa Méndez, al que un grupo de dirigentes derechistas, encabezados por el veterano dirigente Emilio Hardoy, proponían como candidato presidencial del espacio de centro derecha unificado. Después de todo, el católico y anticomunista Costa Méndez había sido el primer derechista en abrazarse con el barbado líder revolucionario del Caribe durante la guerra de Malvinas.[15]
El canciller Costa Méndez y Fidel Castro durante la guerra de Malvinas
Imagen 16. El canciller Costa Méndez y Fidel Castro durante la guerra de Malvinas
El abogado Cosme Becar Varela, líder del grupo anti comunista vocinglero Tradición Familia y Propiedad, fue uno de los más duros críticos del desempeño de la delegación argentina en Nueva Delhi. Lo cual no le llamó la atención a nadie porque el año anterior, al producirse la recuperación de los archipiélagos, este grupo, desentonando con el resto de la ultraderecha, había tomado distancia de la acción militar. Estos cruzados de la civilización occidental y cristiana argumentaban que una guerra con Gran Bretaña y sus aliados occidentales conllevaba la posibilidad de quedar engrampados en una alianza satánica con los comunistas de la URSS. En marzo de 1983 dieron a conocer una declaración titulada Con Dios o contra Dios, condenando el discurso de Bignone en nombre del derechismo más canónico.[16] Por oposición la revista integrista de ultra derecha Cabildo, dirigida por el abogado Ricardo Curuchet, apoyó el posicionamiento del gobierno argentino en función de la reivindicación diplomática por la soberanía de Malvinas (Riva, 1983). En el campo identificado con el oficialismo dictatorial la posición más crítica fue la de Convicción. Un artículo de balance redactado por Carlos Fernández, enviado a Delhi, reconocía que la gestión por Malvinas había sido un éxito y un acierto la decisión de la junta de apostar fuerte en esta misión diplomática. Entrando a analizar las consecuencias del viaje, Fernández planteaba que era imposible seguir sosteniendo, como hacía Bignone, que la política exterior del país no había experimentado un giro importante. Criticaba los acuerdos a los que se había arribado asumiendo posiciones que contrariaban recientes posicionamientos del gobierno en política exterior. En relación a los “saludos y abrazos” polémicos criticaba el encuentro con Arafat y sostenía que la delegación tenía instrucciones precisas de evitarlo. Dice que se trató de un gesto que comprometió la unidad del gobierno y la estabilidad institucional del país (Fernández, 1983a). En otra nota puso en duda que el encuentro con el líder de la OLP hubiera sido necesario para conseguir los votos que hacían falta para que se aprobara la declaración por Malvinas (Fernández, 1983b). Mucho más duro fue el artículo escrito por Hugo Ezequiel Lezama, director de Convicción. Este periodista, defensor de la represión ilegal, operador político del genocida Masera, y admirador confeso del mundo “anglosajón”, lanzó una verdadera excomunión a Bignone por sus posicionamientos tercermundistas. Lezama fue categórico al afirmar que ni aun la causa de Malvinas justificaba el encuentro con Arafat que constituyó una verdadera entrega de los “principios” morales que constituían la razón de ser del gobierno militar (Lezama Lima, 1983a). Por motivos distintos la entrevistas con Fidel Castro y, especialmente con Arafat, fueron cuestionadas duramente por algunos órganos de prensa colectividad judía.[17]
Caricatura de la revista Humor
Imagen 17. Caricatura de la revista Humor
No fueron menos densas las lecturas de la actuación argentina en la NOAL en publicaciones de mayores pretensiones analíticas. Desde el campo oficialista Somos, que siempre buscó presentarse como la revista “intelectual” del oficialismo procecista, le dedicó un extenso análisis de las consecuencias que la actuación argentina en Nueva Delhi podía tener en el agitado medio político local. Su edición del 18 de marzo estuvo muy ilustrada con fotos en donde no quedo nadie afuera. Están incluían fotos de la delegación argentina en la India y en las escalas de Kenia y en Zaire durante el viaje de vuelta. Fotos de Bignone hablando ante la asamblea. Foto de Bignone con Fidel, Indira Gandhi y Arafat. La foto de Arafat del momento censurado en la TV argentina. Por ultimo una selecta foto de archivo: Arafat con Firmenich y Vaca Narvaja sonrientes en una reunión en Paris en 1976. La foto era acompañada de una leyenda que decía: “Qué cambió?” (Somos, 1983). La nota principal del número, redactada por el ya mencionado Hugo Lezama Lima, preguntaba: “Malvinas sí, ¿pero a qué precio?” En este artículo se reconocía que la delegación argentina logró revertir un equilibrio de fuerzas negativo pero señalaba que los compromisos a los que se había arribado generaron “turbulencias” (Lezama Lima, 1983b). El número de Somos incluía varias notas ocupándose de aspectos particulares de la cumbre (orientaciones supuestamente pro soviéticas de NOAL, intervención de Arafat, las contradicciones entre el discurso de Bignone y orientaciones que su gobierno venía sosteniendo en política exterior, recalentamiento de la interna militar tras la cumbre, etc.). Un artículo firmado por Polibio (Mariano Grondona) calificaba de maquiavélica y poco creíble la postura argentina. Sostenía, coincidiendo con Alsogaray, que se trataba de una muestra de tercermundismo revanchista y rencoroso originado en el apoyo de Reagan a Thatcher el año anterior. En un raptus de occidentalismo recargado Polibio afirmaba que el neutralismo de la India se reconocía en la noble tradición de Gandhi-Nehru pero que era ajeno a nuestra identidad
Pero esto no es tercermundismo autentico. El tercermundismo de Indira viene de raíces culturales, políticas y hasta religiosas que no compartimos. Lo mismo podría decir de la negritud africana, del mundo árabe. ¿Se puede llegar a ser tercermundista como consecuencia de la emoción violenta que siguió a la desilusión ante el comportamiento de occidente? Eso, en rigor, ¿no es ser un occidental enojado? (Polibio, 1982).[18]
El número de Somos incluyó una crítica del filme Gandhi, que se había estrenado en esos días en Buenos Aires, escrito por Enrique Llamas de Madariaga, una de las grandes espadas mediáticas de la dictadura. Don Llamas, que se estaba reciclando para anotarse en la “democracia”, se lamentaba que la Argentina no tuviera un dirigente como el Mahatma que tanto bien le haría al escoriado país post Malvinas:
Aquí como en la India de los años 40, nos debatimos entre la anhelada independencia nacional a la dependencia al imperialismo turno. El dilema se reitera también en la Argentina con nuestras copias de Jinnah en la política, la milicia y las economías nativas; con la necesaria mezcla de intolerancia, de sordera moral e intelectual que nos hace mirar con nuevas sospechas y antiguos rencores (Llamas de Madariaga, 1982).
Entrando a considerar la revista Criterio, que solía expresar la opinión de la jerarquía eclesiástica católica en cuestiones políticas, nos encontramos con un enfoque más pragmático. El articulista anónimo empezaba por aclarar que consideraba positiva la participación de la Argentina en la NOAL, al que define como un organismo de predominio “afroasiático”, siempre que quedara claro que Argentina pertenecía a “Occidente”. Esta publicación que, en muchas ocasiones había levantado la bandera del diálogo oriente/occidente en nombre del espíritu ecuménico, creía ahora necesario marcar diferencias entre las dos macro regiones del planeta en términos políticos:
[…] A menudo, donde oriente confunde –el poder religioso con el político, por ejemplo–, Occidente discierne. La libertad, que resulta de ese discernimiento, es un valor occidental. Cierta racionalidad también. Si la Argentina está presente en nombre de la libertad, de la moderación racional, de la solidaridad inteligente, tiene mucho que decir y hacer en No alineados (Criterio, 1983, pág. 78).
A continuación, se afirma que las posiciones que adoptó la delegación argentina en la cumbre fueron “vergonzantes” y “poco convincentes” propias de una “diplomacia amateur”. Criterio sostiene que se pagó un precio muy alto para conseguir los votos que apoyaran la posición argentina en relación a la soberanía en los archipiélagos australes. Con una frase un tanto ambigua insinuaba que compartía las líneas generales del discurso de Bignone, pero le criticaba “excesos”. Ya que se afirmaba que en su alocución dijo: “…mucho de lo debido, pero quizás también más de lo debido” (idem., pág. 79). Como saldo, la publicación católica se inclinaba a pensar que la participación argentina en Nueva Delhi fue básicamente positiva, aunque no compartiera algunos detalles de la misma. Decían que no juzgaban al presidente y que no querían caer en una crítica que pudiese favorecer posiciones desestabilizantes en el marco de la delicada transición por las que estaba transitando el país.
La revista Humor, que en ese momento era la publicación crítica al gobierno militar de más repercusión en la escena nacional, reseñó la participación de la Argentina en la cumbre de la NOAL combinando la sátira humorística contra el gobierno militar con el análisis político serio. En un suelto comentaban que Bignone se había hecho proyectar en la quinta de Olivos un documental sobre la historia y la cultura de la India para hacer un buen papel en la cumbre. La revista sugería que mejor hubiera sido que hiciese proyectar un documental sobre la realidad Argentina (Humor Registrado, 1983a). En su número de fines de marzo de 1983, Humor incluyó viñetas en donde se veía a los miembros de la junta militar representados como las divinidades principales de la religión védica, con otras en donde aparecía Bignone adoptando la postura yoga del loto, dándose un “baño sagrado” en las contaminadas aguas de la costanera; o atisbando la sabiduría a través del “Tercer Ojo”. En otra caricatura titulada La Comunidad, se veía a Bignone, con una guitarra como si fuera uno de los Beatles, junto a varios personajes de la dictadura (Galtieri, los ministros de economía Martínez de Hoz y Whebe, el canciller Costa Méndez, el ex ministro del interior Albano Harguindeguy y el polémico periodista José Gomes Fuente) vestidos con túnicas indias (Humor Registrado, 1983b). En otra ocasión se publicó una historieta del dibujante Viuti titulada “Reinaldo y Cía.” (Sátira de la clásica historieta de Clarín Teodoro y Cía. del propio Viuti), en donde el presidente de facto era presentado como el cadete de una oficina. En uno de los cuadros el gerente Cristino (el general Cristino Nicolaides, comandante en jefe del ejército) lo manda al cadete (apodado “Cucharita” … porque no corta, ni pincha) a hacer trámites en Nueva Delhi y le dice: “¡Ah! ¡Y cuidadito con lo que habla!” (Viuti, 1983). En otra perspectiva, Humor incluyó una nota de Luis Gregorich, uno de los principales cuadros intelectuales del alfonsinismo, titulada El cuarto hombre en la India. Gregorich, como la mayoría de los analistas argentinos, resaltaba la más que dudosa credibilidad de la dictadura en su repentino giro tercermundista. No obstante, creía que ese no era el principal eje de discusión. Les recordaba a los lectores que el presidente no representaba el poder real y que las críticas “occidentalistas” que sobre él se desataban podían ser la punta del iceberg de un eventual intento de desplazamiento de Bignone en un golpe de estado del sector más duro de las fuerzas armadas. Gregorich sostenía que, pese a la falta de sinceridad del posicionamiento diplomático dictatorial, se trataba de un fenómeno progresivo ya que era la confesión de que el alineamiento occidentalista de los militares había sido un fracaso:
Aunque sea demasiado tarde o demasiado temprano para cambiar la política exterior, aunque el régimen militar no merece la menor credibilidad en este terreno los partidos mayoritarios no se equivocaran apoyando las declaraciones de Bignone en Nueva Delhi, simplemente porque ellos mismos profesan los conceptos sostenidos en esos discursos: pertenencia a los No Alineados, enérgica inserción latinoamericana, neutralismo activo, equidistancia frente a las grandes potencias y, sobre todo, fortalecimiento de una actitud de orgánica y pragmática defensa de los intereses nacionales, sostenida más allá de los prejuicios ideológicos y alineamientos de bloques (Gregorich, 1984).
Las integrantes de la Junta Militar representados como La Trimurti
Imagen 18. Las integrantes de la Junta Militar representados como La Trimurti
La primavera india en plazas y estadios
Desde que el mundo es mundo,
siempre hubo dos lados,
los necios guerreros
y los que quieren un mejor ser humano,
entre Gandhi y Napoleón,
no dudo yo de mi elección
Porchetto, Raúl. “Desde que el mundo es mundo”.
