Edmundo Panay Lazo

 

Conocí a Ricardo un mediodía del año sesenta y siete en la ciudad de Huánuco. Fue Carmelo Trujillo quien nos presentó, estaban conversando en la puerta de la Universidad cuando llegué.

Alonso Pelayo

 

Conocí a Ricardo y a Hilda cuando nos inscribimos los tres en los posgrados de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México a mediados de los setentas. Eran tiempos de que destacaba la presencia de exiliados provenientes del Cono Sur; eran profesionistas que llegaban y se quedaban en nuestras universidades, tiempos de las teorías del “subdesarrollo y la dependencia”, de leer a Marini, Dos Santos, Gunder Frank y tantos otros no tan famosos que se quedaron entre nosotros.

Gabriela Pulido Llano

 

Hermano, estamos en el apoyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo.

César Vallejo

 

Conocí a Ricardo Melgar antes de conocerlo. Siguiendo su fama de gran profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, leí sus libros, escuché de su voz profunda, casi cavernosa, el dibujo de una América Latina inédita para mí, en conferencias y clases a las que nunca me pude inscribir en forma. Así que lo conocí cuando tenía que conocerlo: compartiendo, en una comida cumpleañera, en casa de mi amada amiga Marcela Dávalos, en Cuernavaca. Su generosidad fue un abrazo de aire tibio. Tuvimos ese día una conversación de horas, casi de siglos, que se transformó en una amistad de intercambios, respeto y cariño mutuo. Nos unieron Julio Antonio Mella, los enigmas de la vida nocturna y Marcela. Conservo como un gesto entrañable un ensayo inédito e ideas sueltas que fueron el fundamento de las clases acerca de la antropología de la vida nocturna que impartió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Gustavo Pérez Hinojosa

 

Como muchos de mi generación, yo venía de padres militantes o simpatizantes apristas y en mi juventud me incorporé a la actividad política en alguno de los Partidos Comunistas o “ramas” de éste. En mi caso, milité en Patria Roja, una organización de corte maoísta entre 1975 y 1980.

Rodrigo Quesada Monge[1]

 

I

 

Ricardo Melgar Bao se nos fue el pasado 10 de agosto de 2020. Tuve la suerte de conocerlo en 1998, para la conmemoración del centenario de la Guerra de 1898, la guerra hispano-antillano-norteamericana, como le gusta llamarla a un amigo poeta puertorriqueño. En esa ocasión el contacto con Ricardo fue ligero y superficial. Pero luego, gracias a su entusiasmo y generosidad, fue posible ampliar nuestros intereses comunes y, debido su activa imaginación, pude formar parte de la revista Pacarina del Sur, un órgano digital que ha jugado un papel central en el desarrollo de la historia y de las ciencias sociales en Nuestra América, como decía José Martí (1853-1895).