La primavera india post Malvinas de la Argentina oficial se produjo en un país en donde todo comenzaba a ser cuestionado. En los años de plomo se había vivido un clima poco favorable para la difusión de las expresiones artísticas o culturales que se consideraban contrarias a la “idiosincrasia de la nación occidental y cristiana”. A comienzos de la década del 80, como parte de una especie de pre deshielo de la dictadura, había comenzado a renacer el interés por la espiritualidad y el pensamiento oriental y de la India. Sin duda esta difusión de lo indio/oriental formó parte de un interés general por la recepción de novedades artísticas, culturales, religiosas, etc., ante el relajamiento y posterior crisis del régimen autoritario. Después de Malvinas, mientras se vivía la pequeña primavera de los colectivos tradicionalmente ligados a la difusión de la cultura india en estos lares, se producían también formas de reapropiaciones de elementos de la cultura y la religiosidad India en clave contracultural que llegaban a sectores más amplios. Por esos días arribaban al país nuevas escuelas de yoga o de formas de filosofía ligadas a la espiritualidad de la India.[19] Por los programas de televisión de la Argentina que estaba en “estado de asamblea” comenzaba a hacerse popular la figura de la maestra yogui Indra Devi, recientemente llegada al país, junto a sus discípulos, los cantantes populares Piero y Facundo Cabral (Zaizar, 2015). Por ese entonces también comenzaban a hacer sus primeros pininos en Buenos Aires los discípulos del Sai Baba.[20] Hasta los Hare Krishna, ilegalizados por la dictadura en 1977, recobraron su personería jurídica y comenzaron a publicar la revista Atma Tattva, previo paso a la reapertura de sus templos.[21]
En el ámbito del Rock Nacional se redoraban viejos blasones orientalistas que hundían sus raíces en los comienzos de los 70. En las radios se podía escuchar a Gustavo Santa Olalla cantando una nueva versión de un viejo tema de Arco Iris titulado con el nombre de Vasudeva, dios padre del pastor Krishna.[22] En el circuito de música underground que luchaba por llegar al mercado discográfico podía escucharse bandas con cierta vocación indostánica: Karma, Lakshmi Band, efímera agrupación formada por el legendario guitarrista Nacho Smilari; y Alphonso S’Entrega, un grupo de ska, reggae y funky, pero de inspiración hinduista, formado por el bajista Reinaldo Rafanelli y otros cofrades que habían formado parte de la secta Luz Divina, del ya mencionado gurú Majarij Ji, también prohibida en 1977.[23] Por las plazas y teatros porteños se podía escuchar al veterano rockero Claudio Gabis o a Alejandro de Raco tocando ragas con sus cítaras.[24]
Piero con Indra Devi
Imagen 19. Piero con Indra Devi
Muchas canciones del rock de principio de los ochenta incluían referencias que aludían al auge espiritualista hinduista de los años previos a la dictadura. Canciones como las de José Mercado (“…se fue en un charter del gurú Maharaji […] y ni noticias de la luz divina”), de Serú Girán, o “La Gente de Futuro”: “Y donde estas tú famoso gurú ahora que se fueron y apagaron la luz”, de Miguel Cantilo. Más allá de cual haya sido la fuente de inspiración de sus autores, canciones como Alma de Diamante (1980) o Dale Gracias (1980) de Spineta/Jade o Himno de mi Corazón de los Abuelos de la Nada, eran muchas veces leídas en clave hinduista u oriental. Lo mismo sucedía con Para ser humano (1983) de Piero, con algunas letras de Marilina Ross y con el LP Generación (1982), el último disco de Pastoral antes de la muerte de Alejandro de Michele en 1983. De este olvidado grupo acústico de los años 70 se volvía escuchar, por esos días en las radios, un tema fuertemente antibelicista como Humanos. En ese año 1983 David Lebón incluía un tema con connotaciones hinduistas como “Dicha y luz” (“Porque quiero que me lleves muy pronto con vos y en las almas tengan dicha y luz oh dios”), en su LP Siempre estaré. Porchetto sacaba a la luz el disco Reina Madre con la canción “Desde que el mundo es mundo”, de donde extrajimos la alusión a Gandhi que encabeza este punto de nuestro trabajo (Pelo, 1978). Por ese entonces, en los recitales de la banda de Porchetto se podía escuchar a Babu Cerviño cantando su tema “Todo los días Dios” con un estilo muy de pacifismo gandhiano: “Puede abandonarse cualquier ambición, / puede resignarse de a poco a morir o luchar para ser libre para hacer un mundo en paz”.
Cartel anunciando el festival Juventud 82
Imagen 20. Cartel anunciando el festival Juventud 82
Uno de los espacios donde el mensaje de la no violencia de tipo gandhiano se hizo presente con más fuerza fue en los grandes recitales juveniles al aire libre. Distintos analistas han resaltado la centralidad de estos eventos como puntos de encuentro generacional y espacios en donde se expresaban disidencias ya desde antes de Malvinas.[25] La impronta pacifista, anti autoritaria y anti militarista que trasuntaban estos eventos solía referenciarse en figuras como Gandhi, John Lennon o San Francisco de Asís. En el Festival de Solidaridad Latinoamericana, durante el conflicto del Atlántico Sur, sonó fuerte un tema de Porchetto con sabor a espiritualidad india como “Algo de paz” (1980): “Te pide luz mi amor / te pide luz mi vida. / Te pido por favor / en estos malos días […] Algo de paz…” En dichos recitales masivos Miguel Cantilo, junto a Jorge Durietz cantaban “Que sea el sol”, una canción con un bello tono entre hinduista y taoísta. Al año siguiente en el disco Unidad (1983), Cantilo incluiría un tema como “Aproximación a la plenitud” de fuerte inspiración hinduista-panteísta (“Paz, reino de paz, sin espacio y sin tiempo lento, / Navegar de la consciencia por el mar de la unidad. / Luz, reino de luz, armonía luminosa / Que destella en el camino hacia el centro universal”). La misma impronta que encontramos en la letra de “Unidad”, la canción que dio título al LP: “Si todos los seres humanos / Nos sintiéramos parte de una naturaleza común / Veríamos en cada persona la presencia / Del uno que nos une / El uno sin dos” (Pelo, 1983). Apenas pocos meses después de Malvinas el Festival Barock, de noviembre de 1982, estuvo rodeado de un clima del tipo que venimos describiendo.[26] Especialmente durante la actuación de Piero y su grupo Prema (Amor universal en Sánscrito) cantando el tema Manso y Tranquilo, con un sabor que mezclaba el mantra indio con un estilo arrabalero del conurbano. Las imágenes, plasmadas en el film Buenos Aires rock (1983), muestran el canto colectivo con las manos en alto y la imagen muy wodstockiana de los músicos Alejandro Lerner y Héctor Starck tirando flores al público mientras Piero cantaba:
Buscando qué hacer para llegar a Dios,
Nos dicen “Sigan al sol”,
Ese sol que vive en el corazón es el
representante exclusivo de Dios.
Así que tranquilo, manso y tranquilo…[27]
Mientras Bignone volvía de la cumbre de Nueva Delhi se vieron muchos mandalas y chadors en los recitales del legendario grupo chileno Los Jaivas en el Estadio Obras Sanitarias los días 11, 12 y 13 de marzo de 1983 (Pelo, 1983b). Si bien se trataba de un grupo de fusión de música andina siempre contó con muchos seguidores entre los apasionados de la cultura y la espiritualidad de la India. Temas como Todos Juntos o el instrumental Del Aire al Aire compuesto por el ex integrante argentino de la banda, el hinduista criollo Alberto Ledo, tenían un cierto sabor que podía evocar el Himalaya desde la Cordillera de los Andes; las bayaderas tántricas junto a los diablos de Oruro; y los santuarios indostanos desde las ruinas de Machu Picchu. Reeditándose de esa manera la asociación entre la celebración de la América prehispánica y el orientalismo que desde hace una década larga había conocido varias expresiones en el campo artístico de estas tierras:
Afiche del festival Barock
Imagen 21. Afiche del festival Barock
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Discípulos del Mahatma en la posguerra argentina
[…] matar perdonando, matar sin odio, concepto que ha vuelto a oírse, a propósito de la guerra de Malvinas, de labios católicos. Mientras Cristo, San Esteban y Gandhi, murieron perdonando a sus victimarios (De Obieta, 1984, pág. 38).
En la Argentina, la doctrina de la no violencia gandhiana contó con numerosos comentaristas y seguidores desde las épocas de la lucha por la independencia de la India. Con raíces de tiempo largo, la Argentina había conocido un gandhismo liberal y elitista ligado a grupos de intelectuales orientalistas de clase alta como Victoria Ocampo y la revista Sur. Pero fue a fines de los años 60 cuando la doctrina del ahimsa alcanzó una mayor instalación en el medio político e intelectual criollo. En la Argentina, de la era del Cordobazo, hubo gandhianos ligados a la teología de la liberación e incluso a la izquierda peronista como el caso de Conrado Eggers Lans.[28] Como vimos más arriba hubo sectores católicos conciliares y ecumenistas ganados por el pensamiento de Gandhi y por el diálogo oriente-occidente como Adolfo de Obieta o el padre Ismael Quiles. Hubo gandhianos en las filas de la UCR, de la Democracia cristiana, del Partido Intransigente y en algunas ramas de la socialdemocracia criolla. Existió incluso interés por el pensamiento de Gandhi en los ámbitos progresistas de las minorías religiosas argentinas (protestantes, judíos). En la Argentina que incubaba el huevo de la serpiente genocida hubo también gandhianos conservadores y, a posteri, apologistas del terrorismo de estado como Armando Alonso Piñeiro y Víctor Massuh (De Lucia, 2019a; s/f). A partir del auge en la Argentina de la cultura oriental que alcanzó su clímax en 1973-1974, surgió un cierto gandhismo contracultural como el que se expresaba en el movimiento siloista y luego, durante la dictadura en revistas contraculturales como Expreso Imaginario (19761983); Mutantia (1980-1987) o en publicaciones juveniles más críticas como Zaff, (1980-1981); Hurra (1980-1981); Pan Caliente (1981-1982). Hubo gandhianos militantes del movimiento de Derechos Humanos, en particular en la línea del gandhiano cristiano Lanza del Vasto. Este último era el caso de los militantes nucleados en el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) cuyo referente principal era Adolfo Pérez Esquivel. Un episodio como la guerra de Malvinas marcó un momento a partir del cual se intentaron distintas formas de leer la realidad argentina a partir de los conceptos axiales gandhianos.
Todavía se combatía en Malvinas cuando apareció el número de enero-junio de 1982 de la revista Papiro completamente dedicado al conflicto en el Atlántico Sur. Esta publicación, redactada por intelectuales de extracción social cristiana que comulgaban con las ideas de la no violencia del Mahatma,[29] propuso una lectura de la guerra en el Atlántico Sur diferenciada de las tendencias mayoritarias del periodismo y la intelectualidad argentina del momento. En unas líneas introductorias al dossier sobre Malvinas, la publicación fijó su posición frente al conflicto. Para los redactores de Papiro, los antecedentes diplomáticos del diferendo se podrían resumir en los siguientes puntos: a) la continuidad sostenida del reclamo argentino; b) el desconocimiento por Gran Bretaña de las resoluciones de los organismos internacionales que la emplazaban a encarar la descolonización del archipiélago; c) la falta de firmeza de la diplomacia argentina para reclamar por la efectividad del cumplimiento por Gran Bretaña de lo determinado por los organismos internacionales. De la secuencia anterior, deducían que no se habían agotado los recursos diplomáticos para resolver el diferendo por medios pacíficos y, tácitamente, expresaban su oposición a la decisión del gobierno militar de ocupar las islas. No obstante, reconocían que, les gustase o no, el país estaba en guerra. Lo cual parecía indicar, aunque tampoco se lo explicitara, que Papiro apoyaba el esfuerzo militar en el Atlántico Sur. La revista incluía artículos de historiadores que cuestionaban al relato nacionalista y sus loas a la “resistencia” del gaucho Rivero a la ocupación inglesa de las islas en 1833; la posibilidad de existencia de petróleo en Malvinas y aguas cercanas; una aproximación jurídica sobre el tema de la ciudadanía de los kelpers, etc. Se incluían también documentos relacionados con la coyuntura generada a partir del conflicto en el Atlántico Sur: un escrito de John Locke sobre el derecho de conquista y la Declaración de la Independencia de Estados Unidos. Se indicaba en las líneas introductorias que se reproducía la declaración de 1776 en función de cuestionar las posiciones del gobierno de Reagan y su apoyo incondicional a los aprestos colonialistas del gobierno inglés. De cara al campo católico, la revista reproducía un escrito del teólogo René Coste cuestionando la doctrina eclesiástica sobre la guerra justa. Pero el articulo más interesante, para el tema que nos ocupa, lo escribió el francés Pierre Parodi, el continuador de la obra del gandhiano Lanza del Vasto al frente de la fundación Arca. Parodi visitó Argentina en abril de 1982, cuando recién se habría producido la recuperación de las islas. Conciliador, intentaba tratar de interpretar la acción argentina del 2 de abril en los términos más cercanos posibles a la doctrina de la no violencia:
La reciente acción en las Malvinas tuvo un elemento inicial de no violencia: la voluntad argentina de entrar en las islas y no matar. Pero habría sido una verdadera acción no violenta si el ingreso a las Malvinas se hubiera hecho sin armas. No obstante, repito, si verdaderamente los argentinos no tiraron, este es un elemento a tener en cuenta (Parodi, 1982).
Sin dejar de insistir que había que buscar retomar el camino de las negociaciones diplomáticas, el ghandiano francés seguía resaltando los presuntos elementos de no violencia que habría tenido la ocupación de las islas. Según Parodi, Argentina debía haber perseverado en esa forma de reafirmar su poder de decisión no violenta imitando a Gandhi que con su táctica de boicot y resistencia pasiva había vencido al poder colonial británico en la India. Incluso Parodi invocaba, en apoyo de su razonamiento, un episodio más cercano en el tiempo: la marcha verde de los marroquíes al Sahara occidental para forzar al gobierno franquista residual a reconocer un gobierno tripartito (España, Marruecos, Mauritania) en su ex colonia (1975-1976).
No era Papiro la única voz que en nuestro país se referenciaba en el pensamiento gandhiano desde un halo de respetabilidad política o intelectual lejos de posiciones contestatarias o críticas. Valga el siguiente ejemplo de una lectura de los problemas argentinos en la transición leídos en clave de gandhismo bien pensante. A fines de enero de 1983, el diario La Nación público un artículo de Florencio Escardo, un popular médico pediatra adscripto políticamente al socialismo liberal. Escardo criticaba la huelga de hambre iniciada por estudiantes universitarios que reclamaban por el ingreso irrestricto a la facultad y de presos por las malas condiciones alimentarias. El galeno calificaba la medida de ineficiente y retrograda. Para resaltar las diferencias de contextos la comparaba con los ayunos de Gandhi en los años 40:
El experimento (de algún modo hay que llamarlo) no ha demostrado nada, no ha conmovido a nadie y lo que en Gandhi fue un gesto sublime en cuanto dirigido a otros pueblos y a otras psicologías, se convierte traído al ámbito doméstico en una triste representación si no es farcesca […].
Cuando Gandhi ayunaba, toda la comunidad temblaba porque sabía que de no obtener el cambio moral que procuraba, iría hasta el fin, es decir hasta la inmolación. Acto definitivo del que solo son capaces hombres de temple superior (Escardo, 1983).
La comunidad de los procesistas
Imagen 22. La “comunidad” de los procesistas
El interés por la obra del Mahatma se convertiría en el otoño porteño de 1983 en una especie de “gandhimania”. El 10 de marzo, mientras la delegación gubernamental argentina estaba en Nueva Delhi, se estrenó en la Argentina Gandhi el biopic de Richard Atenborough, sobre la vida del líder indio interpretado por Ben Kingsley. Ya vimos la crítica que, en clave de procesismo residual, escribo Llamas de Madariaga en Somos. En este tópico tampoco faltarían las miradas “políticamente correctas”. Luego que la película recibiera el premio Oscar, el 11 de abril de ese mismo año, arreciaron las “críticas” de la prensa porteña sobre el filme. En las páginas de Humor, todo un termómetro de la clase media progre, Hugo Paredero escribió una crítica centrada en la figura histórica del Mahatma en un tono exultante, y hasta casi ingenuo:
[…] Gandhi, la película de Sir Richard Attenborough, es, más allá de un vital acontecimiento estético, una prueba dificilísima para los que alentamos la costumbre de la paz tanto como la del aire. Porque Mohandas Gandhi, el abogado hindú que venció al imperio británico luchando pacíficamente por la libertad de su tierra, demostró que no existe revolución más necesaria y gloriosa que aquella que se hace del ser y por la paz (Paredero, 1983).
Como era previsible, un filme como Gandhi repercutió en sectores con vocación más crítica de la realidad. Una corriente que desde 1981 venía ganando visibilidad y que aunaba en su ideario de vocación contracultural y pacifismo como la Comunidad para el desarrollo humano (siloismo) aprovechó el estreno del filme para organizar encuentros y debates de reflexión en base al filme sobre la vida del Mahatma (Manzano, 2017).[30] En la revista de los ghandianos cristianos del Servicio de Paz y Justicia apareció una reseña bastante más sustanciosa de la película. Su autor Agustín Rojo señalaba como un hecho positivo el estreno de Gandhi y su repercusión masiva en la Argentina de posguerra, ya que permitía una revalorización positiva de la teoría de la no violencia activa (“Debido a los tremendos hechos que hemos vivido…”). Rojo recordaba que el rescate del pensamiento del Mahatma desde la óptica de sectores comprometidos con los derechos humanos y las luchas sociales había tenido que lidiar con una vieja línea de apropiación “exotista y elitista” de la obra del líder indio. En ese orden, buscaba contraponer un Gandhi mirado desde el sur real del mundo al Gandhi leído desde Villa Ocampo en las barrancas de San Isidro. De la misma manera buscaba oponer al Gandhi del filme con el Gandhi histórico tal como lo interpretaban los discípulos liberacionistas del líder nacionalista indio. Transitando ese camino resaltaba dos elementos de la película: a) el lente colocado sobre Gandhi como político y líder nacionalista y: b) la reflexión sobre la “asimilación fallida” a la cultura occidental del joven Gandhi que había cifrado esperanzas de poder mejorar el status social de los “nativos” dentro del orden imperial británico. El Gandhi que dejó el traje de abogado inglés y se volvió a vestir como un campesino indio. A la hora de enumerar falencias y omisiones, Rojo sostenía que en la película aparecía más desdibujada la faz de Gandhi como luchador social además de político. Resaltaba que el filme omitía la lucha del Mahatma contra el sistema de castas y otras rémoras retrogradas de la India profunda. Consideraba una omisión sería la no inclusión de la figura de Vinoba Babe, el discípulo de Gandhi que continuó y profundizó las ideas del maestro sobre los derechos de las comunidades campesinas y su economía natural. Un gandhiano de “izquierda” que promovió un vigoroso movimiento de ocupación de tierras en la India independiente entrando en conflicto con el gobierno de Nehru. Rojo opinaba también que el filme de Attenborough plasmaba, tácitamente, una imagen benévola del colonialismo británico: la idea de la independencia como algo que, a partir de determinado momento, se empezó a consensuar de manera natural, y la omisión de la responsabilidad de la administración colonial en la división de la India y Pakistán.
Queremos sin embargo reiterar que debe verse “Gandhi”. Sus actuaciones, su despliegue técnico y su valor estético son sin duda enormes, y teniendo presente que los hechos que aparecen en ella cobran su sentido profundo cuando se los ve como el resultado de una lucha popular y no como decisiones de unos pocos, vale la pena encontrarse con ese personaje extraordinario que fue el Mahatma Gandhi, con todo el accionar no violento, su espíritu, su metodología, sus posibilidades en los procesos de liberación nacional y social, en la recuperación de la identidad propia como pueblo que, sobre todo en el pasaje de la lucha por la sal, aparecen con notable nitidez (Rojo, 1983).
En la revista Mutantia, dirigida por Miguel Grimberg, que habitualmente se dedicaba a difundir el pensamiento de Gandhi y autores afines como Lanza del Vasto y Thomas Merton encontramos una mirada menos crítica sobre el filme de Attenborough. Esta publicación aprovechó la ocasión del estreno de Gandhi para reproducir una selección de pensamientos del Mahatma. En las palabras introductorias a dichos fragmentos se lee:
Durante un tercio de su vida, Richard Attenborough soñó con hacer una película sobre Gandhi, sinónimo del poder de la resistencia no violenta, que le significo la libertad a su país - la India – y continúa inspirando hoy a millones en el mundo (Mutantia, 1983).
Mutantia venía siendo, desde su aparición en 1980, un ámbito de referencia de pequeños colectivos que formaban parte de cierta cultura disidente juvenil que se reivindicaba como “alternativa”. Así como El Boletín del Serpaj era la expresión de un movimiento de derechos humanos que se identificaban con el liberacionismo cristiano tercermundista. En el periodo de 1982-1983 el interés creciente por el pensamiento de Gandhi sería un puente de convergencia entre los espacios “liberacionistas” y “alternativistas”. Las primeras iniciativas surgieron del segundo de estos ámbitos cuyas posibilidades de expresión y visibilidad, ya antes de Malvinas, eran mayores que las del liberacionismo comprometido con la denuncia de las violaciones de los derechos humanos. En 1981, Miguel Grimberg junto a otros colaboradores de Mutantia como Leonardo Saco, Fabricio Simonelli, Luis Jafen, etc. fundaron Ciudad Futura, un foro de reflexión para el desarrollo de una cultura alternativa.[31] Luego de Malvinas este colectivo puso en pie Multidiversidad Buenos Aires, una casa de altos estudios inspirada en los principios de la interdisciplinariedad y la concepción de la diversidad del filósofo francés Edgar Morin. En la casona de la calle Humberto Primo 2876 en donde funcionaba Multidiversidad se organizaban talleres de cine antropológico, de biodanza, cursos de taoísmo, de etnopsicología, ciencias del medio ambiente y epistemología. Dentro de esa rica agenda “alternativa” encontramos no pocos elementos provenientes de la cultura del viejo subcontinente indio. En los cursos y eventos de la multiversidad se podían escuchar charlas de la feminista Leonor Calvera, traductora de la obra de Gandhi, que buscaba unir budismo e hinduismo con la teoría del género; elementos de inspiración tántrica y sufí en los talleres de bio danza; cursos sobre el pensamiento de Krishnamurti; sobre budismo tibetano, a la vez que se escuchaban grupos que tocaban música india.[32] En una época donde se comenzaba a cuestionar la uniformización autoritaria hasta en lo estético, en la casona de la calle Humberto Primo se vendían prendedores celebratorios de la diversidad para usar como distintivos. Entre otros motivos, estos botones traían la imagen de Gandhi, mandalas, budas, personajes tocando la flauta a lo Krishna o imágenes de mujeres en posiciones de yoga.[33]
Portada del núm. 13 de la revista Mutantia
Imagen 23. Portada del núm. 13 de la revista Mutantia (1983)
En los números de Mutantia, durante los meses de optimismo alternativista que siguieron a Malvinas, aparecían muchas notas que ponían en evidencia el interés creciente por la cultura india y oriental en nuestro medio. Notas sobre la importancia de enriquecer los paradigmas tecnológicos modernos con elementos tomados del pensamiento indio como una manera de superar la deshumanización de la sociedad industrial occidental (Herrera, 1982).[34] Reseñas de la obra de pensadores indios como Krishnamurti[35] o Sry Chimoy.[36] A mediados de 1983, se produjo en las páginas de esta revista una polémica interesante a partir de un artículo que planteaba una tensión dentro del campo alternativista con guiños al oriente. Se trataba de una nota, firmada por la psicóloga Ángela Álvarez, con una mirada crítica sobre las sectas hinduistas organizadas alrededor del liderazgo incuestionado de un gurú divinizado o cuasi divinizado. Este cuestionamiento dio pie al envió de una carta de lectores por parte de un fiel Krisna criollo que criticó por un poco unilateral el enfoque del artículo “anti gurú”.[37] Dentro de una serie de reportajes a pensadores que rescataban corrientes de pensamiento místicas apareció una extensa entrevista a Carlos Castañeda realizada por la profesora Graciela María Corvalan de la Universidad de Cuyo. En este reportaje el polémico antropólogo expresaba sus diferencias con la obra de Gandhi y otras expresiones del pensamiento de la India (rechazo del pacifismo unilateral, relato de experiencias no muy fecundas con maestros yoguis o discípulos de Gurdieff). Pese a lo anterior, esta nota, que está ilustrada con “círculos de fuego” que se parecen a mandalas, sugiere, a través de los comentarios de la entrevistadora, el interés por una convergencia entre el shamanismo “Nahualista de Castañeda y el pensamiento Indio/oriental”. En particular en relación a los posibles puntos de contacto en la concepción de lo corporal que planteaba Castañeda y los elementos fisiológicos del yoga y el tantrismo (Corvalán, 1982). Lo anterior en el marco de la común vocación de aunar las distintas formas de pensamiento no occidental en un nuevo paradigma. No fue Mutantia la única revista que, por ese entonces, intentaba amalgamar ecologismo, espiritualismo y orientalismo. En noviembre de 1982 vio la luz Uno mismo, dirigida por Juan Carlos Kreimer.[38] En el primer número de Uno mismo, un veterano del periodismo “alternativo” y ex acolito del Gurú Maharaj Ji, como Pipo Lernoud, escribió un artículo en donde proponía pensar la práctica del cultivo de huertas orgánicas como una experiencia espiritual en tono hinduista:
La agricultura ecológica es como la meditación; observación desapasionada, atención constante, disciplina de la voluntad y apertura ante los descubrimientos de la naturaleza. La agricultura ecológica es como la práctica espiritual cotidiana: cada día nacen nuevos yuyos, y parecen infinitos. Pero cada día el terreno está más fértil, y los yuyos son viejos conocidos que ya no nos hacen más trampas. La agricultura ecológica es como el Karma: la cosecha parece depender de tantas cosas exteriores a las que podemos echarles la culpa… Pero el que ha trabajado todos los días desinteresadamente, con paciencia y amor, tarde o temprano tendrá sus frutos.[39]
Volviendo a Mutantia no estaban ausentes en esta publicación miradas más políticas sobre Gandhi y la no violencia. Un artículo de Grimberg sobre la construcción de una sociedad alternativa habla de la invisibilización por los mass media de las luchas reivindicativas no violentas que se venían llevando a cabo a lo largo del planeta:
Somos ecologistas. Somos no violentos. Aunque las agencias de noticias digan que el avance del Partido Verde Alemán favorece a los soviéticos (cosa puntualmente reproducida por nuestra prensa democrática) y aunque los belicistas sigan promoviendo la venta de malas noticias en los medios masivos de desinformación, que no se ocupan de contemporáneos no violentos como el hindú Vinova Bhabe, el chicano Cesar Chávez o el siciliano Danilo Dolci (Grimberg, 1983).
Distintivos alternativistas y no violentos
Imagen 24. Distintivos “alternativistas” y no violentos
Sin duda, el artículo más político sobre el tema de la No violencia que apareció en Mutantia fue el debido a la pluma de Ricardo Seghezzo, miembro del movimiento el Arca fundado por Lanza del Vasto y vinculado también al SERPAJ. Seghezzo comienza su artículo planteándose el interrogante sobre la viabilidad de la vía de la No violencia para la transformación de la realidad latinoamericana. Seghezzo, admirador del proceso revolucionario nicaragüense, polemizaba con el ministro de relaciones exteriores sandinista Miguel d'Escoto que había defendido la combinación de lucha armada y movilizaciones no violentas en la revolución de su país.[40] Seghezzo se proponía demostrar que la resistencia no violenta, sin la apelación a ningún recurso armado, podría ser una importante herramienta de transformación viable para la América morena. Para eso definía la no violencia en los siguientes términos:
Es la situación, la fuerza, el poder, la actividad o la abstención de toda actividad que permite, impulsa y no obstaculiza, que algo, alguien, o un proceso se desarrolla según su ley propia, o no contradiciéndola, completándola al actualizar sus potencialidades en un universo integrador (ej.: Agricultura ecológica. Autogestión política) (Seghezzo, 1982).
Sobre esta base intentaba definir un modelo de transformación basado en: a) un programa que trabajara por la articulación de las estructuras económicas y sociales con el medio ambiente; b) la autogestión comunitaria de base como instrumento y ordenador político y; c) la no violencia como el espíritu guía del proceso de transformación. Espíritu, que según resaltaba Seghezzo, debía evitar convertirse en una ideología dogmática o normativa. En realidad, la propuesta contenida en este manifiesto se definía mejor por las cosas a las que se oponía que por las que quería realizar: anti industrialismo, anti occidentalismo, anti consumismo, anti armamentismo, anti autoritarismo, anti burocracia, anti religión organizada, etc. A partir de esta base se proponía confrontar las posibilidades de la violencia/no violencia en relación a distintos ítems de la experiencia humana: economía, sociedad, sexualidad, la creación de cultura, la definición de las civilizaciones, la relación del hombre con la naturaleza, relación del hombre con lo sagrado, etc. En varias de estas áreas se postulaba la necesidad de un diálogo entre oriente/occidente a partir de una serie de oposiciones (racionalidad/espiritualidad, modernismo/tradicionalismo; totalidad/oposición, etc.) que tendían a marcar una asimetría a la hora de ponderar favorablemente los aportes del primero de los polos del diálogo. En este punto es donde gana centralidad el pensamiento del Mahatma en su dimensión hinduista/universalista:
La marca de la relación verdadera entre el hombre y Dios es la N-V, Hermes, Buda, Cristo, Ramakrishna son no violentos. Los maestros fueron siempre no violentos, los discípulos fueron, muchas veces, violentos. Nunca hay que otorgar crédito y mucho menos “prestar obediencia”, como se dice, a los discípulos que tergiversan la enseñanza de su maestro. Menos aún a los discípulos sin maestro, ya que en este caso el lugar vacío, ha sido ocupado, invariablemente, por la ideología de la época. Gracias a Gandhi, nosotros cristianos, podemos leer el evangelio en forma completa, verdadera y contemporánea. Por eso Gandhi, sin ser oficialmente cristiano ni culturalmente occidental es el más grande santo cristiano y el revolucionario más radical de este siglo (Seghezzo, 1983).
En las páginas de Mutantia solían incluirse anuncios de la actividad del SERPAJ y de sus órganos de difusión. Las publicaciones del SERPAJ le devolvían el favor. Este último grupo, más politizado que los alternativistas, si bien había adquirido alguna visibilidad cuando Pérez Esquivel recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980, debió esperar hasta después de Malvinas para que sus campañas y acciones tuvieran mayor repercusión. Formado en 1973 por un grupo de discípulos de Lanza del Vasto (Fustel, 1981), había comenzado a denunciar la violación de los derechos humanos luego del golpe genocida. A fines de 1978, al producirse una escalada pre bélica entre Argentina y Chile habían llevado adelante una campaña de fraternidad entre ambos países.[41] Al producirse la recuperación de Malvinas, el SERPAJ se pronunció a favor de buscar una solución negociada, pero repudiando la presencia colonial británica en el Atlántico Sur y alertando sobre la posibilidad que la guerra fuera utilizada como un pretexto para la prolongación de la Junta Militar en el poder.[42] El grupo militante del SERPAJ se identificaba con el ideario pacifista de Gandhi pero en un sentido más militante que sus amigos de Mutantia. Por eso también era más flexible en su forma de concebir la No violencia. El SERPAJ, en cuyas filas había militado Seghezzo, tenía una visión más cercana a la de Ernesto Cardenal y los cristianos que se habían sumado al sandinismo sobre la combinación de acciones no violentas con lucha armada. En un sentido semejante concebían las movilizaciones de los pueblos indígenas y las manifestaciones que combinaban sabotajes y acciones de masas desarmadas, junto a algún grado de violencia en la lucha, que las masas chilenas estaban llevando adelante contra la dictadura de Pinochet.[43] En relación con la Argentina concebían la lucha de las Madres con su ronda diaria desde 1977 como movilizaciones no violentas basadas en la fuerza moral y la voluntad de cambiar la realidad de la gente que las llevaba adelante.[44] En el invierno de 1981 militantes del SERPAJ habían participado de la ocupación de tierras fiscales en la localidad de San Francisco Solano, en el sur del conurbano bonaerense.[45] Fueron, probablemente, el primer movimiento social que se interesó en los problemas de las poblaciones que vivían del reciclado de basura.[46] En esa misma perspectiva también hicieron punta en la organización de huertas urbanas. Su trabajo comunitario en villas incluía práctica muy gandhianas, como canjearles a los niños juguetes bélicos a cambio de pelotas de futbol.[47] Para estos discípulos del Mahatma, en clave de teología de liberación y “opción por los pobres”, el sujeto de los procesos de cambio era el campesinado y el infra proletariado de los grandes cordones urbanos. En la perspectiva de estos “cristianuchis”[48] no violentos las masas más marginadas de América Latina podrían repetir la epopeya de la “Marcha de la Sal”, pero con el corolario de la multiplicación de los “panes y los peces”. En esa línea la revista de esta corriente reprodujo un escrito del Mahatma comentando el Sermón de la Montaña:
[…] Leyendo toda la historia de la vida bajo este aspecto, me parece que el cristianismo está todavía por realizar. En efecto, aunque cantemos “Gloria a dios en las alturas y paz en la tierra”. Hoy no hay gloria a dios ni paz en la tierra. Mientras que esto siga siendo un hombre todavía insatisfecha, y en tanto que no haya arrancado de raíz la violencia de nuestra civilización, Cristo no ha nacido todavía. Cuando la paz autentica se establezca, no necesitamos ya demostración: ella resplandecerá en nuestras vidas, no solamente individuales sino también colectivas (Gandhi, 1982).
La no violencia en las calles
Al principio nosotros habíamos preferido una revolución con métodos de lucha no violenta (aunque sin desconocer el principio tradicional de la Iglesia de la guerra justa, y el derecho a la legítima defensa de los individuos y de los pueblos). Pero después nos fuimos dando cuenta que en Nicaragua actualmente la lucha no violenta no es practicable. Y el mismo Gandhi estaría de acuerdo con nosotros (Cardenal, 1978).
Aparte de su interacción en las páginas de sus respectivos órganos de difusión y en foros y otros ámbitos los espacios del alternativismo y el liberacionismo reconocían una agenda programática en común: pacifismo, anti armamentismo, ecologismo, indigenismo, comunitarismo, feminismo, crítica a la deshumanización de la sociedad industrial, anti occidentalismo, anti totalitarismo, etc. Por otro lado, ambos eran espacios reacios a reconocerse en la bipolaridad derecha/izquierda. En ambos se consideraba las nociones de no violencia y resistencia gandhiana, junto a otras referencias del pensamiento oriental, como instrumentos claves para transformar la realidad. En la creciente movilización que se vivía en el país en el segundo semestre de 1982, con la eclosión en la calle de la lucha del movimiento de derechos humanos, es donde se produjo algún grado de convergencia activa de colectivos que pertenecían a ambos universos de ideas partidarios de la no violencia. Una de las primeras movilizaciones masivas fue la Marcha por la vida el 5 de octubre de 1982. Esta congregó más de 10.000 personas que representaban todo el arco ideológico de la lucha anti dictatorial y por la defensa de los derechos humanos. Pero pese a este carácter plural el estilo y la impronta que caracterizó a estas primeras movilizaciones masivas fue más afín con el tono de los sectores moderados cercanos a las posiciones de la no violencia.[49] A fin del mismo mes, con un perfil más claramente ligado a los grupos que se referenciaban en la no violencia, se realizó un Festival y Marcha Juvenil por el desarme, presidida por Pérez Esquivel, desde el estadio de Ferrocarril Oeste hasta Parque Rivadavia (Clarín, 1982e).
Afiche del Movimiento pacifista y no violento
Imagen 25. Afiche del “Movimiento pacifista y no violento”.
Fuente: Imagoteca CeDInCI: http://imagenes.cedinci.org
En las movilizaciones del periodo de la transición hasta el fin de la dictadura a fines de 1983, ganaron visibilidad y espacio un grupo de colectivos integrantes del movimiento de derechos humanos a fines con el ideario de no violencia gandhiana. Aparte del SERPAJ este espacio estaría formado por otros grupos con perfiles diferenciados pero que le concedían centralidad a idea de la no violencia. Fue el caso del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), formado en 1976, reuniendo a sectores progresistas de la iglesia católica, las iglesias protestantes históricas y el judaísmo reformista. Fue también el caso del Movimiento Pacífico y No Violento, orientado por el parapsicólogo Carlos Tallei y por Juan Tamborini. Este era un grupo que se caracterizaba por apostar a una cierta iconografía iconoclasta (mujeres vestidas como la república, pancartas con dibujos y textos con mensajes no violentos, etc.). Con características semejantes encontramos el MOVIP (Movimiento por la Vida y la Paz), más orientado a la propaganda anti armamentista, liderado por el abogado Roberto Nelson Bugallo y el científico Jorge Westerkamp, miembro fundador del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales). Por su parte la feminista Nelly Casas fue la principal inspiradora de otro grupo que apareció centrando sus objetivos en una causa particular: Movimiento pro abolición del Servicio Militar Obligatorio. Las posiciones de este grupo serían difundidas en la revista feminista Alfonsina, que comenzó a salir en diciembre de 1983.[50] El reclamo por el fin de la “colimba”, al que la guerra reciente había conferido centralidad, tendría su principal referente en Eduardo Pimentel, militante de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de la ciudad de La Matanza y del SERPAJ, que gano notoriedad al reclamar, a comienzos de 1983, por medio de una carta abierta dirigida al presidente de facto, para que su hijo no fuera incorporado al servicio militar obligatorio.[51] Pimentel integró el Grupo Libertad de Conciencia junto al ya mencionado gandhiano Adolfo de Obieta y a Fray Antonio Puigjane. En diciembre de 1982 estos tres hombres habían pronunciado una conferencia contra el servicio militar obligatorio en la iglesia metodista de la calle Corrientes. Estas exposiciones, junto a otros escritos, fueron incluidos en el libro colectivo Derechos Humanos y servicio militar obligatorio (1983). Sobre la base de esta agrupación Pimentel fundó, en noviembre de 1983, el FOSMO (Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio) en el que militaron figuras como Alfredo Grande, Stojan Tersic, Fernando Portillo, Emilio Fernández Román, Dante Giadone, Hilda Sábato, María del Carmen Feijo, Elizabeth Jelin, Ricardo Rodríguez Molas, etc. (Garaño, 2013).[52] Estos grupos levantaban la bandera de juicio y castigo para los culpables y las demás reivindicaciones del movimiento de los derechos humanos pero agregaban sus banderas particulares (Propaganda para el desarme, abolición del servicio militar, difusión de los principios de la no violencia, importancia del diálogo ecuménico, etc.). Estos grupos estuvieron presentes en las grandes movilizaciones del periodo 1982-1983: la ya mencionada Marcha por la Vida de octubre de 1982; Marcha de la Resistencia de diciembre de 1982; la Marcha de la Multipartidaria del 16 de diciembre de 1982; Marcha de repudio al Documento de la Junta Militar el 19 de mayo de 1983; Marcha contra la auto amnistía del 19 de septiembre de 1983; el “Siluetazo” del 21 de septiembre de 1983; etc. En las marchas se destacaban por una simbología propia. Carteles con frases como: “todos ganaremos sin violencia”; “el hombre es el primer valor”; “la paz es un derecho humano”, etc. También participaron de las acciones de Madres de Plaza de Mayo y otros organismos de familiares de desaparecidos buscando impedir inhumaciones de NN en los cementerios o en acciones donde se buscaba llamar la atención de la población con obras artísticas que ilustraban lo que había sido la represión y el terrorismo estatal. Los grupos de inspiración gandhiana que ganaron la calle en las movilizaciones por los derechos humanos fueron una postal simpática, aunque un tanto efímera, de la Argentina, que transitaba la agonía de la dictadura. Al producirse en enero de 1984 el 36 aniversario del asesinato del Mahatma la revista del SERPAJ realizó una reseña sobre su personalidad. Consideramos interesante la transcripción del siguiente párrafo porque entendemos que sintetiza bien el espacio común en el cual la obra y el pensamiento del líder indio era apropiado, a la vez, por el espacio del alternativismo y por los militantes de derechos humanos de inspiración liberacionista cristiana:
Gandhi fue uno con su pueblo y, no obstante su claro idealismo, no pidió, y si lo hizo supo pedir perdón, más de lo que su pueblo estaba preparado para dar. Enemigo del maquinismo, supo decir que no lloraría la desaparición de las maquinas, pero que no abrigaba (en ese momento) designio alguno contra ellas (González, 1984).[53]
Marcha de un grupo gandhiano en Buenos Aires en 1983
Imagen 26. Marcha de un grupo gandhiano en Buenos Aires en 1983.
Fuente: www.alfonsin.org/videoeje2-04
Afiche de una conferencia del FOSMO
Imagen 27. Afiche de una conferencia del FOSMO (1980).
Fuente: www.archivosenuso.org/viewer/1400
En esos días de cambios de equilibrios y puntos de rupturas varios junto al alternativismo y el liberacionismo la reivindicación del ahimsa gandhiano también conoció expresiones más cercanas a posiciones liberales e institucionalistas. Poco después del fin de la dictadura Adolfo de Obieta público un libro sobre el pensamiento de Juan Bautista Alberdi basado en su oposición a la guerra de la Triple Alianza expresada en su famoso libro El crimen de la guerra (1869). En este trabajo de Obieta presenta al autor de Las Bases como un precursor decimonónico de las teorías de la no violencia del Mahatma. De Obieta revisitaba las posiciones de Alberdi contrarias al armamentismo y al militarismo, su oposición a la pena de muerte, su crítica al belicismo de los estados como opuesto a la libertad de conciencia y al progreso económico; su defensa del arbitraje diplomático para evitar los conflictos armados y su propuesta de creación de organismos supra nacionales como ámbitos capaces de resolver las tensiones entre las naciones. Gandhiano adscripto al catolicismo post conciliar, De Obieta buscaba relacionar el pacifismo de hombres como Alberdi, Tolstoy, Gandhi, Lanza Del Vasto, Martin Luther King, etc. con una visión de las relaciones humanas más acorde con la Iglesia católica que emergió del Concilio Vaticano II que con la tradicional doctrina católica de la “guerra justa”. Mientras el pico del interés por las doctrinas de la no violencia comenzaba a ser parte del pasado De Obieta no se privaba de leer un episodio como la guerra de Malvinas a la luz del alegato anti belicista de Alberdi escrito un siglo atrás (De Obieta, 1984).
Folleto Marcha por la Vida
Imagen 28. Folleto Marcha por la Vida (1982).
Fuente: www.ruinasdigitales.com
Portada de Derechos humanos y servicio militar obligatorio
Imagen 29. Portada de Derechos humanos y servicio militar obligatorio (1983)
La India oficial ante la institucionalización del país
Sintamos la diferencia entre un discurso de Gandhi y el de un ministro de economía.
(Ricardo Seghezzo)
Mientras las calles y los estadios se llenaban de gente que se expresaba y reclamaba por distintas causas la “primavera india” oficial en la Argentina siguió por cauces más prolijos. Como era previsible, la participación de la Argentina en la cumbre de Nueva Delhi acentuó los intercambios diplomáticos indo-argentinos en distintos niveles. La revista India le dedicó una reseña breve, propia de una revista trimestral, al cónclave realizado en la capital de la India. No por eso se perdió la oportunidad de resaltar la importancia del encuentro para la reivindicación Argentina por la soberanía en los archipiélagos del sur.[54] La publicación tampoco pudo sustraerse de la gandhiomania que siguió al estreno de la película protagonizada por Ben Kingsley. La crítica del filme para el órgano de la embajada la redacto la directora del mismo María Renée Cura. “Mine”, admiradora de Gandhi desde un prisma liberal, califica la película como “excelente, veraz y necesaria”. Luego, escribiendo en el clima post bélico argentino, evaluaba en los siguientes términos la lucha anti colonial del prócer indio:
Gandhi sabía que al imperio británico no podía vencérselo por medio de las armas. Además, no entendía que pudiera considerarse lícito matar. A nadie. Por ningún motivo. Venció atacando las bases económicas del usurpador, porque allí estaba la fuerza de ese imperio. ¡Gran visión de estadista! Líder político, sí. Figura de alto contenido religioso (en el sentido más puro), pero además gran estadista. Y gran humanista. Porque su ejemplo, su vida y su mensaje son válidos para todos los hombres, todos los pueblos y todos los tiempos.[55]
Portada de Alberdi y la No Violencia
Imagen 30. Portada de Alberdi y la No Violencia (1984), de Adolfo de Obieta. Fuente: archivo del autor.
En el mismo número India informaba que como consecuencia de los acuerdos firmados recientemente entre las autoridades de ambos países en el área agropecuaria y de comercio exterior pronto entraría en funcionamiento una línea de comercio marítimo entre India y Argentina en la cual la flota mercantil India (SCI) conduciría las exportaciones indias hasta Singapur donde se volverían a cargar en los buques de la flota argentina (ELMA) para ser trasladados a Buenos Aires.[56] Las páginas de India no se privarían de reseñar los aspectos más menudos de las relaciones entre ambos países. Como por ejemplo la entrega de premios por parte del gobierno de la India a niños argentinos que participaron en certámenes de dibujo[57] o la inauguración en Nueva Delhi de una biblioteca con el nombre del Gral. San Martín.[58] En abril de 1983 visitó Argentina el canciller indio Nashinsa Rao que recibió la orden del Libertador de San Martín y participó de una gala en el Colon. En el almuerzo que se realizó en la embajada de la India con presencia de Aguirre Lanari el canciller indio resaltó el rol de la Argentina en la cumbre del mes anterior:
Excelencia, nos encontramos en Nueva Delhi hace un mes, cuando la India tuvo el privilegio de recibir, por primera vez en la Reunión Cumbre de No alineados, al jefe de estado de la amistosa Argentina. Ello demostró la importancia que tiene la Argentina en el Movimiento y nosotros confiamos en que, como Presidente podemos contar en mayor medida aun con vuestra cooperación y comprensión. La universalidad de su llamado demuestra que el No-alineamiento no comenzó simplemente al terminar el colonialismo.[59]
En la misma tónica India incluyó en su paginas artículos que destacaban el rol del país asiático en la promoción del diálogo norte-sur.[60] Un lenguaje diplomático que encontraría eco en el gobierno que asumiría en la Argentina en diciembre de 1983. Con motivo de la asunción de Raúl Alfonsín como presidente constitucional visitaría Argentina el ministro de relaciones exteriores de la India A. A. Rahim.[61] Como pequeño dato de color señalemos que en enero de 1984 la selección de futbol argentino, dirigida por Carlos Bilardo, viajó a Calcuta para jugar la Copa Nehru, certamen en el que alcanzó el tercer puesto (Clarín, 2011). En abril de 1984, el presidente indio Giani Zail Singh viajó a la Argentina, habló en el parlamento y visitó a la comunidad shik de Rosario de la Frontera (Salta) (Rubiolo & Baroni, 2017). Ese mismo año se reunió en Nueva Delhi la comisión, prevista en los acuerdos de 1981, que estudiaba las posibilidades de incrementar el comercio entre ambos países. El representante argentino en esta reunión fue el Dr. Raúl Prebisch.[62]
En materia de relaciones exteriores el gobierno de Alfonsín le concedió mucha importancia a un tipo de diplomacia basada en declaraciones, actos simbólicos y discursivos que le permitieran ganar espacio en distintos foros internacionales. Dos líneas importantes de esta política exterior serían: a) las campañas anti armamentistas y b; la bandera del diálogo sur/sur en un mundo multipolar. En esta perspectiva las relaciones Buenos Aires/Nueva Delhi conservarían parte de la relevancia que habían adquirido durante el último año del gobierno militar. El 31 de octubre de 1984, al producirse la muerte de Indira Gandhi, el canciller argentino Dante Caputo le rindió homenaje en la Asamblea de las Naciones Unidas, a la que había ido para defender la posición argentina en relación al problema de la soberanía en Malvinas.
Según el espíritu de la filosofía de Gandhi y de Nehru, que tuvo en Indira Gandhi la más alta expresión de comprensión y ejecución, el no alineamiento significaba el respeto por la individualidad y la personalidad de todas las naciones, y el reconocimiento a su derecho de elegir sus propios sistemas económicos y sociales, como presupuestos básicos para el auténtico logro de una cooperación digna y beneficiosa entre las naciones (Caputo, 1984).
En enero de 1985 el presidente Alfonsín viajó a la India con motivo de la reunión del Grupo de los Seis un bloque de gobiernos opuestos al armamentismo y la proliferación de armas nucleares. Esta visita, cubierta ampliamente por los medios gráficos y audiovisuales de la Argentina optimista que vivía su primavera democrática de baja intensidad, reavivo los oropeles “tercermundistas” y el interés por la India que había suscitado el viaje de Bignone a la VII cumbre de la NOAL (El País, 1985).
El presidente Alfonsín con el presidente indio Giani Zail Singh
Imagen 31. El presidente Alfonsín con el presidente indio Giani Zail Singh. Fuente: http://ricardocampero.blogspot.com
Conclusiones
A la hora de intentar una síntesis de esta investigación nos encontramos con distintas áreas y tópicos particulares que pueden aparecer como difíciles de relacionar desde una lectura de superficie. Confiamos en poder demostrar lo contrario. La conclusión más general que se desprende del análisis de las partir de las fuentes relevadas es la centralidad desudada que la política exterior adquirió en el medio local en el periodo que medio entre la rendición argentina en Malvinas y la institucionalización del país en diciembre de 1983 prolongándose, en algunos aspectos, en las primeras etapas del nuevo gobierno institucional. Lo anterior es particularmente valido para la política exterior que reconoce como principal escenario los foros internacionales. Fue un gobierno de facto residual, puesto en cuarentena internacional por sus antiguos aliados, y que perdía consenso interno de manera alarmante, el que buscó recuperar algo del prestigio perdido cultivando un perfil alto en la escena mundial, Es en ese contexto que se inscribe la importancia de la imagen de la India, en nuestro medio, que tendría como momento culminante la participación de la Argentina en la VII cumbre de NOAL en marzo de 1983. Si reflexionamos que la política internacional se hace a través de sujetos políticos concretos –principalmente gobiernos de naciones– es donde podemos comenzar entender la relevancia que las relaciones bilaterales indo/argentinas adquirieron en dicha coyuntura. Con lo antedicho nos referimos tanto a las negociaciones concretas entre los gobiernos de los dos países como a las acciones simbólicas y estrategias discursivas con que se presentaba esta política ante la opinión publica de ambas naciones y ante la opinión pública internacional. Episodios como el tratamiento estilo “alfombra roja” dado a Teresa de Calcuta, el apoyo a la semana de la India en Buenos Aires o la visita de legisladores y funcionarios indios se inscriben dentro de dicho orden de cosas. La modesta primavera india con apoyo del gobierno local complementaba el perfil alto adoptado por la embajada de la india y su recuperación de los antiguos vínculos con pequeños colectivos ligados a la difusión de la cultura, el pensamiento y la espiritualidad india en la Argentina. Al igual que en periodos pretéritos esta red de grupos filo indios suplió la falta de una colectividad india de peso en la Argentina.
Bignone en la India con Giani Zail Singh
Imagen 32. Bignone en la India con Giani Zail Singh.
Fuente: Imagoteca CeDInCI: http://imagenes.cedinci.org
El perfil alto de la delegación argentina en el cónclave de Nueva Delhi fue precedido, y en parte continuado, por acciones como las que venimos reseñando. En un momento incierto del proceso de transición argentino la VII conferencia de la NOAL significo, a fin de cuentas, un relativo amortiguamiento de los embates que el oficialismo dictatorial en retirada venía sufriendo. Eso más allá de las tensiones puntuales que el desempeño de Bignone en Delhi provocó en el elenco gobernante. La apuesta fuerte de la delegación argentina en India dividió el bulliciente campo político criollo. La división en los posicionamientos de los referentes partidarios arrojo un saldo paradójico. El gobierno recibió críticas duras de enrages del oficialismo y de los partidos de derecha con los que compartía bastantes criterios comunes. Por oposición recibió cierto apoyo “pragmático”, no ajeno a un canónico grado de escepticismo, de parte de las fuerzas políticas que lo venían cuestionando más críticamente. Incluyendo a los principales referentes de los dos partidos con posibilidades de ganar las elecciones convocadas para fin de ese año. Mientras en el centro derecha se criticaba la pertinencia del giro que tomaba la política exterior en la oposición de centro izquierda se deslizaban algunos cuestionamientos respecto a la sinceridad de la misma.
¿Fue importante la imagen del país anfitrión de la conferencia en las crónicas de la prensa argentina durante y después de la cumbre? Sin duda esta se vio secundarizada por otras referencias de la política internacional que se proyectaron con fuerza sobre la coyuntura puntual que se vivía (La presencia de Fidel Castro, de Yasser Arafat, críticas de Estados Unidos y de Israel, los manejos de Gran Bretaña). No obstante, la imagen de la India y de su gobernante Indira Gandhi ocuparon un espacio nada desdeñable en los artículos periodísticos que intentaban exceder el marco de la noticia puntual e instantánea. Al igual que en momentos pretéritos de la historia Argentina India era, en 1983, sinónimo de un país tercermundista, que había ensayado una vía de desarrollo con saldo favorable, y sanamente alejada de los “horrores” de los modelos no capitalistas. Un país comprometido con una diplomacia racional favorable a los acuerdos entre naciones en vías de desarrollo y opositor histórico del colonialismo. Imagen mayoritaria pero no unánime. Como vimos las miradas más laudatorias resaltaban conceptos ejes como no alineación y vías de desarrollo. Las menos solidarias hablaban de anti occidentalismo y rémoras del subdesarrollo o de un espejismo exotista que se encandilaba con realidades ajenas a “nuestra idiosincrasia”. Es bueno resaltar que los enfoques argentinos optimistas en relación a la realidad concreta de la India reconocían cierta afinidad con la imagen del país asiático que el gobierno de Nueva Delhi buscaba difundir en nuestro medio a través del órgano, entre oficial y oficioso, de su embajada: desarrollo tecnológico, superación gradual del atraso, estabilidad política e institucional, respecto a la diversidad étnica y religiosa, actuación en la escena mundial con equidistancia de ambos bloques e impulsando el diálogo entre los países periféricos. Merece algunas palabras aparte el tratamiento que el humor gráfico le dio al viaje de Bignone a la India. En el contexto de la retirada de la dictadura las viñetas y caricaturas jugaban con cierta iconografía exotista capaz de expresar la distancia entre ciertas ideas y valores asociados con la India en la Argentina (pacifismo, búsqueda interior, espiritualidad, etc.) y aquello que el régimen militar había significado en la vida del país.
Contemporáneo al crecimiento del interés oficial por las relaciones entre Argentina y la India se asistió a un renacer de expresiones contraculturales de inspiración india/oriental. ¿Existió alguna relación entre estos dos fenómenos? Sin duda no corresponde hablar de una relación causa efecto entendida en sentido lineal. Sino más bien de una sintonía común como parte de la atmosfera mental que predomino en la sociedad durante el deshielo de la dictadura. El re descubrimiento de la India como horizonte cultural y religioso formó parte del nuevo clima favorable a la difusión de expresiones artísticas, estéticas y sensibilidades no encuadrables en los parámetros de la cultura oficial de los años duros del régimen militar. Desde antes de Malvinas, y con más fuerza a partir de junio de 1982, el ámbito del rock será el espacio más convocante, aunque no el único, donde se re editarían las viejas amalgamas contraculturales que habían florecido desde la época del Cordobazo hasta la primavera democrática de 1973-1974. Dentro de este nuevo “destape” la impronta indio/oriental constituirá un elemento dinámico amalgamado a referencias provenientes de otros horizontes. (indigenismo, universos religiosos de otras regiones de Asia, contra culturas occidentales, etc.). La pequeña “primavera india oficial” y el “deshielo dictatorial” eran dos “películas” distintas, con audiencias diferentes y numéricamente asimétricas, pero ambas se proyectaban a la vez.
Cantilo, Leon Gieco y Piero en Barock
Imagen 33. Cantilo, Leon Gieco y Piero en Barock (1982).
Fuente: http://www.magicasruinas.com.ar/revrock021b.htm
Como un aspecto particular, dentro del renovado auge de la cultura de la India, es donde debemos situar la “gandhimania” post Malvinas. Sin duda se trataba de un fenómeno en donde puede hablarse de una relación más estrecha entre los debates políticos y la creciente toma de la palabra y el inconformismo contracultural que ganaba la calle con la crisis de la dictadura. En la Argentina que emergía de una guerra perdida y afrontaba la crisis del régimen autoritario los conceptos centrales de la no violencia se movieron como un pez en el agua. Se puede hablar de tres corrientes diferenciadas que intentaban leer la realidad tomando la no violencia gandhiana como concepto axial: a) institucionalista-ecumenista; b) contracultural-alternativa; c) militante-liberacionista. En las tres vertientes el mensaje del Mahatma y la doctrina de la no violencia aparecen asociados a alguna versión de catolicismo post conciliar. Siendo un poco menos central dicha asociación en la vertiente contracultural-alternativa. Es en su versión alternativista en la cual el gandhismo aparece más estrechamente asociado con el interés por otras referencias provenientes de la India como universo cultural y religioso. Por oposición en las vertientes institucionalista-ecuménica y militante-liberacionista la vida y obra del Mahatma se presentan un poco más autonomizadas de su contexto original. Sin duda existió una coincidencia programática mayor entre alternativos y liberacionistas en relación al gandhismo más liberal de los liberales institucionalistas. Lo que diferenciaba a alternativos de liberacionistas era la idea de la incorporación de la no violencia a una construcción de tipo principalmente contracultural de los primeros y la incorporación del Ahimsa a movimientos políticos y sociales en el caso de los segundos. Tomando dos conceptos centrales del pensamiento del Mahatma: Ahimsa (no violencia) y Satyagraha (Resistencia) en el liberacionismo ambos parecen como más entrelazados entre sí que en la construcción de los alternativos. Las formas distintas de leer un proceso contemporáneo de alto impacto como la revolución nicaragüense por alternativistas y liberacionistas marcaban un punto de fuga en ese terreno. Dichas lecturas separaban las aguas entre la postulación de una praxis basada en un pacifismo sin fisuras de otra concepción más pragmática que reconocía que la resistencia no violenta podría enfrentarse con límites impuestos por la realidad. Finalmente, en las tres corrientes estaba presente el rechazo a la violencia estatal, tanto en forma de guerra internacional como de represión interna. Elemento que vale la pena destacar en un país donde, en épocas no tan lejanas, el terrorismo de estado había conocido furibundos apologistas que se decían discípulos del gran pacifista indio.
Bignone con un delegado africano en la sala de reunión de la VII Cumbre de No Alienados
Imagen 34. Bignone con un delegado africano en la sala de reunión de la VII Cumbre de No Alienados. Fuente: Imagoteca CeDInCI: http://imagenes.cedinci.org
Las movilizaciones masivas del movimiento de derechos humanos a partir de la segunda mitad de 1982 tuvieron un carácter pluralista bastante marcado. Si a nuestro juicio algo diferencio las movilizaciones del periodo de la transición y de los primeros meses del gobierno institucional de las de tiempos posteriores fue una presencia de cierta visibilidad de grupos que reivindicaban la bandera de la no violencia de cuño gandhiano. En el contexto de la posguerra temprana y la gestación de un amplio consenso social contra la dictadura y el terrorismo de estado la asociación entre la no violencia y la lucha por los derechos humanos se dio de forma natural. El grupo de pequeños colectivos de inspiración no violenta que analizamos en estas páginas se unificaban a partir de la idea de la movilización por el castigo a los culpables y la aparición con vida. Dentro de ese marco común levantaban las banderas más especializadas propias de cada uno de estos grupos: anti armamentismo, ecumenismo, educación para la no violencia, objeción de conciencia, abolición del servicio militar, etc. Banderas todas que encontraban un sentido unitario dentro de la adscripción general al modelo de movilización no violenta. Acá también podemos hablar de un fenómeno de toma de la palabra caracterizado por la pluralidad de los reclamos.
Los obispos Jorge Novak y Federico Pagura
Imagen 35. Los obispos Jorge Novak (católico) y Federico Pagura (metodista). Fuente: http://eclipsededios.blogspot.com/2016/07/?m=0
Movimiento Judío por los Derechos Humanos
Imagen 36. Movimiento Judío por los Derechos Humanos.
Fuente: https://commons.wikimedia.org
A pocos meses del inicio del periodo institucional se empezó a vivir una atmosfera diferente. El nuevo gobierno constitucional fue adoptando una serie de posicionamientos y estableciendo una agenda de prioridades sobre el tema de derechos humanos que generaron una creciente tensión entre el oficialismo y los sectores más consecuentes que luchaban contra la impunidad de los represores genocidas. El endurecimiento de los sectores más combativos de los organismos, ante la toma distancia oficial frente a sus reclamos, llevo a valorizar más otro tipo de alianzas y presencias que las que habían caracterizado al periodo de la transición. Los vínculos más sólidos del movimiento de derechos humanos se empezarán a anudar con aquellos sectores políticos que estuvieran dispuestos a apoyar las demandas más intransigentes de los organismos y asociaciones de familiares de desaparecidos. Los partidos de izquierda, que habían estado presentes en la lucha de los organismos desde los años de clandestinidad, comenzaron a hacer valer una mayor presencia militante que ahora ganaba en masividad. Las consignas de la no violencia de las marchas del periodo de la transición ya no cuajaban tanto en las movilizaciones en las que se empezaba también a cuestionar las contradicciones entre la teoría y la praxis del gobierno constitucional frente a la herencia del terrorismo de estado. La idea del ahimsa gandhiano que había cuadrado bien en marchas donde se cantaba “somos la vida, somos la paz” ya no era tan convocante en las movilizaciones donde se había comenzado a escuchar “donde está la democracia y la justicia social/ con los compañeros presos/los milicos en libertad”. Las banderas de la no violencia siguieron siendo levantadas por organismos de derechos humanos, moderados pero consecuentes, como el SERPAJ o el MEDH, pero ya no volvió a revestir la centralidad que había adquirido en el periodo anterior. Los pequeños colectivos que luchaban por causas más especializadas perdieron presencia. En un medio donde se había instalado con fuerza la “teoría de los dos demonios” y los “tres niveles de responsabilidad” en la represión ilegal banderas como el fin de la “colimba”, la objeción de conciencia, etc. no se salvaron de ser vistos como reclamos poco oportunos e incluso como “factores de desestabilización”. Una parte de las mujeres y los hombres que se habían movilizado por las calles con las banderas de la no violencia, en clave anti militarista, ante la presión política y social en contra, prefirieron optar por un tipo de solidaridad acrítica con el nuevo orden institucional en consolidación. No debiera pasarse por alto que muchos de los impulsores de los grupos no violentos de los años de la transición eran profesionales y militantes que ocuparían espacios políticos y académicos bajo el sol de la prolija y previsible democracia pluripartidista que comenzaba a transitar sus primeras etapas.
En lo concerniente a las relaciones diplomáticas entre Argentina y la India la primavera post Malvinas sobrevivirá a la transición a la “democracia de baja intensidad”. En el año que siguió a la VII cumbre de la NOAL argentina fue visitada dos veces por los ministros de relaciones exteriores de la India y una vez por su presidente. Aparte de acuerdos económicos y de cooperación tecnológica que ambos países suscribirían en los años 80 los vínculos políticos siguieron siendo importantes. Los tres elementos claves de las relaciones entre ambos países fueron: a) diálogo sur/sur; b) anti armamentismo y; c) la cuestión de Malvinas. La India como sinónimo de no alineamiento y no violencia representaba un icono de importancia para una política exterior “políticamente correcta” como la que se habían propuesto llevar adelante el gobierno de Raúl Alfonsín y su canciller Dante Caputo.
Raúl Prebisch con Indira Gandhi
Imagen 37. Raúl Prebisch con Indira Gandhi (1968).
Fuente: https://repositorio.cepal.org
De todos los elementos particulares que hacen a la imagen de la India dentro del contexto asiático en el periodo estudiado creemos que el más general y recurrente es la idea de la relación oriente/occidente entendida mayormente como diálogo y a veces como tensión. Esquema que se complementaba con la certeza que el subcontinente indio estaba llamando a jugar un rol más importante que otros universos culturales asiáticos en favorecer la comprensión e integración entre las distintas regiones del planeta. Sin duda no se trataba de una idea nueva y rupturista ya que conoció una fuerte instalación en el medio político e intelectual argentino y mundial desde los años 60, por lo menos. En el periodo estudiado lo encontramos presente, explícita o implícitamente, en todos los ámbitos y recortes temáticos en los que fijamos nuestra atención: a) diplomacia política y sus lecturas; b) relaciones culturales india/Argentina; c) medio académico; d) reapropiaciones contraculturales varias; e) movimiento de derechos humanos, etc. Las imágenes de la India que podían convocar ideas tan distintas como no violencia, no alineación en la política de bloques, síntesis entre pasado/presente; respuestas posibles a la deshumanización industrial, o una alternativa a la religiosidad instituida, etc., reconocían su principal punto de unificación en la idea del subcontinente indio como la vía central de una serie de diálogo ese inter acción entre oriente/occidente como una forma posible de pensar la pluralidad en el mundo de la modernidad capitalista tardía.
Portada de Oriente y Occidente
Imagen 38. Portada de Oriente y Occidente.
Fuente: archivo del autor
Notas:
[1] Sobre las relaciones diplomáticas entre Argentina y la India hasta el golpe de 1976, ver: De Lucia (2019a).
[2] Sobre el auge del orientalismo en la Argentina de comienzos de los años 70 y la prohibición de grupos hinduistas durante la dictadura genocida ver: De Lucia (2019b).
[3] Fernando Fernández Escalante era abogado y diplomático. Permanecería diez años en la India siendo el representante diplomático de las sucesivas administraciones de la dictadura y durante los tres primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín. En julio de 1976 fue designado jefe de la delegación argentina en la V Conferencia de los Países No Alineados que se desarrolló en Colombo (Sri Lanka). Fernández Escalante había sido Director del Departamento de Estudios indo-orientales Universidad Abierta Interamericana. Era un buen conocedor del complejo medio político de la India. Mantuvo una relación de cercanía con Indira Gandhi que se mantuvo en los años en que la estadista india estuvo alejada del poder.
[4] María Renée Cura, también conocida como Mine, fue una profesora argentina oriunda de la ciudad de Chivilcoy. Era egresada de la carrera de geografía del Instituto Nacional Superior del Profesorado (INSP) Joaquín V. González, donde ejerció la docencia muchos años. Había estado ligada al círculo intelectual de Victoria Ocampo. En 1968 conoció a Indira Gandhi durante la visita de la premier hindú a nuestro país. A partir de ese momento su vinculación con la India, país que visitó en varias ocasiones, fue muy estrecha. Fue traductora de libros de Indira Gandhi, que publicó en su sello editorial Nikive. Dicha casa editorial se ocupó de publicar libros clásicos de autores indios y estudios sobre cultura y religiosidad de la India. En 1984, el gobierno de la India condecoró a Mine con la orden Padma Shri por su labor en la difusión de la cultura india en la Argentina. Cura fue presidenta de la Fundación Sur. Aparte de su especialización en temas de la India, fue también autora de varios trabajos sobre los derechos argentinos en la Antártida e islas del Atlántico Sur.
[5] Sobre el seminario “diálogo de las culturas” ver Sur, núm. 342, enero-junio de 1978 (numero íntegro).
[6] Agnes Gonxha Bojaxhiu, más conocida como Teresa de Calcuta fue ganadora del Premio Nobel de la Paz. Luego de su muerte fue canonizada por la Iglesia católica. La obra de su fundación ha recibido elogios a lo largo del mundo, pero no ha estado exenta de algunas críticas severas. Se ha denunciado que sus hospicios y casas en la India no eran hospitales sino “morideros”. En ellos, según se dice, no se le daba cuidados médicos a los convalecientes e incluso, se habrían realizado presiones para conseguir convenciones religiosas forzadas. En varias ocasiones esta religiosa realizó declaraciones polémicas en el sentido que a los “pobres el sufrimiento los acercaba a Dios”. Teresa de Calcuta ha sido también criticada por realizar una propaganda intransigente contra el uso de preservativos en un mundo donde crecía la difusión de las enfermedades de transmisión sexual. Pese a que su tarea en la India ha estado rodeada de una simbología y un clima ecumenista, como teóloga adscribía a posiciones fuertemente ultramontanas. Durante la realización del Concilio Vaticano II se había manifestado en el sentido que la iglesia no debía avanzar hacia ningún tipo de apertura doctrinaria o aggiornamento. Por último, se ha cuestionado mucho su colaboración con personajes nefastos como el dictador François “Papa Doc” Duvalier y su hijo Jean Claude “Baby Doc” Duvalier y sus vínculos poco claros con personajes oscuros del mundo de las finanzas.
[7] Se conoce como “Vecinazo” a una serie de protestas contra el aumento de impuestos que se produjeron en octubre-noviembre de 1982, en los municipios del Gran Buenos Aires con epicentro en la ciudad de Lanús, feudo político del ministro de gobierno bonaerense Gastón Pérez Izquierdo. Sobre este tema ver: González Bombal (1988).
[8] La Nación, 22 de noviembre de 1982.
[9] Reynaldo Benito Bignone había nacido en 1928. Entre otros cargos militares había sido director del Colegio Militar de la Nación. Fue un activo participante del golpe de 1976. Durante el periodo duro del terrorismo de estado fue responsable del centro de detención ilegal situado en el Hospital Posadas y del centro clandestino el Campito en la guarnición de Campo de Mayo. Dentro de la interna militar había pertenecido a la fracción Viola-Videla. Bignone pasó a retiro como general de división en marzo de 1981. Luego de la renuncia de Galtieri en junio de 1982, el comandante en jefe del ejército Cristino Nicolaides lo designó como presidente para conducir el gobierno hasta la institucionalización del país. Durante su mandato, Bignone intentó construir una imagen mediática de civismo austero y tranquilizador que contrastaba con la impronta altisonante de sus predecesores en el cargo. Años después sería juzgado y condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad en causas relacionadas con aplicación de torturas, apropiación de niños, desaparición de soldados conscriptos y de un químico; y por operaciones relacionadas con el llamado Plan Cóndor. Murió en la cárcel en 2018. Par más datos sobre su perfil ver: Bignone (1992).
[10] El presidente de Kenia, Arap Moi, se había hecho cargo del gobierno de su país en 1978, luego de la muerte del legendario líder independentista conservador, Jomo Kenyatta. En el contexto de un país atravesado por los típicos conflictos de “etnicidad politizada” del África post colonial buscó apoyarse en las etnias minoritarias del país contra los mayoritarios Kiyuku, que habían pasado a controlar el estado luego de la descolonización en 1963. En medio de motines étnicos y una crisis económica muy marcada, un golpe de estado intentó derrocar a Moi el 1 de agosto de 1982. Superado este trance se modificó la constitución del país estableciendo como sistema de gobierno un régimen de partido único. En 1991 se volvió a un sistema pluripartidista. Moi gobernó hasta 2002.
[11] Comentario sobre el artículo del New York Times en “Juicio periodístico”. La Nación, 15 de marzo de 1983.
[12] González Yuste, Juan. “Nueva Delhi ha sido escenario de la mayor cumbre de jefes de estado de la historia”. El País, 12 de marzo de 1983; Gabriel y Galán, José Antonio. “El abrazo más cínico del mundo”. El País, 18 de marzo de 1983.
[13] Véase: Clarín (Buenos Aires), 13 de marzo de 1983.
[14] Para las opiniones de los políticos opositores ver: “Reacción política”. Clarín, 12 de marzo de 1982; “Satisfacción de políticos”. Clarín, 13 de marzo de 1983; “Apoyo de los dirigentes políticos”. Tiempo Argentino, 13 de marzo de 1983; “Amplia repercusión del discurso de Bignone entre los políticos”. La Nación, 12 de marzo de 1983 y; “Cuatro opiniones”. La Voz, 15 de marzo de 1983.
[15] Sobre las opiniones de los dirigentes de centro derecha ver: “Se largó la polémica”. Clarín; 15 de marzo de 1983; “Opinión. Fuerte crítica de Benegas Lynch al discurso de Bignone”. La Nación, 13 de marzo de 1983 y; “Crítica y advertencia de Manrique”. La Nación, 15 de marzo de 1983.
[16] “Declaración de TFP”. La Nación, 17 de marzo de 1983.
[17] Sobre la repercusión del discurso de Bignone en los órganos de la comunidad judía ver Dobry (2013, pág. 284).
[18] Subrayados en el original.
[19] Anuncio del establecimiento en Argentina de la Fundación Sidda Yoga en Mutantia, núm. 15-16, agosto de 1983, pág. 76. Conferencia de la escuela de Meditación Trascendental en un teatro céntrico se expuso la gran solución en La Nación, 15 de noviembre de 1983.
[20] “Seminario”. Clarín, 1 de octubre de 1982. Sobre el movimiento de Sai Baba en Argentina ver Puglisi (2019).
[21] La nueva versión de Vasudeva fue incluida en el LP Gustavo Santa Olalla (1982). Todas las letras del disco en Expreso Imaginario, núm. 68, marzo de 1982, págs. 20-21. Más información en: http://naveargenta.blogspot.com
[22] Sobre la fundación de la revista Atma Tattva ver: DCAL (2016). Sobre la reapertura de los tempos Krishna ver: Vanzini (2012, pág. 29).
[23] Sobre la trayectoria de Luz Divina en la Argentina hasta su prohibición en 1977, ver: De Lucia (2019b).
[24] Sobre De Raco y sus recitales de fusión de música india y andina ver: Mileo (1981).
[25] Los principales recitales que, por masividad y por el tono festivo-crítico que los caracterizó, excedieron el mero encuentro musical fueron: a) Festival de La Falda en febrero de 1980 (posteriores ediciones en febrero de 1981, 1982, 1983); b) el recital de Serú Girán en la Sociedad Rural en 1980; c) los recitales de Piero con Prema en 1981; d) Festival Prima rock en Ezeiza en la primavera de 1981; e) el Festival de Pan Caliente en la cancha de Excursionistas en enero de 1982; f) Festival de la Solidaridad Latinoamérica en el estado Obras en abril de 1982; g) Festival Barock en Obras Sanitarias, noviembre de 1982; h) Festival Rosario Rock en el estado News Old Boys en marzo de 1983; i) El Rosariazo en estadio Obras, mayo de 1983; etc.
[26] Sobre Barock, ver: Pelo (1982).
[27] véase: https://rock.com.ar/artistas/291/letras/2532
[28] Sobre la lectura de la obra de Gandhi por Eggers Lan ver De Lucia (2019a; s/f).
[29] La revista Papiro se publicó entre 1976 y 1983. Fue un emprendimiento cultural de la Fundación Sales cuya principal actividad estaba ligada a la promoción de investigaciones científicas, en particular en el área de la medicina. Entre los colaboradores de esta revista figuraban varios intelectuales social cristianos como Horacio Sueldo, Luis María del Pablo Pardo, Jaime Potenze, Hilario Fernández Long, Adolfo de Obieta, ligados al pensamiento del Mahatma, leído en clave cristiana, especialmente en la línea del gandhiano calabrés Juan José Lanza del Vasto.
[30] Lo mismo venían haciendo desde 1980, los siloistas, con jóvenes televidentes de la serie documental Cosmos, conducida por el científico Carl Sagan. Ese mismo año se estrenó el filme de Richard Brooks Encuentros con hombres famosos sobre los vagabundeos en el Himalaya del místico ruso Gurdieff. Esta película también había servido como disparador de charlas de reflexión organizadas por la revista Mutantia. En 1981, la revista Pan Caliente había incluido un suelto en donde informaba del comienzo del rodaje de Gandhi (Minghetti, 1981).
[31] Ver anuncio de las reuniones preparatorias del foro en “La cultura del Futuro”. Mutantia, núm. 6, mayo-junio de 1981, pág. 131.
[32] Ver anuncio sobre las actividades extra curriculares de Multidiversidad en “Encuentros extraordinarios los jueves”. Mutantia, núm. 15-16, agosto de 1983, pág. 78.
[33] Ver anuncio: “Para muestra nuestros primeros botones”. Mutantia, núm. 14, junio de 1983, pág. 49.
[34] Amílcar Herrera fue un geólogo argentino que se encontró entre los cesanteados y exiliados de la universidad pública luego de la “Noche de los Bastones largos”. Regreso a la Argentina con la apertura política de principios de los años 70 para volver a exiliarse en 1976 en Brasil. Como pensador científico defendió la necesidad de completar los principios de la epistemología occidental con sistemas de pensamientos provenientes de otras regiones del mundo.
[35] Véase: Feldman González, Rubén. “Dos Mini diálogos con Krishnamurti. Gritar desde los techos”; y “Krishnamurti y mis hijos-Mayo de 1983”, en Mutantia, núm. 15-16, agosto de 1983, págs. 51, 58-59. Rubén Feldman González fue un psicoanalista argentino radicado en Estados Unidos dedicado al estudio de la psicología holista. Realizó trabajos de campos de psicología entre los pueblos originarios de varios lugares del mundo. Fue un importante difusor de la obra de Krishnamurti.
[36] Chinmoy, Sri. “Nuestra paz es interior”. Mutantia, núm. 14, junio de 1983, pág. 31-33.
[37] Álvarez, Ángela. “Guruismo (La transferencia de la responsabilidad personal)”. Mutantia, núm. 10, invierno de 1982, págs. 82-83. La carta de lectores que polemiza con el artículo de Álvarez en Mutantia, núm. 11, agosto de 1982, págs. 124-125. Firma la misiva Prapanna Das de la localidad de Florida, Pcia. de Buenos Aires.
[38] Se trata de una revista que sigue publicándose hasta el día de hoy y la cual a través de sus páginas puede apreciarse el largo recorrido del concepto del alternativismo que a fines del siglo XX se fue asociando con posiciones más individualistas a tono con el ideal de la New age (Díaz Marenghi & Campetella, s/f).
[39] “La huerta interna”. Uno Mismo, núm. 1, noviembre de 1982. Rep. en Lernoud (2016, pág. 158).
[40] Seghezzo, Ricardo. “Violencia o No violencia para América Latina [parte 1]. Mutantia, núm. 12, diciembre de 1982; págs. 57-61. La parte 2 se publicó en Ibidem, núm. 13, abril de 1983, págs. 35-41. La razón de ser de esta nota comenzó por un artículo de Daniel Barrigan: “Un precio demasiado grande” en Ibidem, núm. 4, enero-febrero de 1982, págs. 55-58. En este artículo, Barrigan polemiza con el sacerdote y escritor Ernesto Cardenal, ministro de Cultura del gobierno sandinista, por su defensa de la lucha armada en el proceso revolucionario de su país. Cardenal había sostenido posiciones pacifistas, pero se sumó a la lucha armada luego que las fuerzas somocistas destruyeran la comunidad conventual de Solentiname que el integraba (Cardenal, 1978). La nota de Barrigan fue comentada en tono crítico por una carta de lectores, firmada por Ana Morena, en donde se defendía la posición de Cardenal dado el contexto de la Nicaragua pre revolucionaria y cuestionaba la validez universal del método de la No violencia. Esta carta apareció en Mutantia, núm. 6, mayo-junio de 1981, págs. 127-128. En relación al contexto argentino, mencionemos que Ernesto Cardenal estuvo en Buenos Aires en junio de 1982 para ofrecer la solidaridad del gobierno sandinista, incluyendo participación de tropas, en la lucha contra el colonialismo británico en el Atlántico Sur (González Yuste, 1982).
[41] “La Liga y el conflicto de Malvinas”. Mutantia, núm. 83, junio-julio de 1982, pág. 19. Declaración de los delegados latinoamericanos en el Congreso de la Liga por los derechos y la liberación de los pueblos realizado en Roma el 11, 12 y 13 de junio de 1982 del cual el SERPAJ formaba parte.
[42] “Separata por la Paz”. Mutantia, octubre de 1978. Íntegro.
[43] “Chile, manifestaciones no violentas”. Mutantia, núm. 81, abril-mayo de 1981, págs. 21-22.
[44] “30 de abril el día que se recuperó Plaza de Mayo” en Ibidem, pág. 29.
[45] “Por un pedazo de tierra”. Mutantia, núm. 82, abril-mayo de 1982, pág. 18; Cardozo, Walter. “Buscando la tierra de dios ¿Quién compro la tierra de dios para impedir su ocupación?” en Ibidem, págs. 19-21.
[46] “Que nos dejen cirujear”. Mutantia, núm. 84, septiembre-noviembre de 1982, págs. 12-13; CELS. “¿Cuál es la política económica que produce cirujas? en Ibidem, págs. 14-15.
[47] Aramendy Raúl. “Latinoamérica y los mercaderes de la muerte”. Mutantia, núm. 83, junio-julio de 1982, págs. 2-5. La nota esta ilustrada por una imagen de canjes de juguetes bélicos por pelotas de futbol en la página 2.
[48] En Argentina, en los años 60 y comienzos de los 70 se denominaba, en el ámbito de la militancia política y social, “cristianuchuis” a los militantes identificados con la llamada iglesia del Tercer Mundo y la teología de la liberación.
[49] “Marcha por la vida. El nuevo protagonista”. Revista Paz y Justicia, núm. 84, pág. 17.
[50] “El servicio no es una buena opción”. Alfonsina, núm. 1, 15 de diciembre de 1983, pág. 9; Stieben, Marcela. “La colimba. ¿Una escuela de servidumbre? [Reportaje a Nelly Casas]. Ibídem., pág. 10.
[51] Ver reportaje a Pimentel: “¿Qué hiciste durante la guerra?”. Paz y Justicia, núm. 6, noviembre de 1983, págs. 13-15.
[52] Eduardo Pimentel murió en agosto de 1984, tres días después de hablar en un acto por el aniversario de la bomba atómica en Hiroshima. Para más información sobre su trayectoria ver Meyer (2009).
[53] Carlos A González fue un militante del SERPAJ, apodado Gandhi por su admiración a la figura del líder indio.
[54] “Séptima reunión cumbre de no alineados”. India (eterna y actual), núm. 3, otoño de 1983, pág. 36.
[55] Gandhi. Una película excelente, veraz y necesaria en India (eterna y actual); N 3, otoño de 1983; pág. 40
[56] “India y Argentina”. Ibídem., pág. 26.
[57] “Entrega de los premios SHANKAR de pintura infantil correspondientes al año 1982 a los alumnos del atelier “Paul Klee”. Ibídem., págs. 36-38.
[58] “Inauguración de la biblioteca ‘General José de San Martín’ en Nueva Delhi”. Ibídem., págs. 43-44.
[59] “Palabras de su excelencia el Sr canciller de la India Narasinha Rao en el almuerzo que ofreciera a su excelencia el Sr, Canciller de la Argentina, Dr. Juan Ramón Aguirre Lanari el día 7 de abril de 1983”. Ibídem., págs. 30-31.
[60] Srinivasan, G. “El papel de la India en la UNTACD y el diálogo norte-sur”. Ibídem., págs. 33-35.
[61] “El saludo de las nuevas autoridades de la Argentina”. Ibídem., pág. 2.
[62] El Dr. Prebisch era muy conocido en la India donde había recibido el premio Nehru (1974) y donde había pronunciado conferencias, patrocinadas por la ONU, en junio de 1983 (Marull, 2010).
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Discografía*:
- Alma de diamante (1980) (Spinetta/Jade)
- Nayla (1980) David Lebon
- Apóstoles (1974/1984) (Pedro y Pablo)
- Peperina (1981) (Seru Giran)
- Aconcagua (1982) (Los Jaivas)
- Vasudeba (1982) (Gustavo Santa Olalla)
- Generación (1982) (Pastoral)
- Un hombre común (1983) (Piero con Prema)
- Reina madre (1983) (Raúl Porchetto)
- Unidad (1983) (Miguel Cantilo)
- Siempre estaré (1983) (David Lebon)
- Pedro y Pablo en concierto (1984) (Pedro y Pablo)
- Barrio chino (1987) (Alfonso S Entrega)
* La fecha de edición de estos discos no siempre coincide con la difusión de las canciones que integran su contenido. En algunos casos la difusión de estas es previa.
Cómo citar este artículo:DE LUCIA, Daniel Omar, (2021) “Entre Malvinas y Nueva Delhi. La imagen de la India en la Argentina en el deshielo de la dictadura (1982-1983)”, Pacarina del Sur [En línea], año 12, núm. 45, octubre-diciembre, 2020. ISSN: 2007-2309.
Consultado el Miércoles, 16 de Octubre de 2024.Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1923&catid=5